Capitulo 12
El rubio buscaba el regazo del peli verde, quien más que obvio estaba despierto, fingiendo y esperando, sintió la cercanía del fotógrafo y solo aguardó, Sanji se estancó a centímetros de su meta.
Se quedó pensando, Zoro nunca lo aceptaría, ¿Por qué habría de hacerlo? Después de todo Sanji no merecía nada, nada….
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“Vergo y Doflamingo arrastraban, (literalmente) a Sanji cada mañana a sus “entrenamientos”, el sadismo empleado en ese niño no era nada mas que la muestra brutal de lo que se puede hacer cuando se tiene el poder y el dinero; en esos pequeños se implementaban nuevos métodos de “aprendizaje”, desde la privación del sueño, hasta el suministro de drogas que solo los hacían obedecer, Trafalgar Law era uno de los primeros niños “adoptados” por la familia Don Quixote.
El primer año de estadía del rubio en ese sitio fue el verdadero infierno para Sanji, la mayoría de los días que regresaba a su alcoba lo hacia en pésimas condiciones, Law era el encargado de curarlo y ponerlo en condiciones para que después regresaran por él.
Sanji siempre le decía lo mismo ¿Por qué soportas está situación? Law meditaba eso cada noche, pero simplemente no tenía lo que hacia falta para salir o tratar de escapar, no es que fuera cobarde, si no que, ¿para que salir cuando no hay nadie quien te espere?
El segundo año se había acabado y la rutina era casi siempre la misma, entrar por Sanji, arrastrarlo fuera, implementarle el “aprendizaje” del día y sí se portaba bien, regresarlo intacto a su alcoba, lógico la mayoría de las veces siempre regresaba mal trecho.
Doffy y Vergo no entendían como Sanji no sucumbía por completo ante ellos, sabían que estaban haciendo todo como era “correcto” entonces, ¿Qué mantenía consiente al pequeño rubio?
Simple: Trafalgar Law, ese chico y Sanji habían desarrollado un fuerte lazo carnal entre ellos, juntos mantenían sus pensamientos en orden y eso era, porque Law era mucho más inteligente que Sanji, poco a poco notaba como el pequeño comenzaba a flaquear, ya casi no hablaba, ni dormía, solo se mantenía sentado en la cama, recargado en la cabecera, mirando hacia la ventana entablada.
Law siempre que regresaba Sanji lo curaba y le hablaba de cosas que aprendía de sus libros, cosas que Sanji no entendía, pero que lo mantenían curioso, aún estaba en sus cabales.
Vergo supo ver de inmediato el “problema” con ese par, por lo que separaron a Sanji por completo de Law, se lo llevaron lejos de él y lo “resguardaron” en una celda distinta.
A Law en cierta ocasión por portarse bien le otorgaron un premio, le darían lo que él quisiera, eso era un plan muy bien elaborado de esos dos, la inteligencia de Doffy era notoria ambos sabían que Law no pediría su libertad, no tenia familia que lo esperara y él en infinidad de ocasiones lo había dicho así.
—Entonces, ¿Qué te gustaría que te diera? Más libros, una cama más grande, equipo nuevo, o quizás alguien con quien practicar… tu dime y lo tendrás. —Expresaba Doffy con mucha confianza.
—Quiero que me dejes salir al patio. Quiero ver fuera de esta habitación. —Respondió de tajo el adolescente.
Doflamingo se carcajeó, más no negó la solicitud, cruzó uno de sus brazos alrededor de Law y comenzó a guiarlo fuera de su alcoba.
Salieron de su habitación y comenzaron a recorrer un largo y oscuro pasillo, una fuerte luz mostró la salida, Doffy pateó la puerta y salió sin soltar a Law quien tuvo que parpadear un par de ocasiones, sus ojos no estaban acostumbrados a ese tipo de luz, una vez que logró ver bien el panorama se sorprendió, Sanji había tenido razón, no obstante lo que más le asusto fue el hecho de que como siendo una isla rodeada de ciudades ¿nadie hiciera algo por ayudarlos?
Se concentró solo en ver el césped verde y las altas palmeras que adornaban ese patio, varios edificios con mas de tres pisos cada uno mostraban un recinto que mas que casa asimilaba una prisión, de entre todo eso el patio de entrenamiento sobre salía y en ese sitio Sanji entrenaba.
— ¡Kuroashi-ya! —Gritó al tiempo que corrió en dirección del rubio.
Vergo trató de darle alcance, pero Doffy le interrumpió atravesando una mano en frente.
—Espera. —Agregó.
Vergo se dedicó a ver.
Law llegó hasta Sanji quien pateaba un saco de boxeo, ahora el semblante del niño estaba totalmente cambiado, ni una sola mueca se hacia visible, su rostro no cambiaba en nada, parecía el rostro de una muñeca de porcelana de esas que si sonríen su rostro inevitablemente se desquebrajaría.
Law tragó saliva, Sanji lo miró y actuó como si no lo conociera, ese rostro lo dejo nervioso, sin poder hacer más lo vio partir hacia el edificio de enfrente, por fin habían tenido éxito esos dos, ese niño ya estaba perdido.
Law se quedó parado en frente minutos después se dio la vuelta, Vergo estaba detrás de él.
—Tiempo de volver —Declaró mientras le sujetaba el hombro.
Law solo asintió y por su cuenta comenzó a caminar en dirección de su alcoba. La sonrisa de Doffy era más que satisfactoria quería que Law viera que finalmente Sanji se había alejado de él, quizás así Law haría lo mismo y por fin dejaría de luchar.
Pero Law era mucho más astuto que esos dos, estaba seguro que Sanji despertaría con que lo volviera a ver, en su ojo azul visible noto ese destello propio del rubio.
Espero a que callera la noche y comenzó a realizar su plan, ya había visto en donde resguardaban al rubio, solo seria cuestión de no equivocarse.
Con mucha cautela pudo abrir su puerta, se escabulló por todo el pasillo, sorprendentemente la puerta del edificio no tenia llave así que logró salir sin mas; usando las palmeras como escondite logró llegar hasta el edifico de Sanji, entró del mismo modo en que había salido del suyo y comenzó a hurgar entre las habitaciones, Law miró todas las instalaciones en ese sitio, cada habitación estaba equipada con algún método de enseñanza distinto, desde una que estaba dedicada a todo tipo de armas blanca que se pudiera ocultar en su cuerpo, hasta la que mostraba todas las armas de fuego habidas y recientes.
—Ese maldito hombre —Gruñó Law.
Seguía su camino viendo y analizando, había muchas otras habitaciones, unas parecidas a las morgues con cuerpos cubiertos, otras con todos los materiales usados por los químicos, una en particular le llamó mucho la atención: una cocina.
Law entró y miro atento, esa cocina estaba impecable, acero inoxidable decorándola en la estufa, el lavaplatos, las alacenas, la barra desayunador.
—Pero ¿Qué demonios ocurre aquí? —Entró y hay miro a Sanji, sentado en un rincón, solo viéndolo de frente.
—Kuroashi-ya… —Law se acercó algo tímido.
El mirar perdido de Sanji le causaba escalofríos, ese chico comenzaba a actuar justo como Doffy quería, un niño transformado en un cruel y sanguinario asesino, Doflamingo era un ser despreciable y contaba con todo para conseguir lo qué quisiera.
—Kuroashi-ya… ven conmigo…
Law extendió su mano tratando de alcanzar a Sanji, pero fue inútil, una patada del pequeño lo hizo tocar piso, Sanji se quedó parado en una pierna, la otra aun mostraba que lo había pateado en el rostro.
Law pensó en levantarse, más Sanji lo mantuvo sentado ahí con su pierna apoyada en el hombro del moreno, Vergo entró a la habitación.
—Buen trabajo niño, tú vienes conmigo…
Vergo levantó a Law por la playera, mientras salían Law miró como Sanji permanecía parado, inmóvil aparentemente, sin nada de humanidad en él.
— ¡¿Qué fue lo que le hicieron?! ¡¿Cómo diablos lo consiguieron?!.... ¡¡Son unos malditos miserables!!…
Law estaba enfurecido; forcejeaba para tratar de liberarse hasta que el enorme guardaespaldas lo aventó al interior de la morgue por la que antes había pasado; Law quedó hincado apoyando sus manos en el piso, Doffy estaba recargado detrás de la puerta.
—Entonces no has aprendido tu lección, Law lo que estas a punto de ver quizás te ayude a entender que no importa quien sea, siempre hará lo que yo diga… el premio de Sanji es su cocina, le gusta mucho, pero se porta mal y es ahí en donde su sueño se transforma en pesadilla… aquí será lo mismo contigo…
Law volteó a ver a Doffy algo asustado, después un movimiento en la camilla llamo su atención, el cuerpo cubierto con una sabana blanca se enderezó, aún permanecía sentado en la metálica cama, Law se sentó y observó atento, la sabana comenzó a deslizarse mostrando el cuerpo debajo de ella, ahí lo miro, ese cuerpo lucia justo como él.
Moretones, golpes, cortadas y sobre todo, un enorme orificio que atravesaba de lado a lado en su pecho le mostraban el modo de morir de ese tipo, le mostraban su muerte.
Law gritó para después perder el sentido, ese tipo de cosas estaban, momentáneamente fuera de su entendimiento …”