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Turtle por Atsuko B

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Notas del fanfic:

Corto. Es solo un pequeño y romantico(?) relato sobre una pareja "rara".


Espero y lo disfruten. :) 

-¡¡¡¿AAAAHHH?!!! ¡AUXILIO!-

 

Estaba cepillándose los dientes cuando escuchó aquel grito, inmediatamente se limpió la boca y salió del baño. En la cama ya no estaba su amante, hace no más de treinta minutos estaba ahí durmiendo plácidamente después de que hubieron hecho el amor. Dio un vistazo más a la habitación y pudo ver que la puerta del balcón estaba abierta. Se apresuró y lo encontró.

 

-Amor, ¿Qué te paso? – le decía entre divertido y serio viéndolo, el menor estaba sentado en el suelo envuelto únicamente en la sábana con la que estaba en la cama.

 

-¡Zuku chan! – Nao volvía a ver a su novio con un puchero en el rostro. – Midori chan me mordió el dedo... ¡ME MORDIÓ EL DEDO! – Aquello lo dijo gritando mientras le enseñaba el dedo al mayor. - ¡Me voy a morir!

 

Tsuzuku apenas y contuvo la risa, su novio era muy infantil y aquello le encantaba. Tomo el dedo del otro para observarlo mejor, apenas y tenía marcas de los dientes de la pequeña tortuga que ambos tenían en su apartamento.  De las pequeñas marcas salían unas escasas gotas de sangre- –Nao chan, no pasa nada. Solo es una pequeña mordida.

 

-Me voy a morir, dije. – El guitarrista lo miraba con un puchero y el ceño fruncido. -¡Cúralo! – le exigió al vocal.

 

-Está bien. – le respondió el otro poniéndose en pie y entrando nuevamente a la habitación. Fue a buscar unas venditas adhesivas. Cuando volvió su novio estaba jugando nuevamente con la Tortuga. – Por cierto, Nao chan ¿Qué hacías con Midori? – Se sentó en una  pequeña banquita que estaba en el balcón y tomando la mano de su pareja.

 

-Le daba de comer… Pero no quería y cuando abrió la boca metí mi dedo.  – Explicaba mientras se dejaba atender del otro.

 

-Ya veo, seguramente no tenía hambre. – Agregó el mayor mientras terminaba de colocar la vendita en el dedo del otro y le daba un pequeño beso en el dedo. - ¡Listo! Estarás bien.

 

-¡Zuku chan, gracias! – Se estiró de la posición en la que estaba para darle un beso a su novio. El otro correspondió y luego revolvió sus cabellos. Nao sonrió ante aquellos gestos. Ahora Tsuzuku hacía aquellas cosas más seguido, al principio de su relación tuvo que enseñarle todo lo que sabía sobre ser cariñoso o eso quería creer el mismo.

 

Nao intentó seguir alimentando a la tortuga mientras Tsuzuku se había quedado ahí observándolo. El mayor había sacado un cigarrillo y comenzó a fumar, Nao le vio con reproche pero lo dejo pasar porque le había curado el dedo. Cuando ya fue imposible seguir alimentando a la tortuga, la alzó en el aire con ambas manos y la veía muy curioso.

 

-Parece un poco torpe y es muy lenta. – Decía observándola. La colocó en su cabeza y sonrió. – Amor, tómanos una foto. – Le pidió.

 

-Te gustan muchos las fotos. – Dijo y sin renegar saco su celular, y enfoco a su pareja quien con una mano sostenía a la tortuga y con su otra mano hacía esa seña que acostumbraba hacer para las fotos.  Se le veía muy lindo. Aquel “niño” había robado su corazón y no entendía como alguien tan lindo, tierno e infantil podría estar con alguien como él. – Aquí está. – dijo pasándole el celular.

 

-¡Waaa! – dijo observando emocionado la pantalla. – Zuku chan, ¿Quién es más lindo? ¿Midori chan o Nao chan? – le dijo sonriéndole.

 

-¡Midori chan! – dijo bromeando. Lo que causo pucheros del otro. Él solamente sonrió. – Claro que Nao chan es más lindo.

 

El menor quedo complacido y bajo a la tortuga de su cabeza para ponerla en su pequeño estanque nuevamente, donde dormía plácidamente cuando él llego a interrumpir su sueño. La observó unos momentos más y una duda llegó a su mente. A veces él era torpe como una tortuga y también era lento en algunas situaciones con su pareja que aún lo avergonzaban. Volvió a verlo.

 

-Zuku chan, ¿Me amas aunque sea torpe y lento? – preguntó mientras un leve sonrojo se notaba en sus mejillas.

 

Lo miro extrañado por un momento pero luego comprendió. -¡Claro que sí, amor! ¡Te amo aunque seas torpe y lento! Eres mi pequeña tortuga. – le dijo sonriendo y se agachó para besarlo en los labios.

 

Complacido respondió al beso y al cortar el contacto añadió. -¡También te amo, mi salvaje gruñón!-


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