Un sonido desagradable me hizo abrir los ojos. Al principio había pensado que era una buena idea poner la canción que más me motiva como despertador. Ahora podía ver que había sido una pésima idea. Es cierto que las primeras semanas me había levantado con mucha fuerza y alegría, incluso en ocasiones bailando. Ahora simplemente odiaba esa canción porque significaba salir de las cálidas sábanas. Significaba despertar e ir al instituto como otro día cualquiera. Tenía muchísimas ganas de que empezasen ya las vacaciones.
Abrí los ojos exageradamente como hacen los personajes de un manga, al darme cuenta de una cosa. Hoy no era un día cualquiera. Era un día que había estado esperando por mucho tiempo. Por fin Darien volvía. Después de dos años en el extranjero para acabar su maestría en criminología regresaba a casa. No pude evitar sonreír como un idiota. Ni si quiera había venido en las navidades, tenía que conformarme con hablar con él a través del Skype y el Facebook. No era suficiente y para colmo sólo podía oír su voz porque no le funcionaba el video y yo no estaba dispuesto a enseñarme sólo yo.
-¿Estás ya despierto Jer?- Oí la voz de Claire y al girarme pude ver su cabeza asomada por la puerta.
-Bajo enseguida.- Contesté con una sonrisa que ella me devolvió al instante. Sabía perfectamente el porqué de mi felicidad. Bueno… Más bien casi perfectamente. Creo que hasta donde yo sé, Claire solo sabe que quiero mucho a Darien. Al fin y al cabo él siempre ha cuidado de mí. Siempre me ha escuchado, siempre he recibido su calor y siempre me ha protegido de las burlas de estúpido de Ray. Fruncí el ceño al pensar en el estúpido de Ray. Si no le pegaba una paliza era porque le debía demasiado a ésta familia pero ni yo mismo sé cómo eran capaces de tener un bicho como ese rondando por la casa sin desesperarse. No se parecía nada a su hermano Darien. Ni en personalidad ni en apariencia. Darien era cálido, protector, fuerte, amable, guapo, perfecto, sonriente. Suspiré. Pensar en Darien aceleraba mi corazón.
En cambio… Ray era egocéntrico, creído, gilipollas, feo y mal educado. Bueno… Tampoco era feo feo. Se parecía un poco a Darien. Ambos tenían los ojos violetas característicos de su madre. Pero Darien tenía las facciones más marcadas, su pelo platino radiante y su hermosa sonrisa. En cambio Ray se había quedado con un simple rubio apagado y cara de sapo.
Agité mi cabeza intentando cambiar mis pensamientos, me ponía a pensar y pensar y acababan pasando las horas. Me miré al espejo y sonreí. Estaba deseando ver qué cara se le quedaba a Darien cuando me viese. En estos dos años había pegado un gran estirón. Todo en mí había cambiado. Mi pelo estaba más claro, mi cara más adulta e incluso se notaba que estaba haciendo ejercicio. Salí de la habitación y bajé los escalones de dos en dos.
-Vaya Jeremy, te noto muy animado. ¿Estás feliz de que vuelva Darien?- Me sonrojé y bajé la cabeza asintiendo.
-Cómo no va a estar feliz, si está enamorado de él- sugirió Ray en cuanto entró por la puerta de la cocina. Desvié mi mirada hacia él intimidándolo y sonreí satisfecho ante el resultado.
-Ray, no digas esas cosas hijo. Deja en paz a tu hermano.- Me alegró que se llevase una reprimenda.
Seguí desayunando sin quitarle a Ray el ojo de encima dándole a entender que si decía alguna bromita más acabaría con él. En cuanto acabé todo el zumo que quedaba en el vaso, dejé los cacharros en el lavavajillas y me encaminé hacia el instituto.
Siempre me había gustado que Claire me tratase como un hijo más. Sabía perfectamente que yo no era su hijo y aunque ese trato me hacía sonreír, también me hacía sentirme culpable. Si yo era como su hijo jamás aceptaría que tuviese algo con Darien. Sería incesto a sus ojos y a los de John claro. Un brazo se enganchó de mi mochila y me moví ágil para deshacerme de él. Peter me miraba riéndose.
-Tan majo como siempre amigo, solo te he tocado.- Me relajé al instante y seguí andando con él a mi lado.
-Sabes que no me gusta que me sorprendan así. Además, por un momento pensé que eras Ray y he estado a punto de pegarte amigo- Peter rió.
-¿Te ha molestado este fin de semana?
-Lo tengo domado ya lo sabes.- Por mucho que Ray se metiese conmigo, lo hacía solo cuando estaban sus padres delante o cerca. Sabía perfectamente que si me cansaba demasiado era capaz de acabar con él. No es que no tuviese ganas de hacerlo, las tenía y muchas, pero seguramente a Claire y John no les hacía mucha gracia.
-¿Hoy llega Darien cierto?- Asentí sonriendo. –Se te ve más radiante que de costumbre. Tienes que estar deseándolo. Pero no te tires a sus brazos como una damisela tio. Por lo menos antes dile lo que sientes.- Lo miré asesinándole con la mirada y levantó las manos agitándolas en forma de disculpa. –Vale Jer no me mates, sólo bromeaba. Bueno… En parte.- Bajé la cabeza y seguí caminando. Peter tenía razón. Ya son muchos años deseando que Darien me mire, me haga caso, me abrace, me roce y me bese. Claro que las primeras cosas ya las hace, pero me falta más. Necesito más de él.
-Por lo menos sé que le gustan los chicos- Susurré más para mí que conversando con Peter.
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Ya estaba delante de la casa, el día en el instituto se me había hecho terriblemente largo y ahora temía éste momento. ¿Habría llegado ya Darien?
-¿Qué? ¿Esperando a tu amor fuera?- Miré hacia Ray levantando una ceja.
-Por su puesto Ray, eso hago.- Dije sarcástico. No dejaría que me arruinase el día.
-Pues sigue esperando. Mi hermano jamás te corresponderá y me alegra saber que no es un fag como tú.- Reí por dentro. Qué equivocado estaba. Había podido comprobar que a Darien le gustaban los chicos desde hace años cuando lo vi liándose con ese tal Josh. Estúpido Josh. Aunque mejor para mí claro. Ni si quiera me digné a contestar al rubio de malos pelos, entré directamente en la casa pensando en mis cosas.
-¡Darien!- Claire salió corriendo hacia la entrada y se paró con una cara triste que le duró tan solo un mísero instante. –Perdona cariño, pensaba que era Darien.- Me sonrió. Ray pasó detrás de mí apartándome no muy cariñosamente de la puerta. Ni si quiera saludó a su madre y se subió directamente para arriba. Creo que le había jodido que lo ignorase.
-¿Aún no ha llegado?
-¿No ha llegado quién?- Me quedé parado, sin ser capaz de darme la vuelta mientras notaba cómo Claire pasaba corriendo por mi lado susurrando el nombre de su hijo. Lo tenía justo detrás de mí. Después de tanto tiempo estaba aquí. Mi sonrisa se ensanchó de tal manera que parecía el personaje de “el grinch” Mis manos empezaron a temblar ¿Debía sólo decirle hola? ¿Abrazarle? ¿Hacerme el duro? Daba igual las veces que había imaginado el momento. Ahora, estando en ese preciso instante no era capaz de hacer nada. Los besuqueos por parte de Claire dejaron de oírse. Cogí aire exageradamente y me di la vuelta apretando mis puños. Su imagen fuerte, sus ojos penetrantes, su sonrisa espléndida atravesaron mi vista. Estaba a punto de ponerme a llorar, lo había echado demasiado de menos.
-¿No le das un abrazo a tu hermano?- Darien abrió sus brazos exageradamente para recibirme y me lancé sin pensarlo a ellos. Rodeó todo mi cuerpo con facilidad. Daba igual lo fuerte que yo estuviese, lo grande que me hubiese vuelto. Darien, era Darien. No pude evitar sentir un pinchazo de pena en mi corazón. Que me llamase hermano se me hacía más difícil.
-Has vuelto- Dije aún sin separarme de su pecho, intentando guardar en mi mente el recuerdo de su esencia. Olía a Darien y sus brazos me hacían sentir de nuevo un niño necesitado de amor. Me alejó un poco y se me quedó mirando aún con sus manos puestas sobre mis hombros.
-Estás… Estás… Enorme- No era la frase que me esperaba pero aun así sonreí.
-No tanto como tú- Rió.
-Y espero que nunca lo estés si no, no podré volver a cargarte con mis brazos.- Me sonrojé. –Enserio, estás muy guapo y mayor.- Volvió a sonreír.
-Hijo- John llegó hasta nosotros y me separé para dejarle espacio. Abrazó a su hijo con amor y me retiré hacia un lado cerca de la escalera. Mientras Claire se acercaba también a ellos. Era un momento familiar, no creo que pintase nada ahí. Noté como Ray bajaba por la escalera y se quedaba mirando desde ahí.
-¿Es que no me saludas?- Le preguntó Darien aún desde la puerta.
-Hola.- Miré a Ray, cómo podía ser tan idiota, llevaba dos años sin ver a su hermano y solo se le ocurre eso.
-Vaya, veo que mi pequeño hermano está en su fase rebelde.- Sus padre rieron.
-No te lo puedes ni imaginar.- Comentó Claire. –Está insufrible.- Me reí, al menos no era el único que opinaba eso.
-Jeremy- Miré a Darien que me hablaba. -¿Te parece si le damos una lección de cosquillas al macarra ese?- Sonreí cómplice. Ambos salimos corriendo detrás de Ray y Darien lo agarró arriba de las escaleras.
-Agárralo mientras me encargo de él Jer- Mi estómago dio un revoltijo, adoraba que él me llamase así. Como pude, lo sujeté mientras Darien se encargaba de él. Sentí cómo el cuerpo de Darien y el mío se rozaban ligeramente. Si no hubiese tenido al estúpido de Ray entre mis brazos para sujetarle estaríamos totalmente pegados el uno al otro. Deseché corriendo esa idea. No era un buen momento de ponerme a pensar cosas impropias.