Hace algunos siglos en la mansión de los MacQuoid, ocurrió un milagro y a la vez una gran pena. La esposa del líder falleció después de dar a luz un par de gemelos, a pesar de que cualquiera de los dos podría ser heredero del liderazgo de esta familia, su padre escogió al último en nacer ya que fue el único que lloro después del parto.
Lo nombro Michael y desde ese instante lo criaron para ser el próximo líder de los MacQuoid. El otro niño llamado Damon siempre vivió tras la sombra de su hermano y su padre nunca mostro ninguna forma de cariño hacia él.
Debido a toso esto su relación de hermanos era tormentosa e incómoda, Michael nunca pudo disculparse por acaparar toda la atención de la familia y Damon tampoco pudo decirle cuanto odiaba ser el niño inferior y débil. Por esto nunca se vieron realmente como hermanos y a pesar de vivir juntos rara vez se encontraban o hablaban.
Todo cambio cuando su padre fue asesinado por la niña demonio y así Michael tomo el liderazgo de la familia MacQuoid.
-Hermano…- murmuro Michael evitando la mirada fría del otro.
-¿Qué quieres?- Damon siempre se distingue por su falta de educación.
-No pudo hacerlo solo, tienes que ayudarme, por favor- suplico el líder tomando sus manos.
-Tu no pediste ser el líder y yo no pedí ser tu sombra- aparto las manos de su hermano –Atente a las consecuencias-.
-Entonces como líder, te pediré hacer algo importante- se puso firme y dejo esa mirada suplicante.
-¿Qué cosa?- pregunto suavizando su tono.
-Encuentra a la niña demonio y tráela ante mí- ordeno con firmeza.
-Por supuesto, gran líder- hizo una reverencia y salió de la habitación dejando atrás un hermano frágil y triste.
Durante 20 años Damon busco por cielo mar y tierra el paradero de la famosa niña demonio sin éxito obtenido, casi se da por vencido cuando recibió la llamada de un noble humano bastante rico diciéndole que el tenia a la niña demonio y se reuniría con el y su hermano para entregárselas.
Michael y Damon esperaban pacientemente en la sala de la mansión MacQuoid a que llegaran los humanos con lo que tanta querían.
-Gran líder, los humanos están aquí- menciono uno de sus tantos sirvientes desde afuera de la habitación.
-Hazlos pasar- ordeno Michael. Entraron con gran sonrisa dos humanos regordetes que lucían bastante deliciosos para los ojos de ambos vampiros.
-Encantado de conocerlos- enuncio el hombre haciendo una reverencia.
-El gusto es mío señor…- Michael guardo silencio y Damon supuso que había olvidado el nombre.
-Nos horran con su presencia señor y señora Katzenbach- agrego el chico salvando la reputación de su hermano.
-¿Dónde está la chica?- pregunto Michael recuperado de la vergüenza.
-Hija, entra ahora- dijo la mujer rechoncha. Los hermanos sintieron que la habitación se ilumino con la presencia de esa muchacha, cabello color caramelo que le llegaba a la cintura, piel blanca con ligeros tonos rosados, sus labios eran color manzana y sus ojos verde claro dejaron sin habla a los chicos.
-Buenas tardes- saludo la chica con una leve sonrisa, haciendo ruborizar a los vampiros.
-Más que entregárselas como un sacrificio, queremos que el líder se case con nuestra hermosa Irene- menciono el hombre barrigón en tono cantarín.
-¿Casarse?- cuestiono Damon pensando en lo absurdo que sonaba eso.
-Si no es así, me temo que no podrán quedarse con nuestra hija- amenazo la mujer cruzando los brazos.
-¿Cree que está en posición de poner condiciones?- Damon se burló por la ironía de sus palabras.
-Basta hermano- Michael detuvo las carcajadas del otro y miro a la chica nervioso –Tu…. ¿Quieres casarte con un vampiro como yo?-.
-Bueno…. Si tu estás de acuerdo, me encantaría ser tu esposa- respondió tímidamente.
-¿Qué?- interrumpió Damon.
-Bien, está decidido, me casare con su hija- les dijo a los humanos y comenzaron a saltar de felicidad.
-¡¿Qué?!- grito Damon hecho una furia –Esto es absurdo hermano, ¿Cómo puedes pensar en casarte con una humana?-.
-No es cualquier humana, es la niña demonio, así que está bien- el líder se puso de pie dirigiéndose a la chica –Por favor cásate conmigo-.
-Ah…si…- los dos comenzaron a reír tontamente como un par de enamorados.
Pasaron algunos días y el fatídico día de la boda llego, todos en la familia estaban en desacuerdo con el matrimonio pero nadie podía oponerse a la decisión del gran líder…
-¿Estás seguro de esto?- Cuestiono Damon a su hermano quien se encontraba muy nervioso.
-En tan poco días que he convivido con Irene, me he dado cuenta que es una mujer única, no solo por su belleza externa sino por su hermoso corazón, nunca me había sentido así con nadie, el solo hecho de pensar en compartir mi vida con ella para siempre… me hace feliz- una gran sonrisa se dibujó en su rostro, algo que Damon nunca vio antes, su hermano en serio amaba a esa humana.
Después de la boda todos estaban actuando como hipócritas felicitando a los novios, pero Damon se sentó en el rincón más alejado, fuera de todo esa ambiente de felicidad…
-¿Qué haces aquí?- la esposa del líder se hizo presente aun lado de él, Damon se sonrojo un poco ya que lucía muy bella en ese vestido blanco y ampón.
-¿Por qué me hablas como si fuéramos amigos?- cuestiono el chico evitando en contacto visual.
-Pues… somos familia ahora, cuñado- esa palabra fue como un gancho al hígado para Damon.
-Nunca te veré como parte de mi familia- intrigo él con tono severo.
-Bueno… primero debemos ser amigos y me iré ganando tu cariño… Damon- sus ojos se cruzaron por unos segundos pero el vampiro pudo ver la inocencia y pureza en ellos, “Que ojos más hermosos” pensó él.
-Vete a tu luna de miel y no vuelvas- Irene soltó un carcajada y comenzó a caminar lejos de él, después de estar a unos 5 metros la chica giro y lo miro.
-Definitivamente volveré y hare que me quieras- menciono totalmente decidida y se marchó.
-Esa idiota…- mascullo Damon al sentir sus mejillas encendidas.
Pasaron varios meses y aunque Damon siempre alejaba a Irene de él, parecía que se acercaban cada vez, lo cual comenzó a mover el frio y lastimando corazón del vampiro.
-¿Qué estás leyendo ahora?- pregunto Irene sentándose a un lado de Damon quien estaba recargado en un gran árbol.
-Romeo y Julieta- contesto con irritación al ser interrumpido.
-Muy bueno, pero triste… detesto las historias que terminan en tragedia- él la miro de reojo y se sonrojo al darse cuenta que ella también lo observaba.
-Deja de verme- murmuro él cubriéndose la cara con el libro.
-No puedo, ya que cada día te pones más guapo- Irene le cerro el ojo y después se hecho a reír.
-Y tu cada día estas más vieja- mascullo y también rio por la mirada molesta de su acompañante.
-Maldit…- antes de terminar la frase la chica se desmayó cayendo a las piernas de Damon.
-Irene… ¡Irene!- él la cargo sin esfuerzo alguno y la llevo dentro de la mansión en busca de ayuda -¡Alguien! ¡Ayúdeme por favor! ¡Michael!-.
Los sirvientes comenzaron a correr por todos lados y Damon dejo a la chica en un sillón de la sala mientas Michael caminaba en círculos por todo el lugar. Alguien entro a la sala y los ojos de ambos vampiros se llenaron de esperanza.
-¡Doctor!- grito Michael aliviado.
-¿Dónde está la paciente?- pregunto totalmente serio.
-¡Aquí!- hablo Damon señalando el sillón donde descansaba Irene.
Después de algunos minutos esperando el diagnostico, el doctor salió de la sala con bastante angustia en el rostro.
-¿Qué sucede doctor?- cuestiono el líder preocupado.
-Esto… no sé si es una buena noticia o mala- comenzó a hablar con pesadez –su esposa acaba de despertar y le informe sobre lo que descubrí… ella… está embarazada-.
-¿Qué?- el pasillo se inundó de silencio y la rabia consumía cada espacio del cuerpo de Damon.
-¡Maldito imbécil- le dio un puñetazo a su hermano en el rostro y entro a la habitación empujando al doctor sin delicadeza. Justo donde la había dejado se encontraba Irene sentada, su rostro emanaba preocupación pero también felicidad.
-Estoy embarazada Damon, tengo un bebe en mi interior- sonrió de oreja a oreja y el chico se tranquilizó por completo.
-Felicidades- a pesar de que su corazón se sentía herido y tenía celos de su hermano, lo único que importo en ese momento fue esa sonrisa que le decía que todo estaría bien.
-¿Felicidades?- la voz molesta de Michael se hizo presente, pero ya no era el mismo y eso lo noto primero Irene.
-¿Qué sucede amor?- pregunto intranquila y tomo la mano de Damon para poder levantarse.
-No vas a tener ningún bebe- ordeno con mirada fría.
-¿Qué? ¿De que estas hablando?- la chica apretó la mano de su cuñado al percibir la hostilidad de su esposo.
-En este momento te sacare esa cosa de adentro- los ojos de Damon e Irene se abrieron como platos al ver la espada que sostenía el líder en sus manos.
-Hermano… por favor cálmate...- la chica se escondió atrás de Damon y él pudo sentir como temblaba su cuerpo entero.
-Esa cosa no va a matar a mi amada esposa, no voy a permitirlo- Michael dio algunos pasos hacia ellos.
-Si actúas sin pensar, puedes terminar matando a Irene, por favor cálmate- el líder dejo de caminar pero no soltó el arma.
-El doctor me dijo que Irene no sobrevivirá al parto y que esa cosa no es vampiro ni humano- menciono apuntando su espada hacia su hermano –Si te pones en mi camino te matare-.
-No seas imprudente…- Michael corrió hacia él apuntando a su corazón, pero antes de que Damon reaccionara Irene entro en acción mirando a su amado esposo a los ojos.
-¡Muere!- grito usando sus poderes de niña demonio y este se encajó la espada a sí mismo en el corazón.
-¿Por qué?- susurro Michael cayendo al borde de la muerte.
-Porque te amo…- antes de que la muerte se lo llevara Irene lo beso justo en los labios, dejando caer algunas lágrimas sobre la cara de él…
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-Arg!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!...- Irene pujaba con todas sus fuerzas mientras apretaba la mano de Damon.
-Todo está bien Irene, estoy contigo- Depuse de la muerte de Michael, Damon fue nombrado el nuevo líder.
-Argggg!...- el llanto de un bebe se escuchó en toda la habitación.
-Es una niña- dijo una de las enfermeras que atendieron el parto.
-Damon…- susurro la nueva madre con lágrimas en los ojos.
-Estoy aquí- menciono el chico besando su mano.
-Cuida a mi hija… dile que la ame mucho… y que siempre la protegeré donde quiera que este- con su último aliento se acercó a la cara del vampiro y lo beso en la mejilla –Gracias por ser mi amigo- los ojos de Irene se quedaron viendo el vacío y él supo que ese era su final junto a ella.
-Hiciste que te quisiera…no, no solo eso –beso los labios ahora fríos de la mujer –me enamoraste tan perdidamente, idiota-.
-Líder- la enfermera se acercó con la bebe -¿Cómo debemos llamarla?-.
-Deben recordar que ella será la heredera del liderazgo de la familia MacQuoid- dijo Damon alejándose de Irene
–Su nombre será Priscilla-.