Capítulo II
Conociendo a mi guardaespaldas
— Ah... — Sujetó el mentón de la muchacha que lamía su hombría, sonriéndose. — Eres hermosa... — Le acarició la mejilla mientras la otra muchacha deslizaba los dedos por su pecho. — ¿Verdad? — Besó a la segunda en los labios. — Ambas son hermosas, y que bien lo haces...
— Señor, estamos a punto de llegar... — El conductor disfrutaba de los pequeños espectáculos en silencio, sin mostrar expresión ninguna.
— Vale, niñas, lo terminaremos en mi habitación, ¿qué les parece?...
Adelante, un guardia detenía el auto en la entrada. Se había pasado casi todo el día fuera de la casa, desde temprano en la mañana, así que la situación le parecía sospechosa. El hombre vestía de negro y usaba una máscara blanca. Jayden se subió el cierre e indicó a las muchachas que bajaran la cabeza, recostándose en el suelo. Sacó un revólver que escondía bajo el asiento y se preparó detrás de la puerta.
— Pase lo que pase, si tienen oportunidad, corran... — Las chicas asintieron. — Mierda, ni follar en paz en esta jodida familia...
El guardia se acercó a la puerta del conductor.
— Buenas noches. Identificación, por favor.
El conductor lo observó con los ojos bien abiertos, sacando el carnet del bolsillo de su chaqueta.
— Vengo con el joven Jayden, soy su chofer.
— Abra las ventanillas. — Ordenó.
— Señor, no puedo hacer eso...
— Abra las ventanillas, por favor. — Los ojos pardos del hombre se afilaron, observando con desconfianza la parte trasera del auto.
El chofer no tuvo más opción que bajar las ventanillas. Sabía que Jayden se molestaría con él, pero no le quedaba otra opción. Solo esperaba que aquellos hombres fueran empleados de su padre y no matones que habían tomado la mansión.
Jayden se escondió a un lado de la ventanilla, el hombre miró dentro, encontrando a las dos muchachas acostadas en el suelo del vehículo. Acercó la cabeza para entender mejor que era lo que estaba sucediendo y un brazo lo jaló hacia adentro, haciendo que se golpeara la frente con fuerza contra el borde de la puerta. Jayden abrió de una patada, empujándolo hacia atrás. Indicó a las muchachas que corrieran en tanto él huía hacia los jardines, aprovechando que el hombre se agarraba la cabeza adolorido. Se ocultó tras los arbustos podados. Había dos individuos más allí y uno en la entrada.
Ladeó el recinto. Conocía bien por dónde moverse gracias a sus continuas escapadas, así que caminó tras las altas macetas que adornaban la blanca escalera para llegar a la puerta trasera; hasta que chocó repentinamente con otro hombre. Retrocedió al ver que el enmascarado se encimaba y tomó rápidamente un puñado de tierra de la planta, arrojándosela a los ojos. El extraño comenzó a pedir ayuda mientras la figura intrusa que no pudo reconocer se colaba en la casa. Jayden corrió por el pasillo que daba a la cocina. Debía encontrar los papeles de propiedad de la caja fuerte de su padre antes de que los robaran. Esperaba que el viejo Shaffer estuviera a salvo.
— Kain, tenemos problemas, Sector C, atacaron a Liam, el tipo está armado y se dirige al interior de la casa. — Aaron apretó con fuerza el intercomunicador, esperando alguna respuesta por parte de su jefe.
— Entendido.
— Joder...— Chase continuaba observando las cámaras junto al otro muchacho, esperando a que algo sucediera. Siempre le había parecido un tanto desesperante la tranquilidad de su jefe ante estas situaciones.
Kain se escondió detrás de la puerta de la oficina, esperando a que vinieran por los objetos de valor. Sabía que el señor Shaffer guardaba todo en esa habitación; él mismo le había mencionado que no le tenía confianza a ninguna otra caja fuerte que no fuera la suya. Escuchó pasos y contuvo la respiración. No se imaginaba que la acción comenzaría tan pronto.
Jayden ingresó lentamente, con un pie detrás de otro, temeroso pero listo para enfrentarse a lo que sea. Tenía que obtener esos papeles y proceder tal cual le había indicado su padre. Cruzó la puerta haciendo silencio; al parecer estaba vacío. Corrió hacía una de las estanterías a prisa para no demorarse mucho más. Seguramente ya se habían dado cuenta del lío.
— ¡Joder! — Forcejeó débilmente ante el abrazo firme de un hombre que lo atrapó desde su espalda. — ¿¡qué quieren!?, ¡no vamos a darles nada!, ¡tendrán que matarme antes de que les diga dónde están las propiedades de mi padre!, ¡jodido perro faldero! — Apretó los dientes enojado.
— ¿Tu padre...? — Chasqueó la lengua, soltando al muchacho. — Él nos contrató. — Lo miró de arriba a abajo, inspeccionándolo. — Me proporcionaste más información de la que quería... Si fuera un ladronzuelo estarías en serios problemas, chico.
— ¡No estuve en casa en todo el jodido día!, ¡¿cómo iba a saber?! ¡qué susto, madre santa!, lo siento mucho...— Se masajeó la sien tratando de calmar sus nervios. — Mierda, ¡podría haber muerto por andar de loco!, realmente no tenía idea... — Le dedicó una mirada de culpa. — Fui a la agencia, luego a casa de unos amigos y no llamé al viejo porque tenía una conferencia... — Kain lo miraba con atención. Jayden señaló su rostro interrumpiéndose a sí mismo. — ¿Por qué usan mascaras adentro de la casa?... — Kain emitió un sonido en afán de responder pero el rubio levanto ambas manos deteniéndolo. — Olvídalo, ¿vale?... Jesús, que nervios... — Salió de la habitación.
— Oye, soy Kain, por si te interesa saberlo. — Siguió su espalda. — Yo soy quién se encargará de protegerte, así que acostúmbrate a verme detrás de ti todo el tiempo. — Se adelantó, saliendo de la habitación. — No te preocupes por lo que sucedió hace rato...sólo procura no gritar a los cuatro vientos lo que al enemigo no le importa. — Dicho esto, se perdió en el pasillo en busca de sus compañeros. Estaba furioso. Iba a tener una charla bastante larga con ellos. — Muchachos, son unos genios... — Apretó el handy en su mano derecha. — estábamos persiguiendo al hijo del dueño...— Chasqueó la lengua. — Diríjanse de inmediato a la sala de conferencias. Aaron y Chase quédense en las cámaras. Han sido los únicos que hicieron bien su trabajo. — Sus palabras hicieron eco cuando entró en la oscura sala. Se sentó en la silla que estaba junto al proyector, y esperó cruzado de brazos que los demás llegaran. Su nivel de estrés iba creciendo conforme pasaban los minutos. Uno a uno fueron llegando, sentándose en silencio alrededor de la mesa.
— Lo sentimos, Kain, nunca pensamos que... — Mike comenzó disculpándose, pero guardó silencio de inmediato cuando Kain se puso de pie.
— ¿Disculpas? — Soltó una risa burlona mientras rodeaba la mesa. — ¿Por qué?, ¿sólo porque un muchacho alterado de veinte años los evadió y se escabulló armado por toda la casa? — Volvió a reír, golpeando la mesa con ambos puños. — ¿O tal vez porque la vida de todos corrió peligro? Tranquilo, Mike, ¡seguro hay cosas peores! — Todos quedaron en silencio, sin levantar la cabeza. — Déjenme preguntarles algo, muchachos... ¿Para qué estamos aquí?
— Para...proteger al señor Shaffer y a su hijo... — Alex se atrevió a abrir la boca, sin dirigir la vista a su jefe.
— Exacto; ¿escucharon todos? estamos aquí para cuidar la integridad del señor Shaffer y la del chico, así que no quiero tener que llamarles la atención de nuevo por una estupidez como ésta, porque si cometen otro error, ¡yo mismo me encargaré de arrancarles la cabeza con mis propias manos! ¿Está claro?
— ¡Si, señor! — Todos dijeron al unísono.
— Bien, ahora lárguense de aquí y vuelvan a sus puestos de trabajo, ¡ahora mismo!
Todos abandonaron la sala dispuestos a volver a su sitio. A nadie le gustaba ver a Kain enojado. Conocían demasiado bien su carácter como para ponerse a provocarlo, y todos estaban seguros de que no bromeaba cuando decía se encargaría de ellos si no hacían bien su trabajo.