Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sentimientos removidos, sentimientos no encontrados por AnnBlackmore

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes utilizados en este trama no son mios, solo pedí sus nombres prestados para poder usarlos con un fin literario.

No he podido olvidar aquella noche...

¿Cuántos años hacía que no lo veía? Demasiados…fue bastante sorpresivo verlo, ahí, frente a mí, después de todo este tiempo con una tenue sonrisa invitándome a tomar un café. No había cambiado en nada, seguía teniendo el mismo porte, esa apariencia tan peculiar, entre elegante e informal. Su cabello rubio cobrizo arreglado de la misma manera, aquellos ojos con expresión adormilada, esa expresión serena…calma.

Esa noche lloviznaba, el cielo estaba cubierto por nubes densas y grises, parecía como si tan solo con el pinchazo de un alfiler fuera suficiente para que explotaran, las calles estaban en soledad si acaso, por un par de coches que pasaban a esas horas, pero nada más, ni un alma caminando además de nosotros. Hubo un silencio incómodo, yo estaba en shock para ser sincero, tenía miedo, estaba nervioso y aunque traté de ocultar todo aquello no dudo que él no lo haya notado, tartamudeaba,  temblaba...realmente no sabía qué hacer.

Vi que sacó una cajetilla arrugada de cigarrillos, me miró y sonrió algo ingenuo, me dijo que tenía tiempo que no fumaba justificando el estado de la cajetilla, aquel comentario por fin rompió el hielo, tan solo reí y le dije que no había problema también tenía un tiempo que no fumaba pero necesitaba calmar mis nervios de alguna manera así que, le pedí uno. Me miró algo extrañado, en aquel entonces yo no fumaba; tomé el cigarrillo y busque entre mis bolsillos con que encenderlo y sin darme cuenta el ya me había ofrecido el fuego más, yo ya lo había encendido, hizo lo mismo dando una gran calada al filtro y yo copié la acción tratando de relajarme, necesitaba hacerlo. Miré al frente guardando silencio esperando que dijera algo pero no fue así, cerré los ojos y voltee a verlo…gran error.

Miré sus ojos…aquellos hermosos ojos azules tan especiales ¿por qué especiales? Por aquellos destellos violetas que eran preciosos a la luz del sol pero por alguna razón a pesar de ser de noche y con poca luz, pude notar ese brillo aunque algo apagado ya. Aquella mirada triste y profunda seguía igual pero se sentía melancólico los ojos eran los mismos pero no era la misma mirada que yo recuerdo, opaca, sin vida.

Creo que me perdí por unos segundos admirando aquellos ojos, me despabilé y por fin pude hablar.

—Me sorprende que sigas fumando, más bien, me sorprende que sigas vivo— Dije algo sarcástico sin querer hacerlo. — Entonces, sensei ¿A qué has venido? — Le pregunte volviendo a dar otra calada al filtro del cigarrillo esperando una respuesta de su parte. Fueron segundos lo que esperé pero, me parecieron horas.

—¿Muerto? Algo así— Me contesto algo serio aunque una sonrisa suave se dibujó en sus labios calló unos instantes antes de volver a hablar. —Si te soy honesto, no lo sé—

Aquella respuesta me extrañó mucho viniendo de él, no era algo que contestaría comúnmente, no en aquel entonces. Volví a guardar silencio retomando el camino que llevábamos sin fijarme si me seguía o no ¿A dónde? No lo sé, solo quería caminar y de alguna manera alejarme o más bien, tener distancia con él.

—Me siento solo—

Dijo de repente. Lo escuché hablar y me detuve en seco, si acaso había avanzado unos tres metros, no supe que decir en ese momento, tan solo…no sé, su voz en ese momento retumbaba en mi cabeza.

—¡Ah! mira, ahí venden café— Fue lo primero que se me ocurrió decir tras ver un anuncio luminoso, de esas tiendas que están abiertas las 24 horas. No escuché que dijera palabra alguna solo emparejó el paso hasta quedar a un lado mío. Ofreció su brazo y sentí su mirada sobre mí, de nuevo no supe que hacer, no había necesidad de hacer eso, todo estaba solo… ¿por qué lo hacía? Traté de ignorar el gesto mirando hacía ambos lados como si fuera la hora pico del medio día pero él seguía ofreciéndome su brazo, giré la cabeza para mirarlo e hice un gesto de desaprobación más correspondí, lo tomé del brazo sujetándolo con cierta fuerza, sentí de nuevo aquella sofocante presión en mi pecho, mis nervios aumentaban y mientras cruzábamos lo miré de reojo…sonreía.

Sonrió…que más linda vista tenía, aquella perfecta curva algo irónica en sus labios, aquella sonrisa que me encantaba mirar en su rostro en aquel entonces, era la misma. Sentí mi rostro arder pero lo ignoré, quería seguir mirando, quería mirarlo, deseaba hacerlo, miles de recuerdos se me vinieron a la mente tan solo con ver aquel perfil que para mí era perfecto, aquellos momentos donde sonreía y cada que lo hacía yo me sentía bien.

Pronto llegamos al otro lado de la acera y rápidamente lo solté desviando la mirada al piso notando que mi cigarrillo al que apenas y di unas caladas ya estaba apagado, busqué un bote para tirar la colilla volviendo a tener un pretexto para alejarme de él. Pronto volvimos al paso hasta llegar a aquel establecimiento.

—¿Entramos juntos o quieres que te espere aquí afuera? — Pregunté recargándome de la pared evitando su mirada, un gesto bastante obvio de mi parte.

—Como tú desees, solo recuérdame ¿cómo te gusta el café? Pero ¿No tendrás frío aquí fuera? — Sonaba preocupado a lo último, él traía puesto un abrigo, se veía acogedor a decir verdad.

Yo había olvidado tomar mi abrigo cuando salimos, tan solo llevaba una camisa de manga larga y una chaqueta de mezclilla, si hacía algo de frío pero negué. —Estoy bien así, con mi chaqueta me basta— Contesté poco después de lo que me había preguntado. —Un americano está bien para mi, no me van las cosas dulces y te esperare aquí afuera si no te importa... — Metí las manos dentro de mis jeans suspirando con disimule, me sentía tenso, preocupado pero aún así intenté sonreírle en un vano esfuerzo.

—Ya me lo temía. — Fue lo que me dijo antes de entrar a la tienda.

Apenas entró y un impulso por salir corriendo de ahí me invadió, me despegué de la pared apenas unos centímetros para hacerlo realmente más, no pude moverme. Me dejé caer sobre el mismo muro soltando un suspiro pesado y bastante ahogado, alcé la cabeza mirando el cielo oscuro invadido de aquellas nubes grises y pomposas con unas muy finas gotas de agua cayendo desde el cielo hacia mi cara, como si las nubes estuvieran llorando en silencio. ¡Vaya! Eso fue bastante profundo o más bien deprimente. De nuevo mi mente divagó recordando la sonrisa de hace un momento, pronto los recuerdos me invadieron de nuevo pero ahora no eran solo recuerdos felices, si no aquellos momentos en los que discutimos, peleamos…momentos amargos, tristes, todo lo que nuestra relación fue. Tantos recuerdos en apenas unos instantes, me tomé del pecho y jalé con fuerza mi ropa apretando mis ojos no, no iba a llorar, no en ese momento pero me dolía, tenía que admitir que me dolía verlo, oírlo, sentirlo, me dolía tanto. Su perfume, su ropa, su cabello, sus gestos, sus manías, su soledad…todo él me dolía.

Por fin logré calmarme limpiando la poca humedad que se había filtrado entre mis pestañas, suspiré otra vez tratando de calmarme mientras una sola pregunta daba vueltas en mi cabeza… ¿lo amo?

¿Aún lo amo? Me lo volví a preguntar una y otra vez. No, no lo amo, me respondía a mi mismo pero si no lo amaba ¿Por qué me dolía tanto su presencia? Creí haberlo superado al no verlo en todos estos años; un viento repentino se vino, de esos que te calan hasta los huesos.

—Aquí estás…—Exclamó en ese momento que salió  del local con ambos cafés en las manos y una nueva cajetilla de cigarros, debo admitir que sonó un tanto aliviado, como si hubiese pensado que me había ido. Su voz me sorprendió me había sacado de mi transe tormentoso, aunque no se que era más tormentoso, mis pensamientos o él.

—Te dije que te esperaría aquí ¿No? — Conteste a aquella expresión volviendo a intentar sonreír, tomé mi café agradeciéndole, realmente era tan difícil sonreírle para tratar de disimular toda mi angustia.

—No hay de que— Fue lo que me dijo alzando el vaso de unisel como si se tratará de un brindis, pero fue algo seco…o por lo menos así lo presentí. No quise indagar, solo preferí ignorar.

De nuevo aquella jodida ventisca fría se coló entre mis ropas y mi piel hasta llegar a mis huesos, esta vez temblé era inevitable no hacerlo, me encantaba la lluvia pero esa frialdad estaba de más y en ese momento era peor ya que no me dejó beber de mi café.

—¿Quieres volver? O prefieres seguir enfriándote el trasero. — Dije con bastante sarcasmo fue algo que no pude evitar solo salió de mi boca. Él estaba bastante tranquilo bebiendo del café, en ese momento recordé que estos climas fríos eran sus preferidos al contrario de mi, que yo lo odiaba, a excepción del Otoño, tan solo vi que hizo un gesto de desagrado, como si no le hubiera gustado el sabor del café. En eso volteo a mirarme y me dijo.

—Si se te enfría te lo caliento. — Me sonrió con descaro hasta escuché una suave risa. "¿Qué demonios?" Fue lo que pensé, no sabía cómo contestar aquello, pero mi mente y mi cuerpo se unieron en un complot tan solo sintiendo de nuevo mi rostro arder. “mierda” dije a mis adentros tratando de calmarme y evitar que se diera cuenta. Debí haberme visto patético en todo ese maldito recorrido desde mi casa hasta aquí pero ya no había vuelta atrás, si me vio no podía hacer nada al respecto.

Sintiéndome más calmado disimulé negando de manera reprobatoria el comentario que me había hecho, pero tampoco pude evitar analizar eso y reírme un poco. Así, justo así era el hombre del que me había enamorado.

De repente me pasó su vaso de café a lo que por reacción solo tomé y miré el vaso ¿por qué? No sé pero, cuando alcé la mirada de nuevo a él ya tenía su abrigo en las manos y me lo puso encima, parpadee un par de veces devolviéndole el café y enseguida el abrigo.

— ¿Qué haces? Te dije que estaba bien así, no necesito tu abrigo. — Repliqué molesto.

—Se te enfría el trasero, ¿no es así? — Fue lo que me contestó todavía bastante cínico pero al mismo tiempo sonando serio colocándome de nueva cuenta el abrigo sobre los hombros, imponiendo su maldita voluntad como era su costumbre. 

— ¿Ah? No soy ninguna señorita como para que me pases tu abrigo, ya te dije que estoy bien, carajo ¿Por qué nunca haces caso a lo que uno te dice? — Molesto, si, estaba bastante molesto en ese momento, detestaba que me trataran de esa manera pero también moría de felicidad por dentro. —Una cosa es que no me guste el clima y otra que no lo soporte. Sigamos caminando entonces…— Fue lo último que dije antes de emprender camino y alejarme de ahí. 

—Lo vas a tirar y ensuciar— Dijo tan intransigente y terco como siempre, poniéndola bien sobre mis hombros una última vez antes de caminar de vuelta como si nada aflojándose un poco la corbata.

—No me importa si se cae y ensucia, no es mía en todo caso  y tampoco te dije que me la pusieras encima— Contesté mientras lo miraba de reojo venia detrás de mí, moví de nuevo los hombros con intención de que el abrigo de cayera, estaba haciendo un berrinche bastante estúpido en ese momento, pero con él no podía reaccionar de otra manera, me sacaba de mis casillas, solo él podía sacarme de mis casillas así de rápido, aunque bueno...tampoco es que sea un hombre muy paciente pero…trato de controlarme.

Sentía como el abrigo resbalaba y quería que cayera pero mierda, no podía dejarlo caer y a sabiendas de cómo era él, que si eso pasaba lo dejaría tirado en el piso tan solo por no dar su brazo a torcer y llevarme la contraria, ya que ese era su maldito hobby, hacerme molestar, así que no tenía de otra, cada que sentía resbalar aquel abrigo lo tomaba con disimulo para que no notara que si lo estaba sujetando. Giraba de vez en cuando la cabeza mientras caminaba y mi nariz rozaba con la tela del abrigo oliendo su perfume, el mismo perfume de hace siete años, su mismo aroma, su delicioso aroma.

—. . . jodido conejo terco— Murmuré bueno, más bien dije con voz baja pero con la intención que me escuchara ya que no iba muy lejos de mi y al parecer lo hizo ya que sonrió a medio lado cínico, como diciéndome “Gracias por el cumplido”. Pronto de nuevo estaba a un lado mío y en silencio me ofreció otro cigarrillo de la nueva cajetilla, a lo que asentí sacando con dificultad el tabaco ya que tenía los dedos entumecidos y al ser una cajetilla nueva los filtros estaban muy apretados. Cuando por fin pude sacar uno me le quedé mirando y después lo miré a él.

— ¿Ya no te sientes tan solo? — Pregunté un tanto ingenuo tratando de volver a hacer plática.

—Es una pregunta compleja— Me contestó casi de inmediato pero algo extraño se notó en su manera de contestar, fue algo seco, por un momento pensé que lo había incomodado con aquella pregunta. Vi como golpeo por la parte de abajo la pequeña caja haciendo que saltaran unos filtros tomando uno con los labios, todo en silencio, después de inclinó hacia mí y supuse que quería fuego para encender el tabaco, puse el mío sobre mis labios y con la mano libre busqué mi encendedor y justo cuando iba a encenderlo por él, me lo arrebató de las manos haciéndolo el mismo.

Me detuve en seco mirándolo con atención, el sofoco de mi pecho volvió pero era diferente esta vez, empecé a temblar tragando un poco de saliva "¿Qué había sido eso?" "¿Por qué tan de repente?" Me pregunté a mi mismo tratando de analizar sin tener que irme a los extremos. Su mirada se había ensombrecido un poco, aún sin articular palabra alguna y tardando en encender el tabaco a causa del viento me devolvió el encendedor, dio una gran calada en el filtro atrapando el humo dentro de su cuerpo unos momentos antes de soltarlo de manera suave por la boca y nariz haciendo un sonido como de suspiro; me miró de nueva cuenta a los ojos, fue una mirada extraña, algo que en ese momento no pude interpretar.

—Lamento haberte hecho perder el tiempo por un café andatti... — Me habló al fin soltando otro suspiro, todavía teniendo esa expresión en su rostro. —No sabía qué buscaba, pero no lo encontré. —

Todavía tenía mi encendedor en la mano, todavía temblaba, todavía seguía sin entender que estaba pasando. Tuve miedo de preguntar, realmente quería preguntar pero tenía miedo y no solo quería preguntarle que había pasado si no que tenía aquel impulso de abrazarlo, quería besarlo quería pedirle que no se fuera de mi lado, por alguna extraña razón eso me sonaba a una despedida…no, no quería que se fuera, no quería perderlo de nuevo pero…no pude moverme, no pude articular palabra alguna, sentía como mis ojos de me nublaban, seguramente por las lágrimas que estaban brotando y que ahora no me importaba que las viera, no importaba que me viera débil, no, no  me importaba si era él el que me veía. 

Me conocía, me conocía de pies a cabeza, conocía mis defectos y mis virtudes, sabía que eran más defectos que nada, con él no podía tener pena, con él compartí los mejores momentos de mi vida, momentos que no he podido tener con nadie más, nadie me ha hecho sentir como me sentí con él…lo amo.

Si, aún lo amo y quería decírselo pero mis labios no se movían. Hubo un momento, recuerdo, que todo se puso negro no escuchaba nada, no había nada solo estaba yo en un oscuro y frío silencio sentí como si hubiera estado ahí por horas pero solo fueron unos instantes. La presión en mi pecho ya no estaba, ya no temblaba y mis ojos ya no se sentían húmedos, respiré profundo y de nueva cuenta estaba con él en aquella esquina los dos solos, como en un principio. Guarde mi encendedor, me saqué el cigarrillo de los labios y se lo devolví ¿por qué? No sé, solo lo hice, tome un trago de mi café sin voltear a verlo, ahora era yo el que estaba en completo silencio. —Sa…no te preocupes, no estaba haciendo nada en mi casa de todos modos además, me sirvió de entretenimiento, salir de mi rutina diaria de vez en cuando me hace bien. ¡Gracias! —

 Mierda…me quebré, me quebré por completo al agradecerle, todavía tuve la fuerza de sonreírle—Al menos a alguno de los dos le sirvió esto ¿no? — Ya cállate hombre, cállate. Me decía a mi mismo guardando compostura, ya no podía aguantar más.

—Me alegro— Me contestó extendiéndome la mano de manera muy formal.

¿Por qué? ¿Por qué mierdas me haces esto? Desapareces siete años y ahora apareciste de la nada solo a derrumbar la pequeña y débil felicidad que me había formado, felicidad que tarde en forjar siete años, ¡maldita sea! siete años en construirme una nueva vida ¿y a ti solo te bastó menos de una hora para destruirla? ¿Quién carajos te crees? ¿Quién? ¡Maldita sea!

Vi la mano extendida y lo único que hice fue devolverle el abrigo que me había prestado; tenía la mirada baja, ahora si se me era imposible disimular, quería romper en llanto ahí mismo. Sentí como tomó su prenda con suavidad sin decirme palabra alguna tal vez, había entendido mi gesto, el siempre había sido un claro ejemplo del famoso dicho “Al buen entendedor, pocas palabras”.

—Espero volvamos a salir de nuevo— Dije ante aquello. ¿Por qué no podía quedarme callado ya? Escuché un ligero bufido salir de su boca pero no quise voltear a verlo, no podía. —Ya es tarde, debo volver. Regrese con cuidado…sensei. — Ya estaba en mi límite, solo dije eso y di media vuelta alejándome caminando cuando realmente quería salir corriendo con todas mis fuerzas, correr, correr hasta perderlo de mi vista.

 

No, no he podido olvidar esa noche. Esa noche en la que él volvió a aparecer en mi vida y así como apareció, desapareció.

Maldigo la hora en la que se apareció frente a mi otra vez, la hora en que lo conocí hace siete años. Maldigo el momento en que acepte ese café…maldigo el momento en el que…me enamoré de él. De un escritor, de un novelista, de alguien que sabe usar las palabras a su favor, quien convierte un simple verso en algo maravilloso. Maldito el día en que te conocí.

Notas finales:

Bien, solo hay una cosa que quiero aclarar.

Esto fue un rol. Un rol que tuve con alguien con quien yo roleaba hace muchos años.

Hace poco me habló y me pidió que nuestros personajes que tenían años de no "verse" se tomaran un café y bueno, este fue el resultado. Claro tuve que meter manita de gato para la redacción porque no iba a poner el rol así jajajaja.

El narrador de la historia es mi personaje de Rol, quien cabe mencionar es un personaje de la serie anime/manga D.Gray-Man y de quien habla, es un personaje de la serie Junjou Romantica que tengo la sospecha reconocerán y el mio bueno, queda en el anonimato (?)

Espero que les guste, hace mucho que no escribía, no había tenido las ganas, el humor, la inspiración de hacerlo hasta hoy que...bueno, no sé solo me puse a escribir en mi muro de FB y como noté que esto iba para largo me pasé inmediatamente a Office jajajaja. De nuevo, espero que les gute, cualquier cosa comentario reclamo o lo que sea pueden hacerlo. ^^

¡Gracias por leer!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).