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El fotógrafo por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Aquí pasó a dejarles el siguiente episodio, espero qué sea de su agrado... Oda-sensei, gracias por la creación de estos personajes, ya saben son de él, yo solo los tomé prestados un momento jejejjee

Capitulo 5

Ambos chicos abordaron el taxi y se dirigieron a los suburbios, lugar donde Sanji residía, dejaron de lado la soledad del barrio del antro para pasar por el centro de la ciudad, en ese momento apacible ya que todos los locales estaban cerrados.

Por fin se detuvo el taxi y bajaron del vehículo, Sanji dirigió al modelo hacia su departamento, Zoro no parecía desconcertado por el vecindario, a pesar de que su hogar estaba en una zona lujosa, no le resultaba molesto el pintoresco y suburbano lugar.

Llegaron hasta el edificio, uno ya antiguo, tocó al timbre y después de un par de avisos, el enrejado se abrió, mostrando varias puertas, al fondo del corredor en lo más oscuro un elevador aguardaba a los chicos, quienes después de entrar y cerrar la puerta se quedaron viendo pensativos el numero cambiante hasta que se detuvo en el piso 3, Sanji abrió la puerta y salió.

—Anda Lechuga andante, no te quedes ahí. — Mencionó el rubio deteniendo su andar.

Zoro salió dando traspiés, se había perdido en ese aroma, los suburbios eran conocidos por el modelo, antes de que su vida  fuera condenada a ser pública.

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“Zoro siendo de familia humilde, pero decente, vivía con su hermana menor Kuina y su padre Koshiro, aunque tenían sus dificultades, vivían bien, algo modestos ya que el trabajo de Koshiro como instructor personal no daba para lujos, pero tenían lo que necesitaban; Zoro era feliz y en su rostro se  veía.

Los chicos por sus niveles académicos tenían becas y aparte un “extra” por su desempeño extracurricular, ambos chicos eran excelentes en kendo y de ahí era que la escuela los apoyaba, ya que ellos salían a competir al extranjero. Pero nada es para siempre y el futuro cambia de un momento a otro, eso lo supieron una mañana, cuando desayunaban tranquilos, Kuina comenzó a toser sangre y cayó al piso inconsciente.

Inmediatamente después de hospitalizarla se supo el desastre venidero Kuina padecía esclerodermia pulmonar, una enfermedad en los pulmones que poco a poco le había agotado la vida, es verdad que habían visto los cambios en ella, pero por ser Kuina, una niña ruda, y muy fuerte anímicamente, siempre decía que estaba cansada, pero que con descansar un poco se pondría bien, el cansancio ya la afectaba bastante, se agitaba mucho mas seguido pero ellos pensaban que se debía al ejercicio y entrenamiento hasta ese día.

Los tratamientos eran muy costosos, sobre todo para una familia humilde, Koshiro fue visitado por Mihawk ya que ellos eran conocidos desde la infancia, éste al ver a Zoro y dedicarse a la farándula, supo de inmediato que el chico lograría ayudar a su hermana y solo posaba a la cámara, a un principio ni uno de los dos estaba de acuerdo, pero con saber que el dinero lograrían pagar un tratamiento decente, Zoro firmó los papeles iniciando así su carrera.

Con sus primeros pagos trasladaron a su hermana a un mejor hospital; Zoro fue un “hitazo” en ese medio, su cuerpo, su rostro, la actitud, todo fascinó y todo hubiese seguido bien si un día mientras él “desfilaba” en Madrid, su hermana no se hubiese transformado en ángel. Mihawk respondió a su móvil ese día, Zoro estaba a media pasarela cuando al dar la vuelta y  ver el rostro de Mihawk serio y frío reaccionar mostrando el desconcierto, corrió y tomó el móvil, escuchó la noticia y serenamente respiró, no obstante en sus ojos ese punto blanco que competía con las estrellas nocturnas, se perdió.

Sus ojos cambiaron a simular los de una cabeza cercenada que no sabe que ya no está unida a su cuerpo, se volvieron similares a los de un cadáver, sin brillo, sin alma.

Zoro cumplió con ese contrato para después ir a reunirse con su padre, Koshiro decidió regresar a su tierra natal, y Zoro bueno, él se quedo bajo el cuidado de Mihawk, diciéndole que con su carrera lograría darle a su padre lo que siempre quiso, su propio dojo, quizás ya no pudo hacer nada por su hermana, no obstante eso no le impedía el tratar de hacer algo mas por su padre ahora ¿no?

Mihawk notó de antemano el cambio en el muchacho, sus ojos muertos le decían que ni el funeral de su hermana, ni el verla dentro del ataúd le devolverían al chico, necesitaba sacar a Zoro de su caja de cristal, y no sabía como.

Por eso cuando vio la oportunidad  de romperlo a base de presión, pensó en Sanji, Zoro ya no tenía nada que ganar (económicamente) ya que con Koshiro con su propio dojo y él enriquecido en lo material solo le quedaría una salida, drogas y perderse después en la miseria, Mihawk ya había visto eso muchas veces atrás y no quería que con Zoro eso ocurriera, por eso le depositó su confianza a Sanji… más ahora con la intervención de Sadie, quizás las cosas cambiarían para mejorar, quizás…”

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El modelo sacudió su cabeza mientras caminaba por el pasillo hasta la entrada al departamento de Sanji.

Al abrir la puerta ese peculiar aroma a “casero” invadió el sistema de Zoro por completo, le recordó cuando regresaba de clases, una sonrisa un tanto triste se dibujo en su rostro, Sanji notó eso y sonrió plenamente.

—Pasa marimo, siéntete como en casa, no se sí quieras algo para comer…

—Estoy bien, solo quiero dormir un poco.

—Bien, pasa y ponte cómodo, buscare unas mantas.

Aclaro Sanji, mientras en la entrada se quitaba las botas, Zoro hacia lo mismo con sus zapatos, el rubio entró y se perdió en lo que parecía ser su habitación, Zoro miró de un lado a otro, cerró la puerta detrás de él.

— ¡Ponle el seguro, no vaya a ser que te salgas del departamento y te pierdas!—Gritó el fotógrafo al escuchar la puerta cerrarse.

Zoro chistó  los dientes, renegando de las palabras del rubio, pero acató la orden, después entró hasta la pequeña sala de entrar, dos sillones grandes y uno pequeño cuadrado sin respaldo, parecía ser más un descansa pies, suspiró y sentándose en uno de los sofás se quedó viendo a la cocina, una barra desayunador dividía ambas habitaciones, en la cocina sobresalían los estantes en color blanco, el refrigerador también era visible desde donde estaba.

El cansancio no le permitió continuar viendo, instintivamente acomodo sus pies y se quedó dormido en el sofá, después de todo eran mas de las cuatro am.

— ¡Hey, marimo! Aquí te…—Sanji venía entrando a la sala, al ver a Zoro dormido bajo el volumen de voz, se acercó hasta el sillón y coloco la almohada tratando de que no se despertara, lo cobijó con la sabana.

Sanji se quedo perplejo viendo el semblante dormilón de Zoro, su rostro lucía sosegado, nada en comparación a cuando estaba bajo lentes y reflectores.

No prestó más atención y se recostó en el sillón extra, se enredó en la manta y se quedó dormido.

Zoro soñaba extrañamente con los acontecimientos en el antro, no se podía sacar de la mente a Sanji en plenas acrobacias, ese chico era mucho más de lo que saltaba a la vista, algo le llamaba la atención ahora; un aroma dulce y el crujir del sartén en el fuego despertaron al modelo.

—Buenos días… el desayuno marimo. —Saludó Sanji mirando como se estiraba y bostezaba Zoro.

—Gr-Gracias…—Respondió adormilado y cubriendo su boca abierta por el bostezo.

Zoro estaba acostumbrado a la comida congelada, por los que los hot cakes, café y jugo eran una delicia, aunque el toque de Sanji los hacia mucho mas exquisitos al paladar y olfato.

Sanji miró atónito como el modelo devoró la comida en su plato, mirando que obvio no estaba satisfecho.

—Anda, más tarde prepararé más…. — Aclaró Sanji, extendiendo su mano con el plato en ella.

Zoro no dudó y tomó el plato, comió los hot cakes aunque al ver que Sanji tomó de su taza con café y encendió un cigarrillo lo hicieron sentirse algo incomodo, desviando la mirada se quedó con las manos a los costados del plato.

—Lo siento.

—No tienes por qué, al contrario, me agrada cuando las personas disfrutan de mi comida, anda termina antes de que se enfrié. —Aclaró Sanji con una enorme sonrisa en el rostro.

Zoro reconoció esa sonrisa de inmediato,  era la misma sonrisa que su hermana le regalaba, sin dudas, sin esperar nada a cambio, sincera y de lo más dulce.

El modelo se atragantó con la comida cuando se percato de eso, Sanji soltó la carcajada.

— ¡Jajajajaja! ¡¡Mastica bien, idiota!!—Dijo el rubio mientas reía.

Zoro no le respondió, el  timbre de un móvil se lo impidió; Sanji se levantó y alcanzo su móvil de la mesa de centro en la sala.

— ¿Aló?...aaaaa sí, seguro…. No… aquí está, te lo pasó. — Hablaba Sanji por el móvil.

—Marimo, atrapa…

Sanji arrojó el aparato hacia Zoro, se trataba de Mihawk…

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

L@s veo después, insito con ¡¡¡Cuídense mucho!!! jajajaja


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