Definitivamente, estaba de piedra por la escena que tenía delante apenas sin poder soltar un sonido.
La verdad es que sentía una extraña sensación que nunca había sentido en mi vida, era como algo cálido e incluso excitante que hacía que mi corazón latiese a cien por hora, no eran nervios, ni miedo, un sentimiento totalmente desconocido floreció dentro de mí.
-¿Estás bien? llevas un buen rato sin decir nada… -una voz suave retumbó en mi cabeza.
-¿Eh…?- logré despertarme de mis pensamientos gracias a la voz.
-Lo siento, ¿te he asustado, verdad?- dijo el chico lobo – Mira, sé que piensas que estás soñando o algo por el estilo, pero esto es la realidad, verás… sólo soy una deidad en forma de lobo, no soy una bestia salvaje que ataca a las personas sin motivos, así que no te haré ningún daño. Sólo buscaba algo para entrar en calor y no me di cuenta que estas pieles son tuyas… siento las molestias que te he causado.
Al escuchar lo que dijo el chico lobo, Kurai notó que realmente decía la verdad y decidió
-Es normal de que te sorprendas, no es muy común que un humano se encuentre con un ser como yo.- sonrió el chico lobo amablemente.
-Ah por cierto, me llamo Kurai- dijo el chico moreno sonriendo de forma forzada –perdón por no presentarme como es debido…-
-Bueno, no pasa nada- respondió el peliplateado – Bueno… Yo me llamo Shiroi, ¿ves? ya nos hemos presentado los dos.– dijo sonriendo -¿Por cierto tienes algo para el frío?- preguntó Shiroi un poco sonrojado -no puedo ir por ahí desnudo en pleno invierno.-
-Claro... no te preocupes, cogeré un poco de piel y te haré unas ropas- Kurai se ruborizó un poco por el comentario del chico lobo.
A los pocos segundos a Kurai le rondaron preguntas a su mente–“¿Por qué reaccioné así...? es un hombre como yo, no se a que vino este impulso tan extraño. En fin… voy a dejarlo correr.-
A los pocos segundos de sus profundos pensamientos, Kurai reaccionó antes de que su compañero sospechase y empezó a tomarle medidas al cuerpo de Shiroi detalladamente, luego comenzó a tejer con unas pieles sobrantes que comercializó ayer para confeccionar la ropa.
-Oye Shiroi...- pregunté.
-¿Sí?- dijo Shiroi
-¿Cómo puedes ir así con esas pintas a estas temperaturas?
-Ah...- tartamudeó el peliplateado -verás, cuando estaba cerca de un río, tuve un fallo tonto: perdí el equilibrio y luego me caí al río, luego cuando recuperé el sentido acabé en este bosque y perdí la ropa por la fuerza de la corriente del río
Kurai, se quedó un poco extrañado por su historia pero lo dejó correr, ya que cuando alguien cae a un río con una corriente bastante fuerte pueden pasar este tipo de cosas.
-Oye ¿por qué no te las pruebas?- dijo Kurai para cambiar de tema.
-¿En serio me las hecho para mí?- exclamó Shiroi sorprendido- No tenías que haberte molestado…
-Tranquilo, no pasa nada, además esas pieles ya pensé en usarlas para hacer ropa, y además parece que usamos casi la misma talla- sonrió Kurai.
-Bueno...- suspiró el chico lobo -voy a ver cómo me quedan.-
Un rato más tarde, Shirori se puso las ropas confeccionadas por Kurai compuestas de una camiseta ancha y unos pantalones de liebre ártica y unos zapatos hechos con piel de tejón.
El chico moreno, vio claramente cómo le quedaban.
-La verdad es que te queda estupendamente- dijo Kurai
-Gracias- respondió Shiroi esbozando una dulce sonrisa.
-Por cierto Shiroi...- suspiró Kurai –He estado solo durante un tiempo, no me iría mal un poco de compañía... ¿Te importaría si c.
-Claro, será un placer. - respondió Shiroi sonriendo
Nada más oír el agradecimiento de Shiroi, Kurai volvió a sentir otra vez esa misteriosa y cálida sensación de antes que recorrió su pecho, cuando vio por primera vez a Shiroi.
-Es muy agradable... ¿será la reacción de conocer por primera vez a una gran amistad?- pensó felizmente el moreno -La verdad es que estoy muy feliz por conocer a Shiroi, aunque sea una deidad lobuna, no me importa su aspecto o si es un humano al cien por cien o no, sino su amistad y de que a partir de ahora es muy probable de que hagamos un gran viaje los dos juntos.
Mientras Kurai estaba sumergido en sus pensamientos, que por primera vez no eran tristes ni oscuros, Shiroi intentó aprovechar para abrazar a su compañero para darle las gracias por tomarse tantas molestias por él, pero nada más abrazarle perdió el equilibrio y cayó encima de Kurai, con sus rostros muy cerca uno del otro, haciendo que el chico moreno volviera a la realidad.
-Oh...lo siento- murmuró Shiroi totalmente sonrojado-
El moreno se quedó mudo durante unos segundos por la escena, pero consiguió romper el hielo en unos pocos segundos más tarde –No pasa nada, no es culpa tuya - respondió el moreno sonriendo un poco bastante sonrojado por lo situación.
Kurai estaba totalmente de piedra por el accidente, pero su pecho reaccionó igual que antes, pero de una forma más intensa y con otro tipo de sensaciones totalmente nuevas para él que le eran totalmente extrañas con un tipo se reacciones que para él no tenían ninguna descripción.
Su corazón le latía de una forma increíblemente fuerte, incluso más cuando vio una situación similar a la muerte cuando luchó con todas sus fuerzas con el lobo negro, pero su manera de la que latía no era por miedo ni nada malo... era algo totalmente diferente.
-¿Kurai?- preguntó Shiroi preocupado-¿estás bien? llevas un rato tirado en el suelo sin decir nada ¿pasa algo?.
-…- Kurai se levantó de inmediato al oír la pregunta. –Perdona, a veces me distraigo cuando pasan situaciones raras, como esta que acaba de pasar. No me hagas mucho caso. - añadió sonrojado por la vergüenza y la incomodidad
-Bueno no pasa nada -dijo Shiroi sonriendo forzosamente para romper el hielo- ¿cenamos algo, así nos olvidaremos de esta situación tan rara.
-Sí- respondió el moreno aliviado – vamos a cenar algo.
Al rato, se oyeron unos rugidos de poca intensidad y muy extraños.
Los dos chicos se quedaron en silencio apenas unos segundos.
-¿Qué fue eso?- dijo Shiroi un poco asustado
De repente, Kurai se tapó la boca por la pregunta del peliplateado.
-¿Kurai... qué te pasa?- preguntó preocupado Shiroi
Kurai empezó a partirse de risa que casi acabó cayéndose al suelo, al rato se calmó un poco, dejando a Shiroi increíblemente confuso.
-Shiroi...- dijo Kurai- esos rugidos de antes eran de tu estómago...
Shiroi se quedó sin habla... al rato se le escapó también una carcajada.
Los dos acabaron riéndose un buen rato, hasta que lograron calmarse y empezaron a cenar tranquilamente.
-Hoy la luna llena está increíblemente bonita ¿verdad?- dijo Shiroi sonriendo.
-La verdad es que sí- respondió Kurai -Cuando la luna está llena, es cuando más irradia su belleza como cuando el sol brilla con todas sus fuerzas por el día.
Los dos chicos acabaron el resto de la noche contemplando el brillo de la luna llena hasta que acabaron dormidos, la luna brillaba intensamente como nunca, como si anunciara algo emocionante estaba a punto de suceder...