Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sólo sería un masaje… ¿verdad? por Inspirit

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

El resumen es un asco xD

Notas del capitulo:

holitas!!

I’m back! o/ aksjcndjcnsldcjnsldckn

Hace mucho tiempo les dije que subiría un GyuWoo, y me tardé mucho pero aquí está :D y aunque es sólo un oneshot, tengo algo en mente para más adelante…

Ah, y debo decir que esto tiene mucho lemon(?) espero que les guste~

POV. WOOHYUN

Por fin era Viernes.

Esta semana había sido realmente agotadora.

Tenía un trabajo a medio tiempo, del cual salía cerca de las cuatro de la tarde todos los días, sin embargo esta semana me había resultado imposible llegar a mi departamento antes de las nueve de la noche. ¿La razón? Uno de mis compañeros de trabajo estuvo con licencia médica durante toda la semana, por lo que el otro chico que trabajaba allí y yo, aparte de hacer nuestras propias labores, debíamos hacer las del que no vendría.

Considerando que el lugar era una de las cafeterías más concurridas del sector, era bastante trabajo.

Sin embargo apenas abrí la puerta y vi aquel cuerpo durmiendo plácidamente recostado en el sofá de la sala de estar, todo el cansancio desapareció por un momento.

Mi hyung se levantaba muy temprano por las mañanas y seguramente hace unos minutos atrás se había sentado frente a la televisión a esperarme, pero el sueño le había vencido.

Éramos novios hace bastante tiempo y hace un par de meses nos habíamos decidido a vivir juntos.

Me acerqué sigilosamente hasta llegar a su lado, inclinándome para besar suavemente su mejilla con cuidado de no despertarle, levantándome en seguida para dirigirme a la cocina y preparar algo rápido para la cena.

A esa hora no tenía ánimos de cocinar algo demasiado elaborado.

Ya tenía más o menos todo listo cuando sentí unos brazos rodearme por detrás, cruzándose en mi estómago para sostenerme en un fuerte y cálido abrazo, la cabeza de mi hyung asomándose inmediatamente por mi hombro para rosar sus labios suavemente en mi cuello.

- ¿Cómo te fue? – su voz aún sonaba algo ronca y adormilada.

Sonreí ante aquello, girando mi rostro para atrapar sus labios entre los míos por unos segundos antes de responder.

- Bien, aunque es agotador trabajar con un chico menos, pero ya debería volver la semana que viene, así que éste fue el último día en que llegue tarde – sonreí girándome para acomodar mis brazos alrededor de su cuello y besarle como correspondía.

Nos sentamos en la mesa y comimos conversando de trivialidades; cómo habían sido nuestros días, si nos habían pasado cosas fuera de lo común, o a veces simplemente en silencio mientras nuestras manos jugueteaban sobre la mesa. Terminamos de comer y nos dispusimos a levantar las cosas de la mesa pero, por accidente, pasé a tirar uno de los cubiertos, agachándome para recogerlo ante lo cual una aguda puntada de dolor en mi espalda me hizo soltar un lastimero gemido.

Sunggyu me miró algo preocupado.

- ¿Estás bien?

- Sí, – respondí terminando de incorporarme, sonriendo levemente para tranquilizarle – sólo me duele un poco la espalda por haber estado todo el día de pie.

Inmediatamente fue a recibir lo que llevaba en mis manos para dejarlo en la cocina, tomando mi mano para dirigirme al sofá e indicar que me acostase allí boca abajo.

- Te daré un masaje – dijo sentándose a horcajadas sobre mi trasero, subiendo mi camiseta para dejar mi espalda al descubierto.

Me acomodé allí, decidiendo que sería mejor quitarme la prenda para evitar que se bajase mientras recibía aquella prometedora atención.

Las manos del mayor se posicionaron en mi baja espalda y, ejerciendo un poco de presión, fueron ascendiendo lentamente hasta llegar a la base de mi cuello, repitiendo esto un par de veces más.

Al principio no podía relajarme totalmente, puesto que dolía bastante, pero a medida que mis músculos se iban calentando por la friega, pude disfrutar totalmente de aquello. Las manos de mi hyung cambiando cada cierto tiempo de modalidad; un momento deslizaba sus pulgares en forma circular por todo el contorno de mi columna, luego sus palmas ejercían una suave presión en toda mi espalda, para finalmente dar ligeros golpecitos con la yema de sus dedos, repitiendo estas acciones varias veces hasta que lentamente el dolor comenzó a desaparecer.

Sus manos…

De por sí, amaba cada parte del cuerpo de Sunggyu, sin embargo sus manos llamaban totalmente mi atención; sus dedos largos y delgados, todo perfectamente proporcionado además de ser extremadamente suaves y cálidas…

Y lo mejor de todo era que en ese momento se deslizaban suavemente por toda mi espalda, dejándome disfrutar aquella calidez que tanto me gustaba.

Porque me encantaba cuando me tocaba.

De pronto sentí cómo sus labios se posaban suavemente en mi hombro, estremeciéndome ante el contacto, acercándose a mi oído para susurrar un “¿Es suficiente o aún duele?” a la vez que sus manos se deslizaban por los costados de mi cuerpo para acariciar la zona, girando un poco mi rostro para ver una juguetona sonrisa en el suyo.

Obviamente habían segundas intenciones en aquello.

Con un poco de dificultad giré mi cuerpo para quedar boca arriba y tomar sus manos.

- Creo que aquí también me duele un poco… - dije de forma algo lastimosa posicionándolas en mi abdomen, incentivándole a deslizarlas por allí.

No tardó en hacerlo, acariciando todo mi torso a la vez que se inclinaba para deslizar su lengua por mi labio inferior y luego morderlo, obligándome a separarlos para permitirle el ingreso a mi cavidad.

Sus besos… podría estar todo el día besándole de aquella forma lenta y placentera que me enloquecía, y él lo sabía.

Sus manos recorrían todo mi torso, acariciando un momento mi abdomen, luego subiendo hasta mi pecho para encontrarse finalmente con aquellas dos protuberancias que ya se encontraban algo erguidas por sus atenciones, apretándolas un poco entre sus dedos para luego simplemente delinearlas con las yemas, erizando mi piel ante su contacto.

Sus labios marcaron un camino por el contorno de mi mandíbula hasta llegar a mi cuello, besando, lamiendo e incluso hincando los dientes de vez en cuando, haciéndome jadear suavemente por todas aquellas sensaciones.

Porque él sabía perfectamente cómo me gustaba que me acariciase.

Lentamente deslicé mis manos bajo su camiseta, disfrutando la suave piel de su espalda a la vez que él separaba un poco mis piernas para ubicarse entre ellas. Al notar que su prenda superior comenzaba a molestar, se la quitó, dejándome una hermosa vista de su torso sobre mí.

- ¿Qué te parece si continuamos con un relajante baño de tina? – dijo de pronto, observándome con una traviesa sonrisa en sus labios.

Asentí, sonriendo de la misma manera, mi hyung levantándose y tendiéndome la mano para ayudarme a hacer lo mismo y dirigirnos, entre besos juguetones y sonrisas cómplices, hasta el cuarto de baño, en donde su cuerpo no tardó en aprisionar el mío contra la puerta a penas ésta se cerró a mi espalda.

Inmediatamente volvió a apoderarse de mis labios, tomando una de mis piernas para elevarla a la altura de sus caderas y recorrerla con su mano de forma ascendente, hasta llegar a mi trasero y masajearlo a su antojo.

Subí mis manos para enredarlas en su cabello en el momento en el que juntó nuestros cuerpos, dejándome notar a la perfección su creciente erección frotándose contra la mía, aún sobre la ropa. Su torso sosteniendo un constante roce con el mío.

Sentía el calor aumentar en mi cuerpo a medida que los besos se volvían cada vez más demandantes e intensos, notando cómo su temperatura también ascendía.

Me perdí completamente en aquella seguidilla de sensaciones que me provocaba todo su ser, al punto de que ni siquiera supe en qué momento había soltado mi pierna para dirigir sus manos hacia el broche de mi pantalón, desabrochándolo lentamente, estremeciéndome con cada roce que daban casualmente sus manos en la parte baja de mi abdomen en el proceso.

Deslizó la prenda a través de mis piernas para dejarme apenas en ropa interior, sujetando mi cintura para dirigirme hasta quedar al lado de la bañera, sólo entonces dejó de juguetear con mi cuello para largar el agua y poner el tapón, dejando que se llenase hasta la mitad.

El resto de las prendas no duraron demasiado tiempo más, sus pantalones desapareciendo segundos más tarde junto con sus bóxers, al igual que los míos.

Tomó mi cadera para juntarla con la suya, haciéndome soltar un suave gemido al sentir el contacto de su miembro directamente con el mío, ambos ya casi totalmente despiertos.

Sus labios devoraron los míos unos segundos antes de entrar a la bañera, mi hyung sentándose allí para acomodarme sobre su regazo, una pierna a cada lado de su cuerpo.

El agua cubrió mi cuerpo hasta la cintura, sintiéndose extremadamente bien cada vez que alguno de los dos se movía y ésta formaba pequeñas corrientes por debajo, acariciando mi cuerpo que, a esas alturas, ya estaba bastante sensible.

Sus labios se adueñaron nuevamente de mi cuello unos segundos antes de que yo empezase a moverme levemente sobre su cuerpo, generando una placentera fricción entre nuestras erecciones. Suaves jadeos abandonando mis labios, sus manos recorriendo mi cuerpo a su antojo.

- Te extrañé – susurró, observándome unos segundos, abrazándome con algo de fuerza para juntar nuestros torsos.

Sonreí, acercándome para besarle brevemente.

Sabía que lo había dicho porque, al yo haber estado llegando todos los días más tarde y cansado, no habíamos tenido tiempo de acariciarnos como correspondía, simplemente un par de besos antes de ir a dormir y ya. En toda la semana, él nunca me había insinuado nada, seguramente porque me veía cansado.

Y seguramente a su cuerpo aquello no le había resultado indiferente.

Sin embargo el mío también le había echado de menos.

- También yo – respondí sobre sus labios.

No tardó en volver a apoderarse de los míos, notando cómo sonreía en medio del beso a la vez que bajaba sus manos hasta acomodarlas en mis glúteos, masajeándolos a su antojo, separándolos para luego volver a juntarlos. En eso, estiró una mano hasta alcanzar el lubricante que estaba en el borde de la bañera, indicándome que me alzase un poco de manera que mi trasero quedase unos centímetros por sobre el agua, mientras esparcía el líquido entre de sus dedos.

Porque sí, había un lubricante en la bañera. Desde el principio supimos que habían dos lugares en los que no podía faltar tenerlos: uno en la bañera y el otro en la habitación.

Uno de sus dedos comenzó a acercarse a aquel estrecho lugar, tocándolo superficialmente por un momento hasta que se abrió paso allí, introduciéndose sin problemas. Los siguientes siguiéndole prontamente, resultando un poco incómodos al principio, hasta que en un momento mis piernas comenzaron a flaquear debido a las sensaciones que me provocaban, dejándome llevar completamente por el cuerpo junto a mí.

Inmediatamente el mayor retiró sus falanges y sujetó mi cadera para hacerme descender, ante lo cual sujeté su miembro acariciándolo un poco para terminar de endurecerlo antes de dirigirlo a mi entrada, deslizándome lentamente, centímetro a centímetro, hasta que estuvo por completo en mi interior.

No pude evitar morder mi labio inferior, siendo algo incómodo y doloroso en un principio debido a que eso no ocurría hace más de una semana. Los ojos de mi hyung fijos en los míos, como queriendo observar cada mueca que se formase mi rostro mientras nuestros cuerpos se unían.

- Creo que hemos perdido un poco la práctica – dijo en tono burlón al notar que aquello estaba siendo algo doloroso para mí.

Sonreí avergonzado, ocultando mi rostro en su cuello unos segundos para evitar que me viese así.

- Tendrás que ayudarme para que no vuelva a suceder – respondí respirando su aroma.

Aquello siempre me relajaba.

Él acercó una de sus manos hasta mi erección, comenzando a acariciarla lentamente, enloqueciéndome por querer sentir  algo más de presión y rapidez allí, así como un poco de acción en mi parte trasera.

- Por supuesto. Me esmeraré en ello – susurró en mi oído, logrando que un escalofrío recorriese toda mi columna vertebral.

No necesitaba verle para saber que una sonrisa se había establecido en sus labios, al igual que en los míos.

Me separé para observarle en el momento en el que me alcé un poco, sólo para dejarme caer sobre su miembro, logrando que un suave jadeo abandonase mis labios. Él volvió a acomodar sus manos en mi cintura para hacerme repetir la acción, marcando un ritmo un poco lento al principio, el cual fue aumentando progresivamente a medida que los minutos pasaban.

Suspiros, jadeos y gemidos comenzaron a llenar la habitación, la mayoría procedentes de mis labios, algunos ahogándose en su boca cuando se encontraba besándome.

Todo rastro de incomodidad se había esfumado completamente, dejándome llevar completamente por el mayor, por esas mariposas que comenzaban a revolotear en mi bajo vientre en busca de una liberación que ninguno pretendía dejar llevar a cabo aún. Habían sido muchos días en los que no habíamos podido disfrutar de esto, por lo que ambos deseábamos que durase el mayor tiempo posible.

Sus manos recorrían mis piernas por completo, presionando y masajeando de vez en cuando la piel entre sus dedos, deteniendo de pronto todo movimiento cuando su miembro estaba casi por completo fuera, sólo para volver a tomar mis caderas e introducirse de una sola estocada, directo a mi próstata.

- ¡Aah! H-hyung… tardaste m-más de lo… habitual – dije entrecortadamente mientras seguía dando en aquel lugar, observándole de forma burlona.

Me gustaba jugar así con él, sobre todo cuando recibía otra certera embestida como respuesta. Por supuesto que mi hyung sabía perfectamente que sólo quería molestarle, mirándome con esa sonrisa que me provocaba querer correrme con sólo verla.

- Lo corregiré la próxima vez – respondió, manteniendo la sonrisa unos instantes antes de atrapar mis labios entre los suyos por unos segundos.

Definitivamente necesitábamos “practicar” más seguido, y tan sólo pensarlo me llenaba de ansiedad.

Cerré los ojos en el instante en que su mano sujetó mi erección y comenzó a acariciarla, sintiendo que estaba demasiado cerca de acabar. El agua inquieta al nuestro alrededor, opacando un poco los sonoros gemidos que salían sin control de mis labios, sabiendo que a él le encantaba oírme gemir.

Porque sólo él tenía el completo control de mi cuerpo.

Su presencia invadía todos mis sentidos en ese momento, al punto de no poder pensar en nada más que en la forma en la que nos estábamos demostrando cuánto nos amábamos, sintiéndonos parte del otro con cada beso, cada caricia.

Sólo un par de estocadas más hicieron falta para dejarme llevar por completo, derramando mi esencia en su mano, la suya dentro de mí, llenándome por completo en todos los sentidos.

Apoyé mi frente en su hombro, respirando pesado unos minutos. Sus manos divagando suavemente por mi espalda mientras él intentaba recuperar el aliento también.

Una vez que logré normalizar mi respiración un poco, alcé lentamente mis caderas para que saliese de mi interior, acomodándome de nuevo en su regazo, sólo que ésta vez de forma tierna, acurrucándome allí, dejando sus brazos envolverme por completo.

Sin darme cuenta, el sueño comenzó a invadirme. Ya era bastante tarde y el cansancio acumulado de la semana me estaba pasando la cuenta.

- Tomemos una ducha para que vayamos a dormir – susurró de repente, antes de besar suavemente mi frente y ayudarme a ponerme de pie.

Y en cuanto lo hice, pude ver el desastre que habíamos dejado con el agua. Prácticamente todo el piso del cuarto de baño estaba empapado y con pequeños charquitos, debido a que la habitación no era demasiado grande y a que no habíamos sido especialmente cuidadosos de no mojar nada.

Al contrario.

Sonreí, dejando que el agua limpia se llevase todo rastro de lo que habíamos hecho, disfrutando nuevamente del suave roce de sus manos sobre mi piel mientras me enjabonaba.

Apenas salimos de la ducha sentí el cambio. Me sentía cansado, pero a la vez mi cuerpo estaba completamente relajado, sólo deseando ponerme mi pijama y acurrucarme en la cama junto al mayor, cosa que para mi suerte, se cumplió apenas unos minutos más tarde.

Tan sólo pude apegarme a su cuerpo, dejando que sus brazos me rodeasen  a la vez que dejaba un pequeño beso de buenas noches en mis labios.

Ahora sí que estaba realmente cansado, pero no me importaba, ya que tendría todo el fin de semana para descansar.

Aunque pensándolo bien… ahora que por fin teníamos tiempo para nosotros, lo que menos quería era descansar.

Notas finales:

En mi cuenta tengo un par de fics más de éstos dos por si quieren seguir leyendo(?) *^*

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).