21. y en reto se vuelve la confesión
No comprendía nada de la situación, era verdad, pero la comprometedora escena lo hacía sentirse fastidiado, no esperaba que un ser tan puro y angelical como Gwen tuviera sus mismas inclinaciones, y mucho menos que fuera ese cuatroojos enano con quien estaba, corrió hasta su habitación y se recostó en la cama mirando hacia el techo. No se sentía capaz de mirar al pelinegro a los ojos o en sí de verlo, como siempre Edward llegaba en el momento más inoportuno.
-E… Edward- balbuceó Gwen con la respiración entrecortada y desplomándose en el suelo-(joder… c… correr es al… algo traumático)… P…. por favor no maliterp…
-¿A qué te refieres?-sonrió el rubio sin verdaderas ganas de hacerlo pero dando su papel perfecto de hermano mayor. Se acercó al pelinegro sonriendo y le extendió la mano para ayudarlo a levantarse del suelo- tu vida privada no me incumbe Gwen.
-Claro que te incumbe!-explotó el menor incorporándose por su cuenta y mirando con completo enojo al mayor-¡¿ACASO CREES QUE ESTOY AQUÍ POR DECISIÓN DE MIS PADRES PEDAZO DE BASURA INSERVIBLE CIEGO A LAS COSAS IMPORTANTES?!-siguió gritando el chico mirando furioso al sorprendido rubio quien estaba mudo ante las palabras del ojiazul-¿Sabes algo? Nuestros padres organizaron ese compromiso por una estúpida confusión de ambas partes que fue descubierta tras 8 años del trato, lo gracioso es que aun recibiendo fotos nadie se percató hasta que nuestras familias se contactaron y BUM! Apareció el estúpido problema, luego de eso me enseñaron tu estúpida foto y que hice yo? Ah pues lo menos obvio y más idiota! Enamorarme de una maldita rata cobarde oculta tras una amable sonrisa que solo te hace ver indiferente ante lo que le ocurre a los demás!-en ese momento las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas del menor, más no dejó de gritar, de todos modos su dignidad había desaparecido desde que corrió tras el rubio- ¿acaso sabes lo que duele un estúpido amor imposible porque igual ya tienes en mente el hecho de que te casaras incluso antes de ser mayor de edad?...
-C…Como que… ¿ya acordaron otro compromiso?-preguntó el rubio totalmente pálido y con los ojos muy abiertos, el ojiazul no podía responder, sus sollozos lo hacían temblar y no era capaz de mirar otra cosa que sus zapatos.
-E… En mi familia ningún heredero puede decidir su futuro… por ende me casaré en cuanto tenga 16 años- balbuceó el más bajo entre risas fingidas y sollozos, Edward en piloto automático obligó al menor a sentarse en su cama y se arrodilló frente a él, los ojos de ambos chicos se conectaron y una cálida sonrisa iluminó el rostro de Ed, con delicadeza limpió las lágrimas del menor y lo besó en la frente para luego juntarla a la suya y mirar al pequeño a los ojos, Gwen no replicó ante nada, un leve sonrojo coloreó sus pálidas mejillas.
-¿Me amas?-preguntó Edward en un susurro.
-S… Si- balbuceó el menor sonrojándose más.
-Te contaré un secreto-sonrió el rubio-la primera y única persona de la que me he enamorado en esta vida es Patrick, como puedes notar nuestra relación es tan solo amistad, y como se puede concluir jamás cambiaré eso pero el sentimiento sigue aquí-señaló su pecho-¿qué pretendes hacer frete a ello?
El pelinegro se sorprendió bastante con la noticia pero él amaba locamente al rubio y después de esa vergonzosa confesión no se rendiría tan fácilmente, una sonrisa de picardía iluminó su rostro y atrajo hacia sí el rubio probando el sabor de aquellos labios con los que había fantaseado hace tanto.
-¿Lo que haré?-rió en un susurro ronco- te haré olvidarlo por las buenas o por las malas, eso ya será decisión tuya. Pero no me puedo rendir por algo así.
-un reto tentador he de admitir- sonrió el rubio al oído del menor olfateando un poco su refrescante aroma. Con una sonrisa traviesa recostó al menor sobre la cama y se posicionó sobre él aprisionando sus labios en el proceso.
-No pareces querer oponerte- se burló el menor jadeando luego de haberse separado unos milímetros del rubio, tiempo seguido el mayor volvió a posesionarse de los labios del chiquillo logrando introducir su lengua en la cavidad bucal de él en el proceso para con ello explorar cada milímetro de esta. Con sus instintos al mando dirigió su mano al broche del pantalón del menor más un estrepitoso portazo lo detuvo en el acto y lo obligó a separarse del pelinegro con rapidez.
-Para eso existen los moteles- dijo Anthony con un semblante neutral, Gwen lo miró con rencor.
-¿Sabes algo Ed?-dijo levantándose de la cama.
-¿Qué cosa?-contestó el rubio rogando no echarse a reír, ya sabía el rumbo que tomaba la improvisada conversación.
-Que seas un pedazo de basura no es tan malo, al menos no eres una ramera- dicho aquello el pelinegro salió de la habitación con una sonrisa en los labios dejando atrás al rubio riendo a carcajadas y al peliteñido con cara de póker y sin algo que pudiese expresar.