Capitulo 4
Zoro entró al bar, a un inicio la duda era la qué lo dominaba, pero recordó las palabras de Sanji y comenzó a mostrar su característico porte altanero.
Se dirigió a la barra y pidió, como siempre Whisky con algo de hielo, Sanji observaba desde el segundo piso del antro, y aprovechaba para tomar una que otra fotografía, aunque él no se daba cuenta de que también lo fotografiaban y ¿Cómo no hacerlo? El rubio lucía demasiado bien en pantalones de mezclilla azul oscuro rasgados a la altura de los muslos, las botas góticas de cintas le sentaban bien para ser un chico, camisa negra desfajada que ayudada del chaleco, marcaban mas su redondo y firme trasero junto con su cintura…. Para las chicas un deleite y para los hombres una peculiaridad que los llamaba.
Sadie miró a Zoro y sonriendo sarcásticamente se levantó del costado de Magellan, Sanji miró de reojo, el cebo estaba echado y ahora solo a esperar.
Sadie caminó hasta la barra y con solo pedir la bebida habitual, Zoro sabía lo que ella deseaba, ir al baño de chicos, el marimo quería terminar pronto con todo eso, por lo que de un trago vació su vaso y caminó en dirección de los sanitarios.
Sanji ya estaba ahí ocultándose junto con dos invitados “extras” un par de policías tan corruptos como Magellan solo que a ellos nunca les habían aclarado que el dinero ahora era más, Sanji les dijo que estaban estafando al modelo y que las cantidades de dinero eran considerables, por lo que ambos esperando su “tajada” esperaron para pedir lo que les tocaba.
Zoro entro al baño y justo detrás de él Sadie, quien de inmediato lo rodeo por el cuello y comenzó a besarlo apasionadamente.
—Pero Zoro ¿Qué ocurre? Es que acaso ¿ya no soy de tu agrado?—Preguntaba la despampanante pelirroja, con un tono de voz un tanto (mucho) provocativo.
Zoro tragó saliva y comenzó el juego.
—No es eso, pasa que….—Agachó la cabeza y mostrando una timidez fuera de limite, se ruborizo hasta las orejas, para Sanji quien observaba oculto, ésa imagen sería solo un recuerdo, ya que no pudo usar la cámara para guardar esa franja roja por mas tiempo.
— ¿Qué pasa? —Insistió la chica, alzando el sonrojado rostro del modelo.
—Son cosas de dinero… me estoy quedando corto y no me puedo concentrar en nada más…—Respondió el modelo, por dentro Zoro maldecía al rubio por obligarlo a que actuara así, pero todo era para quitarle de encima a esos extorsionadores, eso eran esas cuatro personas.
—Ha, si eso era no tenias porque preocuparte, era cuestión de que me lo dijeras…—Agregó la chica al momento de sacar de su bolsa una gran cantidad de efectivo.
Justo en eso, Domino, la segunda al mando de Magellan rubia, alta y ruda acompañada de Hannyabal, un tipo extraño qué siempre usaba sandalias salieron de su escondite.
—¡¡ ¿Y se puede saber, de conde sacaste ese dinero?!!—Preguntó la rubia.
Sadie se sorprendió al ver a ese par ahí, no obstante la puerta del baño fue abierta por Sanji ya que unos fuertes toques desde afuera, pedían que se abriera, se trataba de Magellan, ya todo estaba acorde al plan, Sanji caminó hasta Zoro quien estaba recargado en el lavabo de mármol con el enorme espejo a su espalda. Una mirada de reojo le mostró que el rubio sabia lo que hacia, por que la confianza es sus facciones era mucha.
—¡¡¡ ¿Pero que demonios hacen ustedes aquí?!!!—Preguntó el alto y fornido hombre en traje negro de gala.
—Viendo como tu chica se gasta nuestro dinero en mimar al modelo ese...—Domino apuntó a Zoro
— ¿Dónde esta nuestro pago de esta semana?—Pidió Hannyabal, más que pidiendo, exigiendo.
Magellan frunció el ceño, algo no olía bien ese sitio, y no era precisamente que estaba los inodoros a un costado.
Guardó silencio un momento, esperaba una abrupta interrupción, pero al no pasar nada respondió.
—El pago de esta semana fue depositado donde siempre, ya deberían de saber que estos asuntos se tratan en privado. —
—La cuenta está vacía, no te hagas el tonto con nosotros, sabemos que estas chantajeando a ese chico de cabello verde, si no te da el dinero que le pides, sacaran a la luz evidencias de tu señorita—Reclamó Domino.
Sanji no pudo ocultar una pequeña sonrisa.
Magellan se enfureció él no tenía ni idea de los amoríos de su chica y no solo con Zoro si no con varios más, justo en ese momento algo llamó la atención del policía y su sequito, la música, esa fuerte música que los contagiaba del ritmo, ya no estaba, solo el silencio reinaba en ese antro.
Magellan miró con odio profundo al par de chicos que estaban solo de espectadores.
—No podrán deshacerse de nosotros así de fácil, sabes bien eso chico…. Hiciste bien tu jugada, pero algo te falló… el pensar que nos entregaríamos sin pelear…—Aclaró Magellan mientras sacaba un arma de su saco.
Apunto a Sanji y pensó en tirar del gatillo, pero Sanji mostró su haz bajo la manga, Smoker el más fiel y fuerte capitán de policía estaba ahí, era el contacto de Sanji para ayudarlos, junto con él como siempre su fiel acompañante Tashigi una chica fuerte sin importar su apariencia algo infantil y todo gracias a sus gafas, miró a los chicos y al reconocer a Zoro de las portadas no logro sonreír algo avergonzada.
—Hey niña… deja eso por el momento, no te descuides, afuera esperan. —Refunfuñaba Smoker mientras esposaba al oficial.
—Estoy al tanto de todas sus acciones, pero no tenía la certeza de que este par también estaban contigo, por eso te permití continuar un poco más… —Agregaba Smoker empujando al fuerte hombre.
Tashigi llevaba a las chicas “tranquilamente”, Zoro y Sanji caminaron hasta la salida de los sanitarios y pasando por un lado de Magellan, lo vieron y se desató el caos.
Magellan era extremadamente fuerte, tanto que las esposas no contuvieron sus brazos, logrando romperlas tomo al modelo por el cuello y comenzó a sofocarlo, Smoker se vio entretenido por Hannyabal, Sanji miró como el modelo comenzaba a desmayarse; Tashigi peleaba con las otras chicas, mas que pelear esquivaba los objetos que le arrojaban.
Sanji suspiró al ver como Zoro era sacudido simulando ser muñeco de trapo, tomó impulso y de certera patada en el rostro, lo obligó a que lo soltara, el modelo calló al piso sentado y comenzó a toser, miró como Sanji brincaba de mesa en mesa y de banco en banco mientras esquivaba los golpes de Magellan, parecía gimnasta en plena demostración, terminó parado en la barra de bebidas, justo en eso un escuadrón completo hacia acto de presencia en ese sitio, con ellos se presentaba Sengoku, la máxima autoridad en cuestiones policiacas y su cara decía que no estaba ahí para bailar.
—Son una vergüenza para las fuerzas oficiales de este país, Smoker me prometiste pruebas de que estos cuatro, estaban en malos pasos ¿Dónde están?—Gritó.
Ese hombre imponía respeto con solo su porte, el uniforme parecía hecho a medida, pero no para su cuerpo si no para la persona.
—Aquí las tengo, señor—Respondió el rubio, brincando de la barra y sacando una cámara de video.
La puso en manos del oficial y se dirigió a Zoro, quien aun estaba algo atontado.
—Arriba, marimo —Lo tomó por los costados y ayudo a que se levantara. —Todo en orden… estarás bien…—Sonrió Sanji.
Zoro desvió la mirada, ese chico había hecho muchas cosas por él en ese momento, pero no quería ilusionarse, sabia que le pagarían por todo lo que había hecho, con lo que no contaban era con….
—Bien hecho chicos, con esto bastara para encerrarlos, pero ustedes tendrán cosas que hacer…. ¡¡¡llévenselos!!!—Ordeno Sengoku, a los 4 infractores no les quedó más remedio que caminar por voluntad propia, de lo contrario recibirían la lluvia de plomo ya que las armas les apuntaban sin perder detalle de sus pasos.
— ¡¿Qué cosas?!—Preguntó Zoro.
—Antes que nada, mudarse de ciudad, esto 4 están metidos en muchos asuntos muy, muy delicados y desgraciadamente son una amplia red, no puedo garantizar su seguridad si permanecen en la ciudad, incluso ahorita, joven usted no puede volver a su casa, siendo figura publica sabrían donde buscarlo…—Explicó Sengoku.
—Lo siento mucho, pero es así…—Agregó el policía. —Mañana comenzaremos la limpieza a gran escala, si en tres días no hay amenazas hacia ustedes, estarán bien, haré que los acompañen.
—No hace falta, ya nos vamos. —Dijo Sanji, tomando del brazo a Zoro y dirigiéndose a la salida.
—Vamos alga andante, pasaremos la noche en mi casa, es verdad lo que dice el vejete, ya mañana veremos que hacer con respecto a lo demás…lo siento, las cosas no salieron como se supone, las marcas en tu cuello se quitaran pronto, algo mas, usa esto…—Sanji le colocaba una cachucha.
—Espera…—Se detuvo en frente de él y le quitó el saco y la corbata…
—Listo…—Mencionó. —Busquemos un taxi….