Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BONUS TRACK por AnneJieJie

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El romance de Malice Nemesis en un boceto sobre esta parejita:

https://38.media.tumblr.com/d4b0d8fb13e8b1e46b26d693a1822ff7/tumblr_n9ia4nPAlD1rzbgq4o1_500.jpg

Cruzó el parque, saltó la acera, pasó frente a la casa de su mejor amigo y siguió corriendo hasta detenerse bajo la cornisa del frente de su casa. Digitó la clave pare abrir la puerta y cuando escuchó el “clap” suspiró con ansiedad. Estaba empapado, pero no le importaba. Todo lo que quería era llegar a casa, cambiar sus ropas y salir a buscar a Jacob.

—¡Muchas gracias, Yamada-sensei!

Eunchan escucho un coro de voces despidiéndose desde el zaguán de la casa, como no quiso ser visto en ese estado se ocultó tras una de las columnas y observó en silencio.

Se trataba de un grupo de unos diez  jóvenes que fueron saliendo uno por uno al antejardín. Por último escuchó la voz de una mujer madura.

—Ha sido muy amable, entonces, hasta el año que viene.

—Sí, hasta el año que viene. Sensei Tanakura, fue un placer.

La mujer abrió el paraguas y siguió a los jóvenes.

No era una mujer atractiva, pero la edad le sumaba un aire de persona interesante, vestía un gabán color crema que acentuaba su figura y cuando se acercó a los jóvenes estos la trataron con mucho respeto mientras Jacob los seguía para abrir la entrada principal.

Después se cruzó de brazos y fijó esos brillantes ojos, esmeralda, en su marido.

—Así que ahí estas.

Eunchan, empapado, dejó su escondite y asintió agachando la cabeza ante la mirada enojada de su marido.

Jacob se acercó para cubrirlo con el enorme paraguas que llevaba consigo para resguardarse del aguacero.

—¡Ven! ¡Si continúas ahí vas a resfriarte!

—Jacob, yo…

—Ya tendremos tiempo para hablar, ahora lo más importante es cambiarte esas ropas mojadas. ¿Cómo es que sales en temporada de lluvia sin un paraguas?

Eunchan bajó la mirada, se detuvieron en la entrada donde cambió sus zapatos por unas cómodas pantunflas. Jacob dejó el paraguas y entró.

Eunchan se quitó la camisa empapada y la arrojó al suelo. El escrito estaba mojado, debió ser más precavido y cargar la mochila, con el ajetreo, las primeras páginas se volvieron ilegibles. El escritor refunfuñó y fue directamente al estudio donde las dejaría esparcidas para que se secaran. Allí estaba cuando una toalla lo golpeó en la cara.

—¡Sécate!

Jacob se acercó y con otra toalla más grande envolvió el cuerpo del escritor.

—Eres tan descuidado.

Eunchan no se atrevió a responderle. Por la manera en que le miró hablándole con seriedad pudo intuir que aún continuaba molesto. Finalmente sus labios se abrieron para mascullar un suave “gracias”.

Jacob lo dejó allí, se retiró del santuario de escritura de Eunchan de manera silenciosa.

Eunchan supo que no tendría una segunda oportunidad para explicarle lo sucedido. Secó rápidamente su largo cabello, se quitó los pantalones mojados y envuelto en la toalla fue a buscar ropa de cambio.

Vio a Jacob sentado en la mecedora junto al ventanal. El DJ ya había cambiado sus ropas y vestía una cómoda bata de terciopelo. Podía observar el jardín de la casa desde allí, pero en ese momento todo lo que podía apreciar eran las gotas de agua repiqueteando contra el ventanal que se extendía desde el techo hasta la base del suelo. Jacob parecía no inmutarse con el sonido de la lluvia, sus pupilas se movían al ritmo de la lectura de la revista trimestral de música clásica.

—Música, música, siempre le presta más atención a la música. –Eunchan murmuró para sí.

Dejó lo de la ropa de cambio para después. Su atención se concentró en Jacob, cuyo rostro se serenó mientras disfrutaba de la lectura en la mecedora. El escritor se acercó sigilosamente, quería tocarlo, abrazarlo y sentir el calor de los brazos de su marido.

—¿Vas a quedarte ahí desnudo?

—Jacob… Yo…

—¿Vienes a explicar por qué mentiste?

Su pregunta fue directa, sin titubeos. Cerró la revista y la colocó junto con sus lentes en la pequeña mesita junto a la mecedora. Miró al escritor con frialdad.

—Haber… Comienza ya.

Eunchan sostuvo la mirada. No retrocedió. Dispuesto a enfrentar los hechos y a asumir su responsabilidad se acercó al DJ.

Jacobo continuaba mirándolo con una ceja levantada y el gesto endurecido.

Aquello fue extraño. Eunchan nunca lo había visto furioso, al menos no con él. Tragó saliva y comenzó por el principio.

Le contó todo lo que vivió con Takuya en aquellos días. Lo ocurrido en la noche de tormenta cuando mintió diciéndole que estaba en casa de Namie. No omitió detalles, no valía la pena añadir o quitarle a la historia, solo dijo la verdad. Descargó su corazón narrándole aquel secreto de cómo llegó a la habitación de soltero del jefe de editores, y lo que hicieron en el piso. Jacob arrugó el entrecejo y Eunchan instintivamente se dejó caer de rodillas frente a él para seguir con su historia. Le contó la manera en que escapó aprovechando que Takuya fue a buscar condones. Lo miró a los ojos con el arrepentimiento que le salía de corazón. Sin embargo en ningún momento pidió perdón o se disculpó por lo ocurrido.

—Eso fue todo.

Jacob cerró los ojos y se quedó en profundo silencio.

—Hoy hablé con Takuya-san cuando nos encontramos para terminar de revisar el asunto de la novela. Le he dicho claramente que no estoy interesado en convertirme en su amante.

—Ese no es el punto. –Finalmente habló mirándolo de nuevo con dureza. –Me mentiste. Dijiste que pasaste la noche en casa de Namie, pero eso fue mentira.

—No fue algo premeditado.

—No podemos confiar uno en el otro si comienzas a decirme mentiras.

—No quería parecer un descarado. No fue como si pudiera llegar y decirte que pasé la noche en la cama de un hombre gay soltero. Además estabas enojado.

—Estaba enojado porque me mentiste.

—¿Y si sabías que estaba diciéndote mentiras, por qué no me confrontaste de inmediato?

—Quería ver hasta donde llegaba tu cinismo. Mi hermana tenía razón, eres un demonio. –Lo miró con enojo mientras dejaba descansar el mentón sobre sus nudillos, el codo apoyado en el descansabrazos de la mecedora. –Namie llamó esa misma noche para preguntar si estabas en casa. Me sorprendí cuando me dijiste que pasaste la noche con ella después de las compras, algo que no fue verdad teniendo en cuenta que Namie está en casa de su suegra.

—Jacob, ya te dije que…

—¡Rayos Eunchan! ¿Qué demonios voy a hacer contigo?

—Siento mucho haberte mentido. –Bajó la mirada y apretó los dientes. De verdad, lo sentía, pero no lloraría. Un día prometió no volver a llorar ante ningún hombre, además odiaba a los hombres lloricas. Si Jacob lo perdonaba no sería gracias a sus lágrimas, pero si a su sinceridad. –También siento mucho no haberme comportado mejor.

—¡¿De verdad lo sientes?! –Preguntó el DJ elevando el tono de su voz, se sentó erguido en la mecedora, como si fuera el trono de un rey que está a punto de dictar su sentencia. Llevó las manos tras la nuca para mirarlo jactanciosamente y con aire insolente le dijo: –Pues no creo que lo sientas, así que tendrás que enmendarlo. –Abrió la solapa de la bata y le enseñó sus tonificadas y moldeadas piernas desnudas. –A veces no sé qué hay en tu cabeza. ¿Sólo sexo? –Estiró su pierna derecha dejando descansar el talón sobre el hombro de Eunchan. Conservó la mirada fría y la expresión prepotente. –¡Toma la copa que está ahí!

Eunchan le miró contrariado y tomó la copa para vino borgoña que estaba llena hasta el borde de un líquido amarillento inodoro. Debido a la mirada de enojo de Jacob, no pudo entender qué era lo que el DJ pretendía hacer. Iba a castigarlo, era lo obvio, pero de qué manera. ¿Humillación? ¿Sadismo? ¿Lo obligaría a beber ese líquido espeso con aspecto de aceite de ricino para que no pudiera levantarse del retrete por el resto de sus días? Jacob no era un asesino, así que confiaría que ese extraño líquido no contendría veneno, ¿pero si era un somnífero para dormirlo y después someterlo a algún tipo de aberración?... Dirigió al DJ una mirada llena de Expectativa.

—He pasado por mucho estrés por tu culpa, me has causado muchos dolores de cabeza. Además he tenido mucha presión porque también tengo mis compromisos. Todo lo que espero es tener la compañía de un esposo obediente y comprensivo. Así que… ¡Masajea mi pierna!

Eunchan lo miró con extrañeza. ¿Había escuchado bien?... Sacudió la cabeza. Tal vez se golpeó, quedó inconsciente y estaba soñando. Eso era. Estaba soñando.

—¿No escuchaste?

Jacob le miró irritado. Eunchan sonrió socarronamente.

—¿Quién te dijo que te rieras? ¡Muévete, no tengo toda la tarde!

Eunchan no dijo nada. Tomó la copa y derramo aquel líquido sobre la blanca piel del DJ. Desde la rodilla hacia el tobillo. Con su mano derecha comenzó a masajear los músculos. La piel del músico se sintió tan suave al tacto. El aceite reaccionó calentando los músculos, sintió que sus manos ardían. Exploró la zona de la piel con la yema de los dedos, presionó para mayor efectividad, sintió los tendones, los gemelos, piernas fuertes y varoniles que lo estaban llevando al límite.

—Sigue, no te detengas… Co-ne-ji-to.

Al escuchar el apodo, Eunchan sonrió con disimulo, las manos calientes ascendieron por la pierna llegando a los cuádriceps.

—Parece que estás disfrutando con tu castigo, ¿eh? –Levantó el otro pie y rozó el dedo gordo de su pie izquierdo en la boca del escritor. –Chupa. –Le ordenó.

Eunchan titubeó, era habitual que besara el empeine, le hiciera cosquillas en la planta del pie, o le masajeara los pies, pero no recordaba el chuparle los dedos como parte del repertorio.

—¿Por qué no haces lo que te pido?

Eunchan guardó silencio. No protestaría. No le daría el gusto de huir.

Abrió la boca y chupó el dedo que le ofrecía. No estaba mal, las uñas cortas y bien cuidadas, el pie suave, los pies del DJ, además olían bien. Eunchan no podía reconocer el aroma, pero olían bien. No podía esperar menos de alguien tan vanidoso como Jacob. Tomó el pie entre sus manos y lo acarició suavemente. Lo besó. Lamió los dedos. Los introdujo en su boca para chuparlos. Pasó la lengua por el empeine y lamió. Vio la manera en que Jacob cerró los ojos y arqueó sutilmente la espalda mostrando un gesto placentero.

Eunchan sonrió. Estaba logrando que su marido estuviera complacido. Y él también lo estaba.

Tomó los dos pies con las manos y juntó sus tobillos para tener el deleite de jugar con los dos pies. Viendo que Jacob estaba deleitándose echó mano de la cinta de su cabello, deshizo la cola de caballo dejando en libertad la larga melena y usó el listón para atarle los dos tobillos y así poder seguir jugando con los pies.

—¡¿Qué crees que haces, eh?!

Jacob se inclinó hacia él mirándolo desafiante. Tomó la barbilla del escritor entre sus dedos y lo obligó a mirarlo a los ojos.

—Condenado demonio coreano. Nadie te ha dado permiso de atar mis tobillos. Sigue masajeando mis piernas. Que la tarea que te he puesto quede bien hecha.

—Sí… Amo. –Respondió con un dejo de sarcasmo que Jacob silenció con solo una mirada.

—No hables, no te quejes, no quiero escuchar tu voz. –Agarró las manos de Eunchan entre las suyas y las colocó sobre el cuádriceps izquierdo. –Aquí, te falta masajear aquí.

Eunchan se olvidó de seguir chupándole los pies al músico. Se concentró en masajear la pierna izquierda. Movió sus dedos expertos por la piel y suspiró.

Después se tensó cuando sintió el roce del dedo gordo del pie derecho de Jacob en su pecho.

—Masajea, masajea, no te detengas.

El DJ sonrió con malicia, mientras su pie derecho se deslizaba por el vientre del escritor hasta posarse en la pelvis. Presionó suavemente y masajeó aquella zona erótica encima de los bóxer.

—Bájalos un poco. Quiero que tan excitado estas.

Eunchan bufó, dejó que la toalla que envolvía su cuerpo cayera, se quitó el bóxer quedando totalmente desnudo a los ojos del DJ. Volvió a arrodillarse y lo miró con rebeldía.

Jacob deslizó los dos pies por el pecho del escritor. Usó los dedos para rozar varias veces las tetillas. Eunchan se sintió extraño. No supo cómo reaccionar a la oleada de calor que su cuerpo experimentó. Sus pezones se endurecieron gracias a la estimulación y el morbo que le provocó aquel jugueteo. Como no era fetichista de pies, nunca considero pedir a sus parejas hacer ese tipo de cosas. Sintió que el calor se acumulaba en las mejillas. Trató de controlar la respiración para no dejar escapar un jadeo de excitación.

—Vas mejorando.

Jacob se mordió el labio inferior mientras los pies descendían lentamente hasta atrapar entre ellos el miembro turgente de Eunchan, entonces sonrió antes de masajearlo con la planta de los dos pies de manera descarada.

Eunchan se cubrió la boca con la palma de la mano. La presión que ejercía Jacob con los pies lo excitó al punto de arrancarle algunos jadeos suaves. Rendido ante el placer del roce se sentó con las piernas muy abiertas y apoyó las manos en el suelo para poder mantener el equilibrio.

Gimió cuando Jacob usó uno de sus pies para masajearle las bolas mientras el otro seguía rozándole en la punta del pene. Sintió la humedad del presemen deslizándose por la base del miembro grueso y erecto.

—¡Ah!

El placer lo invadió lentamente hasta llevarlo al límite de no estar seguro de poder resistir. Sus ojos negros se posaron en los de Jacob, brillantes como dos esmeraldas llenas de fuego verde, en las que podía ver el reflejo de su cuerpo desnudo disponible para la satisfacción de las perversiones que a Jacob le pasaran por la mente.

“¿Por qué no probé esto antes?... Los movimientos de sus pies son increíbles”.

Trató de no mirar lo que el DJ estaba haciéndole con los pies o se excitaría cada vez más. En cambió fijó la mirada en el rostro frío de Jacob, en los expresivos ojos, en la sonrisa socarrona. No resistiría por mucho. Pronto sintió el deseo de dejar de ser sumiso para ponerse en pie, arrancarle la bata que llevaba puesta y tomarlo. Desgraciadamente lo doblegaba el placer que lo golpeaba salvajemente con cada roce de los pies en el miembro.

—Jacob, no sigas… Creo que voy a explotar.

Pero Jacob estaba lejos de obedecer. Por el contrario, apretó un poco más sus pies alrededor del miembro de Eunchan para ejercer un poco más de presión y continuó masturbándolo sin cesar.

—Suficiente. No sigas más.

Suplicó entre jadeos cada vez más y más excitados.

—¡Aquí mando yo! ¡Esto no termina hasta que te diga!

Frotó con mayor rapidez los pies, una y otra vez, una y otra vez. Arriba y abajo. Rapidez, presión, movimiento. La sonrisa socarrona de Jacob presagiando que se saldría con la suya. Eunchan no pudo evitar mecer su pelvis con la misma intensidad con la que recibía las fricciones de los preciosos pies.

Tuvo un espasmo cuando llegó a su límite y no pudo contenerse. Dejó salir todo el esperma que se desparramó descontrolado chorreando en el empeine, en los tobillos, algunas gotas blancas cayeron en las pantorrillas y rodillas de Jacob.

Eunchan escuchó una risita burlona proveniente de los labios de su maridito, Jacob continuó masajeando con los dedos de los pies el pene hasta que Eunchan se dejó caer en boca arriba, respirando aceleradamente, con las mejillas sonrojadas y los ojos lagrimeando por el placer que experimento.

El DJ se miró con complacencia y pasó el dedo índice por el empeine y después lo llevó a su boca saboreándose. Eunchan sonrió al observar el gestito de placer en el rostro de su maridito.

Jacob se levantó de la mecedora y con un solo movimiento mando la bata muy lejos. Su cuerpo estaba completamente desnudo, colocó una mano en la cintura y mirándolo desafiante levantó una de sus cejas.

—Te falta masajear el resto de mi cuerpo.

Eunchan se puso en pie lentamente sin perder de vista cada detalle de ese cuerpo que conocía con todo detalle. El piercing en la tetilla de Jacob detelló un brillo provocativo a los ojos de Eunchan quien se deleitó además con el movimiento pendular del hilo de oro que descendía por el pectoral y se unía al aro en el ombligo. El escritor se acercó lentamente, sostuvo la mirada en ese par de ojitos verde esmeralda, con el dedo índice siguió el caminito trazado por el hilito dorado. Contuvo la respiración mientras tocaba la tersa piel.

La mano de Jacob atrapó la mano de Eunchan cortando el deleite que experimentó al comenzar a tocarlo.

—Estoy esperando por el resto de mi masaje.

Volvió a sentarse en la mecedora cerró los ojos y pareció relajarse.

Eunchan volvió a tomar la copa. El aceite cayó encima de los pezones perforados del músico. Salpicando y deslizándose por la piel fresca y blanca. La boca del escritor se le hizo agua mientras se frotaba las manos para preparase y brindarle un buen masaje.

“Con este tipo de castigos, debería meterme en problemas más a menudo.

Tocar los pezones de Jacob siempre le produjo a Eunchan un morbo inevitable. Sobretodo cuando podía jugar con los aros metálicos que rodeaban los pezones propiamente dicho, dos coronas doradas para cada uno, no se cansaba de acariciar esa zona en la que los piercing enmarcaban los rígidos pezones. Estaba babeando, literalmente, cuando Jacob le rozó las mejillas con el dorso de su mano.

—Me encanta esta expresión en tu rostro. Eres todo una putita hentai.

Eunchan no dijo palabra alguna. Sus cejas se fruncieron, pero Jacob corrigió el gesto golpeándole suavemente en la frente.

—¿Qué pasa con esa actitud? ¿Acaso el trabajito de mis pies te ha dejado agotado?

—Para nada. –Respondió entre dientes.

—Perfecto, porque todavía tienes mucho que hacer.

Volvió a cerrar los ojos mientras guiaba la mano de Eunchan hacia su abdomen.

El escritor se estremeció. Las abdominales de Jacob estaban muy bien marcaditas. Puro músculo endurecido a base de un estricto entrenamiento. Su marido adoraba quitarse la camisa cuando tenía que presentarse en las fiestas electrónicas. Bueno, lo de andar descamisado era exhibicionismo puro para que apreciaran su trabajado cuerpo. Pero en ese momento no solo el abdomen de Jacob era lo único que había capturado la atención del escritor. También estaba el miembro que se extendía rígido encima de la pelvis.

Eunchan sonrió con lascivia. Le devolvería a  Jacob el favor. Tomó el miembro entre las manos y los masajeó suavemente, lo masturbó con la delicadeza de una virgen que toca un falo por primera vez. Y lentamente se inclinó para engullirlo.

Estaba a punto de saborearlo cuando sintió que le halaban el cabello evitando que llegara si quiera a tocarlo con la punta de la lengua.

—Pedí un masaje, no una mamada.

—¿No crees que estás llevando el castigo demasiado lejos?

—Así que el conejito se está poniendo rebelde.

—¿Podrías dejar el papel de dominatrix?

—¿Llamas a esto dominatrix? Te estoy tratando suavemente.

—No me gusta que me halen del cabello.

—Y a mí no me gusta que me digas mentiras.

—Pero ya a prendí la lección. Prometo no volver a decirte mentiras cuando pase la noche fuera de casa. ¿satisfecho?

—Todavía no. No has terminado con el masaje que te pedí… Te falta la espalda.

—¡Oh! ¡Vamos! ¡Deja de fingir que eres un hombre rudo, cuando claramente tu polla está pidiendo un poco de mis atenciones!

—Lo que mi polla quiere no es precisamente lo que tienes en mente.

Se arrodilló en la mecedora abrazando el espaldar con sus fuertes brazos.

—Sé un esposo complaciente. Masajea mi espalda.

Eunchan sonrió. Supo de inmediato que a su DJ solo debía seguirle el juego, después de todo, Jacob siempre fue un marido caprichoso. Además masajearle la espalda no era una mala idea. Se acomodó para vaciar el resto del contenido de la copa y prosiguió.

Igual que el resto del cuerpo, la espalda de Jacob, también tenía los músculos marcaditos. Era fuerte y un poco más ancha que la de Eunchan, la cintura en cambio era fina, Eunchan continuó deslizando las manos por la piel sedosa y sin manchas. Escuchó a Jacob hablando entre dientes de lo placentero que le resultaba aquello.

—Nada como un buen masaje después del trabajo agotador.

—¿Trabajo agotador? –Eunchan pellizcó uno de los brazos del DJ para mostrarle su desaprobación. –He tenido que trabajar muy duro para entregar mi trabajo a tiempo. Soy yo quien merece un masaje.

—Sí, pero estás castigado por imitar a pinocho.

—¿Vas a seguir con eso?... Ya te dije que lo sentía desde el fondo de mi corazón.

—Y desde el fondo de mi corazón aprecio tu sinceridad, pero sigues castigado.

—¡Jacob!

—No hagas muecas suplicantes ni ppucheros. Has sido un conejito malo y debo castigarte para que aprendas la lección.

—¿Obligándome a darte un masaje mientras me sacas en cara el error que cometí?

—Sí.

Bufó. Apretó los dientes y volvió a concentrarse en el asunto del masaje corporal.

—Si querías un masaje debiste ir al spa.

—Pero tendré que pagarlo en cambio a ti te toca hacérmelo gratis.

—¡Desconsiderado!

—Si no te gusta, puedes divorciarte.

—¡Aigo!

Jacob sonrió, de pronto ya no quiso que Eunchan siguiera masajeando su espalda. En lugar de eso se arrodillo ante la mecedora dejando descansar el pecho en el asiento.

—Te faltan mis glúteos.

Eunchan actuó con obediencia, se arrodilló frente a las nalgas del DJ y comenzó a masajearlas. Agarró con sus manos los glúteos y los apretó. Escuchó de nuevo esa risita burlona de Jacob, así que para vengarse los separó e introdujo en la cavidad expuesta sus dedos pulgares.

Jacob gimió.

—Ahora estás a mi merced. –Le dijo ronco de placer estimulando el ano con los movimientos de los dedos.

—Estoy a tu merced porque me dio la gana estarlo.

—Ahora vas a decir que dejas que te meta los dedos nada más por puro gusto.

—Sabes que me gusta este tipo de estimulación.

—Un día de estos vas a ver.

—Sabes más de esas cosas que yo.

Dio la vuelta y besó los labios de Eunchan, este abrió la boca y recibió con avidez la lengua del DJ, jugando con el piercing rozándolo con su lengua. Entrando y Saliendo, como si lo penetrara con la lengua. Pronto Eunchan estuvo haciendo lo mismo, entrando y saliendo de la boca del DJ, rozándole el paladar con la puntita de la lengua, sintiendo la humedad de la saliva en los labios.

—¿Qué voy a hacer contigo, conejito?

La voz de Jacob ya no tenía arrogancia, ni conservaba el mismo tono mandón o burlesco. Fue un susurro de rendición a su oído mezclado con un jadeo. Jacob se ensalivó los dedos y acarició el miembro del escritor que pronto volvió a endurecerse.

Se recostó boca arriba separando las piernas.

—Ya sabes lo que tienes que hacer. Más gráfico no puedo ser.

—Soy un esposo tan obediente.

Eunchan acarició el ojete de su maridito y suavemente guio el miembro en su interior. Jacob dejó escapar un gemido intenso, después comenzó a mover las caderas para acompañar las suaves embestidas de Eunchan.

Jadeó pidiendo por más.

—¡¿Ah, qué voy a hacer con tu culo tragón?!

—Darle su lechita.

Le gustaba aquella posición. Podía penetrar fácilmente a Jacob y de paso masajearle el miembro que pronto se puso cada vez más rígido entre los dedos.

Jacob por su parte gimió placenteramente.

—¿Ahora quien tiene cara de putita hentai?

—Tú y solo tú. Me encanta ese sonrojo en tus mejillas. ¿Estás avergonzado porque tu verga extrañaba mi culo?

—Para nada. ¿Por qué debería avergonzarme por hacerte lo mismo que te he hecho desde hace diez años?

Jacob respondió con varios gemidos. Eunchan acomodó los pies de su marido apoyando la planta de estos contra su pecho, las rodillas dobladas en ángulo de 90 grados, se empujó mucho más adentro.

—¡Ah!

Eunchan siguió meciéndose, al principio con suavidad, después fue más fácil hacerlo cada vez más rápido.

Jacob continuó gimiendo hasta que el escritor abandonó su interior. Entonces sintió las manos de Eunchan masajeando la base de su verga erguida. Los labios que chuparon la punta humedecida. Eunchan engulló con maestría el pene de su marido y chupó varias veces haciendo que Jacob jadeara de placer. Después liberó el miembro y se dedicó a lamer el cuerpo desnudo del DJ mordió el pezón derecho, cerca del área del piercing haciendo que el DJ se estremeciera.

—¿Ahora qué crees?...

—¿Uh?

—Voy a cabalgarte.

Era lo que más deseaba en ese momento. Empalarse el miembro de su marido y mecerse sintiendo el recorrido de sus caricias en toda su piel. Le encantaba cuando las manos de Jacob se aferraban a su delgada cintura y lo mecía a su antojo. Por eso no le costó nada cumplir con lo que dijo. Con los ojos negros mirando fijamente las pupilas dilatadas de esos ojos verdes. Meciéndose arriba y abajo al ritmo estrepitoso y desenfrenado de Jacob.

Arqueó la espalda y sin poder resistirse más se corrió sobre el vientre del DJ.

Jacob se sentó abrazando a su marido. Lo besó de forma apasionada. Con sus manos apretó los glúteos de Eunchan. Su cadera empujó haciendo que la penetración fuera lenta, pero profunda. Después le besó en el cuello. Enterró los dientes en su pectoral tatuado y las uñas arañaron la espalda tatuada con la espiral ascendente del dragón. Eunchan cerró los ojos y sintió dentro la humedad tibia del líquido seminal. Meintras Jacob jadeaba placenteramente entre sus brazos.

—Qué delicioso placer acabo de sentir al llegar al clímax dentro de tu cuerpo, eres tan apasionado que no puedo resistir besar y acariciar cada centímetro de tu piel. Mi amor… Mi dulce amor.

—Jacob, deja de decirme esas cosas empalagosas.

—Solo trato de agradecerte tiernamente que me hayas permitido llenarte el culo de leche.

—Ahora estás yéndote a los extremos. Un simple gracias es suficiente.

—Pensándolo mejor, tu deberías decirme palabras lindas de amor, después de todo eres escritor. Dime palabras bonitas acerca de lo bien que te sentiste con mi verga dentro de ti y lo mucho que gozas con mi perfecto cuerpo cuando te acaricio con mis perfectas manos.

—Mejor cierra tu perfecta boca.

—¡Eunchan! ¡Eres tan poco romántico!

—Pues si no te gusta puedes divorciarte.

—Oye, no te robes mis líneas para eludir la responsabilidad que tienes. Debes decirme algo lindo y tierno después de hacerme el amor.

—¿Desde cuándo decirte babosadas hace parte de mi responsabilidad? Además, sabes que ese no es mi fuerte. –Ceñudo se recostó en el piso cerca de su marido mirando el techo.

—¿Qué pasa Eunchan? ¿Te pone nervioso decirme cosas tiernas al oído después del sexo?

—¡Aigo! ¿Por qué carajos tendría que ponerme nervioso al decirte cosas tiernas después del sexo? ¡De verdad tienes unos gustos tan raros!

—Es verdad, mis gustos son tan, pero tan raros, que por eso me casé contigo.

—¡Idiota!¡¿Quién crees que soy?! ¡¿tu Pablo Neruda personal?!

—No estaría mal que lo intentes. Debes dejar salir tu lado romántico de vez en cuando. Por el bien de nuestra relación de pareja.

—Por el bien de nuestra relación de pareja deberías comenzar a hablar conmigo acerca del muchachito del que te has enamorado.

—¿Eh?

—No te hagas el desentendido. Escuché accidentalmente cuando le dijiste a Johnson que estabas enamorado de ese tal Niro.

—¿Niro?...

Jacob giró su cuerpo y acarició el vientre desnudo de Eunchan, lo miró a los ojos y con extrañeza respondió:

—No conozco ningún Niro. ¿Quién es y por qué estoy enamorado de él?

—No finjas estupidez, no me veas la cara de imbécil.

—Los vi, el otro día, en el café cerca de la librería central. No muy lejos de la disquera Soul to Soul.

—¡Ah, te refieres a Hiro!

—Hiro, Haru, Niro, o como se llame. Es muy joven para ti, podrías ser su padre, pero no importa, dicen que el amor no tiene edad.

—No estoy enamorado de Hiro.

—Pero le dijiste a Johnson que…

—El conejito debe lavarse bien las orejitas. –Respondió acariciándole las orejas, agarrándolas con suavidad riendo para ver sus gestos de disgusto. –Lo que le dije a Johnson fue que me enamoré de su voz. Hiro tiene una hermosa y potente voz, eso es todo. Hiro no me atrae sexualmente, para ser honesto no es mi tipo.

—Eso fue lo que pensé cuando lo vi. Pero después escuché esa conversación y entonces…

—¿Por eso querías buscarte un amante sin consultarme?

—Podría ser que inconscientemente lo haya hecho. Pero ese no es el tema.

—Pudiste preguntarme, ¿Por qué no lo hiciste?

—Se supone que esta es una relación abierta, creo que sería extraño que preguntara algo tan estúpido como si estás teniendo sexo con otras personas.

—Qué sea una relación abierta no significa que debamos faltarnos al respeto. Si uno de los dos va a tener sexo fuera de la relación debe avisarle a la otra parte e invitarla a participar y por supuesto, debe usar protección. Después de diez años juntos, ¿Cómo es posible que no sepas estas cosas?

—Después de diez años juntos escucho que estás enamorado de alguien.

—Ya te explique que no estoy enamorado de él, solo de su voz.

—Por algo se empieza. Es como cuando nos conocimos, dijiste que estabas enamorado de las cosas que escribo y hasta me obligaste a firmar aquel autógrafo.

Jacob abrazó el cuerpo de Enchan. Estaban tendidos en el piso viendo la lluvia que lavaba el ventanal. Besó la frente de su maridito y estrechó su mano.

—Tu caso es diferente. Primero me gustó lo que escribías, pero cuando nos conocimos me gustaste mucho más. Si bien no acabábamos de cruzar las primeras palabras y ya te quería desnudo en mi cama. Creo que eso fue amor a primera vista.

—Cada vez que hablamos del tema cambia la versión.

—¿Cuándo te enamoraste de mí?

—No sé si fue antes o después de casarnos. Pero no te desvíes del tema. ¿De verdad no tienes una relación extra marital?

—No. ¿Quieres que tenga una?

—Claro que no.

—Estás celoso.

—No. Solo me preocupé un poco por no estar al tanto de la situación.

—Como quieras. –Le besó en la mejilla. –Pero esto te pasa por dejar volar esa imaginación tan desbocada que tienes. Hasta amante me pusiste y te inventaste todo un drama.

Soltó una risita burlona que solo fue silenciada gracias a la mirada asesina del escritor.

—La falta de sexo en la que me has mantenido estos días ayudó a reforzar la teoría de la existencia del amante.

—Siempre te quejas porque quiero que cojamos y no te dejo descansar apropiadamente cuando estas ocupado con tus entregas. Esta vez te quejas porque no te cojo. Mi padre tiene razón, eres la nena indecisa de la relación.

—¿Indeciso?

—¿Ves a alguna otra dramaqueen en esta habitación? –Volvió a reírse burlonamente sin dejar de acariciar el cuerpo desnudo del escritor. Lo escuchó maldecir en voz baja un par de veces y después lo besó con ternura. –¿Qué voy a hacer contigo, conejito?... Si quieres sexo solo debes pedirlo. No se te va a caer la polla por hacer algo tan simple. Además casi siempre dejo que me cojas cuando te da la gana.

—Pero últimamente no he podido hacerlo porque estás la mayor parte del tiempo fuera de casa o encerrado en tu estudio. Sabes que no me gusta molestarte cuando trabajas.

También acarició el cuerpo desnudo de Jacob. Entonces lo escuchó reír. Solo que esta vez no era burla, sino una risa muy sincera.

—Yo tampoco quería interrumpirte cuando estabas trabajando, por eso me alejé, para darte un poco de espacio. La próxima vez te daré duro por el culo mientras trabajas. Tal vez así te inspires y me digas algo lindo después del sexo y me abraces y me digas muchas, muchas veces que me quieres.

—Idiota, sabes que no te quiero. Te amo.

—¡Ay qué bonito! ¡¿Me lo dices otra vez?!

—No.

—Si no me lo dices de nuevo no te dejaré descansar…

Comenzó a hacerle cosquillas. Eunchan soltó una sonora carcajada. Hace tiempo que no reía tanto, así que los ojos se le llenaron de lágrimas de tanto reírse. Jacob besó con ternura sus párpados, secando con sus besos aquellas lágrimas de alegría. Acunó el cuerpo de Eunchan entre sus brazos sintiéndolo contra su cuerpo y cerró los ojos.

Se quedó profundamente dormido a los pocos minutos.

Eunchan se movió un poco y acarició los cabellos rubios, le besó la frente. Acarició con la yema del dedo índice el puente de su nariz y las mejillas. También los labios. Sonrió satisfecho por estar con él y solo con él. Ahora que estaba más tranquilo al mirar atrás le daba un poco de vergüenza por haber actuado de esa manera tan inmadura.

Suspiró.

—Enloquezco cuando estoy entre tus brazos y siento tu dureza llevándome al paraíso. Tus besos y tus caricias son mi debilidad, amarte como te amo no tiene reglas, no tiene limitaciones, nada está prohibido cuando hacemos el amor… Espero que esta felicidad maravillosa nunca termine.

Era más fácil decírselo mientras dormía. Jacob siempre tuvo razón en decir que Eunchan no expresaba su romanticismo a menos que fuera en formato PDF, pero eso no quería decir que el escritor no tuviera ese tipo de sentimientos por él.

Eunchan sonrió tratando de levantarse. La tarde había dado paso a la oscuridad de la noche, pero la lluvia seguía cayendo. Escuchó el sonido de los truenos y del viento. moverse pero el abrazo de Jacob no lo permitió. Y él no quiso despertarlo.

—Conejito…

Habló en sueños y Eunchan sonrió como un tonto enamorado.

—Conejito, conejito… No me dejes…

—Claro que no. –Volvió a recostarse a su lado y a abrazarlo. La piel calentita del DJ se sentía tan bien que Eunchan fue cerrando lentamente los ojos. Entonces cayó en la cuenta de que Jacob estaba llorando en sueños. Le dio un beso en la mejilla. –Te dejaré el día que me alejes de ti.

—¿De verdad? –Preguntó entre dientes aún dormido.

—De verdad, no te dejaré… Claro que no.

—¿Otra vez hablando dormido? –Le preguntó de pronto cuando despertó repentinamente. –Este conejito, no deja dormir…

Enchan sonrió con disimulo fingiendo que dormía. Sintió en su frente un besito y los brazos de Jacob envolviéndolo otra vez.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).