-Arthur, Arthur… ¡Arthur!- grite el nombre del moreno mientras corría atrás de él. Desde que vio como Mabel y yo nos besábamos me ha ignorado. No entiendo que le pasa, ¿Por qué esta tan molesto?
-Déjame solo- grito mientras me dejaba atrás rápidamente. ¿Qué voy a hacer? No quiero que Arthur me ignore y no quiero perderlo.
-Eve- Mabel venia corriendo hacia mí, cuando lo vi recordé el beso y todo lo que sentí en ese momento, no pude más y corrí alejándome del rubio – ¡No huyas!-.
-Vete, por favor- grite mientras corría rápidamente y el chico se detuvo sin seguirme pero seguí corriendo como loco. Teníamos que hablar, eso ya lo sé pero… no sé qué decirle, si me pregunta por mis sentimientos, no sé lo que siento.
Después de pensar mucho idee un plan, primero tenía que confirmar mis preferencias, me gustan las mujeres o los hombres. Me dirigí a la biblioteca donde se encontraba Melissa, abrí la puerta y camine al escritorio de la chica.
-Eve, que sorpresa más desagradable- dijo sonriendo tétricamente.
-Necesito tu ayuda- mencione jadeando un poco.
-¿Por qué esperas que te ayude?- pregunto con sarcasmo.
-Por favor…- estuve a punto de decir “hare lo que quieras” pero había aprendido la lección –yo te ayudare en lo que necesites-.
-Lo que necesite…-pensó por unos segundos –por el momento no necesito tu ayuda, pero algún día la necesitare-.
-Está bien, entonces ¿me ayudaras?- pregunte inseguro.
-Sí, sí , si ¿Qué quieres?- dijo levantándose de la silla y caminando hacia mí.
-Desnúdate por favor- mencione sin rodeos.
-Que atrevido de tu parte- enuncio seductoramente, sabía que no tendría problema con quitarse la ropa y mostrarme su cuerpo –pero, ¿Por qué necesitas que me quite la ropa?-.
-Tengo que probar algo- si la veía desnuda y no sentía nada, entonces las mujeres no me gustan.
-Bueno, en realidad no me importa- dime algo que no supiera, se desabrocho la blusa botón por botón con delicadeza, arrojo la blusa al suelo. Bajo su falda hasta los tobillos dejando al descubierto sus bragas negras y su sujetador también era negro. A los pocos segundos quedo totalmente sin ropa interior, sus pechos eran grandes y perfectamente levantados, es hermosa, pero no quiero tocarla ni siquiera me puse nervioso como cuando vi a Mabel recién bañado o la espalda de Daniel.
-Gracias, ya puedes vestirte- dije decepcionado, no me gustan las mujeres, eso era más que claro.
-Que aburrido, esperaba algo de acción- dijo tristemente.
-Lo siento, ya debo irme, muchas gracias- di media vuelta y corrí para encontrar a uno de los chicos, bueno cualquiera menos Arthur o Mabel. La segunda parte del plan es averiguar si me gustan los hombres. Camine por una hora sin rumbo alguno buscando por cada salón y estuve a punto de rendirme, pero una cabellera roja al fondo del pasillo me hizo recuperar la esperanza y determinación.
-¡Daniel!- grite con todas mis fuerzas mirándolo feliz.
-¿Por qué estas gritando?- tan amable como siempre, obviamente estoy siendo sarcástico.
-Hola, estoy feliz de verte- dije con una gran sonrisa.
-¿Por verme? ¿A mí?- pregunto el chico sin poder creerlo y con sus mejillas ruborizadas.
-Sí, necesito tu ayuda- respondí con entusiasmo.
-¿Qué quieres?- menciono molesto. ¿Por qué está enojado? No entiendo a este chico.
-Podrías…ehh…quitar…te- por alguna razón me estaba poniendo nervioso y tartamudeaba.
-¿Por qué estas tartamudeando? Eres tan molesto a veces- dijo esas palabras que me achicaron el corazón. Era una molestia, lo sabía, pero que me lo dijera el me dolió bastante.
-Perdón por ser una molestia- mencione con los ojos llorosos y con la voz cortada.
-ehh…no…no quise decir eso- enuncio preocupado –hare lo que quieras-
-Me ayudaría mucho si…- respire hondo –te quitas la ropa-.
-¿Qué?- Daniel abrió los ojos de par en par, no podía creer lo que estaba diciendo.
-Por favor, necesito comprobar algo- suplique con algunas lágrimas saliendo de mis ojos.
-Está bien, está bien pero ya no llores- dijo quitándose el saco y desabrochando su camisa. Sus músculos están tan marcados y sus brazos están bien ejercitados. La sangre se me vino a la cabeza y no podía pensar bien, bajo el cierre de su pantalón y recordé que estábamos en medio del pasillo.
-Espera, es suficiente- lo detuve antes de que alguien nos viera.
-¿Qué recibiré a cambio de esto?- pregunto haciéndose el cabello para atrás y mirándome directo a los ojos. Mi corazón estaba tan acelerado pude morir en cualquier momento.
-Ponte la camisa- dije mirando a la pared, pero Daniel no me hizo caso y me abrazo juntando mi cara con su pecho.
-Quiero mi recompensa ahora- susurro en mi oído, derritiendo todo mi cuerpo.
-¿Qué quieres?- pregunte empujándolo pero no se movía ni un centímetro.
-Cierra los ojos y no te muevas por 3 segundos- ¿Por qué 3 segundos? Demonios.
-¿Solo eso?- pregunte desconcertado.
-Si- dijo apartándose un poco.
-Bien- cerré los ojos y comencé a contar 1…2… la sensación de unos labios tocando los míos me hizo abrir los ojos abruptamente, Daniel me beso, no pude moverme y mi cuerpo se paralizo. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué mis labios y los de el? ¿Daniel es gay? Muchas preguntas vinieron a mi cabeza. Daniel se apartó suavemente y me miro directo a los ojos, sus mejillas estaba ruborizadas.
-Eve, yo…- inhalo fuertemente –estoy enamorado de ti-.
Sus palabras resonaron una y otra vez en mis oídos pero no podía entender el significado de estas. ¿Enamorado? ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia de gustar y estar enamorado? ¿Qué siento por Daniel? Tengo que responderle pero ¿Qué le digo?
-Yo…- mire al suelo totalmente confundido.
-No tienes que responderme- dijo entristecido.
-¡Nooo! Tengo que responderte correctamente- las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas y me temblaban las mano.
-Si quieres responderme, hazlo regresando de las vacaciones de invierno- respondió alejándose totalmente mí.
-¿Regresando?- pregunte sin comprender.
-Voy a salir de viaje todas las vacaciones, por lo que no me veras y tendrás mucho tiempo para pensar una respuesta- enuncio mientras recogía su ropa, me dio una palmada en la cabeza y camino por el pasillo hasta desaparecer de mi vista.
-¿Qué fue eso?- me tumbe en el suelo totalmente exhausto y confundido. ¿Por qué me pasaba eso? ¿Qué voy a hacer? Mi vida siempre es tan complicada y nunca entiendo nada. Había confirmado que me gustaban los hombres ¡Hombres! Pero ¿Qué significa estar enamorado? Me duele la cabeza y mis lágrimas no dejan de salir.
Camine abatido por el campus sin rumbo alguno. No podía ir a mi habitación porque ahí estaba Mabel, no podía ir a la habitación de Arthur porque no me hablaba. Talvez tenga que ir con Melissa, por lo menos tendré donde dormir.
-Eve- Frank caminaba alegremente, como siempre hacia mí.
-Frank, hola- salude sin energías.
-¿Qué te pasa? ¿Estuviste llorando?- pregunto apretando mis mejillas.
-Sí, pero ya me siento mejor- obviamente estaba mintiendo.
-Mientes- dijo firmemente. Me sorprendió que pudiera ver a través de mí.
-¿Cómo lo sabes?- mencione impresionado.
-Te conozco muy bien- sonrió de oreja a oreja y me beso en la frente. Ya estaba acostumbrado a sus muestras de afecto así que ya no reaccionaba agresivamente, pero aun así me ponía nervioso.
-¿Te gusto?- dije mirándolo a los ojos.
-jajajaja ¿A qué viene eso tan de repente?- enuncio a carcajadas y sentándose en el suelo –siéntate a mi lado-.
-Si- me senté rápido y abrace mis rodillas.
-Me gustas- dijo directamente.
¿Estás enamorado de mí?- pregunte sin pensar, todavía tenía el shock de Daniel.
-¿Acaso sabes lo que es eso?- pregunto seriamente y negué con la cabeza –lo supuse-.
-Dime que es- le ordene con firmeza.
-Estar enamorado es algo complicado- miro al cielo como si recordara algo –Ves a esa persona perfecta, quieres besarla, tocarla, mimarla, pero sobre todo quieres que esa persona sea feliz aunque eso signifique no poder estar juntos-.
-¿Te has enamorado alguna vez?- lo mire sorprendido por tales palabras, todo eso sentía Daniel por mí.
-No fue solo enamoramiento- suspiro –yo la amaba más que mi vida-.
-Eso es mucho- vi su mirada triste, esa relación había terminado mal.
-Pero amarla de esa manera, no fue suficiente para tenerla a mi lado- dijo con una mirada triste, nunca había visto esa expresión.
-¿Por qué siempre eres tan cariñoso conmigo?- dije sin pensar de nuevo.
-Tu…me recuerdas mucho a esa persona- dijo acariciando mi mejilla –pero no eres ella-.
-Para empezar soy el- mencione con una leve sonrisa.
-Eres igual que ella, pero yo no puedo amar a nadie más- sonrió amablemente -¿Estás enamorado de alguien? O ¿Por qué sacas este tema tan repentino?-.
-Yo…no lo sé, alguien está enamorado de mi- respondí recordando todo de nuevo.
-Bueno, tienes que responderle a esa persona honestamente- enuncio seriamente.
-Lose, pero…no sé lo que siento por esa persona- además tenía que arreglar las cosas con Arthur y hablar con Mabel.
-No te preocupes, todo saldrá bien- rodeo mis hombros con su brazo y me dio un beso en la mejilla.
-Gracias Frank, eres una gran persona, espero y puedas estar junto a quien amas- quería que Frank fuera feliz con la persona que amaba.
-Eso…es imposible- se levantó y me miro a los ojos –Vamos a mi habitación, ya que no tienes donde dormir-.
-¿Cómo lo sabes?- estaba atónito.
-Ya te lo dije, yo te conozco muy bien, vamos- extendió su mano para ayudar a levantarme y caminamos tomados de la mano hasta su habitación.
No sé lo que hare… mi cabeza es un caos.