Capítulo 3: "Ases... Bajo la Manga I"
Y en ese momento siento la puerta abrirse… -¿Ya terminaste?- Mi corazón se detiene en seco… al oír una voz, detrás de la puerta… es voz… su voz.
Limpié mis lágrimas de manera brusca, sorbí mi nariz, giré mi cuerpo hacia el lado contrario de la puerta, para que no pudiera verme en el estado deplorable en el que estaba, no él. Pero me fue imposible, girarme del todo, pues, mi “pie herido” liberó una punzante corriente a toda mi pierna cuando quise moverla, así que como pude, giré la mayor parte de mi cuerpo, cerrando mis ojos con fuerza, para retener el grito de dolor, que aquella punzada en mi pierna me provocó.
No dije nada, simplemente, seguía sorbiendo mi nariz, limpiándolo como podía, como así también mis lágrimas. Genial, esto más humillante no podía ser.
Comencé a presentir como aquellos pasos comenzaban a acercarse, luego de cerrar la escandalosa puerta de la azotea.
-Key…-
Habló serio. No gesticulé absolutamente nada, ni una palabra, ni un movimiento, permanecí allí, intentando desviar la mirada lo mayor posible de aquel, que comenzaba a acercarse más a mí. Pero pues no podía hacer nada, ahora sí que me encontraba tal y como un “gatito mojado bajo la lluvia, con una ‘pata’ herida”.
-¡VETE DE AQUÍ, NO TE NECESITO! ¡Déjame en paz!-
Hablé finalmente exasperado, aunque haciendo un intento inútil por “huir de allí” también. Pues el maldito pie, me lo impedía.
-Key, lo siento…-
Abrí mis ojos a más no poder, al oír, “arrepentimiento” en su voz.
-No, no lo sientes, ¡no sientes absolutamente nada! Sólo eres un maldito cínico, que pretende ser amable ahora.-
Volví a hablar colérico, y esta vez más, por continuar sin poder moverme, en cada intento que hacía, me resultaba imposible, realmente parecía, un maldito “animalito acorralado” ahora. Mis ojos malditamente llorosos, mis mejillas húmedas por mis lágrimas, y mi pierna, “inhabilitada”.
Él finalmente se logró posicionar frente a mi cuerpo. Por lo que ya no pude desviarle más la mirada, le miré desafiante.
-No, claro que no, te equivocas Key, seré, lo que seré, pero soy humano ¿sabes? También tengo sentimientos, y reconozco, que quizás me pase un poco de tono con la “broma”.-
Volvió a hablar con aquel tono, que demostraba su arrepentimiento en cada palabra que profesaba, haciéndome CASI creérmelas.
-¿¡Qué te pasaste!? ¿¡Solo un poco!? ¿¡Me estás jodiendo JongHyun, verdad!?- Repliqué iracundo, él me miró con aquel rostro de “martirio absoluto”. -¿¡Él qué me recuerdes cada un puto segundo, como me cagué y le cagué la vida a JinKi, desde que prácticamente te vi en este colegio, te parece “un poco subido de tono”? ¿¡Sabes acaso, con lo que he tenido que lidiar por tu culpa!? ¿¡Sabes cuantas luchas internas se desataron en mí, por culpa de aquel “maldito error!? ¿¡Sabes lo idiota, iluso, que me siento, cuando de mi mente aún sigo sin poder quitarte!?-
Y ante aquel último “reclamo”, me quise morder la lengua, ¡Estúpido KiBum!
Él me miró con absoluto asombro.
-Key… tú-
-¡Aun no he terminado! ¿¡Sabe lo que es convivir con la culpa de haber cometido una infidelidad a la persona que amabas, por unas malditas copas de alcohol demás!? ¡NO! ¡NO LO SABES! ¡PORQUE TÚ, NO HAS AMADO, NUNCA JAMÁS, EN TU PUTA VIDA! Lo tuyo es sólo “un polvo” y ya está ¿¡NO ES ASI!? Pero para mí, ¡las cosas no funcionan así!-
Continué hablando, interrumpiéndolo, pues no quería oír algo de aquella maldita boca, que me hiciera sentir más humillado de lo que ya estaba. Mi rostro de seguro ahora se había tornando totalmente rojo.
Él se mantuvo mirándome a los ojos unos segundos, yo le mantenía la mirada fruncida, con muchas dificultades, pues mis lágrimas aglomeradas, mis ojos rojizos, le quitaban toda “ferocidad” a mi mirada. Se agachó frente a mí, luego de suspirar.
Estaba demasiado cerca.
-¡ALÉJATE DE MÍ! ¡VETE! ¡No quiero volver a verte!- Comencé a los manotazos, intentando empujarlo, pero él aún serio, atajó mis manos, y me dejó prisionero ahora de ellas. -¡SUÉLTAME! ¡Suéltame, maldito animal salvaje!- Continué “histérico” y él apretó levemente mis manos y eso fue suficiente, para que yo liberara un “quejidito” de dolor, pues mis nudillos, aún seguían lastimados, y seguían, punzándome. -¡Ay!- Él abrió sus ojos levemente, y dirigiendo su mirada a mis manos, se sorprendió aún más… yo desvié la mirada, no podía mantenérsela ahora. ¡MALDITO IDIOTA! ¡VETE Y DÉJAME LLORAR COMO MARICA, SOLO!
-¡Key! ¡Tus manos!-
-¡DEJAME!- Volví a ejercer un brusco movimiento, en un intento por zafarme de su agarre, pues sus manos, eran demasiado cálidas, a comparación de las mías. -¡NO NECESITO NADA DE TI!- Me solté finalmente de sus manos, y como pude me puse de pie, pero mi pie, se torció otra vez, y caí arrodillado. No pude evitarlo, y me sujeté el tobillo.
-¡KEY! ¿¡Qué demonios te sucede!?-
-¡NADA! ¡VETE DE UNA PUTA VEZ!-
Quería llorar. Otra vez. ¿Acaso podía ser esto más humillante para mí? ¿Qué él, me vea en este deplorable estado? ¿¡Justo la persona que menos quiero que me vea así!?
-¡Ya déjate de caprichos infantiles, JODER!-
Exclamó con rabia, ahora, totalmente sacado de sí mismo, yo no pude evitar, callarme la boca, y sentir como me encogía, a su alrededor. Me miró algo sorprendido, ahora al ver mi expresión, de “asustado”.
-Lo siento, es que realmente… todo esto, me pone de los nervios. A ver, déjame ver, por favor-
Habló ahora con una voz, más que serena, por lo que yo sonrojándome ahora, por la “amabilidad” en su tono, desvié la mirada, enojado conmigo mismo, y quité lentamente la mano de mi tobillo.
Él levantó la manga de mi pantalón, y bajó mis calcetines, hasta el tope de mis zapatillas, dejando al descubierto, una parte mínima de mi tobillo.
-No es nada grave, sólo una simple torcedura, ya se me pasará, sólo necesito dejarlo quieto un ra-
-¡JODER KEY!- Exclamó una vez más exaltado, callándome, y le miré. El me miró y señaló el tobillo, y furioso me dijo. -¿¡Esto te parece que no es grave!? ¡Mírate! ¡Tienes todo el tobillo hinchado! ¡Ya mismo te llevaré a la enfermería! ¡Y me dirás también qué demonios, pasó con tus manos! ¿¡En qué demonios pensabas Key, para hacerte todo esto!?- Habló ya sujetando mi mochila y “posicionándose” frente a mí, para que me subirá a su espalda.
-¡NO QUIERO!- Hablé una vez más, algo iracundo, aunque ahora con algo de miedo. -¡No necesito nada de ti! ¡No necesito que finjas que ahora te preocupas por mí, cuando durante todo el día de ayer y hoy, te empeñaste en torturarme con el pasado!- Volví nuevamente “a la carga”.
-¡Deja de decir estupideces! Y súbete ya de una puta vez, ¡Y deja también de sacar conclusiones apresuradas! ¿¡Qué sabes tú si siento o no!? ¿¡Qué sabes si he amado o no alguna vez en “mi puta vida”!? ¿¡Acaso no recuerdas que fuiste tú el que me rechazó, luego de que lo termináramos de hacer!? ¡Ahora sube!-
Aquello me dejó, idiotizado. Pero no me dejé llevar, ni “engatusar” por sus palabras.
-¡ERES TU EL QUE DICE ESTUPIDECES! ¡YO NUNCA TE RECHACÉ!-
-No lo recuerdas, pero luego hablaremos de eso ¡Ahora sube joder! ¡Antes de que eso se ponga peor!-
Habló rápido y para sí mismo al principio, por lo que alcancé a oírlo de pura casualidad, pero luego elevó la voz, haciéndome exaltar, y me subió él ahora, forzándome.
-¡TE DIJE QUE NO QUIERO! ¡ACLAREMOS ESTO DE UNA PUTA VEZ! ¡MI TOBILLO PUEDE ESPERAR!-
-¡No, no puede, JODER! ¿¡Acaso no vez como lo tienes!?-
Luego de decir, eso, y que yo forcejeara nuevamente un poco, logró ganar la batalla, pues yo estaba en “desventaja” con mis manos adoloridas, no pudiendo moverlas bien, además de que mi pie estaba inmovilizado, como pudo, y liberando un jadeo, al ponerse de pie, conmigo encima, abrió la puerta con la mano temblorosa, pues yo no era tan liviano como aparentaba.
-Puedo andar solo, déjame en el suelo-
-No, no puedes, ahora ¡has silencio de una buena vez por favor!-
Ante aquel tono de absoluto regaño, fruncí mi ceño, pero mu-muy en el fondo, agradecía, lo “obstinado y tenaz” que estaba siendo, en estos momentos.
Un momento de “glorioso” silencio, reinó por unos segundos, en lo que esperaba el ascensor, que gracias a Dios teníamos allí. Y cuando subimos, y las puertas se cerraron. Hablo con un tono un poco caprichoso, tono que en verdad me hubiese gustado poder ocultar, para no sonar, tan infantil.
-Te odio…-
Él rió por lo bajito y negó con la cabeza unos segundos
-Sí, sí, como digas…-
Habló ignorando por completo “mi insulto”, a lo que yo no dije más nada, ya no me sentía con fuerzas de más nada, es más incluso, comencé a sentirme adormilado en su espalda, por culpa de aquella respiración serena que tenía, y aquel aroma suave pero delicioso de su perfume, un maldito sedante, tomando en cuenta, que “patalear” allí afuera, había agotado todas mis energías.
Cuando llegamos a la enfermería me di cuenta, porque sentí, como era acostado en una camilla, al final si me había dormitado en su espala.
-¿Qué le sucedió?-
-No lo sé, lo de la torcedura, deduzco que se torció mientras subía las escaleras, pero lo de las manos, no lo sé…-
-Hmm, bien de acuerdo, déjemelo, que le curaré las heridas, usted vuelva a clase alumno, por favor.-
-Déjeme quedarme, por favor, aunque sea, hasta que empiece la próxima hora, pues esta ya la perdí.-
-Aish... de acuerdo, de acuerdo, alcánceme el botiquín que está allí, yo iré a buscar un poco de hielo.-
Oía hablar a JongHyun y al enfermero, pero pues estaba medio adormilado aún… no tenía ganas de abrir los ojos.
De repente siento, como el zapato y mi media es retirada.
-¡Santos cielos! ¡Este chico tiene un esguince en el tobillo, no es una simple torcedura, mira nomás como tiene el pie! ¡Rápido, apresúrate con los vendajes y el botiquín!-
-¡SI, de inmediato!-
Se oyó la voz un poco más alterada del enfermero, y Jong, y luego de eso, comencé a sentir un frío, realmente insoportable, pero que a la vez, aliviaba aquel dolor “incendiario” que sentía en mi pie. Fruncí mi ceño, por instinto, ante el cambio brusco de temperatura en mi cuerpo, allí abajo, pero pues me lo aguanté, después de todo, al parecer, el hielo comenzaba a hacer efecto de inmediato.
POV JongHyun
Pude observar como Key frunció el ceño, ante el contacto con el hielo, y es que en verdad tenía ese pie horrible, estaba todo hinchado, y ya había comenzado a ponerse morado, ¿Qué demonios se había hecho este chico, allí arriba en la azotea?
El enfermero, comenzó a vendarle el pie, junto con aquella pequeña bolsita de gel “congelado”, miré a Key, y él permanecía aún con los ojos cerrados, y me tenía algo preocupado, no sabía si se había dormido, o se había desmayado, pero pues, no podía decirle que hiciera todo junto al enfermero, así que cuando terminó de vendarle le pregunté.
-Enfermero, ¿se pondrá bien? ¿No sabe si está desmayado o dormido?-
El hombre me miró, y sonrió cálidamente, como si le resultase “tierno” la preocupación que había impregnada en mis palabras.
-Tranquilo muchacho, que tu novio se pondrá bien.- Dijo sonriendo dejándome totalmente atónito, y le colocó la mano en la frente, y le observó de varios ángulos, en lo que luego le colocó el estetoscopio en el pecho. –No te preocupes, está simplemente dormido, su color de piel es “normal” dentro de todo, a pesar de ser tan pálido.- Volvió a hablar con amabilidad, yo en ese momento, estaba por corregirle y decirle que “no era mi novio”, pero por alguna extraña razón, decidí, que disfrutaría ese pequeño y breve momento, en que el enfermero creyera que si lo era.
-Bueno, gracias a Dios entonces, ya que su pie ya está, ¿podemos pasar a sus manos?-
Hablé con suma calidez, y preocupación, en lo que tomaba una de sus manos, de su pecho, pues a decir verdad, parecía, “Blancanieves” luego de haber comido la manzana envenenada.
Tomé su mano con suma delicadeza, y comencé a acariciarla con mi pulgar, comencé a acariciar, aquella parte que estaba dañada, con suma delicadeza, casi de una manera imperceptible. Pasando por su dorso también, ejerciendo un poco más de “tacto” allí, en aquella parte sana.
Era la primera vez que tenía oportunidad de “explorar” con lujo y detalle, cada centímetro de su cuerpo y piel.
-Si, por supuesto, a eso iba, veamos, espero que no despierte, con el alcohol…-
Habló el enfermero nuevamente, sacándome de mi ensoñación, y separándome lentamente de la mano de él, pero para mi sorpresa, él me sujetó con mayor fuerza de repente. A lo que yo logré solo amagar con irme y me volví hacia él.
-¿Estás despertando Key? ¿O sólo estas soñando?-
Pregunté con suma suavidad, como si se tratase de un paño de seda deslizándose por su piel. Él frunció el ceño y apretó aún más mi mano, al sentir, aquella gasa con alcohol etílico en sus nudillos, sentí que me clavó levemente las uñas en mi palma, pero no me importó. No lo solté.
-Tranquilo, es solo un ratito, aguanta, aquí estoy yo.-
Él aflojó el agarre de su mano, y ya no sé si lo hacía consciente o no, pero pues comenzaba a disfrutar este hecho…
Luego que el enfermero, terminara de desinfectar ambas manos, estaba por comenzar a vendarlo, cuando noto de repente, que también tenía el codo lastimado, así que una vez más, aplicó el alcohol etílico allí, y finalmente procedió a vendarle.
Yo había tenido que soltarle la mano segundos después de mis “últimas palabras” pues, necesitaba dejar, “trabajar” al enfermero.
Una de sus manos estaba lista, mientras que en el codo, le había puesto una gasa doblada a modo de “parche”, y pues cuando estaba por iniciar con el vendaje de la segunda mano, oigo sonar la campana, tanto el enfermero como yo, nos miramos mutuamente. No me quería ir ahora… no quería dejarlo solo, quería estar allí, a su lado, cuando despertase y que yo fuera lo primero que viera, dejando de preocuparse tanto por “su mejor amigo”.
-Vamos chico, es hora de que regreses a clases, él estará bien, no te preocupes.-
Habló el enfermero sacándome de mis pensamientos, le miré y curvando mis labios en una pequeña sonrisa asentí, y tomé la mochila de Key, la cual había dejado en el suelo tirada, a penas llegué a la enfermería, y la coloqué cerca de Key.
Al erguirme una vez más, miré por última vez a Key, y me di media vuelta, saludando nuevamente con aquella sonrisa imperceptible, y cuando me dispuse a retirarme, me detuve en seco, el enfermero ahora se encontraba llenando unos papeles, y me miró por sobre encima de sus lentes, bajé la mirada, y cuando vi que él volvió a bajar la mirada, me giré nuevamente hacia Key y me incliné sobre su rostro, sobre sus… labios.
Había unos centímetros de distancia entre los suyos y los míos, pero estaba dispuesto a terminar con ellos. Comencé a acercarme lentamente, pues a pesar de todo, dudaba un poco aún.
-Disculpe joven… pero agradecería que dejara sus “muestras de amor” para las citas fuera del instituto, no es que tenga nada en contra de ello, pero por favor, está dentro de una institución…-
Me interrumpió aquel enfermero, hablándome increíblemente amable y cálido, yo sonreí con algo de derrota, luego de erguirme una vez más, lo miré y asentí disculpándome “con mi mayor” y ante aquella “prohibición” besé dos de mis dedos, y los coloqué con suma suavidad sobre sus hermosos y tentadores labios.
-Mejórate pronto Key, ya luego tendremos tiempo de hablar y aclarar bien las cosas, y me explicaras a que se debió todo este daño en ti… te… espero.-
Hablé. “Volver” a sentir sus labios, fue realmente maravilloso y se sintió como un bálsamo, por lo que luego de eso, con mi corazón un poco más relajado, me retiré, bajo la mirada de aquel enfermero sonriente ahora.
Finalmente, me retiré definitivamente de aquella sala de enfermería, sujetando mi mochila del suelo, cerca de la entrada.
Entré al aula, y como era de esperarse, JinKi me abordó de inmediato, el profesor al parecer aún no llegaba.
-¡Jong! Demonios, ¿¡dónde te habías metido!? No sabes lo preocupado que me tenías… ¿Pudiste encontrar a Key? ¿Qué sucedió con él? ¿Qué te hizo?-
-Tranquilo JinKi, de una pregunta a la vez…-
Hablé ahora sereno, sentándome a su lado, dejando mi mochila sobre el banco, luego de liberar un suspiro cansino. Él calló repentinamente y bajó la mirada, susurrando un leve “sí, lo siento”
-Estaba buscando a Key por los lugares que me dijiste que quizás estaría, y sí definitivamente estaba en uno de ellos, pero en mi última opción, antes me tuve que recorrer todo el colegio. Le encontré en la azotea.-
Callé de repente, al venirme a la mente, esa imagen de él, gritando y llorando de una manera tan desgarradora, lo “mucho que me odiaba”.
-¿¡Y qué pasó!? ¡No te lo guardes para ti!-
-Le encontré… llorando, gritando, y herido…-
-¿¡QUE!?-
-¡SSHT! ¡Haz silencio!-
Susurré por lo bajo, luego de que exclamara de esa manera tan estridente, volvió a bajar la mirada pero esta vez apretando sus puños.
-¡Te dije que te habías pasado con tus bromitas! Y que seas mi amigo, no quiere decir que por eso yo te lo deje pasar, me has “molestado” a mí también…-
Habló en un tono algo colérico también, y yo sinceramente, no reaccioné, continué con mi seriedad hablando, ignorando por un momento sus palabras.
-No sé como logré que me escuchara, aunque sea un segundo, estaba realmente intratable.-
-¡No era para menos! ¡Hoy sí que te sacaste la lotería con él! Felicidades, te has ganado su odio eterno, a él no le gusta hablar ni que se mencionen ese tipo de cosas…-
-¿Por qué? Si supuestamente quedó en el pasado, no tendría por qué molestarse con ello.-
JinKi me miró algo sorprendido y mal a la vez, al yo haber ejercido un poco de violencia en mi tono, pero luego de que dijera eso, entró el profesor, haciéndonos callar de antemano, por las dudas, así que ni él ni yo dijimos más nada.
Nos concentramos en la clase, aunque yo sinceramente, no tenía mucho ánimo de estar allí, luego cuando no sé qué santo estaba de guardia, la hora ya prácticamente terminaba, junto con el horario escolar, pues, teníamos las últimas horas con él… le susurré algo a JinKi.
-En el estado en que estaba, lo tuve que llevar a la enfermería, así que allí debe de estar todavía-
Él me miró de repente…
-¡Debo ir de inmediato!-
-¡No! ¡Espera a que termine la hora, cuando lo dejé esta durmiendo, así que aún debe de esta haciéndolo, no te preocupes, ahora… está bien.-
-¿¡Ahora!? ¿Ahora? ¿¡Acaso antes no lo estaba!?-
-¡JinKi por favor! ¡Cálmate! Aish… Fue inútil abrir la boca…-
Comentaba él exaltado, a punto de querer dejar todo tirado y salir corriendo, en lo que yo luchaba por retenerlo y no levantar la voz.
-¡Allí atrás por favor! ¡Silencio! ¡Están aún en hora de clase!-
Ambos asentimos, yo por no querer más lio, y él por estar realmente “apenado”. Y los minutos, continuaron pasando, hasta que finalmente, la bendita campana, anunciando el final de la jornada escolar sonaba, agradecí a los Dioses, pues la verdad, la clase con aquel profesor comenzaba a ser tediosa, cuando extrañamente era mi materia favorita.
Me la pasé toda la clase, pensando en “él”… en sus gestos, en sus expresiones, y en aquellas “dagas” que eran aquellas palabras “Te odio Kim JongHyun”.
-¡JongHyun! ¡JongHyun! Joder… ¿tú también me vas a hacer esto?-
-¿¡Qué!? Lo siento, ¿qué decías?-
-Nada, hace 5 minutos que estoy zamarreándote y tú ni señales de vida…-
-Oh… lo siento, ¿qué querías?-
-¡Joder hombre! ¡Espabila! ¡Las clases han terminado! ¡Vámonos, de inmediato a la enfermería! ¡Necesito ver a Key!-
-Ah, sí, de acuerdo, debo juntar mis cosas…-
Hablé sin emoción alguna, acomodándome mejor en la silla, comenzando a mirar para todos lados sobre mi mesa, pues, ya no había nada sobre ella.
-¡Aquí!-
Dijo el algo enojado, y cuando le miré, sostenía mi mochila, con dos de sus dedos, curvé mis labios en una leve sonrisa, y tomé mi mochila, con facilidad, y me puse de pie.
-Gracias.-
-¡Ya JongHyun! ¿¡Qué demonios te pasa!? Desde que viniste de ver a Key, has estado extraño, que fue lo que te dijo exactamente…-
-E-eso ya no importa, mejor vayamos a verlo.-
-¡Claro que importa! ¡No por nada te vuelves tan “deprimente” en cuestión de minutos!-
-¡DÉJALO SI! ¡NO ES NADA HE DICHO!-
Contesté agresivamente, sin poder controlarlo, él retrocedió un poco, luego de observarme con aquellos ojos que prácticamente estaban desorbitados de la sorpresa que tenía. Le miré a los ojos, él me correspondió a los segundos, y suspiré, inhale y exhale.
-Lo siento… pero en serio, no es nada, no quiero hablar de ello.-
-Si no fuera nada, no te estarías comportando así…-
Habló el por lo bajo, a regañadientes mientras, frunciendo su ceño levemente, me quitaba la vista luego y comenzó a liderar el paso, pero pues, simplemente, le observé por detrás, y no dije nada, simplemente suspiré, una vez más cansino, y no tardé mucho en ponerme a su par.
-En verdad lo siento… es sólo que…-
-Olvídalo, ahora soy yo quien no quiere escucharte…-
Habló serio, mientras me miraba de reojo fugazmente, sacándome una leve sonrisa, él volvió a adelantarse un poco.
Minutos después, de “vagar” por aquel edificio, ya casi vació, llegamos a la enfermería. Y cuando entramos, allí le vimos, ambos dirigiéndonos a su mirada, que era ahora de asombro…