Desperté en una habitación extraña y recordé que había dormido en el cuarto de Frank, observe alrededor y el chico estaba mirándome sentado en la otra cama.
-Buenos días- dijo con singular alegría.
-Bue..nos di..as- respondí bostezando y tallándome los ojos.
-¡aaaahhh! Eres tan lindo Eve- Frank salto sobre mí, abrazándome fuertemente.
-¡Frank!- grite sorprendido y trate de apartarlo, pero mis esfuerzos fueron en vano.
-Déjame quedarme así, un poco más- susurro en mi odio y se recargo en mi pecho mientras sus brazos rodearon mi cintura.
-¿Qué te pasa?- pregunte acariciando su cabello negro, podía notar su tristeza.
-Ya me voy- menciono apretándome más fuerte.
-¿Adónde vas? ¿De qué hablas?- estaba muy impresionado.
-Voy a visitar a la familia de Arthur durante las vacaciones y también iré a mi casa- dijo separándose de mí y tomando una maleta que estaba cerca de la puerta.
-¿Arthur también se va?- enuncie cambiándome la pijama por la ropa que traía ayer.
-Nos iremos juntos en dos horas, pero ya tengo que irme al aeropuerto- respondió mirando la hora en su celular.
-¿Qué? Tengo que hablar con Arthur- entre en pánico, si no hablaba con él, no lo volvería a ver hasta después de las vacaciones y se iría enojado.
-¿Quieres hablar con él?- pregunto Frank viendo el pánico en mi rostro.
-Sí, sí, si- lo mire de manera suplicante.
-Bueno, bueno, cálmate- acaricio mi cabeza y revolvió mi cabello –vamos juntos, ¿está bien?-.
-Sí, gracias Frank- estaba tan feliz y le di un fuerte abrazo de agradecimiento.
-Vamos pequeño- el chico y yo corrimos por el campus hasta llegar al estacionamiento, estaba pensando en lo que le diría a Arthur y vi una cabellera rubia recargado en el auto de Frank. Era Mabel…
-Oye- dijo el rubio con el ceño fruncido.
-¿Qué haces aquí?- pregunto Frank subiendo la maleta a la cajuela.
-Cállate y entra al auto- le ordeno Mabel al pelinegro.
-Mandón- subió al auto siguiendo sus órdenes y yo iba a hacer lo mismo pero me tomo del brazo con fuerza.
-Déjame- mencione evitando su mirada.
-¡No! Tenemos que hablar- estaba muy molesto y daba miedo.
-Tengo prisa, hablaremos cuando vuelva- dije muy seguro y con tono firme.
-No, hablemos ahora- seguía insistiendo y solo podía pensar en Arthur a punto de irse.
-¡Déjame! ¡Tengo que ir con Arthur!- grite furioso y Mabel me soltó completamente sorprendido. Me subí al auto y Frank arranco a toda velocidad.
-¡Vaya! Jajajaja rechazaste al gran Mabel Fernsby, debe estar súper enojado- menciono él pelinegro a carcajadas.
-Yo…no lo rechace- no podía creer lo que hice, le grite a Mabel.
-Bueno, bueno- se puso serio de pronto- ¿Te gusta Fernsby?-.
-¿Qué? ¿De que estas hablando?- pregunte tímido.
-Ya sabes, tú quieres besarlo y tocarlo- suspiro –a ti te gusta, se te nota en los ojos-.
-¿Qué tienen mis ojos?- no entendía lo que decía.
-Eres tan inocente, me refiero a como lo miras- sonrió pícaramente.
-¿De qué forma lo veo?- seguía sin entender.
-Diferente- respondió rápidamente.
-¿Cómo que diferente?- pregunte.
-Cuando me miras a mí, Daniel o Damon, es completamente diferente de como vez a Mabel- respondió con firmeza.
-¿y Arthur? ¿A el cómo lo veo?- no menciono su nombre.
-Mmm…no lo sé- dijo el pelinegro.
-Entonces… no sabes- estaba decepcionado.
-Creo que un gran sentimiento no puede reflejarse con una simple mirada- parecía que recitaba un poema.
-¿Ahora de que hablas?- no entendía de que estaba hablando.
-Nada, nada, lo entenderás algún día- menciono con una sonrisa burlesca. Después de un largo camino y muchas dudas llegamos al aeropuerto.
-Corre, el avión está a punto de despegar- dijo Frank tomando su maleta y corriendo por el gran aeropuerto.
-¿Dónde está Arthur?- pregunte mirando a todos lados, un mar de gente me impedía distinguir los rostros.
-No lo sé, debería de estar aquí, el avión está a punto de despegar- menciono el pelinegro con preocupación. Tomo su celular y llamo al moreno.
-Voy a buscarlo- dije decidido y camine empujando a las personas y gritando el nombre de Arthur. Por más que gritara y empujara no llagaba a ningún lado y termine perdiéndome en ese enorme lugar. Un hombre grande me empujo y caí al suelo totalmente agotado, no pude despedirme de Arthur y tampoco arregle las cosas con él. Le grite a Mabel y debe estar muy molesto, Daniel dijo que estaba enamorado de mí, todo es un desastre.
-¡Eve!- entre todo el ruido y las voces, pude escuchar que alguien gritaba mi nombre -¡Eve!-.
-Arthur- susurre poniéndome de pie, él estaba preocupado y estaba buscándome, tome aire y grite lo más fuerte que pude -¡Arthur!-.
-¡Eve!- estaba a 10 metros de distancia y pudo escuchar mi voz, solo sonreí pero las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Verlo correr hacia mí con tanta fuerza, me hace sentir extraño, quiero a esta persona, no quiero que se vaya. Se detuvo en frente de mí y me abrazo con fuerza, todas las personas nos estaban mirando, pero no me importo. Rodee su cintura con mis brazos y encaje mi cara en su pecho.
-Lo siento- dije entre sollozos.
-¿Por qué te disculpas?- pregunto el moreno con una mano en mi nuca y otra en mi espalda.
-No lo sé, pero siento que debo disculparme- mencione apartándome un poco.
-Yo también lo siento- note que su voz se cortó y lo mire a la cara, lagrimas que parecían perlas salían de sus ojos. Se veía hermoso, era algo bello de admirar.
-Eres como un libro, Arthur- dije sin pensar como siempre. Pero de verdad sentía que era hermoso y admirable como un libro.
-Tu eres como una flor, mi lindo Eve- el chico se acercó y me dio un beso en la frente. Sentí un golpe de calor en mi pecho, era un sentimiento muy extraño, no podría decir que es, pero es algo que solo siento con Arthur, mi lindo acosador.
-¡Tu vuelo!- grite al recordar que se tenía que ir con Frank.
-No te preocupes, tomare el siguiente vuelo- dijo con una gran sonrisa y tomando mi mano.
-¿Qué haces?- no es que me desagradara, pero Arthur nunca se comportaba de esa manera.
-Tengamos una cita- enuncio sin rodeos.
-¿Cita?- no podía creerlo.
-No nos veremos en un mes- puso una mirada triste –así que hay que estar juntos hasta que me vaya-.
-Está bien- caminamos tomados de la mano durante una hora y hablamos de muchas cosas, nuestras familias, libros, libros y más libros. Es tan divertido hablar con Arthur porque se pone tímido con algunas cosas y su cara roja es muy linda.
-Ya tengo que abordar- dijo de repente el moreno.
-Ahh…si- llegamos a la pista de abordar y ya no me dejaron pasar. No quería separarme de él pero se tenía que ir y no podía decir algo como “no te vayas”.
-Bueno, adiós- soltó mi mano y camino hacia una puerta que lo llevaba al avión.
-Adiós- por fin entendí la frase “las palabras más difíciles de decir son: perdón y adiós”.
-Tengo que decirte algo- se regresó con paso firme y sus mejillas sonrojadas.
-Joven ya tiene que abordar- menciono la señorita azafata.
-Sí, solo será un minuto- le dijo Arthur.
-Tienes que abordar- dije serio, si se quedaba más tiempo lloraría.
-Yo…te- inhalo con fuerza, estaba tartamudeando –yo…te-.
-¡Eve!- la voz de Mabel de escucho a lo lejos y venia corriendo hacia nosotros.
-¡Mabel!- estaba sorprendido de verlo ahí.
-Eve, escúchame un momento- enuncio Arthur.
-Sí, dime- respondí ansioso de lo que iba a decirme.
-Yo…te- Mabel me jalo del brazo hacia él y me beso repentinamente en frente de todos. Se apartó y miro al moreno.
-Eve es mío- se fulminaron con la mirada, no sabía que decir ¿Qué demonios estaba pasando?
-Me voy, nos vemos- se despidió Arthur siguiendo a la señorita hacia el avión.
-Arthur, espera- Mabel no me soltaba y me giro hacia él.
-Solo tienes que mirarme a mí- menciono con sus ojos llenos de furia.
-¿Qué estás haciendo? ¿Por qué hiciste eso en frente de Arthur?- pregunte muy enojado.
-Ósea que puedo hacerlo mientras él no nos vea- afirmo con el ceño fruncido y se acercó para besarme de nuevo, gire mi cabeza impidiendo el roce.
-No me refiero a eso, no puedes besarme nada más porque si- dije alejándome rápidamente.
-Eve, escúchame con atención y si no entiendes lo diré cuantas veces sean necesarias- me miro directo a los ojos, esos ojos azules me atravesaban como cuchillos- te amo-.
-¿Qué?- ¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? ¿Por qué está pasando esto? Mi cabeza es un lio, esas palabras daban vueltas y vueltas.
-Te amo- volvió a decirlo con ese tono que me estremecía el cuerpo.
-Yo…-¿Qué hago?
-Te amo- seguía diciéndolo, mi corazón latía como loco.
-Mabel- no sé qué decir, no sé qué hacer.
-Eve, te amo- no pude aguantarlo más, mi pecho estaba a punto de explotar y mis mejillas se convirtieron en tomates.
-¡Ya basta!- grite a los cuatro vientos e intente huir pero el chico me detuvo.
-Te amo- tomo mis mejillas y me beso bruscamente, mi cuerpo estaba reaccionando a ese beso. Mi cuerpo era fuego y sus labios hielo, la sensación era estupenda, no podía apartarme, más bien no quería apartarme. El mundo se detuvo y mi cabeza se tranquilizó durante ese momento. Nos apartamos para tomar aire.
-Solo quiéreme a mí- susurro el rubio juntando de nuevo sus labios con los míos, pero esta vez me parte inmediatamente.
-No, yo no puedo, tengo que arreglar mis pensamientos- mencione sin rodeos.
-Lo entiendo, tendrás mucho tiempo para pensar, te esperare- dijo Mabel con su característica sonrisa amable.
-Gracias, yo pensare en una respuesta apropiada- Mabel me llevo al internado y después de un rato se fue al aeropuerto a tomar su vuelo. Me quedaría solo en el internado esperando a que volvieran estos chicos de sus vacaciones. Usare todo este tiempo para pensar en mis sentimientos y también buscare el libro sobre los vampiros.