3. De cómo se nota a leguas la falta de comunicación
Había pasado una semana entera, las clases eran normales, los estudiantes lo ignoraban… En fin, todo estaba bien – sin pensar en que su compañero desaparecía a las 10:00am y reaparecía a las 06:15am en la habitación, pero eso ya se lo esperaba- el único “inconveniente” fuera de lo normal era que una carta de extraña procedencia descansaba sobre su mesa aquel lunes en la mañana, la tomó con desconfianza y sintió el repugnante olor a lavanda que el papel emanaba, al notar que era para él, Patrick la abrió con cuidado y leyó:
“sé que muchos dicen que eres raros pero me gustaría hablarte, espérame en el gimnasio después de clases
A. L.”
Releyó el papel hasta tragarse el cuento, ¿él interesante para alguien? Tan solo pensarlo le causaba unas enormes ganas de reír – cosa que solo ocurría en su cerebro puesto que su expresión facial continuó siendo neutral- supuso que sería para “eso” más decidió ir a buscar a Edward.
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-¡No vallas! – Decía el rubio repetitivamente – y si… Y si es una broma? Y… y…
- Tengo curiosidad- lo cortó el más bajo recostado en el marco de la puerta de la clase de su amigo- sea broma o no, me agrada analizar el comportamiento de otros a mi alrededor.
- Bien- suspiró su amigo apesadumbrado-… Hey! ¿Cómo vas con tu compañero de habitación?
- Duerme en otro sitio- dijo Pat alzando los hombros y viéndose totalmente desinteresado.
- Esta semana es revisión, espero que lo tenga en cuenta- dijo Ed más como un padre que como un amigo.
- Como sea, voy a clases- dijo Patrick despidiéndose efusivamente y regresando a clases mientras abría un paquete de galletas que había en su bolsillo.
Las clases eran para él algo irritante e innecesario, su padre lo había dejado preparado prácticamente para la universidad con su disciplinada educación casera. Antes de notarlo ya habían terminado las clases y se dirigía a la zona de postres de la cafetería con una gran variedad de preparaciones de patatas en su bandeja.
***
Entró enojado a la habitación, le irritaba notar que Patrick tomaba por fáciles absolutamente todas las materias, haciendo que se sintiera menospreciado por su insistente esfuerzo para mantenerse entre los mejores desde que era un niño, suspiró pesadamente y entró a la habitación encontrándola vacía, no le prestó mucha atención a ello y se dirigió al baño para darse una ducha.
***
Con el mismo interés con que le habló a su amigo de la noticia, llegó al gimnasio terminando de comerse un pastelillo con crema y chispas de chocolate, el lugar estaba vacío y decidió que lo más prudente seria esperar en las bancas del fondo. Pasaron unos minutos que utilizó para jugar en su celular hasta que escuchó a alguien aclararse la garganta y se encontró con Amanda Lake, la representante de cuarto año. Su cabello lizo, rubio y largo estaba suelto creando hondas sobre sus hombros.
- H… Hola- dijo con una sonrisa tímida a un analítico Patrick.
- Hola Amanda – respondió el chico con cortesía- ¿eres tú quien me citó?
- S… Si- dijo la menor mirando al suelo.
- Hummm… ¿Quién te lo dijo?- preguntó con interés- … Bien, no importa. Dime exactamente que quieres y para cuando.
- Necesito fotos comprometedoras de Roderick Folks y Finnian Wood… Lo más pronto posible- respondió con seguridad.
- Es por tu hermana mayor ¿verdad?- dijo el chico anotando los nombres, la rubia se sonrojó- bien, será fácil… ¿cuánto o con qué me pagaras?
- dime tú, es tu trabajo, pagaré lo necesario- dijo la chica sin darle mucha importancia al tema.
- ya veremos entonces – dijo el chico saliendo del gimnasio. “infraganti … Me interesa” pensó el ojigris dirigiéndose a los dormitorios masculinos. Los pasillos estaban llenos de chicos revoltosos, esto le dio tranquilidad puesto que así no se distraería en las enfermizas paredes.
Abrió la puerta esperando el típico silencio de su habitación, cosa reemplazada al instante por el gruñido de un Theodore sin camisa y con el cabello mojado, Patrick tragó sonoramente mientras observaba paralizado la escena, recorrió con detalle el bien formado cuerpo del ojiverde hasta conectar sus miradas.
Un silencio incómodo abordó la habitación, el castaño estaba en lucha interna para saber si despreciar o ignorar al más bajo, por otro lado Pat buscaba pensar en cosas extrañas para no calentarse con la imagen de su compañero de habitación. Igual fue el primero en romper el silencio.
- ¿Dormirás aquí?- dijo cerrando la puerta de la habitación y caminando hacia su cama.
- Si - respondió el otro automáticamente
- Bien – la habitación se sumió en el mismo sepulcral silencio, Pat buscó ignorarlo tomando su laptop y con códigos y contraseñas entró a la memoria interna del computador del presidente del consejo estudiantil.
Fue tal vez el momento más incómodo en la vida de ambos, ninguno fue capaz de hablarle al otro ni de hacer contacto visual en ningún momento.