31. Aunque es un malentendido que inicia un juego de niños.
Luka despertó con una sonrisa de oreja a oreja, le habían hecho bastante gracia las reacciones de los otros chicos frente a la salida de compras con Amanda y le intrigaba en demasía su propia reacción. Con entusiasmo despertó a su mejor amigo y luego de arreglarse un poco ambos fueron a desayunar. Amanda esperaba pacíficamente junto a Anthony, la primera comiendo una modesta ensalada de frutas y el segundo leche con cereal.
-Hola- saludaron los recién llegados con un tazón de cereal cada uno.
El desayuno transcurrió tranquilamente y en cuanto Edward y Patrick llegaron a desayunar, Amanda tironeó las manos de la última pareja que necesitaba vestimenta y como con los otros chicos se dirigieron a las tiendas de su gusto personal.
***
-¡Amy!-chilló una chica de unos 22 años aproximadamente mientras abrazaba con emoción a la rubia- que lindos caramelos los que traes amor.
Los dos chicos se miraron por unos segundos poniendo en blanco los ojos, las dos chicas se echaron a reír.
-Necesitan trajes para la fiesta de mañana-dijo Amanda haciendo con un gesto que los chicos se acercaran a ella-él-señaló a Luka-será una princesa, y él-señaló a Anthony-su príncipe.
-¡esto será genial!-chilló la chica con emoción.
Dicho aquello, la mujer llamó a cinco asistentes y antes de siquiera notarlo, Luka ya llevaba puesto un hermoso vestido azul celeste con un velo parecido al papel tornasol que cubría la tela reflejando tonos rosa o verdes según los movimientos del chico, las mangas eran prácticamente innecesarias porque aun sin ella el vestido rodeaba el cuello del chico uniendo las dos tiras con un pequeño y delicado pasador. Los hombros y buena parte de la espalda estaban descubiertos, las mangas -que tan solo se unían al vestido bajo la axila – de aquel transparentoso color tornasol se ensanchaban al final terminando con un delicado encaje plateado. La gran campana que era el vestido rozaba un poco el suelo, por tanto, Luka decidió que lo mejor sería usar zapatos de plataforma, cosa que para sorpresa de todos sabía usar a la perfección.
-¿Qué tanto les sorprende? mi mamá quería una niña-dijo fingiendo mal humor para luego sonreír como un idiota frente al espejo mientras hacía poses y gestos graciosos y las asistentes se llevaban a Anthony a un vestidor para que se pusiera el traje que iba a juego con el del enano, aun cuando se veía radiante, las asistentes que estaban con el chiquillo aún se sentían inconformes con su atuendo, más una brillante idea compartida las hizo sonreír emocionadas. Tras no más de diez minutos, Anthony salía de su vestidor con rostro sereno para descolocarse al ver a un sonrojado Luka sin sus enormes lentes de nerd y con una larga peluca de su mismo color de cabello que le miraba acobardado.
Por otro lado, Luka suponía que moriría de vergüenza- no por la peluca porque las amaba y en casa tenía un cuarto repleto de ellas-, más bien porque se sentía patético sin sus lentes y mucho más frente a la perfecta imagen del peliteñido. El pantalón de Anthony era ceñido a sus piernas y le daba a Luka una apetecible imagen de los bien formados glúteos del chico, el azul celeste del pantalón y el saco hacia resaltar bastante bien el teñido color de cabello del chico, mientras la camisa de un blanco inmaculado descubría tentadoramente parte de las clavículas haciendo al enano babear como un perro hambriento.
-Con eso estarán perfectos-rio Amanda abrazando al pequeño Luka.
-Gracias Amy- sonrió el chiquillo con familiaridad, por otro lado en la garganta de Anthony un amargo sabor le hizo fruncir el ceño, se suponía que Luka y él estaban en medio de “un juego”, por ende… no era bueno jugar sucio ¿O sí?
-Vale, pero necesitaré una peluca para Gwen (el cabello de Pat es suficientemente largo y encontrarle una peluca es. Complicado)-dijo la chica murmurando para sí la última parte. Luego de eso, las asistentes le entregaron a la chica una peluca negra y con todo empaquetado, salieron del lugar.
***
-Nos vemos al rato- sonrió Amanda cerrando la ventana del auto donde los chicos habían dejado las compras del día, Anthony se despidió con una sonrisa hipócrita mientras un aterrorizado Luka miraba a la chica con suplica. Finalmente la rubia se fue y ambos se quedaron en un sepulcral silencio.
-Vamos- murmuró Anthony tomando con firmeza la mano de Luka obligándolo a caminar.
Antes de que el menor lo notara, ya estaban en la plaza central de algún parque justo frente a una pequeña fuente, muchas personas vagaban por ahí metidas en sus propios asuntos.
-¿Qué hacemos aquí?-preguntó Luka confundida, en ese preciso momento, Anthony lo tomó por la cintura con rudeza y con una sonrisa altanera acercó su rostro al del chico para besarlo con salvaje autoridad. El menor se congeló atónito por algunos segundos, pero en seguida reaccionó abrazándose al cuello del peliteñido a la vez que enroscaba sus piernas alrededor de las caderas del otro, poco le importaba en aquel momento lo que la gente a su alrededor estuviese pensando. En poco tiempo las lenguas de ambos danzaban en un competitivo y excitante juego por dominar al otro porque bueno, orgullosos nacieron y orgullosos morirían.
Cuando se separaron a tomar aire, un hilo de saliva los unía más en cuanto Luka estuvo en sus cinco sentidos, se alejó abruptamente del mayor limpiando los restos de saliva en su boca, se cubrió la boca mientras se sonrojaba hasta el cuello pensando en cuanta gente los había visto.
-T… Te odio! ¡Idiota! ¡Pervertido! ¡IDIOTA!- empezó a gritar el pequeño ojimiel muy avergonzado.
-Te la merecías princesa- se burló Anthony para tiempo seguido y como acto reflejo tomar el rostro del pequeño y besar tiernamente su nariz dejándolo totalmente fuera de combate- además… puedo asegurar que me amas.
Dicho aquello el menor se aferró a su pecho murmurando un “idiota” que lo hizo reír mientras una cálida sensación que no sentía hace demasiado tiempo, llenaba por completo su ser.