5. De cómo esa maldita amistad los mantendrá juntos.
Entró a la habitación sin tocar, ya era de madrugada y sería malo permanecer mucho en los pasillos. La luz estaba encendida mostrándole a Patrick los alocados mechones del recién levantado Edward.
-¿tomaste tu medicina?- dijo el rubio en voz baja para no despertar a su compañero de cuarto, Pat asintió sentándose pesadamente en la cama de su amigo mientras se dejaba caer sobre los hombros del mismo -¿hace cuánto no ocurría?
-Dos años y medio- respondió un apesadumbrado Pat-creí que ya estaba bien pero… ¿Qué haré si lo lastimo? No me lo perdonaría…
Edward sonrió con tristeza y rio con amargura, la preocupación de Patrick no era porque sí, después de todo ese idiota nunca mentía, él quería a Theodore. Se sintió frustrado.
-¿desde hace cuánto?- preguntó con un nudo en la garganta, Patrick se vio perdido en la temática, Ed lo alejó de sí y lo miró a los ojos- ¿desde hace cuánto te gusta Theodore?
-… El año pasado- masculló un avergonzado (no exteriormente) Patrick- fue tan espontaneo como con la primera vez que ocurrió…
- ) Solo que aquella vez era una chica) sabes que te odia verdad?- dijo Ed mirando a su amigo con lastima, sabía que jamás lo “atraparía” porque representaría forzarlo y no lo haría sabiendo que esa sonrisa jamás regresaría. Deseaba ser quien se la devolviera pero sabía que ni Theodore (en el caso de que dejara de odiar a su amigo) la regresaría. Había una condición para recuperar eso que perdiste: lo harás solo.
*** Flashback***
Las 7 familias más ricas y poderosas de Europa estaban reunidas en la morada de la primera de ellas, La mansión Rockbell. Edward y sus padres entraron al lugar, el primero nervioso y asustado. Y los otros dos decididos y con la sonrisa hipócrita que ponían cuando estaban en eventos.
-Ed- llamó la madre del niño, este la miró a los ojos en seguida. Ella sonrió- solo nosotros y los Rockbell tenemos a nuestros hijos aquí ve a presentarte en cuanto los veas, puedes irte… ah! Cierto, ten cuidado con el anillo que llevas puesto, sabes que te queda grande: No lo pierdas. Ahora si amor, vete.
El niño obedeció y se fue a caminar por el lugar saludando con timidez a todos los adultos, le preguntó a una de las mujeres de servicio en donde se encontraba el jardín, la mujer lo guió y el niño alegre salió de la gran mansión.
El sol de media tarde hacia que los colores se vieran brillantes ante sus ojos y no pudo evitar sonreír a la nada, se sentó en las escaleras que previamente había bajado y observó la combinación de colores que el jardinero tuvo que trabajar tiempo atrás. Después de unos minutos se levantó y empezó a caminar por los alrededores, subiendo a más de una árbol en el camino. En cuanto dio el paseo completo regresó a la escalera que antes ocupaba agotado y suspiró con cansancio, en aquel momento algo no visto antes llamó su atención. Una fuente con dos personajes que parecían bailarinas tomadas de las manos funcionaba a su costado izquierdo unos metros más allá, se incorporó y corrió a observar la cristalina agua caer, en el fondo había un montón de joyas brillantes que le hicieron recordar el que llevaba puesto y sonreír al mirarlo. Se quedó un poco más observando el agua y fue tomado por sorpresa por un grupo de aves que dieron inicio a su vuelo espontáneamente, por poco cae al agua más logró irse de espalda hacia el suelo, su anillo no tuvo la misma suerte y cayó limpiamente al agua. Se acercó aterrado y en cuanto iba a introducir las manos en el cristalino espejo a su mente llegaron las imágenes de un mini-accidente ocurrido unos meses antes en el que casi se ahogó en la piscina de su casa, retrocedió aterrado y las lágrimas no tardaron en llegar, su madre lo castigaría de seguro, le acababan de decir “ten cuidado” y él había desobedecido. Acurrucado junto a la fuente lloro por un rato.
-¿Por qué lloras?-dijo una voz que lo hizo sobresaltarse un poco, miró hacia arriba y se encontró con un niño de su misma edad con los ojos grises con verde que lo dejaron hipnotizado por un momento.
-P… Perdí mi anillo en la fuente… y allí hay muchas cosas parecidas- las lágrimas siguieron su curso.
-Pues recupéralo, la fuente no es profunda- dijo el chico sonriendo.
-M… Me da miedo, uno puede morir allí- dijo Ed, el otro niño lo miró confundido y empezó a reír.
-Aquí no! Esta fuente te llega hasta las rodillas si entras, vamos inténtalo- dijo el ojigris tomándole la cara y sonriendo con entusiasmo- en serio te quiero ayudar pero como dice mi papá- se aclaró la garganta y puso cara y voz de grande- “un problema propio se soluciona solo”
Ed rió notando que el chico había malinterpretado aquella frase, suspiró y se puso en pie. El niño tomó su mano y la apretó buscando por todos los medios reconfortarlo, Ed se quitó los zapatos y entró con terror al agua, en efecto: llegaba hasta sus rodillas. Se agachó y empezó a tantear en el agua, encontrando su anillo al décimo intento, en seguida el otro chico lo guió a la cocina y bebieron chocolate caliente.
-¿Cómo te llamas?- dijo el niño en cuanto su amigo obtuvo una toalla seca para arroparse.
-S… Soy Edward- dijo el rubio sonriendo con timidez.
-Yo soy Patrick- dijo el otro pronunciando su nombre con sorna- pero dime Pat, mi nombre entero parece de adulto.
Ed rió y bebió un sorbo de su chocolate.
-¿y cuántos años tienes?, yo tengo cinco años y medio- sonrió mostrándole una mano a Ed.
-Yo ya cumplí seis- dijo un sonriente Ed-los cumplí la semana pasada… oye… ¿Ya somos amigos?
El otro asintió riendo, desde ese dia se volvieron como uña y mugre para sus padres.
*fin flashback*
-Entonces, ¿desde hace cuánto?- repitió distraídamente Ed mientras el ojigris se recostaba en su regazo.
-hace un año- respondió el chico algo extrañado porque su amigo había repetido la pregunta- ¿sabes algo Ed?
- ¿Qué cosa?- dijo el chico bostezando.
- Sin un amigo como tú, creo que ya habría enloquecido- dijo Patrick.
- No carada… Sin mi estarías muerto- rió Ed divertido.