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El fotógrafo por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Hola, hola.... aquí pasando a saludar y a dejarles la continuación... le agradezco todos su valiosos comentarios, valen mucho para mí.... Oda-sensei gracias por crear estos personajes (los cuales tomé prestados un ratito) y espero que no se moleste por usarlos así...

Capitulo 7

— ¡Deja de fingir!— Gritó Zoro molestó. —Yo sé que todo esto lo haces por dinero, nada de lo que haz hecho desde el antro ha sido por tú buena voluntad, eso me enferma…

Sanji se quedó solo parado observando a un chico quebrado, ese joven enfrente de él parecía no soportar más la pesada carga sobre sus hombros, no era por lo que acababan de pasar en el antro, Zoro se sentía mal desde hacía tiempo y Sanji desde el inicio de su acecho era testigo de la depresión del modelo.

—No estoy fingiendo alga con patas, no tendría porque hacerlo. —Aclaró el rubio entrando completamente a su departamento.

Del refrigerador sacó un galón de leche, vertió solo un poco en tazón, la tibio en el microondas y se la dio a Manchas.

Zoro lo siguió de cerca, estaba molesto, confundido y algo eufórico, necesitaba desahogarse y Sanji era el único cercano en ese momento.

Sanji miró las facciones del modelo y se preparó para el ataque.

—No quiero pelear contigo, no veo la necesidad, solo hablemos como gente civilizada —cuestionó el rubio.

Zoro de detuvo a unos cuantos pasos de distancia, Sanji le dio la espalda y comenzó a preparar café; sin embargo Zoro no estaba conforme, al igual que Manchas él también necesitaba sentirse querido.

Caminó sin pensar y actuando fuera de sí abrazo a Sanji por la espalda, las ropas mojadas del fotógrafo comenzaron a impregnar de agua las de Zoro.

Sanji se quedó pasmado al sentir la cercanía del modelo, esa calidez que hacia tanto tiempo no sentía, los recuerdos de soledad de Sanji comenzaron a atacarlo.

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“Sanji junto con su padre Zeff dirigían un restaurant pequeño, pero con un futuro prometedor, más cierto día un cliente extravagante visitó el sitio y al darse cuenta de que podía ser provechoso para él, ofreció una gran cantidad de dinero al dueño para quedarse con todo el lugar y trabajadores, Zeff se rehusó y de ahí comenzaron los problemas, algunos simples como la llegada tardía de los comestibles, o las plagas de insectos solo para que ellos quedaran en ridículo, problemas sencillos con los que les era posible lidiar, pero esos sencillos problemas terminaron por convertirse en tragedias, una de ellas el secuestro de varios de sus ayudantes, aunque fuesen tipos rudos que podían cuidarse solos, terminaron por ser sometidos por Doflamingo y su séquito, con el miedo de que tomaran represalias hacia sus familias, la mayoría de los trabajadores de Zeff terminaron por irse, de esa manera el trabajo para él y Sanji se triplicó.

Con el cansancio encima, el estrés, y las peleas ya muy frecuentes en el restaurant la salud del viejo comenzó a menguarse, Sanji lo notó con el primer desmayo, fue cuando el doctor detectó los problemas de corazón de Zeff.

Sanji ese día había acudido a la escuela y como de costumbre Zeff pasaría a recogerlo  como todos los días, pero en ese instante se produjo una excepción que a Sanji le dio un mal presentimiento, Zeff nunca llegó por él y Shank’s  un vecino conocido (de Zeff y Mihawk), un hombre pelirrojo con un comportamiento algo infantil, pero muy seguro de si mismo, con dos hijos propios Ace quién no había ido ese día por una ligera gripe y Luffy que era por quién pasaba en ese momento se ofreció a llevarlo a casa. En todo el trayecto una sensación de vacío atacaba al pequeño niño qué reflejaba la preocupación apretando los tirantes de su mochila.

Su cruel realidad se hizo presente cuando llegaron al Baratie, Zeff estaba tirado en el piso, el lugar estaba hecho un tiradero completo, mesas y sillas por todo el sitio, vasos y platos quebrados adornando el piso, comida esparcida a lo largo del lugar parecían delinear el cuerpo inerte de su padre, Sanji corrió hacia el anciano y comenzó a sacudirlo esperando que se levantará, pero fue inútil, Shank’s tomó al pequeño y abrazó fuertemente mientras le hablaba, más Sanji no entendía nada de lo que el pelirrojo decía, solo se concentraba en la figura tirada, inmóvil en el piso, enormes gotas de agua recorrieron sus mejillas, no obstante sus facciones no cambiaban nada, pareciera que su corazón y cerebro discutían, mientras uno lloraba por la perdida, el otro le obligaba a continuar.

Los días siguientes fueron confusos para el pequeño niño que al final terminó en un orfanato, lejos de todo lo que antes era suyo, ya no tenía nada, solo una vida solitaria para continuar.

La muerte de Zeff, según las autoridades se debió a un paro cardiaco, pero eso obvio era mentira, por el modo en que encontraron el Baratie era más qué evidente que habían atacado al propietario del lugar, esa situación fue algo que el pequeño nunca supo discernir.

Medio  año en el orfanato para Sanji fue una eternidad, el sufrimiento de perder a su padre fue solo la cereza del pastel, Sanji amaba la cocina, y sin un lugar en donde desarrollar su amor comenzó a frustrarse, era visitado frecuentemente Shank’s quien en varias ocasiones le ofreció su hogar como suyo, pero el pequeño no quería ser una carga, más que nada no quería sentir ese calor de hogar para que después le fuera arrebatado, Sanji comenzó a vivir con el miedo de querer de nuevo ya que el dolor de perder era demasiado para él.

Unos meses habían pasado desde su entrada al orfanato cuando fue visitado por la extraña y excéntrica figura antes vista, un enorme sujeto rubio con gafas extravagantes al igual que un “abrigo” rosado de plumas pidió verlo.

Sanji al ser llevado al encuentro de esa persona sintió el enorme deseo de saltarle encima, romperle el cráneo con sus propias y pequeñas manos, quería salpicar su sangre por todo el lugar y todo eso se veía reflejado en su hermoso ojo azul, Doflamingo sonrió ante tal muestra de odio, era extraño que un pequeño como él, llamará la atención de ese sujeto.

—Entonces ¿Sanji es tú nombre, cierto? —Preguntó el tipo sin dejar de mirarlo directamente al ojo —Eres interesante, tanto como el otro de hace tiempo, ¿no lo crees Vergo?

—Creo qué éste es más dócil, aún así no creo que coopere. —Hablaba un segundo hombre, uno de cabellera negra, con una barba muy bien delineada, pareciera ser un guardaespaldas personal de Doflamingo.

—Pues nos lo llevamos y ya veremos si sirve o no, después de todo, como él hay muchos más.

—Es tiempo perdido, no tendrás nada de ganancia de éste.

—Es muy hermoso, siempre podemos venderlo al mejor postor.

Sanji se pasmó al escuchar esas palabras, esos hombres no eran nada comunes, eran peligrosos y definitivamente, eran de las personas que sacan del camino a quienes les estorban; sin poder defenderse Sanji se vio obligado a ir con ellos, tirando patadas, mordidas y débiles puñetazos los demás pequeños lo vieron ser cargado hasta la puerta principal y de ahí perderse entre los demás autos, Robín la señorita encargada del orfanato dio aviso a las autoridades, pero al llegar y no encontrar nada de pistas le dieron la misma respuesta: “sin agresores, no podemos actuar” y se marcharon.”

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Un ligero maullido sacó de sus tristes recuerdos al rubio, unas cálidas manos aún lo sujetaban, Zoro tenía su rostro recargado en la espalda de Sanji, sollozos algo contenidos le mostraban el llanto ahogado del joven, el rubio tragó saliva aclarando su garganta, con sus heladas manos tomó las de Zoro.

—No sé qué pienses, pero no puedo saberlo si no lo dices, ¡No soy adivino!

Sanji trataba de mirar de reojo al modelo, pero éste se negaba a mostrar el rostro.

—Vamos brócoli andante, suéltame de lo contrario te mojaras también —Decía Sanji mientras sacudía un poco los hombros.

Zoro lo soltó y tan solo se quedo parado mirando al piso Sanji sintió un estrujón en todo su cuerpo y no era por el frío que comenzó a sentir, le dolía ver a ese chico en ese aspecto, algo en el interior del rubio comenzaba a cambiar, algo dentro comenzaba a moverse, un nudo en la garganta lo obligó a suspirar  sin saber porque, alzó sus brazos y rodeó a Zoro con ellos, sobando su espalda y acariciando su cabello comenzó a hablarle casi susurrándole.

—No espero nada  de dinero cuando hago estas cosas, solo consigo ciertas facilidades, conozco las consecuencias de mis actos, solo para aclarar, no recibo dinero por este tipo de acciones, en verdad solo quería traerte a este amiguito.—Aclaró Sanji aún frotando la amplia espalda de Zoro.

Zoro apretó los puños  su frustración lo abofeteaba, pensó en corresponder el abrazo, pero el timbrar de su móvil los interrumpió, Sanji lo soltó para que él pudiese responder, Zoro se dirigió a la sala y Sanji se dedico a terminar su café.

— ¿Si?.... ¿cómo...? ¡No, espera!—Gritaba Zoro al móvil, Sanji miraba a Manchas y solo negaba con un movimiento de cabeza…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Los veo después con la continuación (*.*)/


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