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La cocina verde por Naghi Tan

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Resumen Cuarto Drabble: Con la caracola apaciguó tormentas, y desvió de caminos fatales a aquel navío, pero estaba agotándose poco a poco.

Universo: Alter Universe (Universo Alterno), no tanto, es uno donde Sanji no está en la tripulación.

Número de palabras: 624

Comunidades: Retos a la carta y Reto diario.

Número y Nombre del reto: 04. Perseverancia

Categoría: PG-13

Dedicado a: MyMobius07 quien dijo: es mucho pedir si le haces otro capitulo? Porfis, porfis, porfis, aunque sea cortito, no importa.

Aquí tienes nena (disculpa, así les digo a mis lectores femeninos, a los masculinos son nenes), algo complicado la verdad, pero espero te complazca.

 

 

 

­­

 

“Desde entonces cada vez

Que la Luna es Luna llena

En su barquilla

Va el pescador

Buscando un rumor…

Pero el único cantar

Nunca es de la sirena,

Sino de olas

Al reventar allá,

En la mar serena.”

—La sirenita— Cri Cri

 

 

 

 

 

Cuando vio a ese hombre de cabellos verdes, la curiosidad fue inmediata, quería hablarle pero una maldición se lo impedía, así que cuando ese hombre en aquel barco le habló, lo miró por un rato y se lanzó al mar.

Abajo, en las profundidades del mar, siguió de cerca aquel navío, porque algo le decía que ahí podría encontrar lo que buscaba, miró sus aletas detenidamente, tomó su tridente y la caracola que llevaba como castigo la colocó en su cintura y en su mente la voz de una mujer que siempre le recordaba: “No sabrás de amor” le perseguía.

El barco no se detenía, pero tampoco iba deprisa, así que descansar no estaba en sus planes de momento, viendo pasar un erizo de mar, le arrancó una espina y se lo colocó en la boca.

*“Por tú padre

Hambre,

Por tú voz,

El destino más atroz,

Y de ti,

Unas ansias de vivir~

 

En dos semanas

Una lanza en llamas

Tu corazón sentirá

Pero es el amor,

Del que nunca sabrás~”

Sin querer, bajo el mar, esa canción sonaba en su mente y la tocaba con la caracola, porque de su boca no debía de salir sonido alguno, había salvado la vida de su padre adoptivo, quien era un humano, acosta de su propia vida y para que el humano que lo cuidó desde pequeño no se sintiera responsable, se marchó sin despedirse.

Una semana le quedaba y a un tenía la férrea esperanza de poder romper la maldición, quien lo devoraba lentamente en dolores intensos provenientes de su estómago.

Pero a partir de esa noche un dolor más se añadía en su cuerpo: el corazón le ardía cada vez que recordaba al hombre de cabellos verdes, y una desilusión que en su cabeza le seguía advirtiendo: “No sabrás de amor”.

Persiguió el barco, solo asomándose en las noches, viendo a lo lejos al hombre de mirada intensa y cabellos de alga, él insistía en hablarle y Sanji quería responderle, pero no podía, así fue como al tercer día se enteró del nombre de aquel hombre que con una sonrisa le saludó cuando se asomó fuera del mar.

—Soy Zoro—le miró divertido— ¿Hoy es el día que podrás decirme tú nombre?

Y Sanji solo negó y le sonrió, sumergiéndose nuevamente, a como lo venía haciendo desde el primer día. Aunque el pecho le dolía cada que lo veía, ansiaba saludarle a como era debido, volvió a quitarle una púa a un erizo y lo masticó para luego escupirlo, no podía mantener nada en su estómago y solo así lo engañaba, cuatro días le quedaban y aun no podía encontrar lo que le faltaba.

Con la caracola apaciguó tormentas, y desvió de caminos fatales a aquel navío, pero estaba agotándose poco a poco, hasta que al sexto día Zoro le llamó, Sanji pensó que solo quería platicar a como noches anteriores el hombre lo hacía, así que dándole una oportunidad se acercó, grave error, porque una red le atrapó.

Forcejeó débilmente, porque sus fuerzas ya no estaban y se sentía cansado, se detuvo y sin pensarlo mucho, sonrió y antes de que llegase al hombre, por fin le habló, mientras una voz en su cabeza se reía.

—Sanji—dijo—, mi nombre era Sanji…

“Ven a mí, y descansa a lado mío~”

Cerró los ojos y asintió, desilusionado por aquel humano, porque en su momento creyó que él sería su salvación. Pero a un desilusionado, deseó estar siempre a su lado.

 

  

 

 


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