III
Cuando a Daehyun le preguntaban sobre su tipo ideal, él solo podía pensar en una persona que fuera dulce y amable, fácil de tratar, con un buen sentido del humor que se asemejara un poco al suyo para poder pasar buenos ratos juntos. Una sonrisa adorable y mejillas suaves era algo que también venía a su mente. No había duda de por qué las fans insistían en emparejarlo con Youngjae, después de todo, uno es culpable de sus palabras.
Yongguk era todo lo contrario a su tipo ideal (o quizás, no tanto). Yongguk era más masculino, más independiente y definitivamente alguien que pasaba más tiempo a solas que con otras personas; a veces encerrándose en su propia cabeza cuando era forzado a interactuar por un largo tiempo con los demás miembros. Pero le aceptaban así, y era parte de sus encantos.
Daehyun no podría decir que se sentía atraído al él, porque no era algo que pudiera poner en palabras.
Cuando Yongguk estaba cerca, si Daehyun estaba riendo, dejaba de hacerlo. Si estaba comiendo, trataba de guardar compostura y hacerlo más lentamente, si estaba cantando, trataba de enfocarse en hacerlo bien. Con Yongguk cerca, Daehyun quedaba reducido, de esa forma en que solo puede pasar cuando una persona influencia mucho en ti.
La personalidad divertida y espontanea que solía mostrar, dejaba de ser tan así: se comportaba tímidamente y hablaba pensando mucho más sus palabras, porque no quería que el mayor pensara que era idiota.
Yongguk simplemente tenía más efecto en él de lo que Daehyun pudiera poner en palabras.
IV
Cuando la puerta se cerró tras la espalda de Yongguk, este se volteó para ver quien entraba sin tocar la puerta.
Eran esos días en los hoteles que no tenían planes estrictos, por lo que a veces era más divertido estar en su cuarto y navegar en internet.
Yongguk no tuvo tiempo de preguntar cómo Daehyun había entrado sin llave a su cuarto compartido con Youngjae, porque el menor llegó hasta él y subió a su cama.
“Hyung, estoy aburrido”, musitó el recién llegado, con una suave sonrisa.
El aludido soltó una pequeña risa.
“¿Qué quieres que haga al respecto, Daehyunnie?”, inquirió, sin dejar de mirarlo.
De un momento a otro, Daehyun estaba sobre él, la computadora perdida en suelo después de haber dado un buen golpe. Los labios de Daehyun no le daban descanso, sus manos recorrían todo lo que pudiera tocar y su voz le llamaba para comenzar a encender la pasión.
Yongguk sabía que una de las mejores formas de calmar al menor era quitarle sus pantalones y jugar con él por largos minutos. Daehyun intentaría hacerse el difícil, pero separaría sus piernas con tal gracia que Yongguk dudaba de sus palabras hace unos momentos. Yongguk probaría todo lo que el menor le ofreciera y Daehyun le advertiría que no podía más.
Daehyun lo apartaría, no queriendo ser complacido solo por los dedos del mayor. Se quitarían el resto de sus ropas y Daehyun se voltearía para dejar que Yongguk le dominara por completo, entrando en su cuerpo mientras sujetaba sus manos contra el colchón y le mordía suavemente el cuello.
Eran las mejores formas de pasar el tiempo en los hoteles, casi mejor que navegar en internet.