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Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

BONUS TRACK por AnneJieJie

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Notas del capitulo:

Un agradecimiento a Maribel por leer mis romanticadas.

Un saludito a mi querida lectora fanática de los Pandakoalas, espero que la disfrutes tú también.
_______   ________ _______

"Estar casado es...."

El sonido de la Tocata y Fuga en D menor de Bach rompió el silencio de la mañana.

Abrió los ojos, estiró los brazos y bostezó. Movió la mano de su desconsiderado marido para quitárselo de encima. Y apagó el despertador.

—¿Jacob, podrías cambiar la canción del despertador? Siento como si estuviera viviendo en el renacimiento siendo acosado sexualmente por un músico de cámara.

—No sabía que Bach te ponía calentón.

—Todo lo contrario. No es que no disfrute la música clásica, me encanta, pero a esta hora de la mañana no me produce ningún placer escuchar a Bach. –Dejó la cama y estiró los brazos para quitarse la pereza. –Es música de iglesia.

—Sí, es una melodía gloriosa. Y tu trasero también es glorioso. –Le dio una palmada a la nalga desnuda de Eunchan y este le devolvió una mirada juguetona.

—¡Aigo! ¡Deja mi trasero en paz!

—¿Por qué? ¿Acaso está cansadito?

—Pero qué….

También dejó la cama y se acercó a Eunchan, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla.

—No te preocupes, –agregó, –Estuvimos haciendo muchas cosas anoche, así que le daré todas mis atenciones más tarde.

Con suavidad tocó sus nalgas.

—¿Vamos a bañarnos?

Eunchan sonrió. Tomó la mano de Jacob y fueron a ducharse.

Después de aclarar los malos entendidos y solucionar sus problemas de comunicación con Jacob, Eunchan vivió una semana similar a una especie de “luna de miel”, en general fue una semana llena de sexo y pasión. Poco a poco la vida del escritor volvía a la cotidianidad, a las mañanas frente a la computadora escribiendo, a las tardes en casa de sus amigos o tomando una siesta y a las noches durmiendo desnudo al lado de su desconsiderado marido, del que cada día tenía para sorprenderse, cuando aparecía revoloteando a su alrededor con alguna tontería.

También dejó de pensar en lo de la relación extramarital, en realidad, olvidó si quiera lo preocupado que estuvo con la simple idea de tener que competir con alguien más por el amor de Jacob, ya que desde el inicio, el músico, siempre fue suyo y nunca vio la necesidad de compartirlo con alguien más.

Respecto a Jacob, el músico admitió estar molesto por la mentira de Eunchan, pero no dijo nada acerca del encuentro de Euncan con Takuya, excepto por lo de avisar si iba a salir con otro hombre y usar protección. Eunchan interpretó aquello como un: “Confío en ti plenamente”, así que con el pasar de los días fue olvidando el asunto.

La próxima vez llamaré a tu móvil, pero no debes culparme por no cubrirte las espaldas. Si me hubieras llamado para ponerme al tanto de lo que estaba pasando…

No tienes que mencionar el tema. Simplemente no llames en la noche, Namie.

¡Qué pesado te pones! Como sea, entiendo que no me hayas puesto al tanto, estando fuera de casa con otro hombre es lógico que te hayas ocupado. Ahora dime, ¿Estuvo bien el cambio de rutina?

—No sucedió nada fuera de lo que te he contado. –“Que no han sido todos los detalles para no alimentar esa mente pervertida que tienes, querida”.

—No te creo. No eres de los que deja una presa así como así. Conociéndote de la manera en que te conozco, y a partir de las experiencias que has tenido, puedo inferir que llegaste al punto de calentarle los huevos y probar un poco. Niegas haber tenido sexo con él porque no hubo penetración, pero eso no quiere decir que no hubo contacto íntimo de otro tipo. Así que no puedes mentirme. La verdad: ¿Cómo hiciste para dejar pasar el revolcón?

—Escapé cuando fue al baño a buscar los condones…

¿Qué clase de tipo deja los condones en el baño?¡Siempre hay que dejar una provisión razonable de condones cerca de la cama para casos como este!

—Ciertamente, no tengo idea…

Si no te hubieses arrepentido en ese momento tal vez…

—¡Olvídalo! ¡Ya no tiene importancia!

¡Qué dices! Tal vez para ti no es importante, pero no podré dormir tranquila si no conozco hasta el mínimo detalle e imagino todas las posibilidades, especialmente las que involucran desnudos y penetraciones.

Namie, mejor mírate un JVG ya que todo el yaoi no es suficiente para alimentar tu perversión.

No. Nada de eso es suficiente. Espero regresar lo más pronto posible a Tokio. Con mi suegra aquí es difícil ponerme al corriente de las novedades. Lo que me recuerda el motivo por el que te he estado buscando desde hace varios días. Necesito que compres los nuevos tomos de la colección homoerótica de Yamano-sensei, y también la revista de este mes…

¡Qué!... ¡¿La llamada que Jacob contestó era para eso?!

Por supuesto, e enteré a través de TUMBLR, son números bastante populares así que debo darme prisa antes que se agoten. No puedo permitir que mi colección de BL se vea interrumpida. ¡¡Así que corre a la tienda más cercana y encárgate de conseguirlos!!

Namie, creo que debes ver a un psiquiatra, esto del yaoi se ha convertido en una obsesión.

Coleccionar mangas yaoi y revistas homoeróticas es un pasatiempo tan normal como coleccionar estampitas.

Namie, ninguna persona normal llama a las once de la noche a una casa decente para pedir que le compren mangas yaoi.

Bueno, tal vez me he pasado un poquitito. Pero entiende mi situación. A kilómetros de la civilización en esta isla aburrida rodeada de ancianos que se la pasan hablando de gente que ya murió y nunca conocí. Ah, y también están los niños haciendo travesuras, y las esposas de los hermanos del doctor. Y mi marido: Vinimos aquí para pasar vacaciones, pero todos en la isla no hacen más que consultar sus dolencias y él es tan bueno que no le dice no a nadie. No tengo con quien conversar, aquí nadie me entiende. Soo-No y tu están a cientos de kilómetros… Todo lo que quería era pedirte ese pequeño favor.

Ya, ya… Por favor no llores. Eres una mujer madura, no una nena de quince años. Después de todo ya no importa, si no hubieras llamado Jacob no se habría enterado de mi inocente mentirita y no me habría castigado. Pero ya no importa, compraré los manga yaoi que has pedido y las revistas.

—¡Gracias! ¡Eres el mejor amigo gay que una chica como yo puede tener en todo el mundo! ¡Te quiero!

—Le dices lo mismo a Soo-No cuando quieres que te compre cosas muy costosas. Continuas explotándonos.

Y a cambio les doy buenos consejos. A propósito, ¿Jacob te hizo disfrutar con el castigo de los masajes?

Nunca mencioné lo de los masajes… ¿Fue idea tuya?

Por supuesto. Habló conmigo y me preguntó cómo romper la barrera que se estaba levantando entre los dos. Así que le conté de tu fantasía erótica.

¡Qué me lo masajearan con los pies nunca me pareció una fantasía erótica!

¡Ups! Tal vez me confundí con la de Soo-No. Pero ya no importa, lo verdaderamente importante es que ahora están muy felices cogiendo como conejos, otra vez. ¿Verdad?

—Bueno, yo….

No debes avergonzarte por tener sexo con tu pareja. Ustedes tienen una relación demasiado estable y casi de ensueño. No la eches a perder, debes decirle a Jacob de vez en cuando que lo amas…

—Ya corta el rollo.

Sé que te cuesta expresar lo que sientes por el daño que Maximilian te causó, pero de eso hace muchos años. Debes poner un punto final a ese capítulo. El que ese hombre haya jugado con tus inocentes sentimientos y te haya abandonado, no es motivo para que te calles todo lo que sientes.

No me callo lo que siento. Simplemente andar diciendo pendejadas empalagosas no es lo mío. Ya no soy un crío adolescente que sueña con el amor predestinado, la media naranja y el vivieron felices por siempre. Supongo que he madurado.

Madurar no tiene que ver con la expresión verbal de ese tipo de sentimientos. Es curioso que siendo tú el escritor, seas tan poco romántico que siempre el que termina hablándote de amor todos los días sea tu marido.

Así es él, le gusta andar diciendo ese tipo de babosadas cursi a cada rato, se cree Lord Byron hablando de amor. Mi personalidad no va con eso. Jacob sabe que lo amo a mi manera, sin necesidad de andar diciendo tanta mierda melosa. Él habla por los dos.

Yo solo digo…  –Titubeó por un momento. Eunchan podía escuchar su divagar al otro lado de la línea. –Creo que Yamada habla por los dos para compensar el poco interés romántico de tu parte. Si no haces algo al respecto, es posible que, Jacob busque lo que le falta en otra persona.

—Namie, creo que el exceso de doramas y mangas yaoi está comenzando a afectarte las neuronas. Jacob tiene el mismo interés por otros hombres del tamaño que yo tengo por las mujeres.

Aun así. Eres hombre… ¿Qué te llevó a pensar en tener sexo con Takuya-san?...No me respondas, sólo piénsalo y actúa según lo que sientas, pero, no dejes que el amor de tu vida se te vaya de las manos por ser tan borde. Hasta pronto… Y no olvides mis encargos… Eunchan-bebé.

—Namie, no me llames Eunchan-bebé, es vergonzoso y… –“Hija de puta. Siempre me deja hablando solo cuando me hace enojar y después dice que el que huye soy yo”.

Caminó como gato encerrado dentro de su estudio. Observó el cursor en la pantalla y la hoja del documento en blanco. Tenía una historia en mente hace un momento, pero luego de la llamada de Namie ya no tuvo ganas de escribir.

Recostó su cabeza sobre el escritorio y suspiró.

“Jacob dijo que no tenía a otra persona en su corazón, pero todavía esta ese Kiro revoloteando a su alrededor. ¡Qué pesado!... No es que sienta celos de ese tipejo, pero es mejor prevenir que lamentar… Bien, supongo que debo esforzarme”.

Abrió un archivo en su computadora. Uno diferente de todos los que guardaba allí. Uno tan especial que hasta tenía clave de seguridad: CHAGUIA.

Una vez abierta la carpeta, Eunchan suspiró. Tenía cientos de fotografías y videos.

Jacob cocinando. Jacob durmiendo en el sofá. Jacob en su estudio. Jacob preparando la parrillada. Jacob en el escenario. Jacob bailando. Jacob desnudo tomando una ducha. Jacob descansando después de hacer el amor.

—Esto es un poco tétrico…

—No. No. No… –Eunchan experimentó tantas emociones de un solo golpe. Primero la sorpresa por la presencia repentina del DJ justo a sus espaldas, la vergüenza se mezcló con el enojo y al mismo tiempo con la necesidad de negarlo toda la evidencia. –¿Qué tiene de malo que tenga fotografías de mi marido guardadas en mi laptop? –Respondió a la defensiva. –Todos los esposos hacen este tipo de cosas.

—De dónde vengo, este tipo de acciones solo las hace un a-co-sa-dor.

—¿Acosador? ¡Nada de eso! ¡Solo soy un marido que ha recopilado lindos momentos de su relación!

—¿Lindos momentos? ¡En todas esas fotos solo estoy yo! ¡¿Las usas para masturbarte?!

—¡Nada de eso! ¿Por qué voy a usar fotos tuyas para masturbarme?

—Porque eres un hombre con la mente muy cochina. Y porque solo un pervertido de tu nivel tendría la osadía de guardar fotos mías desnudo. Es lo que siempre he dicho: “Te traigo loquito por mis huesos”. Pero no creí que lo llevaras a este nivel obsesivo.

—Ya te dije que no es eso… Yo… Yo… –Sintió que su corazón estallaría. Continuaba enrojecido. Lo miró a los ojos. Esos devoradores y arrogantes ojos verdes que le sonreían burlonamente. –¡Ya dije que no es eso!

—¿Entonces qué es? Dilo de una vez porque está empezando a darme miedo.

—¿Miedo?

—Sí, teniendo en cuenta tu horrible personalidad que se muestra a todos como alguien exitoso, adorable y dulce con aspecto moe, pero que en realidad eres un egoísta, malhumorado, manipulador… Eres el ejemplo de yandere del que debo tener miedo.

—¿Miedo? ¿Yandere? –Se confundió pensando un poco en esas dos palabras. Durante su vida fue llamado de muchas maneras, pero nunca pensó en sí mismo como una persona “yandere”.

—Como en esas películas donde la adorable niña dulce de repente muestra su lado más oscuro y toma una sierra eléctrica para cortarle la cabeza al hombre del que está obsesivamente enamorada y después de viajar por toda la línea del metro con la cabeza oculta en un morral se dirige a la azotea de la escuela donde se encuentra con la amante de su amor platónico y después de mostrarle la cabeza, le abre la panza con una katana.

—Jacob. Eso solo sucedió en el anime school days. –Lo miró con cierta frialdad. Jacob no parecía ni enojado, ni preocupado, no dejaba de comportarse como el hombre-niño que solía ser. Con facilidad Eunchan comprendió que sólo le estaba tomando el pelo. –Sí, guardo fotos tuyas y tengo la sierra eléctrica oculta debajo de la cama.

—¡Ya! Ponte serio. Dime, conejito. ¿Cuál es el significado de esas fotos?

—No tienen ningún significado especial. –Volvió a sonrojarse, sintió el aleteo de las mariposas en su vientre, como si fuese un adolescente a punto de declararse. Tragó saliva y guardó silencio.

—Lo que digas está bien. –Fue la respuesta del DJ levantando sus hombros. –Si dices que no es importante. ¡Bórralas!

—¡¡NO QUIERO!! –Gritó bajando la pantalla de la laptop y abrazó la computadora. –¡¡DEJA DE MOLESTARME Y NO ENTRES A MI ESTUDIO SIN ANUNCIARTE!!

—¡Todas son fotos mías! ¡Bórralas o te juro que formatearé esa computadora cuando estés fuera de casa! –Usó ese tono de voz arrogante y mandón.

—¡¡DE NINGUNA MANERA!! ¡¡ES MI PC, SON MIS FOTOS Y HAGO CON ELLAS LO QUE ME VENGA EN GANA!! ¡¡NO TENGO PORQUE BORRARLAS!! ¡¡QUIERO CONSERVARLAS PORQUE SON LAS FOTOS DE LA PERSONA QUE ME INSPIRA Y DE LA QUE MÁS QUIERO EN EL PLANETA!!

—¡Ay, qué lindo eres! ¡Tú también eres la persona que más quiero en el planeta! –Le dio un beso en la frente. –¿Podrías volver a decírmelo?

—¡¡FUERA DE MI ESTUDIO!!

Se dejó caer en su asiento mirando la puerta. Tendría que aprender a cerrar la puerta del estudio con llave si quería evitar que Jacob siguiera molestándolo de esa manera. Tomó una hoja de papel para ventilarse. Pese a que la tarde parecía algo fría, Eunchan se sintió sofocado.

Comenzó a comprender que el problema no era su falta de romance, no, el problema no estaba en él. Cuando quería, cuando se sentía inspirado las palabras fluían con facilidad y podía escribirlas y decirlas cuando lo creía necesario. No la culpa de que no pudiera ser cariñoso y decirle eso a Jacob la tenía el propio DJ.

“Cada vez que intento abrir mi corazón él aparece con sus niñerías y hace que me enoje, Jacob es un mata-romance”. 

Debería aplicar la lógica de los doramas y dejarle notitas estúpidas hablándole de amor y todas esas cursilerías que hacen parte de los guiones de telenovela cutre. El asunto es que cada vez que quería decirle algo terminaba siempre de la misma manera. Tras diez años de matrimonio y todavía le costaba hacer ese tipo de cosas. Posiblemente el que necesitaba un psiquiatra era él. Alguien que le ayudara a recuperar esa parte que Maximilian se encargó de mutilar.

—¿A dónde vas? –Le preguntó al DJ al ver que este vestía el abrigo.

—Se acabaron los cigarrillos y también necesito un par de DVD hay un montón de sesiones caseras que hicimos con Johnson y quiero entregarle una copia. –Le dio un beso en la mejilla. –Siento haber entrado al estudio sin anunciarme. Solo fui a robarte cigarrillos, no pensé encontrarte allí haciendo ese tipo de cosas perversas…

—¡Ya te dije que no es eso! –Suspiró y sujetándolo del brazo le entregó una lista. –Ya que vas a salir de compras trae esto.

—¡¿Manga yaoi?! ¿Tú?

—Sí… Digo no… Es para Namie.

—Deja de involucrar a Namie cada vez que quieres encubrir algo. ¡Aish! ¡Y yo que pensé conocer todos tus gustos! –Guardó el papel en su bolsillo. –Bueno, si quieres esto, con gusto lo traeré.

—No malinterpretes.

—Entiendo. Entiendo. Necesitas inspiración y el manga yaio parece buena fuente de información… ¿Es lo que ibas a decirme?

—No. No son para mí. Ya te expliqué.

—Ah, sí. Namie… Una mujer en sus treinta y tantos que lee manga yaoi y novelas homoeróticas. Sí, creo que lo he malinterpretado.

—No comiences con el sarcasmo. Solo trae lo que he pedido. Y no tardes.

—Está bien. Cigarrillos, DVD, revista porno, manga yaoi, revista BL. Todo memorizado.

—¿Revista porno?... Jacob…

—Tienes tu manga yaoi, yo necesito porno duro y real.

—¡Aigo!

—Bueno, entonces iré a traer tu manga yaoi lleno de dibujitos obscenos… Regreso pronto, co-ne-ji-to. –Un guiño y salió corriendo como si fuera un crío de cinco años que va en busca de golosinas.

Eunchan sonrió. Jacob no era bueno para las tareas domésticas, tampoco para la cocina. Pero haciendo recados y  compras no había nadie mejor que él. Podía confiarle esa pequeña tarea mientras él volvía a sus ocupaciones.

Con Jacob fuera de casa sintió mayor tranquilidad para volver a mirar las fotos.

“Masturbarme mientras miro tus fotos. ¿Te crees muy sexy, eh?... ¡Zopenco! ¿Qué más puedo esperar de ti?... Solo piensas en sexo”.

Movió el cursor desplazándose por cada una de las fotos. Suspiró y después abrió otro archivo, un escrito titulado: “Él”.

Se relajó escribiendo. Aquel era un proyecto personal e inacabado. No era exactamente una novela o un poemario, era más una colección de pensamientos acerca de Él. Namie podía acusarlo por no hablar de sus sentimientos con Jacob. Soo-No podía regañarlo por ser poco romántico. Pero él, Tae Eunchan, a sus treinta y cinco años, llevaba diez años alimentando diariamente aquel archivo. Una frase, un poema, un pensamiento, una anécdota. Tal vez estaba loco. Pero desde que lo conoció Él estaba en la parte más profunda de su corazón, donde nadie tenía más acceso que el mismo escritor.

Después de escribir un nuevo párrafo. Sintió que se quitaba un peso de encima. Era mejor así. Diez años atrás Jacob lo había regañado porque su única respuesta a la intensa, apasionada y romántica carta de amor que el DJ le escribió fueron tres palabras: “Siento lo mismo”. Escritas con lápiz labial en una fea servilleta. Ahora venía su verdadera respuesta. Pensó en regalarle ese compilado al DJ cuando alcanzaran el aniversario número diez.

“Será una sorpresa que lo dejará K.O. Entonces ya no podrá quejarse durante los próximos diez años”.

Una vez terminada su actualización volvió al tema que lo ocupaba, la sinopsis de una idea que tenía en mente para su próximo trabajo. Suzette lo mataría si no le enviaba el e-mail con las ideas que tenía en mente.

Escuchó el sonido del timbre y tras apretar los dientes y refunfuñar fue a abrir la puerta quejándose porque todavía le dolían las caderas y tenía ganas de todo, excepto de moverse de un lado para otro.

—Takuya… Takuya-san.

—Sensei. He venido a recoger el escrito. Debo enviarlo inmediatamente a Paris, Jean Marie y los jefes de la editorial quieren echarle un vistazo antes de la impresión.

—Cierto. Hoy es la fecha. –Con todo lo ocurrido había olvidado que debía enviar la copia final a la editorial. Miró con curiosidad la maletita que llevaba Takuya consigo. –¿Sale de viaje, Takuya-san?

—Sí. Debo encontrarme con Priyanca Chopra en Mumbay. Mi vuelo sale esta misma noche.

—¿Priyanca Chopra? ¿La actriz hindú?

—Sí, ha escrito una autobiografía y Jean Marie quiere que le eche un vistazo. Se encargaría en persona, pero se avecina la feria del libro en Paris y tiene mucho trabajo.

Takuya siguió a Eunchan hacia el interior de la casa. La tarde estaba fresca. Así que el escritor llevó al hombre al jardín interior. Un lugar agradable donde podrían conversar con tranquilidad.

—Sobre lo ocurrido yo... De verdad, lo siento.

—No tiene que disculparse, sensei. –Takuya le regaló su mejor sonrisa y Eunchan se sintió más aliviado. –La culpa ha sido mía por ser tan insistente. Creí que estaba jugando a rechazarme para verme rogando. Después de lo sucedido, comprendí sus verdaderos sentimientos.

—De veras lo siento. –Volvió a disculparse mientras le servía una taza de té.

—No hay necesidad. Todavía sigue gustándome, muero de ganas por regresar pronto y volver a verlo. Entiendo que es un hombre casado, he aprendido acerca de la sinceridad de su amor, siento que lo admiro más por eso.

—Bueno, este… Supongo que es así. –No quería recibir elogios del tipo que tiró al suelo con su llave de Taekwondo, pero ahí estaba, sintiéndose incómodo sin saber qué decir para cambiar de tema.

—Debe ser lindo. Enamorarse de esa manera, vivir con la persona que ama. Creo que envidio su suerte.

—Ah, eso… Creo que es algo común.

—¿Común? He viajado por muchas partes del mundo y conocido mucha gente, pero las parejas gay estables que conozco son muy pocas. En la mayoría de los casos tienden a terminarse pasados los cinco años, si no antes. Además nosotros, la mayoría de hombres, somos promiscuos e infieles por naturaleza.

—Es verdad. Los hombres, nos dejamos guiar fácilmente por la atracción sexual. Somos menos románticos y soñadores que las mujeres, por eso no ponemos el corazón en las sábanas a menos que en verdad estemos enamorados, pero el que un hombre se enamore verdaderamente no siempre se da.

—Con su marido… ¿Se enamoró fácilmente?

—No lo sé. Jacob es algo fuera de lo normal. No es como los otros hombres que se hayan acercado a mí. Todos piensan que porque somos personas muy creativas nos complementamos y nos llevamos bien, pero es todo lo contrario. Para mí, las canciones escritas por Jacob siempre van a tener una letra apestosa, sin importar que casi siempre se convierten en un hit, y él siempre anda diciendo que todas mis novelas lo hacen llorar porque soy crudo e insensible. Supongo que ha de ser porque tenemos personalidades opuestas y sin embargo llevar este matrimonio no ha sido realmente una tortura.

—Lamento lo que dije acerca de su marido. Lo juzgué sin conocerlo. Creí que usted carecía de amor y pasión cuando es todo lo contrario. Discúlpeme.

—No tiene que disculparse. Todos los matrimonios tienen crisis. El mío no es la excepción.

—Prometo que intentaré no molestarlo nuevamente. Ahora que lo conozco un poco más, creo que es una persona realmente agradable.

—Gracias por sus palabras.

—Bueno, sobre la novela. –Sacó de su maletín unos documentos y se los entregó al escritor. –Todo está revisado por los abogados. Los derechos de autor, el porcentaje de ganancias y todos esos términos legales están en el contrato. Por favor fírmelo y entrégueme el original, sensei.

—Bien. –Euchan acomodó los lentes en su rostro y leyó el contrato.

Trató de concentrarse, pero no pudo, a su mente llegaron todos esos recuerdos sexualmente explosivos. Miró de reojo a Takuya. El hombre estaba ojeando las plantas del jardín, ni siquiera le prestaba atención, pero el escritor, se preguntó por qué le parecía tan atractivo.

—No debí acercarme tanto…

—¿Ha dicho algo, sensei? ¿No está de acuerdo con las condiciones del contrato? –Takuya se acercó para echar un vistazo. Demasiado cerca de Eunchan.

—Las condiciones están bien. –Dijo tomando la pluma para estampar su firma de inmediato y entregarle el papel. Cuanto más rápido se alejara ese hombre de su espacio personal, mucho mejor.

El viento meció las hojas de las plantas, los largos cabellos del escritor, jugó con la bufanda de viajero de Takuya y con las hojas del contrato que se dispersaron en el jardín. Takuya se apresuró a recogerlas antes de que el viento se las llevara. Eunchan respiró profundamente, ahí estaba, el aroma de Haruki Takuya recordándole lo cerca que estaba de ser tentado.

“¿Por qué? ¿Por qué me atrae si tengo a Jacob? He tenido sexo toda la puta semana y sin embargo todavía tengo en mente a Takuya-san… Pero, si amo a Jacob, ¿Por qué?”. Sus negros ojos se abrieron sorprendidos cuando vio al hombre que se acercaba con una sonrisa en la cara. “Deseo… Lo deseo porque no puedo revolcarme con él”.

—Iré a traer el original de la novela. –Se apresuró dejando al hombre esperando en el jardín.

Cerró la puerta de cristal y se sorprendió al encontrarse a Jacob con la espalda recostada contra la pared.

—¿Así que ese es Takuya-san?... Lo imaginaba… Diferente.

—¿Qué haces ahí espiando? –Sintió una oleada de calor golpeando su rostro, pero no supo si por el malgenio o por vergüenza. Lo miró desafiante y cruzó los brazos. —¿Estás celosito?

—¿Celosito, yo? ¿De ese poste con patas que ni trasero tiene? ¡Ja, no me hagas reír!... Todo lo contrario, me preguntaba qué le viste.

—Es una persona fogosa. –Dijo para salir del paso.

—Los japoneses no tienen una personalidad fogosa. Son pervertidos y modositos, pero no fogosos. –Respondió asomando la cabeza para mirar al hombre en el jardín. –Este es pervertido, pero no es la gran cosa. La verdad, no me llega a los talones.

—Pero debajo de esa ropa se oculta un cuerpo muy atlético. Su abdomen está marcadito como una chocolatina. Y para ser japonés no lo tiene chiquito.

—Eso dices para quedar bien. La verdad no me importa. –Levantó los hombros y se alejó desinteresado hacia la sala.

—¿De verdad no te importa? Parecías muy preocupado porque me quedara con un hombre fuera de casa…

—No era por el hombre, conejito, fue porque me mentiste descaradamente. Y no, no me importa. Continuaré leyendo este doujin titulado: “La verdadera cara del maestro sustituto”. Es un drama escolar y tiene sexo… ¿Te gusta leer manga yaoi por los dibujitos de las vergas?

—¡Bah! –Bufó colocándose las manos en la cintura. Jacob se acomodó en la sala poniendo más atención al manga yaoi que a lo que tenía que decirle Eunchan.

El escritor no perdió el tiempo discutiendo con su marido, fue directamente al estudio y tomó el CD donde grabó el escrito original de la novela. Después regresó al jardín.

—¡Aquí está! –Entregó el CD a Takuya-san.

Con esa transacción podía dar por terminado el lío en el que se metió al tratar de tener una aventura extramarital.

—¡Aquí estás!

La entrada de Jacob al jardín fue repentina. Takuya titubeó incapaz de levantar la mirada y tras el saludo formal, se apresuró a guardar el CD en su maletín.

Jacob se sentó junto a Eunchan. Lo rodeó con su brazo y le besó en la mejilla.

—Namie llamó… Preguntó si estaban todos los volúmenes de la lista.

—Se hace tarde. Mi vuelo espera.

Aquello fue tan tenso que podía cortarse con un cuchillo de respostería. Jacob miró a Takuya con total indiferencia. Pero Eunchan sabía que su entrada triunfal y la posición en la que estaba era un claro: “Este es mío y estás en mi territorio”.

Takuya no tuvo mucho que decir después de la llegada de Jacob, no tenían nada en común que discutir y la tensión le impidió hablar de manera normal con el escritor. Eunchan solo respiró observando la manera en que el hombre se despedía diciendo que él mismo podía encontrar la salida.

—¿Era necesario que vinieras al jardín?

—Una visita demasiado larga para alguien que solo vino a recoger un CD.

—¿De verdad? Sigo pensando que estás celoso.

—Ya te dije que no estoy celoso. No de ese poste con patas. –Le dio un beso en el cuello aprovechando para presionar la piel y dejarle la marca de un mordisco.

—No hagas eso. Me avergüenzo.

—¿Todavía te duelen las caderas? –Preguntó en un suave murmullo.

—Solo cuando hago algún tipo de movimiento brusco. Lo de anoche fue una auténtica pasada, aunque no me arrepiento. Le diré a Soo-No que me enseñe esos estiramientos del yoga previos a la intimidad.

Jacob soltó una risita burlona. Eunchan se puso en pie y le miró socarronamente.

—Es temporada de lluvia y el cielo se ha puesto gris. Entremos, no quiero pescar un resfrío.

—Más tarde.

Jacob lo tomó de la mano y halando de el con fuerza lo atrajo a su cuerpo. Comenzó a besar sus labios. Lo sentó en la mesita del jardín y lentamente le desapunto la camisa, después se dedicó a chupar sus tetillas mientras le hablaba de lo excitado que estaba.

—Creo que leer manga yaoi no ha sido tan malo después de todo.

—¿Atribuyes la calentura al manga yaoi o a la necesidad de marcar el territorio?

—No tengo necesidad de marcar el territorio. Pero si quieres puedo hacerlo. –Bajó la cremallera del pantalón del escritor e introdujo su mano para masajearle el miembro henchido.

—Espera… Espera… Yo… ¡Ah!  –Eunchan vio el pequeño maletín de Takuya a un lado del asiento. Debía alcanzarlo y entregarlo o la novela no llegaría a Paris a tiempo. Quiso detener a Jacob. Pero su marido lo silenció con un buen beso y una caricia húmeda en cierta parte de sus vertebras que lo llevó al límite de las ganas de arrancarse la ropa.

—Este… Disculpen… Olvidé algo y…

Takuya estaba de regreso en el jardín. Con el rostro rubicundo. Caminó a toda prisa. Tomó el maletín. Hizo una rápida reverencia y salió como alma que lleva el diablo.

—¿Viste su cara? –Jacob se carcajeó tanto que tuvo que agarrarse la panza para seguir riendo a sus anchas.

Eunchan frunció el entrecejo.

—Eres malvado y cruel.

—¿De qué hablas?

—Viste que Takuya-san dejó su maletín y por eso comenzaste a seducirme en el jardín. Sabías que él regresaría…

—Tal vez. –Dijo levantando los hombros. –Pero eso le enseñará a no volver a tocar lo que no le pertenece.

—Entonces si estabas celoso.

—No, solo quise darle una lección. Ya te he dicho que no siento celos de ese poste sin culo. ¿Qué le viste? Es tan torpe, viendo la manera en que se sonrojó solo me confirma lo pésimo que debe ser en la cama.

—¡Jacob, deja de juzgar a las personas! ¡Lo que hiciste fue algo muy feo!

—Pero con todo lo feo que puedo hacer, así sigues queriéndome. Y si no te gusta que ponga en su lugar a cuanto abejorro viene a zumbarte en las orejas, entonces, divórciate.

—Tal vez un día lo haga.

—Pero hoy no es ese día. –Lo tomó de la cintura y volvió a besarlo. –Y creo que mañana tampoco será. ¿Ahora, en qué me quedé?... Ah… sí… -Introdujo su mano bajo los pantalones de Eunchan y siguió masajeando el miembro.

—¡Ah!

Los sonidos de los jadeos y gemidos rompieron el silencio del jardín. Para cuando la lluvia llegó los dos hombres estaban desnudos envueltos en una manta uno en brazos del otro. Dormitando.

—Ojalá estos días nunca terminen…

Susurró el escritor en lo más profundo de sus sueños.

 

¿¿¿EL FIN???

Notas finales:

Un corto relato lleno de romance.

Palabras especiales:

"Aigo"_ Expresión coreana para denotar sorpresa o enfado según el tono. 
"Changuia"_Referente al apodo: "Cariño" usado entre las parejas.

Gracias por la lectura y NOS LEEMOS!!!


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