Mabel ha estado ignorándome desde que escuche su conversación con Arthur, no escuche gran cosa, pero el sigue muy molesto y no me habla. No sé qué hacer, he intentado hablarle pero solo me ignora y se va, me siento tan mal al estar peleados. Para distraerme un poco decidí visitar el salón del club, de seguro Damon estará molesto porque no me he parado ahí en dos semanas.
Abrí la puerta de salón y ahí estaba, sentado en una silla junto a la ventana y con un libro en la mano, Damon. Me acerque lentamente a una silla que estaba cerca y me senté sin hacer ningún ruido. Damon seguía en su lectura no se había dado cuenta de mi presencia lo cual era muy bueno.
-Eres un ladrón o ¿qué?- dijo el chico mirando el libro.
-¿Por qué lo dices?- pregunte con timidez.
-Entras al salón sin tocas, tratas de no hacer ruido y te sientas como si nada- menciono sin dejar de mirar el libro.
-ahh..yo…lo siento- me disculpe inmediatamente.
-¿De qué te estas disculpando?- pregunto mientras me miraba directo a los ojos.
-Por parecer un ladrón y por no aparecer en dos semanas- enuncie evitando su mirada.
-ahh…cierto, ya lo había olvidado- dijo con tono burlón –me has dejado plantado-.
-Perdóname, había olvidado que estaba en un club- seguí disculpándome con la mirada hacia abajo.
-¿Te olvidaste del club o te olvidaste de mí?- pregunto seriamente.
-¿Cómo me olvidaría de ti? Eres mi amigo y el presidente del club, no puedo olvidarte tan fácilmente- me justifique de todas las maneras posibles –me la pase en la biblioteca y no tenía manera de avisarte, perdóname.-
-Cierto, no tienes teléfono, pero podemos arreglarlo- dijo mientras sacaba un regalo de su mochila –Ya casi es tu cumpleaños-.
-¿Sabes cuándo es mi cumpleaños?- pregunte, estaba muy sorprendido, ¿Le dije cuando era? No lo recuerdo.
-Solo tómalo- me dio el regalo y lo agarre con ambas manos.
-¿Puedo abrirlo?- pregunte alegremente, nunca había recibido un regalo de cumpleaños, mis padres nunca tenía dinero por lo que no podía comprarme nada, estaba muy feliz.
-Te lo estoy dando para que lo abras y lo uses, tonto- enuncio molesto.
Con una gran sonrisa quite el moño, después las cintas que unían la envoltura, como si fuera de cristal, estaba muy feliz, no podía quitar la envoltura, empecé a perder la paciencia, Damon me miro como si fuera un idiota y me arrebato la caja.
-Solo rompe la maldita envoltura- dijo mientras rasgaba el papel.
-NOOOOOOO- grite mientras le arrebataba la caja –Tengo que guardar la envoltura y la caja-.
-Se supone que tiras eso y solo te quedas con el regalo, tonto- menciono Damon viéndome con altanería.
-Pero esto es muy especial para mí- dije mientras quitaba cuidadosamente la envoltura.
-¿Por qué?- pregunto el chico.
-Porque es mi primer regalo y porque me lo regalaste tú- dije sin pensar, como siempre, pero de verdad era muy especial. Damon no dijo nada, el regalo era un celular. Mire al chico mientras le daba una gran sonrisa, su cara estaba totalmente roja y trataba de ocultarla con su brazo.
-Damon- lo llame para que me mirara.
-No digas mi nombre con esa sonrisa- menciono mirándome de reojo.
-Gracias- le di una sonrisa aún más feliz –pero no sé cómo usar un celular, nunca he tenido uno-.
-Lose, te enseñare- dijo Damon un poco más tranquilo.
Tarde dos horas en aprender a mandar un mensaje, estaba muy frustrado, a veces pienso que soy muy tonto. Damon se reía de mí y eso me ponía muy nervioso. El primer número que guarde fue el de él.
-Entonces solo toco aquí y ya estoy llamando- dije con seguridad. Estábamos sentados a un lado del otro recargando los brazos en la mesa.
-Dos horas te tomo aprender eso- menciono Damon mientras golpeaba su cara en la mesa.
-Fue divertido- golpee mi cabeza contra la mesa, nuestras cabezas estaban muy cerca, a unos centímetros de distancia, Damon ladio su cabeza y yo también, nos miramos directo a los ojos, el chico se acercó y nuestras frentes chocaron. Nos miramos directo a los ojos, mi corazón latía muy fuerte, pero ninguno apartaba la mirada.
-Estamos muy cerca- dijo Damon un poco sonrojado.
-Si- levante mi cabeza para alejarme, pero las manos de Damon acariciaron mis mejillas suavemente, me congele y mis ojos se abrieron de par en par. Acerco su boca a mi cara, no podía moverme, sentí su respiración en mis labios, cada vez más y más cerca. Sabía lo que seguía, es lo mismo que con Melissa, me va a besar. Cerré los ojos con fuerza y sentí sus labios en mi nariz, abrí los ojos de inmediato, Damon se alejó y miro al suelo.
-Dejémoslo para otra ocasión, talvez en mi cumpleaños- dijo con una pequeña sonrisa, pero también con algo de tristeza.
-Me tengo que ir- me despedí aceleradamente y corrí hasta llegar a mi habitación, mis lágrimas empezaron a salir, ¿Qué acaba de suceder? ¿Damon también es gay? ¿Yo soy gay? ¿Por qué no me quite? Muchas preguntas pasaron por mi cabeza y las lágrimas bajaban por mis mejillas. Entre a la habitación y ahí estaba Mabel, sentado en su cama mirándome directo a los ojos.
-¿Dónde estabas? ¿Por qué estas llorando?- pregunto molesto.
-¿Ahora ya me hablas?- respondí enojado.
-Perdóname, estaba muy molesto, aún sigo algo molesto- dijo el rubio –contéstame ¿Dónde estabas?-.
-Estaba en el club y… no tengo porque darte explicaciones- dije mientras me secaba las lágrimas.
-Claro después de todo tu mejor amigo es Arhur a él si le dirías- menciono Mabel.
-¿Por qué mencionas a Arthur?- pregunte.
-Ni siquiera niegas que es tu mejor amigo- dijo mirando al suelo.
-No lo niego, porque es mi mejor amigo- respondí muy seguro.
-¿Qué soy yo para ti?- pregunto mirándome directo a los ojos, mi corazón se detuvo por unos segundos, no esperaba esa pregunta.
-Tu…eres diferente a Arthur- dije sin pensar, Mabel se paró y camino hacia mi empujándome a la pared sus manos estaban aún lado de mi cabeza, dejándome sin escapatoria, estaba totalmente acorralado. Nuestras caras estaban muy cerca.
-¿En que soy diferente?- pregunto con sus ojos clavados en los míos. Mi corazón estaba acelerado.
-ah..ah..pues…es diferente el sentimiento- respondí tartamudeando.
-¿Qué sientes por mí?- pregunto.
-No sé- respondí mientras evitaba si mirada, mis mejillas estaban sonrojadas.
-¿Me quieres?- dijo cambiando su expresión un poco, expresaba desesperación. Asentí con la cabeza, no podía hablar, las palabras no salían –demuéstramelo-.
¿Demostrarlo? ¿Cómo demostraría mis sentimientos? Ni siquiera sé que siento por Mabel, es mi amigo, no, es más que eso. Mi cabeza es un lio, mi pecho está a punto de explotar, no puedo pensar bien.
-Si no puedes demostrar un sentimiento, es porque este no existe- dijo el rubio con una leve sonrisa y una mirada triste.
-No…yo- ¿Por qué las palabras no salen? Te quiero, es lo que pensaba pero no podía decirlo, entonces me arme de valor, todos mis prejuicios, mis inseguridades, mis dudas, todo se fue a la basura.
Mabel se giró y mire su espalda, era tan ancha, quería tocarla. No dude ni por un segundo, mis brazos rodearon su cintura y mi cara se pegó a su espalda. Su olor era una droga no podía dejar de olerlo, me sentía tan extraño, nunca había querido tocar a una persona de esa manera. Talvez de verdad soy gay.
-Eve, ¿Me quieres?- pregunto Mabel mientras tomaba mis brazos que estaban apretando su cintura.
-Cállate- respondí totalmente avergonzado, yo te quiero, pero no puedo decírtelo porque está mal que te quiera de este modo.
-No me provoques porque te puedes arrepentir- menciono mientras trataba de darse la vuelta, pero no lo deje.
-Solo quédate así, no te muevas o te golpeare- respondí mientras encajaba mi cara en su espalda.
-Eres tan lindo Eve- dijo alegremente.
Me están volviendo loco estos chicos, no sé qué siento, quiero hacer cosas que no debería de hacer, creo cada vez más que me gustan los hombres, pero no quiero ser gay, mi padre y madre se avergonzarían de mí.
¿Qué hare?