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Cuando suenan las campanas. por AylaMckee

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Notas del capitulo:

Hola cachorritos n///n 

Aquí tenéis el segundo capítulo del Fanfic. Poco a poco se va poniendo más interesante XD

Bueno, aquí os dejo leer tranquilos :3

Espero que  os guste y perdonar las faltas de ortografía :)  

En el dormitorio, predominaba el olor del chocolate. Una cama al lado de la ventana. Un pequeño armario con una poca ropa. Y un escritorio lleno de libros y apuntes. Se puso ropa cómoda y se recogió su pelo en una pequeña coleta. Programó su despertador y se sentó en el escritorio. Cogió una chocolatina de no se sabe dónde. Abrió un libro y se sumergió en el maravilloso mundo de los átomos. La lluvia repiqueteaba en la ventana. A lo lejos, escuchaba unas campanas. Se desconcentró y fijó sus ojos azules en la ventana. Se sonrió.

- Mello, ¿Las escuchas?- dijo poniéndose la mano tras la oreja.

-¿Él qué?- la imitó.

- Se escuchan campanas.- dijo con una sonrisa.

- Yo sólo escucho la lluvia.- miró a Babú.”Está loca”. Ella reprimió una carcajada al verle fruncir el ceño. Se sentó en el alféizar de la ventana, empapándose.- A lo mejor me estoy volviendo loca.- volvió a entrar y cerró la ventana. Fijó su mirada a la nada. Parecía no estar ahí con él.

- Vamos Babú, cámbiate de ropa.- dijo extendiendo una mano.- te vas a resfriar.- 

- Pareces mi hermano mayor.- dijo volviendo a la realidad y le dio la mano. No quería agotar la poca paciencia de Mello.

- Tks, calla…- se acercó y le revolvió el pelo. Luego salió de la habitación.

"Seguro que está empapada... estará con Matt, quedaron para jugar a esos estúpidos videojuegos…" Intentó concentrarse otra vez en el libro que tenía delante. Pero se le vino a la mente la imagen de ellos dos jugando. Ella con la psp en las manos y él abrazándola por detrás para enseñarle a jugar. Sacudió su cabeza. Desde hace unos meses esos pensamientos se hacían recurrentes y Matt era el protagonista. Una sensación extraña le envolvía cada vez que veía al pelirrojo con alguien más, una especie de presión en su pecho. ”Serán las hormonas…”. Intentó volverse a concentrar. Pero empezó a sentir un mal presentimiento. “Voy a buscarla.” Pensó resignado. Al salir de su habitación se topó con Near.

- ¡Ey! Pelusa, ¿Has visto a Babú?-

- Hace unas cinco horas o así. Roger la castigó. La vi saliendo del orfanato.-dijo con su típico tono de voz. Sin esperar a que respondiera siguió su camino. 

"Al final acabó castigada. Un momento,… ¡Ha salido del orfanato!” Fue hasta su habitación. La puerta estaba abierta. "Que descuidada" todo estaba en orden. "Ni rastro de ella y la ventana cerrada." Buscó a Matt por si estaba con ella. Lo encontró jugando con su psp. Estaba sentado a los pies de su cama, bastante concentrado… y solo. Lo llamó varias veces hasta que lo sacudió para que le hiciera caso. Ambos empezaron a buscarla, preguntando a todos los alumnos que se cruzaban por los pasillos. Matt fue hasta el despacho de Roger, que le dijo que buscara en las cocinas. Cuando llegó allí, preguntó a todos si la habían visto.

- Hace cinco horas la mandé a hacer unos recados y aún no ha vuelto. Se habrá escaqueado. Me extraña mucho, nunca antes ha hecho algo así.- dijo el cocinero jefe.- oye Harry, tu fuiste hace dos horas. ¿Preguntaste por ella?- un hombre joven se les acercó.

-  Sí, a mí me extrañó que tardara tanto. Me dijeron que pasaron muchas chicas en todo el día. No tenían ni idea.- dijo el aludido.

- Está prohibido que salgamos del recinto…- el cocinero lo miró nervioso.- Si Roger se entera lo va a despedir.- dijo acomodándose sus gafas de aviador.

- Creí que no tardaría mucho… y nadie se daría cuenta…- dijo aún más nervioso.

Matt salió corriendo de la cocina y chocó con Mello. Ambos no la habían visto, ni nadie en cinco horas.

- Vamos a ver a Beyond, a él todavía no le preguntamos.- dijo Matt.

- Pero ha estado todo el día en la cama, enfermo.- dijo Mello, con un tono de fastidio.

-Por probar….- Mello asintió poco convencido y fue detrás hasta la habitación de Beyond. 

Cuando alcanzaron ver la puerta, se abrió y salió Near de ahí. Enroscándose el mechón de su pelo, se acercó a ellos.

- La he estado buscando, Mello. Parece haberse esfumado y Beyond también.- dijo mirando la habitación del susodicho.

- ¿¡Cómo que también se ha esfumado!?- lo cogió del cuello de la camisa. Near no se inmutó. Matt trató de apaciguar a Mello. Lo soltó bruscamente y dando zancadas entró a la habitación, seguido de los otros dos.

Tenía el mismo mobiliario que las demás. Todo estaba pulcramente ordenado y limpio. El olor a jabón los golpeó.

- *Sniff* quién diría que ese Friki desaliñado fuera un adicto al jabón.- dijo Matt sentándose en la cama. 

"La cama está hecha y la ventana está abierta" se acercó a la ventana y miró abajo. Justo al lado del marco de la ventana, había un grueso canalón y seis metros más abajo, había un techadillo. "Del techadillo al suelo hay otros seis metros. Si te sujetas bien al canalón y con ayuda de una cuerda..." Una sonrisa triunfante apareció en su cara al observar una cuerda atada al canalón. Desde el techadillo al suelo. 

- Parece que le gusta jugar a los escapismos también, Matt.- dijo Mello.- ¿Tú lo sabías, pelusa de escoba?- Near se encogió de hombros. Como indicando que lo sabía.

-  Avisemos a Roger.- Salió de la habitación. Los otros dos lo siguieron.

 

A las siete y media de la mañana sonó el despertador dentro del lujoso apartamento. Se removió enojada en la cama, odiaba que el aparato le despertase con aquel estridente sonido por lo que estiró su brazo y, semidormida, apretó cerca de ocho veces todos los botones hasta que se calló. Con mucho esfuerzo se puso sus zapatillas y se arrastró hasta la cocina. Un anciano le colocó un bol de cereales en la mesa. Que fue recibido con un “Buenos días”. Después del desayuno, cogió un portátil. Empezó su rutina diaria. Cogió una lista inmensa y la leyó. Encendió el portátil. Tecleó durante unos quince minutos. Hasta que encontró una página de su interés.

El anciano, que se llamaba Watari, revisaba la lista de cosas que haría ese día cuando oyó un grito por parte de su protegida. Corrió junto a ella. La muchacha le señalaba la pantalla de ordenador con los ojos desorbitados. Era un portal de personas desaparecidas. La imagen mostraba dos fotografías. Una chica de unos quince o catorce años con rostro agradable y un chico, también de la misma edad, totalmente opuesto a ella. Desaparecieron de un orfanato en Winchester.

-         ¡La encontramos Watari!... ¡La encontramos!- decía la chica.

-         No se haga muchas ilusiones señorita, está desaparecida.- el hombre estaba más calmado.

-         Lo sé, pero estamos más cerca.- tomó un teléfono de la mesa.- llamaré allí, prepara las maletas.- dijo marcando el número del orfanato.

-         ¿Qué pasa con los estudios?-

-         Vaa… ya pediré los apuntes por email.- dijo restándole importancia.- También  le avisaré a  él…- parecía tan feliz, que no quiso arruinarle el día, así que, Watari rasgó la lista de tareas y se dispuso hacer otra nueva.

 

-         ¿¡Aún no la habéis encontrado!?- gritó Mello enfurecido.

-        Mihael...- dijo Roger.

-         ¡Han pasado cinco días! ¡Y aún no han conseguido nada! -Cerró sus puños. Miró a Matt que estaba apoyado en el marco de la puerta.

-         ¿Estáis seguros de que no se hayan escapado?- dijo el anciano. Mello lo miró con la paciencia agotada.

-         Babú le tenía miedo. Cuando nos estábamos por los pasillos evitaba cruzárselo. No la veo en esa… situación.- dijo Matt, al contrario que su amigo, el controlaba más sus sentimientos.

-        Cierto. Nunca se escaparía con ese Friki.- Mello se dejó caer en una silla, agotado.-

-         Chicos, tengo que contaros algo…- Mello se levantó de la silla y se dirigió a la puerta.

-         Lo siento Roger, no me siento muy bien...- Abrió la puerta y salieron, dejándole a Roger con la palabra en la boca.

 Ellos no eran los únicos que sufrían. Para Roger cada niño y niña del orfanato, lo consideraba su hijo. Había hecho todo lo que estaba en su mano para encontrarlos. La primera noche, salió el mismo con otros voluntarios a rastrear la ciudad y el bosque. Lo único que encontraron fue la bolsa de la compra, tirada en el suelo. Se mesó los cabellos.

 

Escuchó la puerta abrirse y salió el chico bastante deprimido.”Se lo merecía…” pensó ella. Se levantó y entró en el despacho. Olía a libros y a tinta. Era un despacho normal, con poco mobiliario. Detrás del escritorio, lleno de papeles, había un anciano que la observaba con unas gafas de lectura. Le hizo un gesto para que se sentara y así lo hizo.

-         Vainilla… lo mismo de siempre.- dijo suspirando.

-         Lo he estado pensando Roger.- dijo seria.

-         Oh, ¿A qué conclusión llegaste?- dijo con una pizca de burla.

-         Roger…, No puedo evitarlo. Es un impulso que me lleva a defender a alguien en apuros.- dijo ignorando su burla.

-         Vainilla,…- reflexionó unos momentos y dijo serio.- pero si tu cuidas de todos, ¿Quién te cuidará a ti? ¿Quién te defenderá?- le dedicó una mirada, queriendo que reflexionara.

-         Lo haces tú, Roger, ¿No?- dijo una sonrisa respondiendo rápidamente.

Roger le devolvió la sonrisa. “Esta chica no tiene remedio”.

Mello y Matt salieron del despacho de Roger. Mello sentía una presión en su pecho y en su garganta. No quería admitirlo, pero tenía miedo. ¿Y si le pasaba algo? Aparte de Matt, Babú era de las únicas personas que aguantaban su mal genio. Matt pareció darse cuenta de su preocupación y pasó su brazo por su espalda para reconfortarlo, aunque esperaba que se apartara. Pero para su sorpresa, no lo hizo. Matt no pudo evitar sonreír como sólo él sabe hacerlo.

Cuando Matt le hizo ese gesto, sintió un revoloteo en su estómago. Lejos de ser molesto, le resultó agradable. Por una vez, no desechó el gesto amable de su amigo.

-       No te preocupes Mello, la encontraremos.- dirigiéndole una de sus hermosas sonrisas.

-       No… estoy preocupado.- dijo un poco sonrojado.

Los pasillos se estaban llenando de niños que se dirigían al patio a jugar, ajenos a lo que pasaba por la mente de los dos amigos. Matt palpó sus pantalones en busca de su psp. Se asustó un poco al no sentirla. Miró en todos sus bolsillos, para acordarse de que la había dejado en su habitación. Aliviado, volvió a alzar la vista, encontrándose a un Mello estupefacto. Lo llamó varias veces. Empezó a sacudirlo cada vez más preocupado. Mello señaló al frente y él miró en esa dirección. No creía lo que veía. Tres personas avanzaban hacia ellos, pero ellos dos sólo se fijaron en una persona. Movió los labios para hablar pero se interrumpió viendo como Mello se acercaba a ellos dando grandes zancadas. La persona en cuestión, vio la forma en que Mello se acercaba. Matt avanzó temiendo que su amigo hiciera gala de su mal genio. Pero paró en seco totalmente sorprendido al ver que Mello estrechó en sus brazos a esa persona. Suspiró aliviado y se acercó a ellos.

Su corazón palpitaba nervioso. Miraba el lugar donde su hermana había pasado todos esos últimos años. Era un lugar agradable. Había niños jugando en un inmenso jardín. Le gustó escuchar las risas infantiles.  La mano de su tutor en su hombro la sacó de sus ensoñaciones. Menos mal que se encontraban ambos allí. Necesitaba apoyo moral. Haría lo posible por encontrar a su hermana. Entraron en el edificio. Todo estaba limpio. Los pasillos estaban vacíos. Mientras caminaba, miraba a todos lados, cada vez más nerviosa. Mientras buscaban el despacho del director del orfanato, con el que se habían citado unos días atrás, vio a dos chicos que caminaban hacia ellos. Parecían ser de su misma edad. Uno de ellos, pelirrojo, con unas lentes bastante extrañas y con una sonrisa hermosa, rodeaba al otro con su brazo. El otro chico era un poco más bajo,  su pelo era rubio y le llegaba hasta los hombros. El chico rubio, que estaba algo sonrojado, alzó la mirada y se encontró con la suya. Sus ojos eran de un azul precioso. Los ojos azules se abrieron a más no poder, y su boca hizo lo mismo. Ella paró en seco tan pronto como vio como el chico la señalaba y avanzó hacia ella amenazadoramente. Cerró los ojos, esperando quizás un golpe. En cambio, sintió que la rodeaban unos brazos cálidos. Los cabellos rubios le hacían cosquillas en el cuello. Olía a chocolate. Respondió al abrazo, pero en cuanto lo hizo, él se retiró bruscamente. Sus ojos se notaban vidriosos.

-       Babú, como vuelvas a hacer algo así… ¡¡Te emparedo viva!! – la señaló con el dedo por segunda vez.

-       ¿Ehhh? ¿Quién es Babú?- dijo aún más confundida. Mello la miró aún más enfadado.

-       Mello… creo que nos equivocamos de persona…- dijo Matt que se acercó a ellos y era lo suficiente observador para descubrirlo.

-       ¡¿Qué cojones hablas Matt?!- Matt le señaló un pequeño lunar en la comisura de su boca.- Eso no estaba ahí antes.- dijo fastidiado.- Un momento… ¿Cómo sabías eso?- dijo un poco celoso.

-       Mmm ¿Hola?- dijo tratando de llamar la atención de los dos que estaban discutiendo. Más bien, Matt intentaba defenderse mientras Mello le gritaba. Por fin, le prestaron atención.

-       ¿Quién eres?- dijo Mello mirándola pensativo.

-       Me llamo Visia Quebert. Él es mi tutor, Watari.- dijo señalando al anciano.- y él es Lawiet, también podéis llamarle L.- dijo señalando a un chico que hasta entonces no se dieron cuenta de que se encontraba allí.

Mello y Matt lo observaron de arriba abajo. Aparentaba unos diecisiete años. Tenía el cabello negro natural, muy revuelto, el lado izquierdo lo tenía más largo que el derecho. Sus ojos eran grises y sus pupilas parecían estar dilatadas en todo momento. Su piel era muy blanca, hasta parecer un cadáver, y contrastaba con las profundas y marcadas ojeras que tenía. Era delgado y parecía ser alto, pero su espalda estaba encorvada, haciendo que su altura pareciera ser dos cabezas más bajas de lo que era. Vestía con una remera blanca que le quedaba grande, unos vaqueros de igual talla y unas zapatillas muy viejas.

-       Por casualidad… ¿Tienes un hermano gemelo?-  dijo Matt que recibió una colleja por parte de Mello.

-       No. Pero por lo que veo, Visia sí.- dijo L.

-       La que llamáis Babú, es mi hermana gemela. Alice Quebert.-

En un impulso, Matt abrazó a Visia, sacudiéndola. Él reía nerviosamente. Ella miró a Mello confundida, este los miró con una expresión extraña. Matt la estaba saludando, a su forma.

- ¡Tengo otra hermanita! ¿Puedo llamarte Vi?- dijo Matt.

- Si es... lo que quieres...- la rebautizada Vi intentaba liberarse del abrazo, pero Matt era muy fuerte.

- ¿Qué tal si la sueltas y los llevamos con Roger?- dijo Mello visiblemente molesto.

Notas finales:

O.o Babú tiene una hermana gemela... ¿¡De dónde ha salido?!

jajaja vale, seguramente creeréis que Vi es una chica normalita, sin deficiencias mentales... jujujuuju 

Estoy triste... TT.TT no me habéis dejado Reviews *posición emo* aunque creo que todavía es pronto :) 

Estoy abierta a que me digáis que os parece o algo que creáis que tenga que mejorar :3 Os espero 

DULCES PARA TODOS!!!!   (/>o<)/ 


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