13. De cómo tal vez, sólo tal vez ese idiota sea un héroe.
Patrick se mantuvo con un aire soñador durante todo el dia jueves, una pequeña curvatura se mantuvo en sus labios y todos –menos Theo- se percataron de ello. Ese mínimo gesto causó un gran alboroto por toda la escuela, además de que Pat estaba siendo más cortés de lo usual y muchas chicas habían caído en aquel hechizo, el viernes la cortesía no estaba pero la “sonrisa” continuó robando la atención de todos.
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-Waaaaa creí que no llegaría- dijo Amanda entrecortadamente a un desinteresado Patrick, salieron de los territorios de la escuela y en el auto de la última vez se dirigieron a la gran casa de eventos en donde sería la fiesta, en cuanto aparcaron, un joven un poco mayor que ellos abrió la puerta de Amanda y recibió las llaves que Pat le extendió, la rubia esperó a que el ojigris se parara junto a ella y le ofreciera su brazo para dirigirse a la entrada.
-¿Hay chocolates?- preguntó el mayor sacando de su bolsillo el pequeño empaque de gomitas que a duras penas había pasado por la entrada del pequeño bolsillo.
-Toda una fuente- rió Amanda mientras cruzaban el umbral de la puerta, en cuanto estuvieron dentro, muchas miradas se posaron en la pareja- Aquí serás Aaron Forest ¿vale? (es por tu bien)
-Estaba a punto de sugerirte lo mismo- sonrió el chico con su “imán de hipocresía” para atraer gente.
-Bien pensado- le correspondió la chica, luego hizo un chequeo rápido del lugar-Saludemos a todos, gánate a Theo.
-¿Ganarlo?- preguntó el chico confundido, la rubia suspiró con exasperación y lo arrastró hacia el lugar en que había más gente.
-¿Tú eres Aaron Forest?- preguntó más de una chica sorprendida por el “premio” que Amanda exhibía ante todos, el chico tan solo sonreía y se tomaba fotografías con quien se lo pidiera o regalaba autógrafos por doquier.
Como lo prometido es deuda, se paseó más de una vez por la mesa de postres, ganándose más de una mirada de sorpresa por su constante alimentación poco sana. Luego de al menos una hora, mientras paseaba con Amanda, se encontraron frente a frente con Theodore, él se encontraba rodeado por unas cuantas chicas sonriendo despreocupadamente, más frunció el ceño en cuanto vio como Amanda se apegaba más a Pat y este “reía despreocupado”. Las miradas de los dos chicos se conectaron por unos segundos, pero Amanda, con una sonrisa cruel apartó rápidamente a Patrick y siguieron con su caminar hacia ningún lado en específico.
-Ya es tuyo- canturreó cuando estaba segura de que el otro no los oía-… vuelvo en un momento.
La chica desapareció entre el montón de gente que había frente a ellos y Pat se dirigió en seguida a la mesa de postres, tomó un plato con pudín de chocolate y se dispuso a comer, antes de poder hacerlo, una fragancia floral lo rodeó y un escalofrío recorrió su espalda.
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Ver a Lake tan cerca de Patrick lo hizo sentirse irritado, y aún más el hecho de que el más bajo sonriera tan descaradamente ante aquel acto. Algo amargado siguió hablando con las chicas, pero en cuanto le dieron la oportunidad huyó de ellas, echó un vistazo general al lugar, se encontró rápida e inconscientemente con la espalda de Pat, se percató entonces de como una mujer de unos treinta se le acercó por detrás y el chico soltó el plato que llevaba en sus manos haciéndolo romperse en trozos pequeños al chocar contra el suelo. Con cuidado de no ser visto se acercó y sintió el empalagoso olor a flores que emanaba la mujer, Patrick se giró y la miró más pálido que un muerto emitiendo un corto y casi inaudible chillido de terror.
-Hola Pat- dijo la mujer con una sonrisa cruel y un tono angustiosamente gélido en la voz, el chico acobardado no respondió, mas sus manos presentaban un inquietante temblor- noté que tu sonrisa vuelve a salir con bastante facilidad ¿te gustaría ir a jugar al pala…
-Pat!- dijo Theo automáticamente con una sonrisa forzada, el corazón latiéndole a mil y despeinando al chico- que te hiciste?, Amy te está esperando- miró con “desinterés” a la mujer- lo lamento, el deber llama así que me robaré a este chico…
-No es nada- sonrió la mujer con sarcasmo, a Theo se le puso la piel de gallina mientras Pat temblaba como gelatina-Adiós Pat.
Theo, en piloto automático sacó a Pat de aquella fiesta y consiguió rápidamente un taxi, ninguno de los dos habló en todo el recorrido, pero Theo sintió el compulsivo temblor en el cuerpo del más bajo. En cuanto entraron a la habitación, un gemido casi inaudible pero igual doloroso en todo sentido, dio inicio al descontrolado llanto del más bajo, Theo sin tener la más mínima idea de que hacer, abrazó al ojigris, quien se aferró a él con fuerza en su entrecortado e interminable llanto, de alguna forma terminaron ambos bajo las mantas de la cama del más alto con el ojigris abrazando al ojiverde y durmiendo como un niñito agotado. El castaño tan solo lo observaba con “el instinto de hermano mayor” que sus dos hermanitas menores le habían regalado al ser concebidas, pensó en cuan indefenso se veía en aquel instante el de cabellos de dulce y con algo de vergüenza y resignación sonrió ante la perspectiva de que Pat encajaba a la perfección entre sus brazos, sin contar por supuesto, aquel cálido sentimiento que le despertaba haber protegido al chico y tenerlo justo en aquel momento entre su abrazo. Se quedó dormido abrazando al otro y embriagándose con su agradable aroma a chocolate y cereza.