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La cocina verde por Naghi Tan

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Resumen Décimo Drabble: La voz del juez del registro civil se dejó escuchar desde un helicóptero a través de un alta voz, mientras Zoro corría a toda prisa hacia un edificio en llamas.

Universo: Alter Universe (Universo Alterno), donde a Sanji casi a diario lo secuestran y Zoro lo salva una y otra vez.

Número de palabras: 874

Comunidades: Retos a la carta y Reto diario.

Número y Nombre del reto: 5. Codicia

Categoría: PG-13

Dedicado a: Srta. Komaeda, quien se sorprendió porque Sanji no sufrió en el séptimo drabble, ella pidió continuación, una donde Zoro y Sanji estuvieran casándose, aquí tienes, espero y te guste.

Notas de Naghi: Continuación del Séptimo Drabble: No you…

 

 

 

 

 

 

 

“¡Oh! Cúrame:

Roza tú boquita con la mía,

Vuélame la cabeza y complétame.

 

Oh, sabes que yo sé que tú sabes que te

Amo…

Eh… digo, que necesito amar a alguien.”

—No you girl—Franz Ferdinand

 

 

 

­

 

 

 

—¿Aceptas a Kuroashi no Sanji, como tu legitimo esposo, amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separé?—La voz del juez del registro civil se dejó escuchar desde un helicóptero a través de un alta voz, mientras Zoro corría a toda prisa hacia un edificio en llamas.

El juez era Akagami no Shanks, quien se había puesto como reto casar a Sanji y a Zoro costase lo que costase, dado que esta era una fecha muy importante y casi ningún juez había aceptado semejante reto y porque le darían alcohol gratis y porque su ahijado —Luffy— se lo había pedido.

La boda estaba desde el inicio hiendo viento en popa, aparentemente todo estaba en su lugar, Zoro estaba de pie frente al altar esperando a que Sanji llegase junto a su padre Zeff, ese día se habían asegurado de que todos sus conocidos y amigos de estos llevasen aunque fuese un arma, por precaución, Zoro sabía en lo que se metía cuando le propuso matrimonio a su no amigo de la infancia, a su no novio de toda la vida.

Con eso, ya serían una pareja al fin, no se estaban casando por la Iglesia, ya que esta se negaba a casar a dos personas de su mismo sexo —Zoro en este punto los mandó a la mierda, ni que fuera importante, él no era creyente de un Dios— y optaron por el casamiento civil, porque en Canadá —donde ambos vivían— se podían casar sin que el juez los mirase mal —y pobre del infeliz que hiciera que Sanji se sintiera incomodo, le había costado a Zoro hacer que Sanji se sintiera seguro al tomarle de la mano en la calle—, la boda se estaba haciendo al aire libre, en el jardín de la mansión de la Novia de Usopp —Kaya— y todos estaban vestidos de etiqueta.

Cuando la canción cambió a la marcha nupcial, Zoro sintió que su corazón saltaba de alegría al ver a su prometido asomarse junto con Zeff, ambos rubios estaban sonrojados —uno por vergüenza de tomar del brazo a su hijo y el otro porque era el centro de atención—, ya estaban llegando junto a Zoro cuando una mancha difusa sujetó de la cintura a Sanji y lo cargó.

—¡Gin!—fue el grito sorprendido de Sanji, quien no se podía creer que uno de sus amigos hiciera eso, en pleno día de su boda.

—Lo siento, pero siempre me has gustado—el moreno le sonrió, a pesar de que tenía a todos los invitados apuntándole con un arma de fuego.

—Bájalo—ordenó Zoro, molesto por la situación, porque debió de hacerle caso a su intuición, siempre había sospechado de Gin, ese bastardo siempre le miraba con odio cuando Sanji no estaba presente.

Gin se negó, sonriendo a un más cuando una camioneta todo terreno se adentró a la mansión, destrozando todo a su paso, solo se detuvo para que Gin se subiera junto con el cocinero.

—Quítamelo, si puedes—se rió Gin, y Zoro no se contuvo.

—Pase lo que pase—ordenó—, la boda no se pospone.

El juez simplemente sonrió y asintió, esta era una de esas bodas que sería memorable recordar.

 

.

 

.

 

.

 

—¡Acepto!—gritó Zoro mientras rebanaba la puerta del edificio, las televisoras estaban emitiendo la persecución, habían pasado más de tres horas y la boda a un seguía en pie, nunca un secuestro hacia el cocinero había dilatado tanto.

—Sanji ¿Aceptas a Roronoa Zoro como tu fiel esposo, amarlo y respetarlo, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe?—Shanks, ahora guindado de una escalera del helicóptero preguntó.

Smoker, quien estaba harto de la situación ya quería terminar con todo e irse a su casa, le miró con incredulidad ¿Cómo esperaban que Kuroashi respondiera mientras estaba amordazado y con aparente signos de violencia física? Se sorprendió más al ver como el rubio trataba de quitarse la mordaza con desespero.

—¡Acepto!—Sanji gritó con una sonrisa en el rostro, porque nadie, aparte de Zoro, le amaría con tanta pasión.

Nadie se esperaba que Shanks se saltase algunas líneas, pero así lo hizo, no veía prudente preguntar si alguien se oponía a la boda, porque de sobra había uno que si se oponía.

—Entonces—tosió el pelirrojo—, con el poder que me otorga el estado, los declaro marido y… marido, Zoro puedes besar a Sanji.

Y Zoro lo haría, cuando terminase con el bastardo de Gin, era hora de aprovechar a las televisoras y enseñarle al mundo que Kuroashi no Sanji llevaría su apellido y tenía a alguien que lo rescatase hasta la muerte.

Para Sanji aquella boda seria recordada por siempre, cuando convenciera a Zoro para adoptar a un niño, le enseñaría al pequeño las proezas que sus tíos y su padre habían pasado para poder hacer que ellos dos estuvieran por siempre juntos.   

Porque Sanji era un romanticón y esa era una escena de boda digna de una película Hollywoodense.

 


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