39. Aunque a otros les valla mal, hay en pequeñas burbujas con quienes hacen oídos sordos a ello.
Luka y Anthony eran la pareja del momento en el internado, nadie se esperaba que el pequeño e inocente castaño claro cuatro ojos fuera la aparente otra mitad del ninfómano de la escuela. El hecho de que existiesen parejas homosexuales tan abiertas en el internado en algunos casos llegaba a ser despreciado por gran parte del cuerpo estudiantil, pero estos dos eran una excepción siendo tan inocente el comportamiento de ambos, que comúnmente iniciaba con pequeños mimos entre risas y susurros de melodías románticas y melosas que dejaban a Luka rojo como un tomate mientras Anthony le sonreía con la picardía de un pequeño niño. Esto por supuesto sin contar aquellos fugaces y castos besos que mutuamente se robaban de camino a la clase de alguno, a la cafetería o a los dormitorios. Con este comportamiento, incluso los maestros más psicorígidos y conservadores de la escuela no podían evitar se les escapase una sonrisa de enternecimiento al ver a la pareja envuelta en flores imaginarias.
***
-A… Anthony- dijo un avergonzado Luka mientras el peliteñido leía la contraportada de unos cuantos libros que llevó previamente a la mesa que ocupaban en la biblioteca.
-¿Qué ocurre?-preguntó el peliteñido dejando a un lado su libro y brindándole una cálida sonrisa al enano. Luka se sentía un idiota en ese momento, la estupidez del amor afloraba en su interior haciendo estragos en él, era hasta gracioso pensar como reaccionaba cada célula de su cuerpo ante la más mínima e insignificante acción del mayor.
-… ¿Te gustaría ir a ver una película mañana después de clases conmigo?- preguntó tomando la posición “estoylistoparaelrechazo”, es decir, ojos cerrados, cabeza gacha y cuerpo tenso. Este último acto causó en su ego una herida bastante profunda con la cual arreglaría cuentas.
-Claro que me gustaría- rio Anthony amansándole la cabeza como si de un gato se tratase mientras una sonrisa de alivio se formaba en sus labios.
***
El lugar era bastante lejano a la escuela, por consecuencia, para llegar al cine tuvieron que pedir un taxi, una vez en la fila de la taquilla ambos observaron con detenimiento la cartelera de filmes que se presentaban ese día.
-Terror-dijo Luka con ilusión.
-Acción-repuso Anthony frunciendo el ceño, los dos chicos se miraron haciendo pucheros.
-¡Dos de tres!-dijo Luka poniendo su mano derecha frente a él, Anthony asintió e hizo lo mismo.
-Piedra, papel, ¡TIJERAS!-dijeron al unísono ganando el alto con una sonrisa de superioridad, unas chicas atrás de ellos soltaron unas risillas de enternecimiento al ver los infantiles pucheros de Luka.
Tras una ronda más, fue Luka quien ganó.
La tercera vez hubo empate.
-¡Tres de cinco!-propuso Anthony, luego de las siguientes veces, fue Luka quien ganó.
Mientras la película daba inicio, debían esperar cuarenta minutos, por ello optaron por ir a los juegos que el lugar tenía en la zona de espera de inicio de las funciones.
En aquel punto había una pequeña caseta central donde se vendían las monedas para los juegos junto con la exposición de los premios por los tiquetes que cada juego brindaba. Como esperando por él, Luka vio en el centro de aquel lugar un enorme pulpo violeta con ojos de botón que simplemente le fascinó al recordarle algún viejo y andrajoso muñeco que tuvo durante su infancia.
-¿Cuánto por el pulpo?-preguntó al chico que atendía allí
-Quinientos tiquetes-sonrió galante el empleado, Anthony alzó una ceja y revolcó los cabellos de Luka mientras se aferraba nada disimuladamente al menor.
Sin meditarlo mucho, Luka le dio una mirada a Anthony y este sacó una moderada cantidad de dinero al igual que Luka, esto con el fin de comprar la mayor cantidad de monedas para usar en los juegos.
Sin más preámbulo, Luka arrastró a Anthony por todos los juegos de disparos del lugar hasta que en ninguno quedaban tiquetes.
-Faltan 100-se quejó el menor mientras observaba el pulpo a lo lejos, la sonrisa de Anthony se hizo cálida y sin mucho ánimo buscó el único juego en el que era bueno: Dance Dance revolution*.
Con sus mejillas encendidas y evitando la curiosa mirada de Luka inició el juego avanzando cada vez más rápido de nivel, una a una las personas se fueron acercando a observar la rapidez y perfección con que el chico se desenvolvía en el juego hasta que, como Luka con los juegos de disparos, él terminó con los tiquetes de la máquina.
Veinte minutos más tarde, estaban ambos en la sala de cine con un pulpo a los pies de Luka y un Anthony extrañamente alterado aunque la película siquiera había dado inicio.
-¿te sientes mal?-preguntó Luka curioso ante la palidez de su acompañante en cuanto las luces de la sala se apagaron.
-N… No Luka-balbuceó con una risa nerviosa-Esto… perfectamente.
-… Vale-murmuró el menor comiendo palomitas mientras se acomodaba expectante cuando la música del film llenó la sala…
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Una risa estridente se oía a la salida del establecimiento por parte de una persona oculta por un gran muñeco morado, Anthony cubría su vista totalmente sonrojado, la verdad es que le tenía un pánico tremendo a las películas de terror a causa de algún trauma de infancia que ya ni recordaba.
-¿P… por qué no me lo habías dicho?-seguía burlándose Luka con sus anteojos empañados y sus mejillas rojas por tanto que se reía.
-No es algo que puedas decir tan abiertamente-suspiró el mayor con la vista en otro lado.
-E… Es que incluso tiraste tus palomitas en la persona delante nuestro-se burló Luka apoyándose en el muro volviendo a soltar la carcajada.
-Pr favor Luka…
-Y gritaste como niña cuando el chico se puso de pie enojado-continuó el menor ignorando que la gente que pasaba se burlaba de su novio avergonzado.
-Luka…
-Y cuando escupiste tu soda en el calvo de al lado-lo señalo cayendo al suelo de la risa, Anthony se puso en cuclillas frente a él con rostro enojado.
-Deja de burlarte-dijo en tono serio aun sin mirarlo.
-Aunque te viste genial bailando-habló Luka acunando el rostro del mayor con sus manos y sonriéndole enternecido- Te amo…
Las orejas de Anthony se colorearon de rojo mientras veía al menor a los ojos, sin meditar mucho el que estuviesen en público, se acercó al rostro de Luka y se apoderó de sus labios en un beso lento que los llevó a ambos de nuevo a su amada burbuja sin preocupaciones ni prejuicios.
-También te amo-sonrió aun con sus ojos cerrados y sus labios pegados a los de Luka.