NADA DEBE CAMBIAR
Era ridículo, aun no podía creerlo. Es que simplemente era algo absurdo la forma en que descubrió lo que sentía hacia Makoto. Estaba enamorado de su mejor amigo y lo comprendió por un tonto examen sorpresa.
Resoplo y se sumergió en la tina.
Una parte de él sentía alivio al aceptar sus sentimientos pero otra esta intranquila. ¿Qué iba hacer ahora? ¿Callaría o se confesaría? Y lo más importante. ¿Makoto los aceptaría o rechazaría? ¿Sentiría lo mismo que el?
Sintió una presión en el pecho al imaginarse que Makoto lo rechazaba y el oxígeno escapo de sus pulmones y salió a la superficie tosiendo para recuperar al aliento.
No, definitivamente callaría, era lo mejor, no soportaría su rechazo. Prefería esconder sus sentimientos y no perder su amistad, era mejor seguir siendo solo amigos aunque hubiera preferido no haber descubierto esos sentimientos, todo hubiera sido mejor.
Hoy había sido un día realmente difícil. Había descubierto que estaba enamorado y que estar cerca de Makoto lo incomodaba de una manera extraña. Sentía una cálida sensación cada vez que la hablaba, le dedicaba una de sus tantas sonrisas o una mirada cálida, o tan solo lo rozaba. Gracias a kami-sama su rostro no mostraba nada, no quería que Makoto sospechara algo o alguno de sus amigos sobre todo Nagisa o todo se vendría abajo y sus sentimientos serian revelados, eso no quería.
Nada debe cambiar. Debía controlar esas emociones, seguir tratando a Makoto como siempre y esconder muy bien sus sentimientos.
Definitivamente odiaba los exámenes y sobre todo ese examen. Había arruinado su vida. Tal vez estaba exagerando pero ¿Cómo se supone que debe de reaccionar?
Enamorado de un chico y no cualquier chico, de Makoto Tachibana. Su mejor amigo desde muy temprana edad, el único que al pasar de los años aún seguía su lado, quien mejor lo conocía y lo comprendía, ni siquiera sus padres que literalmente lo abandonaron. El único que era capaz de conversarlo de salir de su preciada agua, quien le obligaba a no solo comer caballa o no quitarse la ropa cada vez que miraba un lugar donde había agua. Quien estaba siempre al pendiente de él, cuidándolo, quien todos los días iba por el a su casa para irse juntos a la escuela o a otro lugar, quien le extendía una mano para ayudarlo a salir de las piscina o su tina, quien con solo una sonrisa lo hacía sentir cientos de pequeñas caballas nadar en su estómago, quien con solo una mirada podía saber lo que pensaba…
¡SPLASH!
Volvió a salir a la superficie jadeando con fuerza y con una mano, hecho su cabello hacia atrás.
Lo había olvidado por completo. Makoto podía leerle la mente y ese era un problema. Tenía que ser cuidadoso con sus pensamientos o se vería descubierto.
Salió de la tina al sentir hambre y fue a la cocina donde cocino un poco de caballa. Como su pelo estaba húmedo, agua cayo al sartén salpicando aceite a su mano quemándolo la piel. Soltó un pequeño grito de dolor y se alejó. Reviso su piel y al ver que no era nada grave, dejo la caballa cocinándose y fue por una toalla para secarse el cabello.
Una sonrisa se dibujó en su rostro al pensar en Makoto. Tenía que admitirlo, le gustaba que el castaño le secara el cabello. Cuando lo hacía, Haru tenía que hacer un gran esfuerzo para no quedarse dormido y disfrutar de las caricias de su amigo.
Sacudió la cabeza para despejar su cabeza cuando el olor a quemado le llego y apago la estufa para no quemar más la caballa. Eso le pasaba por andar en las nubes. Se sirvió la caballa, fue a la sala donde se sentó, prendió la tele y comió. No les gustaba mucho ver tele pero como no tenía tarea, parecía un buen remedio para que le ayudara a distraer su mente y dejar de pensar en Makoto.
Un par de horas después, cuando ya era de noche, se aburrió y mejor se fue a dormir. Se puso su piyama ya que a Makoto le molestaba que durmiera con el ba…
Resoplo y un leve sonrojo apareció en sus mejillas.
Se acomodó en su cama, suspiro pesadamente y tan solo cerro los ojos, la imagen de Makoto sonriendo apareció.
Se incorporó en la cama gruñendo y apretó las manos en puño. ¡Se estaba comportando como toda chica enamorada! Solo le faltaba dibujar en sus cuadernos corazones con las iniciales de sus nombres… ¡Diablos! No lo había dibujado en su cuaderno pero si en la ventana por el vapor del agua caliente.
Inhalo profundo y poco a poco fue expulsando el aire de sus pulmones.
-Nada debe cambiar-se dijo-Es lo mejor
Prefería ignorar que estaba enamorado de Makoto a que este lo rechazara y perder su amistad.
Volvió a acostarse en su cama y no cerró los ojos por temor de volver mirar a Makoto.
Sería una larga noche.