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La cocina verde por Naghi Tan

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Notas del capitulo:

Resumen Cuadragésimo quinto drabble: El espadachín de los Mugiwara estaba realmente molesto, había hecho un desorden en ese pequeño lugar y no podía encontrar al tipo que se parecía a él pero más joven y sin cicatrices.

Universo: AU. Donde Zoro ve a través de un espejo la vida de Sanji mugiwara.

Número de palabras: 1079

Comunidades: Minutitos                         

Número y Nombre del reto: Tabla Tiempo. 003. Futuro

Categoría: PG-13

Notas Naghi Tan: Continuación de la petición de Penumbra. Una cosa, AMO con todo mi ser, hacer fics donde Zoros se encuentren con un Sanji, así que ya ven. Recomiendo un fic en especial de CattivaRagazza, que me hizo un fic de ese estilo en mi cumpleaños, se llama: Espuma de mar, hermoso fanfic, lo pueden encontrar tanto en Amor Yaoi como en Fanfiction, igual con ella comparto el amor hacia un OT4 muy especial y que algún día haré: Basil/X Drake/Sanji/Law, los cuatro del North Blue, sin más, los dejo con el drabble, que por lo que veo se va a llevar diez partes. 

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“Arriba en la Colina de la Melancolía

Hay un árbol de plástico

¿Estás junto a mí?

Simplemente mirando en el día de otro sueño,

Donde no puedes tener todo lo que quieres,

Pero me puedes tener a mí.

Así que vayamos al mar, amor,

Porque eres mi medicina cuando

Estás cerca de mí.”

—On Melancholy Hill— Gorillaz

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Cuando Luffy vio desaparecer a Zoro y a Sanji se preocupó un poco, para después solo esperar, en su cuerpo no sentía el menor atisbo de peligro y confiaba en eso, hasta que en menos de cinco minutos una grieta apareció de la nada —en medio del barco— y dejó caer a sus dos nakama desaparecidos. La orden fue muda, todos sabían que hacer, Brook levantó a su cocinero y estaba a punto de llevárselo a la enfermería hasta que el espadachín despertó.

Luffy notó el cambió muy rápidamente pero se hizo el ignorante, su tripulación solita se daría cuenta y claro que lo hicieron, se dieron cuenta y de forma escandalosa ante un aturdido espadachín-que-no-era-su-espadachín.

—Mierda.

Era nuevo, porque Zoro casi no maldecía y si lo hacía eran dirigidos a su cocinero y no a ellos.

—Tú no eres nuestro Zoro— observó la arqueóloga, mirándolo de forma analítica, Luffy se rió ante eso, claro que era Zoro y claro que era de ellos, pero era de otro mundo. —¿Podrías ser de otro espacio o Universo alterno?

—Es mejor que me pregunten después— gruñó el Zoro-que-no-era —El rubio ha perdido mucha sangre y no creo que aguante.

El capitán no cabía de la dicha, porque ese Zoro se veía que amaba a Sanji y no lo ocultaba ¿Habría otro Sanji en su Universo? Había que dejarlo para después, su nakama necesitaba ser atendido y él tenía mucha hambre, no habría peligro hasta el momento.

 

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El espadachín de los Mugiwara estaba realmente molesto, había hecho un desorden en ese pequeño lugar y no podía encontrar al tipo que se parecía a él pero más joven y sin cicatrices, fue hasta que pudo ver en un espejo a Sanji en la enfermería del Sunny, habían pasado casi cerca de tres horas y por lo poco que veía en el espejo y el ojo de buey que se asomaba, ahí todavía era de tarde, había una diferencia horaria muy notoria y eso no era bueno.

No sabía cómo es que el bastardo había cambiado de lugar con él, pero necesitaba buscar la manera de ir a su mundo, uno del cual estaba acostumbrado y que le agradaba más que en el que estaba en ese momento.

Viendo que su nakama estaba siendo atendido debidamente, la sensación pesada en su pecho se fue aligerando, una sensación que le desconcertaba y que recientemente era iniciada por culpa del cocinero.

No le dio importancia, seguramente era preocupación como el resto de sentimientos que tenía hacia sus demás nakama, solo que esta era más opresiva, más asfixiante. Comenzó a revisar el lugar, ahora notando que todo era un poco diferente a las cosas que tenía en su mundo, pero no muy interesantes y monótonas a simple vista.

Miró por la ventana del departamento y pudo ver cosas metálicas con luces que se movían con rapidez y dejaban un poco de humo, se veían peligrosas, serían animales con los que luego se enfrentaría, porque no desaprovecharía en explorar el lugar, confiaba lo suficiente en sus nakama como para saber que ellos buscarían la manera de traerlo de vuelta.

 

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No lograba a acostumbrarse ante el movimiento del barco, se sentía mareado y fuera de lugar, pero tenía que estar ahí, sentado en medio de la cocina siendo analizado por varios ojos que conocía y a la vez no. La Robin de ese mundo pirata seguía siendo tan aterradora y lúgubre, esa mujer era la que estaba leyendo en voz alta lo que encontró en un libro del Nuevo Mundo, del cual no tenía ni jodida idea de lo que estaba hablando, porque hablaban de lugares que él no conocía y que seguramente ni lo haría.

—Dices que tiene unos meses que podías ver a Sanji en objetos que lograban dar un reflejo— la mujer no preguntó solo estaba repitiendo lo que le había dicho minutos antes de ser fuertemente atado por el Usopp y Nami de ese mundo, el renito era una versión rara de su Chopper, pero no le desconcertaba en lo absoluto. —, he escuchado sobre personas que desaparecen misteriosamente, pero esto es nuevo— admitió la morena— o seguramente no he oído hablar de esto.

Zoro solo quería que lo desataran y le dejaran ver al rubio, quería conocerlo y ver que estaba en perfectas condiciones, algo en su interior le decía que debía de estar cerca de él y así lo haría, por vez primera le haría caso.

—¿Hay algo que anhelabas como para que cruzaras a este lado?— Brook habló un poco serio, pero una risa extraña hizo que la tensión bajara un poco— A lo largo de mi vida he escuchado rumores acerca de cosas que se desean y que por eso la gente desaparece, solo quiero saber lo que tú quieres.

Lo miró seriamente, ese Brook era —literalmente— puro huesos, quizás seguía siendo un pervertido que pedía a las mujeres que le mostrasen las bragas, pero al igual que el otro, la edad le hacía ser más sabio, no tenía por qué callarse lo que deseaba, porque quizás fuese la respuesta.

—Lo que más anhelaba era estar alado del cocinero y ahora que estoy aquí— dijo de manera seria—, buscaré la forma en que se quede conmigo del otro lado del espejo.

Esas palabras salieron solas, del corazón y no se inmutó al decirlas, porque en efecto, en su mundo no existía ese rubio que quizás le hiciera dejar de sentirse tan aburrido y que lo había enamorado por su fuerza.

—Entonces buscaremos la forma en hacer que nuestro espadachín regrese— Nami sonrió con petulancia— y así no te llevaras a nuestro cocinero.

Un reto, le encantaban los retos y más si la otra persona se mostraba seguro de ganar, los años con la otra Nami le hizo mostrarse cauteloso y simplemente asintió, el rubio no merecía un lugar donde lo tenían noche y día trabajando sin parar y que no notasen lo valioso que era, necesitaba tiempo y hacer que el rubio se fuera con él.

Una voz en su mente le dijo:

“Solo tienes doscientas horas.” 


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