-¿Qué, te gusta?- Miré hacia todas partes intentando buscar alguna pega para convencer Darien de lo contrario, pero no pude encontrar ninguna. No me podía creer que realmente se fuese a mudar.
-¿Qué tiene de malo nuestra casa?- Darien rió.
-Bueno… Creo que ya estoy mayorcito para andar viviendo en casa de mis padres- Bajé la cabeza. Por fin había vuelto del extranjero y ahora ya no podría vivir con él. –No te preocupes Jer, tengo habitación de invitados, puedes venir siempre que quieras.
-No será lo mismo. Tendré que aguantar a Ray yo solo- Darien se acercó en dos largas zancadas a mí y me echó el brazo por los hombros.
-Eso va a ser una auténtica tragedia hermano.- Le miré alzando una ceja, no quería separarme de ese contacto.
-Te voy a echar de menos.
-Oye, oye… Que no me voy del país, ni si quiera de la ciudad. Estamos a 15 minutos andando de casa.
-Pero sólo puedo verte cuando cenamos o desayunamos o estás en tus ratos libres en la casa y ahora ya no estarás ahí.- Darien suspiró derrotado.
-Te prometo que iré siempre que pueda ¿Vale?- Asentí, si seguía haciendo pucheros sí que se pensaría que sigo siendo un niño. –Ven, te invito a una cerveza y estrenamos la casa- Estrenar la casa… Tengo ideas mejores que una cerveza para ello. Asentí y fui a sentarme al sofá mientras Darien se dirigía a la cocina y volvía con dos latas de cerveza.
-Por la nueva casa- Abrió su cerveza y la alzó para brindar. Imité el mismo movimiento y brindamos, aunque ese motivo no me gustase en absoluto. –Cuéntame- Miré a Darien atentamente.
-¿El qué?
-Lo que te ronda por la cabeza desde hace unos días. Vamos Jeremy, te conozco. Tú siempre me cuentas todo, eso no ha cambiado, espero- Suspiré. Aunque llevase unos días intentando averiguar algo de mi pasado había sido totalmente inútil. Busqué en internet sobre esa mujer y ese hombre asesinados, miré cuerpos, caras, fechas y nada. Después de tres días había quedado totalmente derrotado.
-Bueno… Verás… Me preguntaba si… ¿Tú sabes algo de mi pasado?- Dije intentando ir al grano. Darien arrugó la frente confundido.
-¿Tu pasado? ¿Por qué te interesa de repente?-
-Bueno… Sólo quiero saber qué pasó. Siempre que he llegado a preguntar a John, me dice que fue un accidente y ya está, pero hay muchas cosas que no me cuadran.
-¿Qué no te cuadran?
-Si… ¿Accidente de qué? ¿Dónde? ¿Por qué no estoy herido? ¿Quiénes eran mis padres? Si hubiese sido un accidente por lo menos se sabría quiénes eran ¿No? No creo que yo apareciese sólo y de la nada… ¿Tú sabes algo?
-No soy yo el que te debe contar… Si papá y mamá decidieron no decirte, tendrán sus motivos. Son con ellos con los que debes hablar.- Las lágrimas se acumularon en los ojos… Asique… ¿Darien sabía algo? ¿También me había mentido? –Jer…- Se acercó más a mí.
-¿Por qué también me has mentido?- Me alejé como pude de su tacto.
-No te he mentido… Yo no sé mucho… De hecho, no sé nada en concreto.- Negué con la cabeza.
-Entonces… ¿Por qué no puedes decírmelo? Por favor… Dime lo que sepas- Sabía que John no me contaría, aunque le preguntase no podría saber de su parte y Darien era mi única esperanza de encaminarme hacia algún lugar, hacia alguna pista. Darien bajó la cabeza suspirando y volvió a sentarse en el sofá.
-Ven aquí- Alzó su mano indicando que la cogiese y la agarré con fuerza dejándome llevar de nuevo al sofá, a su lado. Darien llevó mi mano hacia las rodillas y la dejó descansando ahí aún sin soltarla.
-Cuando tú llegaste a casa- Empezó hablar subiendo la mirada hasta que nuestros ojos se encontraron. Parecía temeroso y triste de tener que decirlo y por un segundo me dio pena el haberle obligado. –papá nos había avisado que tendríamos un nuevo hermano. No nos dijo nada y no entendíamos por qué te adoptaban así de repente. Pero yo supe más adelante me enteré que formabas parte del caso que investigaba mi padre junto a Tom. El caso lo cerraron y a ti te encontraron en la calle. No sé por qué no recuerdas nada, qué caso era exactamente. Cuando empecé a trabajar pregunté, pero nadie me dio detalles del caso.
Me quedé absorto con sus palabras… Así que… Yo formaba parte un caso. ¿Qué tipo de caso? Bueno, no sería nada bueno si lo investigaba la policía, eso seguro. Pero entonces… ¿Eran ciertas esas muertes? La mujer y el hombre asesinados en mi presencia, ¿Serían ciertos? Igual yo acabé viviendo aquí por algún programa de protección de testigos o algo así…
-Jer, ¿En qué piensas? No te comas la cabeza por favor.
-¿Tu padre me adoptó por formar parte de un caso? ¿Me adoptó para protegerme?- Darien negó.
-No lo sé colega, pero no pienses en eso. Si algún día vuelven tus memorias espero estar ahí para descubrirlo pero mientras tanto, tú eres parte de ésta familia, eres mi hermano pasase lo que pasase.
Desvié mi mirada de sus violetas orbes intentando concentrarme en cualquier otro punto. Primero fui a parar a la inmensa televisión que decoraba la pared, después a la mesa que estaba justo en frente, con su precioso jarrón lleno de flores. Seguramente esa había sido Claire. Sonreí al recordarla. La quería tanto. Quería tanto a todos. Realmente habían sido y seguían siendo mi familia. Incluso quería al idiota de Ray, no dejaría que le pasase algo ni incluso si fuese capaz de librarme de sus quejas y gruñidos. ¿Qué debía hacer? ¿Debía olvidarme de todo? Igual sólo debía vivir la vida y si algún día pasaba algo que activase mis recuerdos, pues… Intentar entenderlo.
-No sé qué debería hacer Darien. Una parte de mí quiere saber y recordar. La otra ni se acuerda que no soy de ésta familia.- Dije sin seguir sin poder mirarle directamente a la cara.
-No digas eso- Dictaminó Darien serio.
-El qué…
-Que no eres de ésta familia. Lo eres Jer, te lo he dicho un millón de veces- Me sentía tan feliz y a la vez tan desgraciado con sus palabras. ¿Cómo iba algún día a decirle que lo amaba? –Jer, mírame- Darien agarró mi cara con sus manos y la giró delicadamente hasta que nuestros ojos por fin se encontraron. –Yo te quiero mucho, lo sabes ¿No?- Asentí aún con sus manos en mis mofletes y sentí cómo las mariposas de mi estómago revoloteaban ante su roce y sus palabras. Darien se acercó hasta que nuestras frentes quedaron la una con la otra, totalmente pegadas y sonrió de oreja a oreja. –Alegra esa cara. Más vale una sonrisa triste que la tristeza de no volver a sonreír- No pude evitar reírme, Darien se alejó de mí y rió conmigo. –Así me gusta.
-Estás hecho todo un poeta.- Me levanté del sofá y agarré mi mochila del suelo. –Debería irme antes de que sea más tarde. Creo que tu madre cuenta conmigo para cenar y no quiero hacerla esperar.- Darien asintió y se levantó del sofá acompañándome hasta la puerta.
-A ver si mañana puedo ir a cenar con vosotros, por ahora hoy voy con prisa con la mudanza que entro al curro entres horas escasas.
-Que se de bien- Dije saliendo por la puerta con una sonrisa en mis labios. No quería irme, no quería separarme de su lado. Si fuese por mí, me pasaría las horas aunque solo fuese observándole.
Darien cerró la puerta en cuanto dejé la casa y suspiré.
-Ánimo Jeremy, algún día lo conseguirás- Me dije a mí mismo en voz baja bajando por las escaleras. Tampoco sería tan malo ¿Qué era lo peor que me podía pasar? A ver… Si me confesaba y él no quería nada… Seguramente aunque intentásemos seguir como hasta ahora, no sería igual. No podría ser igual. Yo no podría ser el mismo si alguien se me confiesa y yo no siento nada por esa persona.
Sería tan genial que dijese que sí. Nos abrazaríamos y besaríamos y haríamos el amor toda la noche. Pegados, con el sudor de nuestros cuerpos confundiéndose y mezclándose. Con nuestras piernas reliadas y nuestros pies dándose calor…
-Despierta Jeremy, sal de las nubes- Agité mi cabeza levemente para convencerme de mis propias palabras.
Un reflejo llamó mi atención, como si hubiese querido que lo mirase. Pasando en el momento exacto por el sitio exacto. Ahí lo vi. Aparcado a escasos metros de mí, de nuevo al lado de la antigua fábrica ya abandonada estaba ese coche negro.
Me escondí como pude intentando no ser visto, aunque en realidad no sabía de qué o quién me estaba escondiendo. Me quedé mirando atento y observé cómo el mismo hombre salía del coche. ¿Tendría algo que ver con mis sueños? La última vez me había generado dolor de cabeza con el sólo verlo.
Entrecerré los ojos mirando cómo él y otros dos hombres que más bien parecían grandes gorilas con traje se metían dentro de la fábrica abandonada. Ese no era un lugar para hacer cosas buenas, eso seguro. ¿Debía avisar a John y Darien? Aunque… Si tenía algo que ver con mi pasado… Tal vez si entraba ahí, si veía su cara claramente podría acordarme de algo. Respiré dos veces profundamente intentando calmar mis nervios y temores y me dirigí corriendo a la parte trasera de la fábrica. La conocía bien y sabía por dónde se podía uno mover, ya habían pasado varios años desde que no entrababa jugar en ella, pero aún no la había olvidado.