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Volverte a ver por NekoShiro2

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Notas del capitulo:

Pos bono como dije aquí el capítulo number two! :3 ojalá que les guste (o lo recuerden TTwTT) 

Debe ser un sueño

Bufé levantándome de la cama con pereza. Era el comienzo de un nuevo día en el que haría lo mismo que en los demás malditos días. Mientras tomaba el desayuno aún con sueño, prendí la tele para ver las noticias. Repentinamente las imágenes que aparecieron en la pantalla hicieron que casi me ahogara con el jugo. Y las palabras “Genio del piano” me obligaron a dejar caer la cuchara del cereal. Oh por Dios… ¿Era en serio lo que estaba viendo? Mi antiguo amigo estaba siendo entrevistado por una periodista con demasiado maquillaje. Mis ojos se abrieron a más no poder olvidando totalmente la pesadez del sueño que tenía hace tan sólo unos segundos. Su cabello de oro estaba tan ondulado como lo recordaba, sus maravillosos mechones estaban totalmente ordenados sin un cabello fuera de lugar, llevaba puesto un traje blanco con una camisa celeste y una corbata negra. Sus ojos azules resaltaban por el color de la prenda y el leve rubor en sus mejillas, que hacían que se viera tan inocente, me hizo recordar al pasado. Todas las memorias de nuestro tiempo juntos me hicieron despabilar como un baldazo de agua helada. Tuve que contenerme para no golpearme, dejarlo ir fue la peor experiencia de mi vida.

Habían pasado ya once años desde nuestra lamentable imitación de despedida. Definitivamente el lamentable había sido yo, que no hice más que tratar de sonreír y mover mi mano con cara de imbécil esperando que él corriera a abrazarme. Me odiaba por tener tan altas las expectativas, por no haber sido yo el que se lanzara escaleras abajo para sujetarlo entre mis brazos y decirle que no se preocupara, que cumpliría mi promesa y que muy pronto nos volveríamos a ver, y aunque eso hubiera resultado en una mentira, debía al menos haber tratado de confortarlo, de hacerlo sentir mejor. Sin embargo, las palabras que había dicho la noche anterior a su partida resonaron en mi cabeza: “Te quiero”. Ignorando el hecho de que estaba en medio de la calle, pegué un grito al cielo y corrí más rápido a la parada de autobuses, sin tomar en cuenta las miradas de sorpresa de los demás transeúntes. Debía dejar de pensar en eso, lo que pasó cuando teníamos diez años era el pasado, ya no debía importarme ¿no?

Ahora yo era una persona independiente, aunque no es como si en algún momento hubiera dependido de alguien. Fui adoptado cuando tenía trece por una pareja que se veía como la familia feliz con la que todo huérfano sueña, pero una vez llegamos a casa empezaron a discutir, y era así todos los días. Obviamente yo no salía impune de esos casos. El hombre solía insultarme y golpearme por lo menos tres veces por semana y la mujer gustaba de mandarme a hacer todos los trabajos del hogar y recados raros, a ella poco le importaba que tuviera tareas o algo por el estilo, lo más importante era conseguirle un pastel en mitad de la noche que terminar mis deberes o el que yo duerma. No tardó mucho para que yo intentara escapar de la casa, digo intentar porque mis primeras veces terminaron en desastre. El sujeto siempre me encontraba y me arrastraba a casa, apenas cerraba la puerta, la golpiza comenzaba. Estaba claro que eso no me detenía a seguir haciéndolo sin importar cuantas palizas o cuantos gritones me ganara, simplemente quería salir, necesitaba salir de allí. Al final lo logré, y terminé viviendo en un callejón, poco me importaba. Mientras no tuviera que aguantar a ese par de locos prácticamente era feliz. Conseguí un trabajo como mesero y después de ahorrar mucho con otros trabajos logré rentar un apartamento. Después de eso conseguí varios empleos más para poder mantenerme, todo bien por mí. Todo estaba perfecto, sólo yo contra el mundo ¿para que necesitaba más?

Durante todo este tiempo no había pensado en él ni en lo más mínimo, estaba tan ocupado con mis cosas que realmente había olvidado todo lo que había pasado en el orfanato. Como sea, ahora era en lo único en lo que pensaba.

Estaba en mi último trabajo del día, sirviendo un par de Martinis a unos clientes. Después me dediqué a limpiar las copas mientras un colega se encargaba de servir. Todo tranquilo prácticamente, hasta que una compañera que mostraba demasiado busto para mi gusto, me hacía señas para que me acercara. Giré mis ojos y dejando el paño sobre el repostero, salí de la barra.

-          ¿Qué quieres? – pregunté amargamente – ¿Qué no ves que estoy ocupado?

 

-          Uff… que humor el tuyo – se quejó cruzando los brazos sobre su pecho – pero necesito tu ayuda Mr. Kind

 

-          ¿Con qué? – la miré enojado como apurándola, ella sólo me observaba frustrada – ¡Vamos dilo, que no tengo tu paciencia!

 

-          ¿Siempre has sido tan caballeroso? – preguntó después de suspirar, bufé y desvié la mirada – olvídalo, ayúdame con este sujeto

 

-          Deja de emborrachar a los clientes – le repliqué viendo al tipo sobre la mesa – odio ayudarte a sacarlos de aquí

 

-          Me pagan por copa – contestó soplando su fleco fuera del rostro – no me queda otra que convencerlos de que tomen más

 

-          Lo que tú digas, Kiri – volví a girar los ojos y agité un poco al chico – oye tú, creo que necesitas irte a casa, ¿necesitas ayuda para conseguir transporte?

 

-          Mufsfmsa… – el sujeto dijo algo que no entendí

 

-          ¿Perdón? – pregunté mirando a Kiri, ella sólo levanto los hombros como diciendo que ella tampoco entendió – ¿Qué dijo?

 

-          Afiajfkffs – nuevamente soltó palabras incomprensibles

 

-          Ay Dios mío – suspiré antes de tomar al tipo de su brazo – señor, hay más gente que quiere una mesa y usted sólo está tomando una maldita siesta, así que le pediré que se vaya

 

-          ¡Que estoy bien! – gritó empujándome, lo miré incrédulo - ¡Ahora dé*hip*jame!

 

-          Hombre, que estás borracho – comenté agitando mi mano frente a mi rostro tratando de alejar el olor a alcohol – lárguese de una vez, si quiere dormir tiene su casa ¿no?

 

-          ¡Trent no seas tan rudo! – se quejó Kiri

 

-          Me importa un… - de repente sentí la mirada del ebrio cliente en mí – ¿Qué pasa? ¿Tengo monos en la cara o qué?

 

-          ¡Trent! – exclamó arrojando sus brazos alrededor de mi cuello – ¡Te extrañe tanto que pensé que no te volvería a ver!

 

-          ¡¿Qué diablos le pasa?! – grité tratando de quitármelo de encima – ¡Suélteme de una maldita vez!

 

-          ¡Trent! *hip* – se quejó haciendo puchero - ¡No puedo creer que me hayas olvidado! ¡Me dijiste que estarías siempre conmigo!

 

Era imposible, debía ser un sueño o algo. De ninguna manera ese beodo podría ser él. No iba a creerlo sólo porque lo dijera. Pero después de darle una buena mirada, era posible que si fuera él. A pesar de que su cabello estaba negro, pude ver uno que otro mechón rubio por debajo, claramente era una peluca. Sus ojos estaban entrecerrados pero pude notar el tono azulino que me hipnotizaba en ellos y su sonrisa, era una sonrisa de cualquiera que se pasaba de copas pero al mismo tiempo seguía siendo su linda sonrisa inocente que siempre me regalaba cuando éramos niños. Estaba en negación, no quería creer que era él.

-          Emm… ¿Trent? – preguntó Kiri mirándome confundida, sacándome de mis pensamientos y haciéndome notar que el resto de clientes observaban la escena

 

-          Discúlpame con el jefe – fue lo último que dije antes de tomar la mano del beodo y salir corriendo de allí, como solía hacer todo el tiempo en el pasado

 

Una vez afuera, él no dejaba de reírse como un tarado y gritar como un niño pequeño, pero se detuvo en seco. Volteé para preguntar qué pasaba y él simplemente agitó las llaves de un auto frente a mi rostro. ¿Quería que condujera su auto? Bueno, no sabía si eso quería decir pero igual tomé las llaves y me dirigí al estacionamiento. Él hizo que lo dejara y empezó a saltar hacia un Ferrari, mi boca se cayó de la sorpresa, definitivamente debía tener dinero. Lo vi intentar abrir la puerta inútilmente, suspire y lo hice a un lado para usar la llave. Hipeó y entró al vehículo, lo jalé fuera y lo obligué a entrar en el lado del copiloto. Empezó a hacer berrinche y yo hice mi mayor esfuerzo por ignorarlo y no golpearlo.

Conduje a mi departamento ya que no tenía ni la más mínima idea de dónde podría vivir él. Lo ayudé a caminar hasta allí, el reto fue subir las escaleras porque varias veces tropezaba y tenía que apretar mi agarre en él. Al llegar al mini depa, él se soltó y se arrojó al sofá, no mucho después se quedó dormido.

-          Oye – lo llamé colocando una bandeja en la mesa de centro, ya eran las diez de la mañana – ¿Quieres comer?

 

-          Mfff – gimió sobándose los ojos – me duele la cabeza…

 

-          Cómo no después de tomar tanto – comenté sentándome en el brazo del sofá – ahora come y toma eso, te ayudará con el dolor…

 

-          Noooooooo… – se quejó hundiendo la cabeza aún más en el sofá – no quiero…

 

-          Deja de ser un bendito engreído y come – ordené cogiendo el cuello de su abrigo y levantándolo para que se siente – no me tomé la molestia de cocinar para que tú me rechaces

 

-          Lo lamento pero… – se rascó la cabeza y se dio cuenta de que la peluca se estaba saliendo, se la quitó y la arrojó al piso – no estoy seguro de qué paso pero… espera… ¿dónde estoy?

 

-          Te traje a mi departamento anoche – respondí – una vez que termines de comer puedes irte si quieres, allí están las llaves de tu coche

 

-          Gracias – cerró los ojos y se sobó las sienes antes de tomar el vaso con leche – siento haber sido una molestia

 

-          No es nada – contesté parándome – cuidar de ti una vez más no me hace daño…

 

-          ¿De qué ha…? – por primera vez volteó a verme y notablemente estaba sorprendido, sus ojos azules se abrieron a más no poder y soltó el vaso ¡¿Trent?! ¡¿Eres tú?!

 

-          No, la reina de Inglaterra – contesté yendo a la cocina por la escoba – claro que soy yo

 

-          Espera, yo lo recojo – se arrodilló y empezó a levantar los pedazos – ¡Auch!

 

-          Serás idiota – bufé tomando su mano para ver la herida – no puedes coger los vidrios como si fueran flores

 

-          Lo lamento – rio un poco

 

-          ¿Dónde está el chiste? – pregunté antes de lamer su dedo, su rostro se tornó realmente rojo

 

-          Es sólo q-que recordé c-cuando éramos niños – me sobresalté con su respuesta – pasó algo parecido y me dijiste exactamente lo mismo

 

-          Que buena memoria tienes – comenté sacando un botiquín de debajo del sofá – toma, pon esto sobre el corte

 

-          Gracias – tomó la bandita – es que… vas a decir que soy un raro y todo pero… nunca pude dejar de pensar en ti

 

Ok, definitivamente eso me tomó por sorpresa. Su repentina aparición, su descabellada confesión y el hecho de que realmente no haya cambiado en nada. ¿Qué haría ahora que nuevamente lo había encontrado? Seguro que todo era un sueño, o eso quisiera…

Notas finales:

No dormir por hacer esto es divertido xD como siempre se aceptan criticas, opiniones, sugerencias, comentarios, amenazas de muerte o cualquier comentario random que se les ocurra :3 Prontamente cap 3 y 4 ._./ nos leemos~


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