En cuanto Jeremy salió por la puerta de la casa me dejé caer rendido en el sofá y suspiré. Me había costado horrores el encontrar un piso que me agradase y suponía que a Jeremy le iba a gustar. Pero más bien parecía decepcionado. Sé que me quiere dentro de la casa, que me quiere cerca de él pero si sigo así me volveré loco.
Ian tenía razón. Poner un poco de distancia era la mejor opción. No sabía ni como había sido capaz de decirle lo que me pasaba por la cabeza. Ni tampoco entiendo que él lo aceptase tan bien y no me demandase o intentase detenerme. Soy un puto pervertido que sueña con hacerle cosas malas a su hermano pequeño, menor de edad. Bueno… Sé que no es mi hermano. No podría tener esos pensamientos con Ray. Por muy guapo que se haya puesto, sigue siendo mi hermoso y pequeño hermano pequeño. Pero Jeremy… Por mucho que intentaba verlo como el hermano que era no lo lograba.
Mi subconsciente debe saber que realmente no es mi hermano y por eso me permite fantasear así. Pero eso me estaba volviendo loco.
Paseé por el piso, que recién había amueblado. Era luminoso y espacioso. Más de lo que hubiese imaginado con mi presupuesto. Pero era suficiente para dos personas. Incluso podríamos meternos cuatro personas a las malas. Tenía dos cuartos, ambos con cama de matrimonio y un sofá cama en el salón.
Paré de andar cuando escuché mi teléfono y me acerqué hasta la mesilla de al lado del sofá para agarrarlo.
-¿Dígame?
-Darien. Soy Ian, ¿Vienes tú a por mí o nos vemos en la comisaría?
-Mejor voy a por ti y ya empezamos la ruta desde tu casa. ¿Vale? Es que se me hizo un poco tarde ordenando las cosas y además vino Jeremy a ver el piso.
-¿Ha ido Jeremy? ¿Ha pasado algo?- Rodé los ojos hacia arriba. Menuda pregunta.
-claro que no Ian. Ya te dije que tengo que quitármelo de la cabeza.
-Sabes que no te juzgo porque te guste ese chico Darien. Lo sabes ¿Verdad?
-Te lo agradezco… Y espero que guardes el secreto.
-Claro. Estaba pensando… ¿Por qué no haces una fiesta? Invitamos a algunos compañeros y antiguos alumnos de la academia. Seguro que hay ahí algún chico para ti. Y yo necesito una fiesta ¡Ya! No salgo desde hace semanas.- Me reí, más le interesaba a él que a mí.
-No creo que sea mala idea. Puedes avisar a quién quieras. De todas formas lo hablamos ahora. Te cuelgo que tengo que cambiarme. En un rato te doy un toque y bajas.- colgué el teléfono y me dirigí a darme una ducha rápida. Así podría despejarme las ideas un poco.
En menos de diez minutos, estaba vestido con el uniforme de policía saliendo por la puerta. Me monté en el coche patrulla y me dirigí hacia casa de Ian. Era buena idea lo de la fiesta, desde que había vuelto, ni si quiera había salido a tomar algo. Y eso era raro en mí. Pero por fin ya tenía casa, independencia y todos los asuntos arreglados. Así que era hora de despejarse un poco y salir.
-Tienes una llamada de Jeremy- Dijo la radio callándose e indicándome sobre quién me llamaba. Me di un pequeño susto, aún no estaba acostumbrado a eso del manos libres del coche.
-Aceptar- Dije claramente para no confundir al dispositivo. ¿Qué querría ahora Jeremy? Igual se había olvidado algo en la casa.
-Dime Jer- No oí su voz, un disparo se escuchó resonante a través de los altavoces del coche y la sangre se me heló.
-¿Jer? ¡Qué coño ha sido eso!- No podía ser… Jeremy estaba en la casa. ¿Acaso había entrado alguien? ¿Me estaba tomando el pelo?
-Ayúdame- Escuche bajito, unas voces se oían de fondo. Pero pude identificar perfectamente la de Jeremy. Su tono, era asustado y un gran temor se instaló en mí.
-¿Eso ha sido un disparo?- Esperé su respuesta, pero nada se oyó. –Jeremy coño, háblame.- Escuché un pequeño toque en el teléfono. Como si lo hubiesen golpeado con el dedo en código morse. ¿Intentaba comunicarse conmigo?. –Jeremy me estás asustando…
-Bien, ahora que hay una rata menos en el grupo. ¿Qué voy a hacer contigo Wilson?- Escuché perfectamente la voz. Definitivamente no era la tele lo que se escuchaba. ¿Dónde cojones estaba Jeremy? Dios… Tenía que descubrirlo. Pisé el acelerador, sin saber si quiera a dónde me dirigía.
-Jefe… Haré lo que sea. Pídeme lo que sea. Haré lo que esté en mi mano para demostrarle que estoy de su lado.- Apreté el botón para grabar la llamada e intenté concentrarme al máximo para averiguar qué estaba pasando.
-Sabes que no me gustan los lame culos Wilson.- Hubo un pequeño silencio y pude oír la respiración agitada de Jer. La reconocía perfectamente. Sabía por su respiración cuando estaba dormido, despierto, agitado, nervios…-¡Oh vamos! No pongas esa cara. Estaba harto de él, era cuestión de tiempo que le pegase un tiro.
-Jeremy por favor, háblame.- Me estaba desesperando. Se me ocurrió una idea. –Vale… A ver. Si lo que estoy oyendo es real da un golpecito al móvil por favor.- Esperé y enseguida oí un pequeño golpe como el de antes. -¡Joder!- Exclamé. Jer estaba en peligro y yo no podía hacer nada. -Vale… Tranquilo, iré dónde estás. ¿Estás escondido?- Escuché otro golpecito. –Sigue ahí y no te muevas. Aunque esos hombres se vayan. No te muevas. ¿Me has entendido?- De nuevo oí la señal. Por lo menos estaba escondido. –Vale hermano. Ahora quiero que cuelgues y me envíes un mensaje con tu localización. Después vuelve a llamarme.
En cuanto oí el sonido de la llamada cortada llamé a Ian para informarle de la situación.
-¿Ya estás abajo?- Contestó Ian.
-¡Ian! Jeremy está en peligro. Ha habido un asesinato.
-¿Qué? ¡Dónde estás! ¡Qué ha pasado!
-No sé de su situación, me va a mandar un mensaje. En cuanto lo haga te lo reenvío y mandas una patrulla.
-No puedes ir tu solo a un código así.
-No voy a dejarlo solo. Sólo asegúrate de no tardar.- Colgué el teléfono y aguanté el aire en mis pulmones hasta que recibí el mensaje.
“Estoy en la fábrica abandonada. Segunda planta. Han matado a un hombre… Van a matar a otro… No quiero que te hagan daño. Te quiero” Una lágrima se asomó por mis ojos. No permitirían que le hiciesen daño. Puse la alarma del coche y aceleré lo más que puse. Esquivando los vehículos. Volví a llamar a Jer y en cuanto el teléfono se descolgó supe que me estaba escuchando.
-Vale Jer ya sé dónde estás. Voy hacia allá. Tardaré unos quince minutos. Voy a avisar por radio a alguna patrulla. No te voy a colgar. ¿Estás bien?- Sabía que no me respondería y eso aumentaba mi ansiedad. Pero por lo menos pude volver a oír ese pequeño golpecito que me llenaba de esperanza en estos momentos. -¿Qué demonios hacías ahí tú sólo? ¿No se supone que ibas para casa?- Vale, definitivamente me estaba poniendo histérico.
-¡Y entonces quién coño lo tiene!- El grito me asustó y recordé el volverle a dar al botón de grabación de la llamada. Estaba a unos cinco minutos a toda velocidad de Jer, sólo esperaba llegar a tiempo. Escuché un golpe, distinto al que Jer hacía con el teléfono y me asusté. Igual lo habían descubierto. Mi cuerpo tembló inconscientemente. Debía calmarme y ser profesional.
Los segundos se hicieron eternos. No oía voces, ni golpes, no conseguía oír nada.
Otro tiro, más claro que el anterior. Tragué saliva y enfoqué mis ojos en la carretera. La ansiedad se me formaba apretándome en el pecho y en la boca del estómago hasta no dejarme casi ni respirar.
-Da… Darien- Oí su voz y limpié mis lágrimas. Eso significaba que se habían ido. Que estaba a salvo.
-No hables Jer, no hables ¿Vale? Escucha mi voz. No te pongas nervioso. Tranquilo ya estoy llegando. Ya me queda menos.- No sabía muy bien si intentaba más calmarlo a él o a mí.
-¡Bu!- El sonido de una voz diferente a la de Jer me heló la sangre. Escuché golpes en el altavoz, seguramente se le había caído el móvil. -¿Ves jefe? Te dije que teníamos un pequeño espía aquí- No… No… No quería ni pensarlo, no quería admitirlo. Pero era así… Lo habían descubierto. Realmente estaba en peligro y yo demasiado lejos como para ayudarle. No podía perder a Jeremy, no podía.
-No, no no no nooo- murmuré desesperado.
-Vaya pequeño, qué inoportuno. Cómo te llamas?- Jer…
-¡Te preguntó cómo te llamas enano!- Escuché un golpe y un gemido. Le estaban haciendo daño. Una ira interna aumentó en mí. Podría matar a cualquiera que se pusiese en este momento delante de mí con mis propias manos. Haría cualquier cosa por protegerle y si no llegaba a tiempo…
-Vas a llegar. Vas a llegar. ¡Joder!- La carretera se me estaba haciendo eterna. Los coches parecían ser mis enemigos, sería capaz de estrellarlos, atravesarlos y saltarlos de la velocidad que llevaba. Sabía que no estaba siendo racional, que no estaba pensando con claridad. Pero cómo iba a poder estar normal. Si la persona que más me comportaba estaba en peligro. ¿Desde cuándo? ¿Desde cuándo sentía esto por él? ¿Desde cuándo se había vuelto tan importante?
Quité las luces a punto de llegar al edificio, para evitar que mi presencia se notase. Aparqué el coche derrapando, sin si quiera preocuparme que el resto de los asesinos siguiese ahí. Que pudiesen matarme en ese mismo instante. Entré corriendo por la puerta del edificio abandonado. Todo estaba totalmente derruido. Las paredes pintadas con mensajes apocalípticos, los escombros y las máquinas desgastadas. ¿Qué demonios había ido Jer a hacer ahí?
Subí las escaleras a toda velocidad y miré hacia todos los lados. ¿Dónde demonios estaba? Mi respiración era acelerada y mis manos se contraían, clavándome las uñas hasta hacerme sangrar. Saqué mi pistola y me paré por un segundo, intentando agudizar mis sentidos para poder escuchar algo. Lo que fuese.
-¡Darieeennn!- Escuché su grito ahogado y desesperado y mi corazón volvió a latir, aún seguía vivo. Lo seguí instintivamente, como si de una abeja a la miel se tratase. –¡Darieen!- Volví a escuchar.
Entré corriendo a la habitación de donde provenían sus gritos y mi cuerpo se paró de golpe por un instante. Ese hijo de puta… Ese hijo de puta lo tenía medio desnudo, contra el suelo. A punto de… La ira se agravó en mí y me acerqué en dos zancadas.
-¡Jer!- Golpeé con la culata de mi arma a ese tio en la cabeza, Jeremy se quedó en la misma postura. Lo vi cerrar los ojos. –¡Jeremy!- volví a llamarlo mientras ataba con mis esposas a ese hijo de puta.
Jeremy me miró confundido por un momento y después se arrastró temblando hacia la pared. Estaba totalmente en shock.
-Central, tengo un 187 y 207A en la fábrica abandonada.- Avisé por el Walki-talki.
-Entendido… Estamos de camino.
-Gracias.- Me acerqué en dos zancadas hasta él y lo miré aún sin tocarlo. Esperando que reaccionase. -Jer…- Al no obtener respuesta por su parte, lo abracé con fuerza. Jeremy gritó y tembló más fuerte. –Cálmate… Soy yo, soy yo.- Dije subiendo sus pantalones y volviéndolo a abrazar.
-Darien…- Dijo empezando a relajarse un poco entre mis brazos.
-Sí. Soy yo soy yo. Mírame, mírame- Agarré su cara y le obligué a mirarme, para que viese que realmente era yo. -¿Estás bien?
-No lo sé- Dios… Se me estaba rompiendo el alma al verlo así. Quería llevármelo de ahí, abrazarle, besarle y rodearle hasta que se sintiese seguro. Hasta que yo me concienciase de que no lo había perdido. Aún sentía ese temor en mi interior.
-¡Darien!- La voz de mi superior me sacó de mis pensamientos. -¡Qué ha pasado!- Me levanté llevando pegado a mi cuerpo a Jeremy, no quería separarme de él ni un instante. Tenía que seguir sintiéndolo y él aún no estaba lo suficientemente calmado como para afrontar la situación.
-Me llamó mi hermano. Estaba aquí escondido cuando pasó todo.
-Hay dos muertos un par de salas más allá. ¿Ha sido ese hombre?- Dijo señalando al tío al que había noqueado minutos atrás.
-No lo sé. Me llevaré a Jeremy e intentaré hablar con él.
-Ha sido testigo de asesinato, tiene que ir a la comisaría.- Sabía que eso era así, pero no podía separarme de él en estos momentos. Sabía lo que pasaría si lo llevaba a la comisaría. Estaría en la sala, él solo esperando a que todo se formalizase y acabasen con la escena del crimen. Tendría que hablar con una psicóloga y afrontar todo lo que había pasado y dudaba que pudiese hacerlo en estos momentos. No sé muy bien si era más por él o por mí. Pero necesitaba hablarle primero, asegurarme de que todo iba bien, calmarlo. Y después ya lo llevaría a comisaría.
Discutí con mi superior sobre el procedimiento, pero le dejé bien claro que me daba igual. Seguramente mi padre hubiese hecho lo mismo. Abracé a Jer y me lo llevé hacia la ambulancia que estaba fuera para que lo revisasen. ¿Había llegado realmente a tiempo? Al fin y al cabo, Jer estaba sin la parte de debajo de la ropa. ¿Y si había llegado tarde? ¿Y si ese hijo de puta…?
-¿Qué te duele chico?- Preguntó el médico en cuanto estuvimos sentados en la ambulancia. Jeremy seguía absorto en la nada. Totalmente en shock.
-Creo que tiene un hombro dislocado. ¿Jer te duele algo?- Le pregunté, parecía que yo era al único al que hacía caso. Jeremy me miró y asintió. -¿El qué te duele?
-Todo.- Sus ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón se estrujó a si mismo.
-Vas a estar bien. Te lo prometo. Vas a estar bien.- Lo abracé sin querer soltarlo y noté cómo empezaba de nuevo a llorar. Dios… No podía creerme que esto había pasado. Que había tenido que pasar por esto. Si yo lo hubiese llevado a casa… Estaba hiperventilando. El doctor me indicó con un gesto que lo sujetase con fuerza para ponerle un calmante. Si seguía así acabaría por desmayarse. Se acercó hasta él y le pinchó en el brazo. Enseguida noté como su cuerpo se iba poniendo lánguido.
Jeremy cayó de golpe en mis brazos, totalmente dormido.
-Creo que era mejor así, podremos revisarlo con más facilidad.
-Gracias…- Murmuré poniendo a Jer en la camilla.
-Iremos al hospital, debeos hacer los exámenes rutinarios.
-Voy con ustedes.- La médico pareció extrañarse.
-¿No está de servicio? ¿Es familiar del paciente?- Menuda pregunta, ni que fuese abrazando y consolando todos mis casos.
-Soy su hermano mayor- Tan solo asintieron y cerraron las puertas detrás de mí para arrancar la ambulancia.