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Sucesos de la vida por shiroii kiba

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Notas del fanfic:

Los personajes mencionados no me pertenecen. Pertenecen al universo Marvel y a la mitología nórdica 

Era una tarde lluvioso en la ciudad de Nueva York, la calle  vacía se ambientaba solo con los sonidos de un llanto de un pequeño bebé, entre un par de bolsas de basura cerca de un callejón.

La solitaria calle donde apenas transitaban un par de personas con prisa y deseosas de llegar a sus destinos sin mojarse, poca atención ponían a aquel ruido proveniente del pequeño individuo.

En aquel lugar, el peculiar sonido causó que un hombre en una camioneta se detuviera de repente, bajando de la misma para averiguar de dónde provenía aquel sonido; el hombre intrigado, buscaba con insistencia la fuente del sonido, hasta que en medio de esos residuos, encontró a un pequeño niño cubierto por una delgada manta.

El pequeño se veía bastante curioso, tenía una fina y linda piel impecable, sus pequeños y tiernos ojos verdes demostraban un reciente llanto, unos pequeños y rosados labios y los indicios de crecimiento de cabello de color negro.

El hombre, levantó al pequeño que no dejaba de llorar, y tratando de no ser visto por nadie, entró en su camioneta con el pequeño y emprendió su ruta.

3 AÑOS DESPÚES

En una habitación un tanto oscura, iluminada únicamente con la luz intermitente de una lámpara de techo de luz blanca tenue y con cierto ambiente húmedo, se encontraba un hombre de aproximadamente 29 o 30 años, su cabello era de color rubio, sus ojos eran azules, y en ese momento, demostraban un increíble  sentimiento de satisfacción, pues se encontraba desnudo, en una especie de colchón en el piso de aquella habitación, penetrando a un pequeño niño con cabellos oscuros como la noche y con una venda cubriendo sus ojos, esposado con las manos en su espalda, gritando de dolor y llorando como podía, pues el gran hombre que en este momento estaba dentro de él, embestía con tal fuerza en medio de sus piernas, además del tamaño de aquel sujeto, estaban dislocando las piernas del pobre niño, que no podía soportar el dolor que sentía.

Una vez que el tipo terminó dentro del chico, salió del mismo y se sentó en el colchón, dejando que el niño llorara.

A un lado del colchón, donde estaban amontonadas las prendas del sujeto, sonó el tono de un celular, el cual el sujeto contestó sin dudar.

-¿hola?- El hombre tenía una voz profunda.

-¡donde mierda te has metido!

-oh, eres tú…

-¡se supone que debías estar aquí para controlar la mercancía hace más de una hora!

-lo sé, pero de todas maneras, quería perder el tiempo un rato y perdí la noción del tiempo.

-joder… ¿podrías callar al niño ese?- dijo desesperado el hombre al otro lado del teléfono al escuchar el llanto del pequeño.

-espera…- el hombre dejó a un lado el teléfono y se acercó al chico para después, poner un paño húmedo por unos momentos cubriendo su nariz y su boca, haciendo que el pequeño quedara inconsciente- .. ya.

-sigo sin entender el por qué tienes a ese niño….

-es divertido jugar con él…. Si sabes a que me refiero- sonrió

-¡oh! Entiendo…

-bueno ¿en que estábamos?

-¡que ya deberías estar aquí!

-bien….. deja que me duche y voy.

-¡rápido!

El hombre colgó, tomo su ropa y encadenó las esposas del niño a una argolla de metal en la pared, después salió de la habitación.

Horas después, el niño despertó algo mareado debido a la sustancia que habían usado para dormirlo, estaba adolorido como para moverse, podía sentir como sus piernas estaban ligeramente separadas de su cuerpo. Pero era en realidad la sensación de dolor que había resultado después de lo que aquel hombre había hecho.

El pequeño sabía muy bien que cuando escuchaba el sonido de aquella vieja cosa cuadrada grande por donde el hombre entraba y salía, solo había visto un par de veces cuando el hombre le quitaba la cosa que cubría sus ojos, significaba que ese tipo solo entraba para alimentarlo o para hacerle ¨eso¨, el pequeño no entendía muy bien que era ¨eso¨ pero sabía que era doloroso para él y que al parecer, el tipo que lo tenía ahí, lo disfrutaba mucho y tendía a hacerlo muy seguido desde hace un par de meses.

El niño en realidad no tenía nada de conocimientos; sabía que estaba en ese lugar hace ya bastante tiempo aunque tampoco entendía muy bien cómo funcionaba el tiempo, y en ese tiempo que llevaba ahí, el hombre se encargaba de que el niño no aprendiera nada, que no hablara, que no viera nada, y cuando estaba cerca de él, el hombre trataba de no hablar demasiado, pues el niño podía aprender palabras de esa manera.

El niño no sabía mucho sobre cómo era aquel hombre, solo sabía que su voz le daba miedo, pues en cuanto la escuchaba, comenzaba a temblar y que su cabello era de un extraño color que él no había visto nunca en su vida, o al menos que no recordaba haber visto.

En ese exacto momento, su estómago hacía ruido, tampoco sabía muy bien el por qué, pero si sabía que al sentir eso, significaba que en poco comenzaría a sentir una sensación que no le gustaba y le hacía querer comer algo, pero para su mala suerte, el tipo no solía alimentarlo bien.

Como solía hacer cuando no sentía que hubiera alguien cerca de él, trataba de moverse, pero sus manos, estaban inmóviles en su espalda, como el tipo lo dejaba cada vez que no estaba cerca.

El sonido de la cosa cuadrada abriéndose comenzó a escucharse lentamente y el niño se asustó, pero, podía decirse que se alegró, ya que además de ¨eso¨, sintió un aroma conocido.

El hombre tomó una cuchara y le puso  frente a la boca del pequeño, le había llevado un tazón de arroz blanco simple, el cual, cuando se dio cuenta de esto, abrió la boca para que el hombre pudiera alimentarlo.

Era una de las cosas que el hombre hacía con él y que al niño no le causaba dolor alguno. Una vez que terminó, salió de la habitación dejando una vez más al pequeño.

Desde que el hombre había encontrado al niño, se dedicaría a cuidar del infante cuando fuera un bebe y una vez que llegara a ser un niño, comenzaría a usarlo como esclavo sexual, claro que, lo alimentaría y cumpliría las necesidades biológicas que todo ser humano necesita para vivir, y poder tenerlo por mucho tiempo.

El hombre que lo tenía cautivo, era un cabecilla en negocios sucios de Nueva York y todo el país, tratándose así de drogas, prostitución, tráfico de personas, corrupción y muchas otras cosas ilegales, para él no son más que trabajos diarios, cosa por lo cual, al tener a ese niño, solo serviría para desahogarse y conservarlo como si fuera un juguete.

Al día siguiente, el chico solo estaba estático en aquel sucio colchón, sus piernas y su trasero le dolían incluso más que el día anterior.

Aquel sonido rechinante que ya conocía muy bien, significaba que el hombre había entrado una vez más, pero podía escuchar una voz extraña que no conocía y sabía que no era el mismo hombre que conocía y significaba que haría ¨eso¨ con otra persona que no conocía.

El hombre también utilizaba debes en cuando al niño para conseguir dinero que en realidad no necesitaba, vendiendo el cuerpo del pequeño.

El niño siempre había pensado como eran las cosas afuera de la habitación, no sabía que era habitación y seguramente tampoco sabía esa palabra, pero sabía que había algo más allá de esas paredes que en ese momento eran todo su mundo desde que podía recordar, que en realidad no era mucho.

Conforme el tiempo pasaba y el pequeño crecía, más crueles eran las maneras en las que el hombre y los ¨otros¨ le hacían ¨eso¨ y menos  ¨humanas¨ la manera en que lo trataba, incluso cuando no hacía ¨eso¨  y aunque el chico no supiera que significaba todo lo que le hacían, el solo quería que todo se detuviera. 

Notas finales:

:)


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