Tu, la flor más preciada, la que no sabe lucir su tiara pero sobresale entre todas las demás. La que siempre baja la mirada, escondiendo sus ojos mojados. ¿Por qué he de aferrarme a tu presencia de este modo tan insano? A tu forma de ser, de suplicar. A todo tu ser a un nivel celular. A tu llanto durante las noches frías y desoladas.
¿Sabes? El golpeteo de las cadenas contra el suelo hace un buen conjunto con el sonido de tu voz.
Anda, déjame limpiar tus lágrimas, dejame sorber el salado gusto que escapa de tus ojos y los deja sin brillo y sin vida. Aunque estés cautiva dentro de mi no puedo dejarte ir. Debo resguardarte de los demás, por que sé que no puedo retenerte, por que dices que no eres para mi. Te mantendré cautiva entre mis brazos, ellos no te harán daño, aunque no tengan noción de tus límites, ellos no te lastimarán. Y si lo hacen... Bueno... No podrías estar más lastimada de lo que estás ahora. Los birretes han dejado marcadas tus esbeltas y pálidas muñecas. Ya no son como yo las recordaba, ahora están huesudas, enrojecidas e inflamadas.
Pero, si no te he tocado, ¿cómo es que te he deteriorado tanto en tan poco tiempo? Hace 3 años tus mejillas eran sonrosadas, redondas. Ahora ya no queda nada en esos huecos, que apenas y guardan un poco del color que poseían. Tus ojos hace tiempo que no brillan, ¿por qué? Tus senos redondos y firmes, orgullosamente erguidos, ya no son más que simples bolsas de piel, tu pecho ya no sube y baja. Qué extraño, anoche aún lo hacía. Anoche todavía corrían lágrimas por tu cadavérico rostro.
Tal vez sólo estas muy relajada, durmiendo tranquilamente, pero tus labios ya no están tibios.
Aún así, me demoraré todo lo que quiera en devorarlos. Tu lengua está quieta dentro de tu boca... Al menos podrías demostrar un poco resistencia como lo hacías antes.
¿Por qué estás tan callada? Acaso te has dado cuenta que estarás conmigo para siempre? Eso me alegra! Festejemos esta noche. Estoy tan eufórica, esta también será mi primera vez... Pero no te preocupes! Se cómo debe hacerse, seré delicada contigo, se nota que tu cuerpo está muy débil. Estás un poco fría... Debería traer una manta para cubrirnos. Pero no creo necesitarla, con tu cuerpo y el mio podemos subir la temperatura de este lugar. Tus pezones no se están endureciendo bajo mis manos... Tu entrepierna no se está humedeciendo ni con mi lengua. Por qué no gimes ante mis caricias? Eso se supone que deberías hacer. Ni siquiera te inmutas si te muerdo con fuerza. Las marcas que he esparcido por tus muslos están comenzando a sangrar, manchando tu suave y fina piel. Vamos...
¿Acaso no me sientes? Quiero que me sientas. Ah... ¿Pero qué ocurre? Oh. No tienes vida. Ya no eres linda. Tu cuerpo se está pudriendo. Ya no hueles a gardenias... Hueles a humedad. No falta mucho para que salgan los gusanos que las moscas han puesto en tus ojos y en tu boca. Has dejado de ocultar tus ojos mojados. De lucir tu tiara sin saber que lo hacías.
Ahora has dejado de ser la flor mas preciada en este mundo, ya no eres más mi princesa.