Tus labios
Giré en la cama tratando que la pierna que estaba sobre mi cuerpo por fin quedara sobre el colchón pero cuanto más me movía e intentaba librarme de ti, tu más te pegabas a mi cuerpo. ¡Se suponía que yo era el enfermo y el que debía descansar!
— ¡Joder Natsu! —Cansado de la situación volví a girar mi cuerpo esta vez hacia tu lado en un movimiento brusco que aun así no te hizo despertar. Quedé de piedra al sentir tu respiración sobre mis labios y mis orbes se desviaron hacia tu boca que estaba a poca distancia de la mía. —Natsu muévete…—Te pedí en un murmuro pero tú ni siquiera te enterabas. Relamiste tus labios entre sueños y mi cordura quedo atrás, aquello era la invitación más provocativa que me habían hecho, sin embargo…No podía hacerte esto. ¡No podía! Pero tú… Tú no enterarías de nada. Tragué saliva en seco y moviendo apenas mi cabeza acerqué nuestros rostros hasta que tus labios rozarán con los míos. Tibios, tus labios son tibios y húmedos.
Algo que jamás te diré: me encantan tus labios, Natsu. Me encantan.