Después de tanto esperar, la biblioteca por fin abrió sus puertas de nuevo, se veía más limpia pero igual de solitaria. Había una nueva bibliotecaria, era joven, como de unos 25 años, tenía cabello violeta que le llegaba a los hombros, lacio y usaba anteojos. Sin querer mi mirada se bajó a sus pechos que eran enormes, mi madre se sentiría mal aun lado de ella.
-Hola, mucho gusto mi nombre es Melissa Fernsby- se presentó la chica con una sonrisa encantadora. Fernsby? ¡Es pariente de Mabel!
-Hola, me llamo Eve Relish- respondí con un poco de pena, esa mujer era hermosa, no tanto como mi madre, pero lo suficiente para dejarme hipnotizado.
-Claro que se quién eres, el compañero de cuarto de Mabel- menciono con un tono alegre.
-Sí, ¿Usted es su familiar?- pregunte formalmente.
-No me hables como si fuera una anciana- me ordeno con una ceja levantada –no cualquier familiar, soy su hermana-
-Lo..siento, no me había hablado de ti- Mabel nunca había mencionado nada de su familia y yo tampoco le había preguntado. Me sorprendió un poco lo diferentes que eran, aunque ella también tenía una aura como de princesa.
-¿Y qué te trae a la biblioteca lindo Eve?- pregunto dulcemente.
-Vengo a buscar un libro- conteste alegremente.
-Bueno pues adelante, toma lo que quieras, si necesitas algo aquí estaré- dijo mientras me guiñaba un ojo, por alguna razón no sentí nada, ni mariposas, ni mi corazón latirá, nada de nada.
Camine por la gran biblioteca hasta que vi la puerta del armario, ya no tenía el letrero y estaba medio abierta. Entre con cuidado para no hacer ruido, busque por todo el pequeño cuarto, pero no había ningún libro, estaba en un colapso nervioso. Necesito encontrar ese libro, tengo que averiguar más de los vampiros y también de mí.
Después de un rato me di por vencido, ese libro no estaba por ningún lado de la habitación, cuando estaba a punto de irme Melissa entro a la habitación.
-¿Qué haces aquí?- pregunto con seriedad.
-Buscaba algo importante que olvide antes de que la biblioteca cerrara, pero ya no está- conteste con tristeza y desesperación.
-Talvez… ¿libros?- pregunto la chica con una cara curiosidad.
-Si, en especial un libro rojo- respondí con esperanza de que supiera donde estaban.
-Algunos libros viejos que estaban aquí, fueron reciclados y otros fueron llevados a los estantes, pero no sé si ese libro este entre lo que guardamos- dijo tratando de recordar.
-Entonces, algunos fueron puestos en los estantes- mencione con algo de duda.
-Sí, pero no sé dónde, solo sé que están por ahí, en este mar de libros- enuncio Melissa con algo de sarcasmo.
-¿Puedo buscarlos?- pregunte tímidamente.
-Claro, puedes estar aquí el tiempo que necesites, de todos modos casi nadie viene a la biblioteca- dijo ella con algo de tristeza. Pero me importo poco y empecé a buscar.
Empecé por el estante número uno, revise libro por libro, con mucho cuidado por supuesto, Melissa solo me miraba desde su escritorio aun lado de la gran entrada a la biblioteca. Cada vez que volteaba a verla ella me sonreía amablemente, con algo de pena cabe resaltar.
La noche callo y yo seguía con el estante número uno, eran demasiados libros, tardare una eternidad en revisarlos todos, pero antes de darme por vencido mire el título de un libro con portada color azul, “La vida de los vampiros” era su título. Después de meditarlo un poco comencé a leerlo, no tenía prólogo, ni índice, ni nada de eso justo como el otro libro…
“Los vampiros son una raza superior a nosotros lo humanos, son más fuertes, mas rápidos, más inteligentes, más atractivos, etc. Sus cuerpos no sufren estragos con los años, por lo que tienen la misma apariencia durante siglos. Un vampiro de 1000 años de edad puede pasar fácilmente por un joven adulto de 20 años, o hasta un adolescente de 17 años.
Existen dos clases de vampiros, los que nacen y los que se hacen, más bien los que los hacen. Los vampiros que nacen que también se les puede llamar de la realeza, están en este planeta desde tiempos inmemorables. La otra clase es el proletariado, como son llamados por la realeza. Se trata de vampiros que fueron humanos pero al ser mordidos por un vampiro de la realeza se convirtieron en chupa sangre.
Un vampiro real es más fuerte que uno de la prole, por el simple hecho de haber nacido vampiro. La realeza necesita reproducirse con los de su misma especie, para que así no se pierda la sangre pura que llevan en las venas. Esto quiere decir incesto, suena aterrador pero para los vampiros es muy normal.
La prole no puede tener hijos ya que al momento de la trasformación algo como aparatos reproductores no es necesario. A sí que estos vampiros son los más alejados a parecer humanos a pesar de que lo fueron.
La dieta de la realeza tiene que ser un humano diario, en especial mujeres jóvenes que son las más deliciosas. Los del proletariado son menos exigentes y se conforman con cualquier humano, ya que siempre están deseosos de la sangre humana.
La única forma de matar un vampiro es cortando su cabeza y después quemando sus restos, es lo mismo para cualquier clase, si no se hace esto último, pueden pegar su cuerpo y la cabeza sin ningún problema. También funciona si se ataca directo al corazón, pero tiene que ser un golpe preciso…
-Que interesante libro- interrumpió Melissa mi lectura.
-Sí, es muy interesante- dije tratando de ignorarla.
-¿Te interesa saber sobre lo vampiros?- pregunto con una sonrisa malvada.
-Si, por eso estoy investigando- conteste algo cortante.
-Yo puedo ayudarte, se mucho sobre vampiros- menciono con arrogancia, pero estaba realmente curioso.
-¿Qué sabes?- pregunte deseoso de saber más.
-Me gustaría decirte pero todo tiene un precio- dijo mientras acariciaba mi mejilla, se sentó en mi regazo y empezó a moverse de manera sexy.
-¿Cuento cuesta tu información?- enuncie con algo de arrogancia, además estaba sobre mí, no sabía qué hacer.
-No me refiero al dinero, puedes pagarme de diferentes maneras- contesto con un tono seductor, que me dejo helado.
-¿De qué maneras?- estaba asustado.
Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro, una risa coqueta se escuchó y me miro directo a los ojos. Puso ambas manos sobre mis mejillas y acerco su cara hasta que nuestras narices se tocaron, sentí sus labios sobre los míos en un pequeño roce. Mis ojos se abrieron de par en par ante tal suceso, una chica linda estaba besándome y yo no sentía nada. No quiero ser besado por esta chica, no quiero ser besado por una chica, quiero ser besado por…
La simple idea me estremeció y me aparte inmediatamente, tome el libro y camine hacia la salida con pasos apresurados, levante la vista y ahí estaba…Mabel, sus ojos eran cuchillos y estaban atravesando a su hermana, después me miro y su rostro reflejaba enojo en su máxima expresión.
Me quede congelado, ¿Había visto? Su cara lo decía todo, por supuesto que vio, pero me siento tan mal de que justo él nos haya visto, quería morirme, regresar el tiempo, mi primer beso fue con Melissa, con una chica como siempre quise, pero ¿Eso quería? Las preguntas inundaban mi cabeza.
-Hola Mabel, interrumpiste el momento, nosotros estábamos algo ocupados- dijo Melissa con un tono grosero, como si el rubio no le importara.
-Valla, me disculpo por interrumpir- contesto Mabel bastante enojado, miro a Melissa como si la quisiera matar y después me miro a mí, puede notar algo de tristeza combinada con enojo en esa mirada.
-Bueno entonces ya puedes irte- menciono la chica con un tono arrogante.
El rubio se dio media vuelta y comenzó a caminar rápidamente sin mirar atrás, me tomo unos segundos darme cuenta que él estaba malinterpretando las cosas, piensa que si hermana y yo tenemos algo por eso esta tan molesto. Corrí atrás de él, pero era demasiado rápido.
-Mabel… Mabel…espera- grite con algunos jadeos. Pero no respondía ni siquiera miraba para atrás- ¡Mabel date la vuelta!
Se giró casi al instante y me miro directo a los ojos, me sorprendió que me hiciera caso, pude notar una cara de disgusto y enojo.
-Tú y tu gran boca- dijo mientras miraba hacia otro lado.
-Mabel, esto no es lo que parece…- dije con algunos jadeos.
-No me mientas, después de todo a ti te gustan las chicas- menciono con cara triste, el mundo se detuvo en ese instante, cuando me beso Melissa, la persona que cruzo mi mente fue Mabel, yo quiero besar a Mabel, ¿Por qué me gustan los chicos? ¿Por qué me gusta Mabel? No sé qué siento, pero no quería que Mabel se enojara conmigo por algo como esto. Me acerque lentamente hacia a el y rodee su cintura con mis brazos, le di un abrazo tímido.
-No me gustan las chicas- susurre para que solo el escuchara, no quería aceptarlo aún no puedo aceptarlo, es demasiado para mí.
Los brazos de Mabel rodearon mi cuerpo en un gran abrazo, largo y tranquilo. Me gustaba ser abrazado por Mabel, podía perderme del mundo, olvidar todo y a todos, solo estábamos él y yo. Sentí sus labios en mi frente un pequeño beso en la frente, tierno, con delicadeza. Mi corazón latía muy rápido, eso era lo que quería sentir, algo que no pude sentir con Melissa.
Talvez solo talvez, me gustan los chicos o solo uno…