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La cocina verde por Naghi Tan

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Notas del capitulo:

Resumen cuadragésimo sexto drabble: No podía quitárselo de su mente, nunca se había sentido tan atraído hacia un hombre, pero parecía que él era la excepción.
Universo: AU. Donde Sanji es un hombre de la vida galante (prostituto) y Zoro es uno de sus clientes.
Número de palabras: 1140
Comunidades: Reto diario 
Número y Nombre del reto: Tabla de Primavera. 007. Arcoíris
Categoría: R

"Vende caro tú amor,
Aventurera,
Dale el precio del dolor,
A tu pasado,
Que, que 
De tus labios la
Miel quiera,
Que pague con diamantes
Su pecado".
-Aventurera- Natalia LaFourcade.

[...]

La sonrisa del rubio era demasiado sensual, te hacía sentir que, sin necesidad de tocar, el te haría llegar al clímax con el solo sonreír. Zoro pudo ver como el rubio, al que segundos antes consideraba una mujer, se relamía el labio inferior y arqueaba la espalda mientras cerraba el ojo visible, la piel tan blanca como el mármol estaba cubierta por una fina capa de sudor y quizás era la intensidad por lo que estaba sucediendo ahí dentro, pero podía ver como todos los vidrios del vehículo estaban casi empañados.

No pudo evitar dar un respingo cuando vio como el rubio menor abría el ojo de repente y se lo quedaba viendo por un par de segundos para después guiñarle con picardia.

Con eso Zoro procedió a seguir su camino, no sabía si sentirse incómodo o excitado ante lo que había visto, tenía tantas emociones encontradas y estaba tan confuso que sin darse cuenta estaba frente a la puerta del departamento de Ace 'Genial' pensó con desgano, y tocó la puerta, por alguna razón se le coló en la mente que no era la primera vez que llegaba a casa de alguien sin darse cuenta, sacudió ese pensamiento cuando escuchó al pecoso gritar con molestia:

"¿¡Quién cojones toca a mi puerta a estas horas!? Espero sea importante, porque juro que mataré a la persona que esté ahí afuera sin importarme quien sea".

Zoro tragó saliva, pero sabía que Ace no sería capaz de matarle, no cuando era uno de sus mejores amigos. La puerta fue abierta de forma brusca, ante él se encontraba el pecoso, despeinado y solo en pantalones cortos, la mirada que le lanzó fue de total odio.

"Mierda" susurró Ace rascándose la cabeza "pasa" le indicó "¿Por qué vienes a esta hora?"

Pudo notar que el pecoso trataba de modular su tono de voz, pero aún se podía sentir la irritación. De reojo vio las latas de cerveza que estaban regadas en el pasillo, no comentó nada ante lo descuidado que se veía el departamento y se encaminó a la sala.

"Puede ser que haya venido porque vi algo que no sé como procesar". La sinceridad ante todo, no le gustaba dar rodeos, se le hacían algo sin sentido.

"Procesar" Ace repitió la última palabra mientras se sentaba en uno de los sofás, "¿Qué viste?"

Zoro no sabía si decirle que aquella hermosa mujer que tanto admiraban y comían con la mirada no era lo que aparentaba, no le gustaba romper ilusiones, pero si no se los decía ellos descubrirían aquello y no quería que se quedaran desilusionados y traumados.

"A la chica del bar al que vamos todos los días teniendo relaciones en un auto con Doflamingo" iría por lo seguro, dejaría caer la sorpresa poco a poco.

"¿Y eso qué tiene que ver? No es como si vieras por primera vez a alguien en pleno momento" Ace movió las cejas de forma lasciva, si, una vez Zoro se lo había encontrado en el baño de un club montandosela de lo lindo.

"No solo eso" se sintió como una mujer de cuarenta años apunto de contar un chisme, se sacudió el escalofrío que le dio y prosiguió "Ella no es una ella". Ya estaba.

"¿¡No lo sabías!?" Ace le señaló con los ojos tan abiertos como platos, lo que confundió a Zoro y le hizo sentir como un idiota.

"¡No sabía nada de eso!" Ahora era él el que quería matar a Ace, no decirle nada como eso no era de amigos.

"¡Todos pensábamos que sabias!" Ace le señaló.

"¿Y desde cuando a ustedes les gustan los hombres?" Quería saber, en verdad, porque no se había dado cuenta que sus amigos iban por ambos lados. Si, era cierto que no podía quitárselo de su mente, nunca se había sentido tan atraído hacia un hombre, pero parecía que él era la excepción y eso le confundía, no es que sintiera asco, pero era algo nuevo.

"A mi me da igual lo que sea" el pecoso sonrió "no voy a negarme a privarme de ambos placeres, a Marco le atrae pero es feliz con solo verlo, y el resto solo tiene curiosidad por saber como se sentirá tener relaciones con él".

"¿Cómo se dieron cuenta de que era un hombre?" Quería saber, porque para él no había sido evidente aquello.

"Al principio estábamos confundidos" su amigo admitió, "a simple vista es una mujer fina, pero el que no hablase mientras estaba en el bar de La Reina era sospechoso, también lo era que Doflamingo y Crocodile se volvieran sus clientes frecuentes. Anteriormente habíamos escuchado comentarios de algunas prostitutas diciendo que ellas no podían aguantar el ritmo de aquellos dos" Ace suspiró, "y fue así como atamos cabos, más porque Crocodile llamaba a nuestra chica Mr. Prince y ese no es un apodo para una chica, si me lo preguntas".

Ahora Zoro se sentía como un idiota, era verdad todo eso y fue ciego ante todo aquello.

"Saber que es hombre ¿Cambiará todo?" Esa pregunta le tomó desprevenido, pero ya tenía una respuesta.

[...]

Sanji rodeó el cuello de Doflamingo con los brazos, el mayor lo había empotrado contra la pared de la habitación del hotel, aquel hombre aún no se sentía satisfecho y había decidido que continuarian aquello en un lugar privado, las marcas de rasguños en la espalda de Doflamingo daban a notar que ambas partes estaban disfrutando, Sanji rodeaba la cintura del mayor con las piernas mientras este le penetraba con rudeza.

Con Doflamingo todo era mordidas, rasguños y pasión, y a pesar de eso, se tenía que recordar que había que cobrar, porque sus servicios no eran gratis.

"¿Mañana estarás disponible?" Sanji trató de no rodar los ojos ante la pregunta y asintió, no podía hablar porque su boca estaba ocupada en el cuello del mayor. "He hablado de ti con un amigo y este ha mostrado curiosidad por saber que tan bueno eres". Aquello sorprendió a Sanji.

"Yo escojo a mis clientes, nunca al revés" aclaró, tenía esa política por una razón.

"Lo sé y sé que no te negarás a recibirlo" Doflamingo dijo divertido.

Sanji suspiró, iría, pero él no aseguraba que haría algo. Si perdía el control de sus clientes ¿Qué lo mantendría aferrado ante la sensación de confort?

 


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