25. de cómo… bueno… es como amigos ¿No?
-Hola amor de mi vida!-dijo la mujer en cuanto el teléfono fue contestado.
-¿Qué quieres que haga madre?-preguntó Patrick con un tono neutral y frunciendo casi imperceptiblemente el entrecejo, hablando por teléfono bien sabía que era descortés comer por ende se abstuvo de comer la apetecible y realmente deliciosa tarta de manzana que llevaba en las manos mientras se dirigía al aula de clases.
-Que frio- le riño la mujer con superficial y muy infantil enojo-bien… necesito que nos acompañes a la fiesta que se dará la última semana de octubre, es más :TE ORDENO IR A LA FIESTA! Debes llevar a una amiga… o amigo… y no, no puede ser Edward, él también debe llevar un invitado por su parte.
-¿Y si digo que no quiero ir?-la retó el chico con frialdad mientras tomaba asiento junto a Theodore quien le saludó con una sonrisa. Se abstuvo de devolverla recordando la promesa.
-Te llevaría a unas hermosas vacaciones en el estudio de grabación de la película de la cual te negaste a ser protagonista así que estoy segura de que cooperaras- dijo la mujer con un tono asesino que hizo a Patrick palidecer un poco- te amo! Te enviaré la dirección después, adiós cielito! Besos…
Dichas las cursilerías hipócritas, la mujer cortó la llamada y Pat- moviendo previamente su tarta al asiento de Theo- dejó caer la cabeza sobre la mesa con frustración, luego de un rato en aquella posición giró su cabeza y observó a Theo quien a su vez le miraba con confusión.
-Acompáñame a una fiesta, por favor!-suplicó con voz queda y semblante serio.
***
-Llevaras a Gwen y punto-dijo la madre de Edward luego de hablarle sobre la “grandiosa” fiesta que se celebraría el 31 de octubre en el hotel más ostentoso y grande de todo Zúrich y a la que obviamente debía llevar un acompañante.
-P… Pero- trató de hacer entrar en razón a su madre.
-No, Pat debe ir con otra persona y me rehúso a que no vallas con Gwen- respondió la mujer en ademan de rabieta.
-Bien mamá, hablamos después que ya comienzan las clases- dijo el chico para luego cortar la llamada, junto a él Anthony lo miraba como si fuera muy divertida su situación.
-¿También debes ir? –preguntó aun sonriendo.
-Seeep-respondió el otro apesadumbrado-¿tu igual?
-Sí, llevaras a Gwen ¿verdad?- dijo con un suspiro de resignación.
-Sí, lo esperaré frente a su aula después de clases-respondió el rubio con desinterés.
-Te acompaño-dijo el peliteñido apoyando la cabeza en su escritorio mientras oía los regaños del maestro que recién entraba al aula.
-¿Luka?-arguyó el rubio sabiendo bien –por boca de Gwen- que la relación del cuatro ojos y el peliteñido iba bien.
-Exacto-murmuró el otro.
***
Las clases fueron muy tranquilas para ambos chicos, la crisis existencial de Luka había terminado hace un tiempo, por ende su bien actuada sonrisa inocente iluminaba su infantil rostro a diario. Para cuando sonó la campana de final de clases los dos chicos salieron del aula rodeados por sus fans riendo despreocupados, en cuanto se despidieron de ellas se encontraron con el aura de príncipe de los chicos por los que cada uno babeaba.
-Hola Luka, ¿puedo hablar contigo a solas?- preguntó Anthony con su sonrisa de casanova sacándole más de un sonrojo y sonrisa de idiota a las chicas que salían del aula.
-¿Y yo contigo?-agregó el rubio mirando a Gwen con una de sus cálidas sonrisas que terminó de llamar la atención de las chicas que pasaban. Los dos menores se miraron sonrojados y asintieron en silencio para tiempo seguido ser arrastrados por los mayores a distintos lugares más apartados y silenciosos.
***
El peliteñido suspiró irritado, odiaba pedir favores y más aún el hecho de que en su supuesto reto contra el menor se estaba creando un jaque mate él solito.
-¿Q… Qué es lo que necesitas Anthony?-preguntó entonces el sonrojado enano rompiendo el incómodo silencio que les rodeaba mientras se golpeaba internamente por dejar que su voz se entrecortase.
-¿I… Irías conmigo a una fiesta de Halloween?- preguntó desviando la mirada, rascando su cabeza y con un casi imperceptible sonrojo en sus mejillas. El ojimiel abrió en demasía sus ojos y al calcular lo favorable de aquella invitación para su causa sonrió con una emoción latente en sus ojos que hizo a Anthony estremecerse y preguntarse si lo que hacía estaba bien.
-No… hay problema, con gusto iré- respondió luego de un breve silencio incómodo para el mayor.
***
-P… ¿Para qué me necesitas?- preguntó el pelinegro sonrojado hasta el cuello intentando mirar a los ojos al mayor.
-Necesito que me acompañes a una fiesta por favor-dijo el rubio inclinándose un poco sabiendo (y tomando como ventaja) que el menor tenía una autentica y extraña afición por la cultura japonesa y entre ello sus modales, cosa que el chico buscó para saber el ángulo de inclinación y todas esas cosas de su pequeño friki pelinegro.
-¿Q… Quieres ir conmigo?- dijo el sonrojado pelinegro con sus ojos muy abiertos y una sonrisilla traviesa curvando sus labios.
-Claro, ¿a quien más se lo podría pedir acaso?- sonrió con amabilidad absteniéndose de agregar que primero: no podía ir con Pat y segundo: su madre le había “convencido amablemente” de asistir con él.
-vale- sonrió el pelinegro regocijándose en una deslumbrante atmosfera llena de inocencia y pureza, en un movimiento rápido, Edward le acorraló contra la pared uniendo sus labios con deseo.
-Joder! No sonrías así – susurró con sus labios rozando los del menor- es demasiado para mi cordura- rió mientras el chiquillo se sonrojaba más para tiempo seguido regalarle una sonrisa de complicidad.
-El instinto te controla demasiado- se burló halando al mayor para unir sus labios de nuevo.