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La cocina verde por Naghi Tan

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Notas del capitulo:

Resumen Vigésimo Noveno Drabble: Era bien sabido por los habitantes que el actual Rey no quería cumplir sus obligaciones, que le desagradaba la idea de quedarse en un solo lugar.

Universo: AU. Donde Zoro es un Rey elfo y Sanji es un humano que busca alimento para el pueblo donde vive.

Número de palabras: 1133

Comunidades: Minutitos

Número y Nombre del reto: Tabla Te… 002. Te odio

Categoría: PG-13

Notas Naghi Tan: Dedicado a Luky Megune (RainInMyMind) quien me solicitó este drabble por medio de facebook, y que ahora yo los empujo lectores a decirme que es lo que quieren leer de este par, si no quieren que sepan que pidieron, pueden ir a mi Tumblr (naghitan punto tumblr punto com) y solicitarlo anónimamente. Sé que debo una petición (que es doble), pero permítanme terminar este y seguidamente voy con la petición (proveniente de Amor Yaoi).

Advertencia: ¡Lemon hetero! Advertencia mas que nada para la pagina de Amor Yaoi

Parte 3 de 5

 

 

“Yo, caminaré entre las piedras,

Hasta sentir el temblor en mis piernas,

A veces tengo temor, (lo sé)

A veces vergüenza.

 

Estoy, sentado en un cráter desierto,

Sigo aguardando el temblor,

En tu cuerpo,

Nadie me vio partir (lo sé),

Nadie me espera.

—Cuando pase el temblor—Soda estéreo.

 

 

 

 

 

 

“Ese humano ha recorrido más lugares de los que tú, mi Rey, ha explorado”, las palabras de Robin aun calaban hondo dentro de la mente del elfo, no podía ser cierto, calculaba que ese humano tendría menos de la veintena, y por lógica sería incapaz de recorrer lo que Robin quería darle a entender, sacudió su cabeza negativamente y sonrió burlonamente mientras se dirigía a su habitación —Chopper le había dejado en su castillo en menos de veinte minutos—, era una mentira que le dejaría pasar a esa elfo.

Pero, ¿Y si fuese cierto? ¿Y si Robin no le había mentido? Se perdería la oportunidad de poder salir de su reino, de irse de aventura y dejar la monotonía de aquel lugar, era bien sabido por los habitantes que el actual Rey no quería cumplir sus obligaciones, que le desagradaba la idea de quedarse en un solo lugar, pero que era incapaz de dejar el trono debido a su promesa de cuidar el lugar que su hermana adoptiva había amado.

Zoro frunció el ceño, quería saciar la curiosidad que le había embargado, aquel hombre le había interesado —aunque no lo admitiría abiertamente—, tenía la porte de alguien que había vivido bastante a pesar de su aparente corta edad, y ahí se dio cuenta de que posiblemente Robin no le había mentido, ella no tenía por qué hacerlo, pero tampoco tenía por qué decir la verdad, quiso golpearse la cabeza contra el pilar de su habitación, esa mujer era difícil de leer, siempre con aquella sonrisa de saberlo todo pero que nunca diría nada, era como uno de los acertijos que su padre le ponía de joven, difíciles de resolver y por ende él se aburría y lo dejaba, pero ahora no quería dejar aquel acertijo, necesitaba saber lo que ese hombre era, y la única que podría decirle era Robin, mujer que le había dicho que se iría con el rubio.

Bufó con molestia, estaba tentado en dejar pasar aquello, en que todo quedara como si nunca hubiera pasado, pero no le era posible, algo en su interior le decía que aquello era importante y sus presentimientos nunca le habían fallado y dudaba que fallaran. Se quitó la ropa que llevaba puesta y procedió a tomar un baño, extrañamente no quería que el humano tuviera una mala impresión hacia él.

—Ya la mala impresión se la di—se rió antes de adentrarse al baño.

 

.

 

.

 

.

 

Robin gimió al sentir los largos y finos dedos de Sanji recorriéndola con lentitud, echó la cabeza hacia atrás cuando la boca del rubio se colocó en uno de sus senos y con la lengua jugueteaba con su pezón, Sanji tenía el cuerpo demasiado caliente y estar haciendo aquello en la oscuridad de la noche en uno de los cuartos más fríos que él rubio había acondicionado para sí mismo hacia aquello una experiencia por lo más… gratificante.

El cuerpo de Sanji no estaba caliente por la faena que estaba haciendo, no, Robin cerró los ojos, confiando en que el rubio no la quemaría, confiaba en él, el chico no tenía la culpa de estar maldito, de que por ende tuviera que viajar para no morir calcinado, la maldición que el elfo le había lanzado era mortal, la sangre de Sanji siempre estaría caliente, y le daría dolores insoportables que solo se disiparía si viajaba y cumplía con ciertas normas que ni el mismo Sanji sabía.

Dio un largo y fuerte suspiro cuando el humano le mordió con fuerza el seno, la maldición le volvía salvaje en ciertas situaciones y ella no se quejaba, sentía más placer que dolor al tener relaciones con el rubio, aquella no era la primera vez en la que ambos se habían acostado juntos, ella sabía de su existencia por aquellos seis meses en las que sus aprendices y él se habían quedado en aquel pueblo. Contuvo un jadeo al sentir que una de las manos del hombre comenzaba a tocarle su intimidad.

Sabía que ella ya no resistiría los próximos encuentros, cada vez el rubio se volvía más y más rudo en el acto sexual, él ya no la necesitaría, tendría que buscar a alguien que le siguiese el ritmo, pero mientras, ella cubriría aunque fuese un poco aquel lugar.

—Sanji—gimió—, ve más lento—, pero el hombre no la escuchó, su boca había ido hacia el cuello y le había mordido hasta abrir la carne, Robin sintió la sangre salir poco a poco y agradeció que ella fuera una elfo, una mujer mortal hubiera muerto ante eso, contuvo un escalofrío cuando sintió el miembro del rubio adentrarse bruscamente en ella—, eres tan caliente—le susurró, reacia a perder el control, pero aun así, sabedora de que estaría completamente sumergida en el placer en corto tiempo, con sus manos recorrió el cuerpo del hombre, le besó a pesar de que él ya no le reconocía y solo se movía por instinto.

Sanji no se despegaba del cuello de la elfo, lamía y mordía con más insistencia, había probado la sangre y quería más, Robin no podía contenerlo por más tiempo y dejó que el rubio hiciese lo que quisiese con ella, le sorprendió la arremetida brusca que hizo con sus caderas, el entrar y salir con brusquedad y los toqueteos bruscos que le propinaba.

—Estoy tan mal por sentir placer—susurró Robin, pero el placer era momentáneo, era por las feromonas que el hombre soltaba y hacia que ella perdiera el sentido, esa maldición era letal, el chico podría morir en cualquier momento si no encontraba a alguien con quien desahogarse plenamente, por eso sus viajes, era para encontrar a la persona que fuese digna y le igualara en fuerza, Robin conocía a alguien que podría igualarlo y que supondría el fin del viaje de Sanji.

Sintió el orgasmo cerca, y arqueó la espalda cuando al fin su cuerpo se liberaba, poco después Sanji dio un gruñido y mordió con más ferocidad, muestra clara de su propio orgasmo, la sangre llenó la boca del rubio y la morena lamentó el que lo primero que Sanji vería fuera su cuello lastimado de la peor forma, pero ella no tenía la fuerza necesaria para curarse.

—Pronto no te sentirás culpable—le prometió mientras sentía el peso del hombre sobre su cuerpo— tu viaje se acabará, pero tendrás que aprender a deshacerte de tu odio hacia los elfos de luz, aunque él no sea uno.

 

 


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