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Amando a un orgulloso por maraclavijo

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Notas del capitulo:

bueno pues volví rápido porque esto y otros más ya los tenia escritos, pues espero que les guste .-.

36. Porque al final de un cuento está el título del siguiente.

Una semana, o

7 días, o

168 horas, o

10080 minutos, o

604 800 segundos.

Este era el tiempo que había pasado desde la “constructiva” charla con Theodore, luego de haber dicho todo lo que quiso, pidió un cambio de habitación y logró colarse en la de un chico de primer año. Por su parte Patrick se quedó como un pequeño abandonado en una gran habitación en donde sus viejos sueño volvían a atormentarlo con más insistencia que antes.

El chico se encontraba en extremo deprimido, se sentía roto, se sentía sucio y más que todo expuesto a todo y todos. Siempre que salía de su habitación la nostalgia lo dominaba y creaba un nudo en su estómago mientras las lágrimas amenazaban con escaparse de sus ojos, esto jamás pasó de ser una amenaza de su organismo porque la gente a su alrededor lo único que veía era el semblante frio y sin sentimientos al que ya estaban acostumbrados, por su parte  a cada que esto ocurría, Patrick corría al primer aula de música que encontrase vacía y se desahogaba con un violín o un piano.

***

Como era de esperarse, no durmió esa noche, tan solo se acurrucó en la cama observando con nostalgia la cama vacía junto a la suya. La mañana llegó y sus ojeras sumadas a su enfermiza delgadez- porque el apetito no era parte de su diario vivir ahora- lo hacían ver demasiado débil. Las imágenes recortadas de lo que ocurrió cuando aún era un niño no salían de su mente ahora, por ello su aversión a las manchas rojas y a las paredes blancas lo sofocaban al punto de caer al suelo sin saber cómo respirar, la sangre lo escandalizaba y el contacto con otra persona, incluso aunque fuese Edward, lo hacía estremecerse y huir despavorido.

Era sábado, por ende las salas de música estaban llenas de los estudiantes, más sabiendo bien esto, Patrick se dirigió al teatro de la escuela, esto sin notar que cuando el entraba uno de los muchos maestros de música de la escuela que pasaba por allí le seguía curioso al toparse con lo sombrío que se veía el menor.

Con parsimonia, Patrick se dirigió hacia el imponente piano de cola ubicado en medio del escenario tras sentarse frente a él con una sonrisa nostálgica cerró sus ojos y dejó que sus emociones controlasen los movimientos de sus dedos mientras llenaba la estancia del armonioso sonido de cada nota.

-Pathetique*-murmuró el maestro mientras sentía como unas cuantas lagrimas se escapaban de sus ojos al sentir el remolino de dolor expresado en cada sonido producido por el piano, el ambiente que este creaba era denso, hacia palpable el dolor de aquel flacucho ojigris que expresaba en el piano todo lo que no podía en palabras o acciones. El mayor simplemente no fue capaz de apartar la vista del chico que ejecutaba una interpretación tan hermosa de aquella canción.

Cuando la melodía terminó, Patrick dejó caer su cabeza hacia atrás, más el ruido de aplausos pausados y rítmicos le hicieron saber que no se hallaba solo.

-¿Una sensación más catastrófica que una puñalada verdad?- sonrió el maestro acercándose, Pat le observó con los ojos como platos- un dolor infinito acompañado de un agrio recuerdo que pudo destrozar algo bastante importante para ti…

-C… Como…

-¿Lo es?- terminó la pregunta el mayor, Pat asintió y el otro se sentó junto a él haciendo contacto visual- la forma en que te expresaste mientras interpretabas la melodía, esa es parte de la magia de la música, es la llave de la puerta del alma de muchas personas, como la tuya en este caso.

Patrick se estremeció afligido, se encontraba débil física y mentalmente y para rematar, este desconocido frente a él le había leído por completo. Le aterraba lo que pudiese hacerle o el hecho de que él mismo fuese tan transparente.

-¿Cuál es tu nombre?-preguntó entonces el desconocido.

-Patrick Rockbell-murmuró el menor con un deje infantil en su voz, los ojos del mayor se estrecharon un poco al oír aquel apellido y sonrió con calidez.

-Yo soy Adrian Leck-dijo antes de abrazar al menor para tiempo seguido murmurarle:- solo respira y cálmate un poco.

El adolescente abrió los ojos sorprendido al notar que el contacto no le causaba incomodidad, se sentía tan cálido y reconfortante que antes de advertirlo sus muros de autoprotección se derrumbaron en seguida, lloró pensando en cuantas veces deseó en el pasado que su madre hiciera esto, pensando en lo mucho que le aterraba que se repitiese el suceso que marcó su infancia, pensando en el vacío que sentía en su pecho por ser el hijo menos apegado a sus padres al ser el de en medio, pensando en él, ese imbécil de cabellos castaños a quien por más que lo intentase no podía odiar, a quien recordaba haber escuchado hablar cruelmente de él cuando aún eran niños, a quien como un imbécil seguía amando con todo su ser. Lloró más que todo pensando en ese maldito orgulloso.

Habían pasado por lo menos dos horas, Patrick liberó todas esas emociones retenidas que le hacían tanto daño y Adrian gustoso fue soporte de aquel chico tan indefenso como un pequeño niño. Cuando los sollozos se apagaron, las lágrimas se secaron y la respiración se normalizó Adrian observó el puro e infantil rostro de Patrick.

-¿Te encuentras mejor?-preguntó, Patrick salió entonces de su trance y asintió avergonzado- vale-sonrió amable el mayor- tengo una pregunta, ¿puedo hacerla?

-Si- murmuró Patrick alejándose lentamente de él.

-¿Estas en algún club?- Pat lo miró confuso y negó con la cabeza- Genial!... ¿quieres ir por helados?

Pat asintió con un brillo de diversión en sus ojos, extrañaba el sabor del helado derritiéndose en su boca. Adrian sonrió y antes de que el menor lo notara, ya iba camino a la cafetería siendo arrastrado por la cálida y grande mano de Adrian ganándose una que otra mirada de las personas que transitaban por los pasillos.

***

Al caer la noche y entrar a su habitación, se sintió ligero y somnoliento, se alistó para “dormir” y sorprendentemente pudo hacerlo, fueron dos o tres horas pero el descanso le sentó demasiado bien.

En su sueño él era un niño –no más de seis años-, allí todo su mundo aún tenía colores y su sonrisa pura iluminaba su rostro, se hallaba jugando con sus hermanos menores, los tres corrían de un lado a otro persiguiéndose entre sí y riendo alegres, por desgracia al estar cerca de muchos árboles una que otra raíz entorpecía sus caminos, esto hasta el punto de que los tres cayeron de bruces al suelo, el llanto se hizo presente y en poco tiempo también los padres preocupados.

“ya veremos que te pasó a ti Pat” dijo la madre “Tus hermanitos menores son mayor prioridad que tú al ser más pequeños” ese corto monólogo le hizo percatarse de que esto era un recuerdo, el pequeño se sentó en el suelo aun sollozando mientras observaba sus doloridas rodillas llenas de sangre al igual que sus delicadas manitas, él había recibido el mayor golpe por no dejar que los otros dos cayeran tan estrepitosamente.

Su cabeza estaba gacha, por ello no notó como alguien se le acercó por la espalda y uno cálido abrazo lo elevó en el aire haciéndole sentirse protegido, al girar un poco su rostro, se encontró con la dulce sonrisa de Adrian, la calidez recorrió su cuerpo y aun entre lágrimas, también sonrió.

Notas finales:

*Pathetique: ammm es una sonata para piano de mi idolo de la música clasica, como quien dice Beethoven, la verdad me gusta muchisimo y pues para mí es una melodia agridulce que era perfecta para esto, si quieren pueden oirla aquí

bueno pues NUEVO PERSONAJE(?) o tal vez nuevos muahahahaha ok no xDDDD todos son importantes para el tema al que deseo llegar y pues ¿qué creen que ocurrirá respecto a Adrian? 

hasta la proxima :)


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