15 de cómo es imposible que esto sea algo natural.
El acontecimiento de aquella noche en que ambos chicos durmieron juntos se repitió los siguientes días, nadie replicó o lo pidió, tan solo ocurría como si de algo común se tratase. Desde la perspectiva de Pat, era la cura perfecta para su oneirofobia, era feliz con el hecho de no tener que tomar pastillas para relajarse y más aun sabiendo que era Theo quien lo abrazaba para dormir, una sonrisa verdadera e inocente curvaba sus labios cada noche en cuanto caía en los brazos de Morfeo.
Para Theodore era un poco más complicado especificar lo que sentía, tener a Patrick entre sus brazos noche tras noche lo hacía sentirse en parte feliz y relajado, más en su mente estaba la idea de que aquello era algo “anormal”, más aún si se suponía que odiaba al ojigris y aún más tomando el hecho de que eran del mismo sexo. Todo el montón de dudas lo enloquecían, pero en cuanto apagaba la luz y se aferraba al chico, su dulce aroma lo hacía olvidar cualquier problema y lo dejaba sumergido en un mundo de fantasías infantiles, luego despertaba en la mañana haciéndose cosquillas con el dulce cabello del más bajo, al cual observaba con cautela y total interés mientras despertaba y se empezaba a mover con la torpeza de un pequeño gatito.
***
Ya habían pasado dos semanas desde la fiesta, Amanda iba enganchada a la espalda de Patrick, este la llevaba a cuestas sin rechistar.
-Eres cruel, ¿abandonar a tu “cita”?-decía la chica fingiendo estar ofendida aunque una sonrisa pícara curvaba sus labios-debes agradecer que mi atractivo femenino no me haya abandonado esa noche y que muchos chicos se me acercaran en cuanto me vieron sola.
-¿Sólo te quejarás?- la miró por el rabillo del ojo girando un poco la cabeza, la chica sonrió divertida y golpeó la cabeza del chico con la propia causando un gran desconcierto a todas las personas que caminaban junto a Patrick hacia la cafetería para almorzar. Entre esas personas estaba Theodore, quien sintió el deseo de ahorcar a esa chica y mandarla al demonio por estar tan cariñosa con SU Patrick… con Patrick, él no le pertenecía ni mucho menos le tenía alguna clase de afecto ¿o sí? En aquel momento el ojigris negó con la cabeza de forma reprobatoria mientras la rubia reía apegándose más al chico para no caer, Pat suspiró.
-Te perdonaré sólo porque fue Theo con quien me abandonaste-susurró la chica con una risita malvada, Pat se sonrojó hasta las orejas buscando coherencia en lo que quería responderle a la chica. Theo sintió una punzada en el pecho pero siguió observando la escena con odio- a que te beso… o fueron más afondo?
-T… tan solo me quedé dormido en su cama (… mientras él me abrazaba…)-masculló el ojigris mirando al suelo mientras sentía su rostro arder-… el beso fue extorción por mi parte...
-Kyaaaaaa! Parecen los personajes principales de una de esas cursis películas americanas- chilló la chica zarandeando un poco al mayor quien como siempre reía mentalmente.
-¿Por qué desde el principio te ha interesado tanto mi situación?- preguntó Patrick de repente, la rubia rió.
-Te lo diré cuando Theo sea del todo tuyo- dijo finalmente la chica en cuanto entraron a la cafetería- ahora… ¡a la barra de postres!
-Como ordenes- dijo al instante Pat, los postres eran demasiado importantes, no había que hacerlos esperar.
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¿Por qué le importaba? ¿Por qué lo enojaba?¿por qué lo quería para sí?¿ para qué pidió ser besado?¿por qué LO DISFRUTÓ TANTO? Estas y más preguntas estaban golpeando la conciencia y orgullo de Theo más fuerte que un puño en la cara, en lo que quedaba de clases había estado en piloto automático, hasta que llegó a la habitación y con ello llegaron las preguntas. Estaba confundido y el estarlo lo tenía bastante inquieto, él amaba a las chicas pero… aquel beso que le dio a Patrick, más el contacto nocturno de las últimas noches… Confundido! Solo eso, no podía haber ninguna, ABSOLUTAMENTE ninguna sensación o emoción distinta; nada de amor, nada de atracción, nada de química, nada de CELOS, NADA DE NADA, punto, él solo estaba muy confundido ¿Verdad?
Decidió entonces, que lo más prudente sería ir a buscar sexo casual con la primera chica que se encontrara.
***
Al entrar en la habitación se encontró con el sepulcral silencio de un cuarto vacío, se duchó e hizo los deberes del lunes siguiente, nada… 10:00pm y ningún rastro del paradero de Theo, la sensación de abandono lo invadió por completo a las 10:30pm, en piloto automático se sentó sobre la cama de Theo y miró hacia la blanca y enfermiza pared, se sentía inseguro y tremendamente asustado ¿y si Theo ahora lo odiaba más porque dormían juntos? Y si… y si…
Sin premeditarlo mucho, tomó la camisa del pijama de Theo y se la puso retirándose su pijama previamente, el olor del castaño lo relajó. Las mangas eran largas y no permitían que sus manos se vieran, los botones iban – en situaciones normales- cubriendo las clavículas con el cuello de la suave tela, más en el caso de Pat se deslizaba por un hombro dejando a la vista su niveo hombro; de largo le llegaba a media pierna y después de mirarse al espejo suspiró resignado, en su opinión se veía bastante patético.
Con un suspiro se recostó en la cama del mayor y si esperarlo realmente, cayó en el abrazo de Morfeo rápidamente, al menos aquella prenda fue suficiente para calmarlo.
***
Entró a la habitación suspirando pesadamente, el sexo solo le había creado imágenes mentales de cómo se podría ver el ojigris gimiendo su nombre excitado o de los posibles rostros que haría en cuanto la lujuria se apoderara de su ser… sacudió la cabeza buscando eliminar aquellos pensamientos que lo invadían. La luz de la habitación estaba encendida y se sorprendió, ¿acaso Patrick esperaba por él? Toda aquella temática pasó a segundo plano cuando dirigió la mirada a su cama y se encontró con la inocente imagen del ojigris profundamente dormido utilizando SU camisa de pijama. Tragó con dificultad, las delicadas y pálidas piernas, el pecho descubierto de una espontánea pero erótica manera, los cabellos desordenados… de nuevo aquellas piernas… su pantalón comenzó a sentirse estrecho en la zona de la entrepierna, si bien su lado racional le gritaba advertencias sobre los poco sanos pensamientos que cruzaban su mente, el subconsciente y el deseo iban tomando el control rápidamente, se relamió los labios y sonrió con la lujuria iluminando sus ojos.
¿Acaso esto era normal?
No
¿Acaso le importaba?
Por supuesto que no…