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El fotógrafo por PandoraBoxx

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Notas del capitulo:

Hola, pasándo a dejar la continuación, ya saben los personajes usados son propiedad de Oda-sensei, solo los tomé prestados un momento...

Capitulo 9

La vergüenza invadió ambos rostros, viraron en sentidos opuestos evitando cualquier contacto extra; Sanji dobló un  poco las rodillas y cruzó por debajo del brazo de Zoro próximo a la puerta del vestidor; el peli verde se sintió de los mas estúpido por esa circunstancia, ¿Qué demonios pasaba con él ahora? Porque Zoro no era un chico que le gustarán los chicos, digo Sanji lo sabía, después de todo él, había visto en “acción” al modelo con una chica mala.

Sanji se quedó  afuera del vestidor, sujetando la sudadera de Zoro, abrazándola e inhalando su aroma, ese chico le comenzaba a llamar la atención, pero ¿Al marimo le gustaban los hombres? Eso era confuso, después de todo el ser un “macho” era lo que lo había metido en ese lio, lo mejor era olvidar ese pequeño altercado y seguramente las cosas estarían bien.

Zoro terminó por elegir una chamarra de mezclilla por fuera, con almizclera por dentro, muy acogedora y abrigadora, Sanji eligió una chamarra de forro negro de cuero con “borrega” por dentro demasiado caliente para alguien tan friolento como él, tomaron los víveres qué necesitaban y salieron del súper sin mencionar el encuentro previo.

Se dice que cuando las habilidades son natas, con cualquier cosa se demuestran; solo un par de calles hacían falta para llegar al departamento de Sanji cuando una pandilla de maleantes se atravesaron en su camino, Sanji quien iba fumando no reaccionaba a las agresiones verbales con más palabras y actuó muy al contrario de lo que Zoro pensó.

Sanji demostró ser uno de los pocos chicos que evidenciaría la frialdad de la sangre cuando se está acostumbrado a ese tipo de confrontaciones.

Cuatro sujetos los rodearon con afiladas navajas, dos de ellos miraban a Zoro y los otros dos se dedicaban a Sanji, quien solo fumaba.

— ¡Queremos lo que traigas de valor! —Alegaban los maleantes en su típico y vulgar tono de “amenaza”.

Sanji solo los miraba de reojo, al parecer se preocupaba por Zoro. Uno de los maleantes sujetó a Sanji por el hombro, eso encendió al peli verde, quien se abalanzó sobre él, de un puñetazo lo derribó y estando en el suelo lo pateó en el rostro.

Sanji se quedó algo pasmado de ver esa reacción de Zoro, después recordó que el marimo sí era agresivo por lo que él rubio cubrió la espalda del modelo. Una patada mando a uno de los maleantes hacia los botes de basura cercanos, Zoro esquivaba los navajazos que lanzaba un compinche, en uno de sus esquives se topó con un tubo largo el cual le sirvió de arma, Sanji vio por primera vez las habilidades del modelo fuera de pasarela, dos “simples” golpes bastaron para que los pobretones asaltantes se quedaran a dormir en el piso, sin embargo, el primer malhechor derribado no estaba inconsciente, tomo una de las botellas de vidrio y la lanzó hacia Zoro, Sanji se interpuso en medio y el botellazo se estrelló en su frente, en ese momento fue que Zoro  vio de lo que era capaz el rubio.

Con pasos firmes y certeros se acercó hasta el tipo sentado en el piso,  con toda la calma del mundo estiró su pierna, aplicó la fuerza de la que era capaz en ese momento y estrelló su pie en el rostro del maleante, la sangre salpicó sus botines de piel, pero Sanji no estaba conforme, continuó pateando al sujeto quien ya estaba mas que inconsciente sin piedad alguna, pareciera que se desquitaba de viejos golpes, Zoro tuvo que intervenir, sujetándolo por la espalda lo haló hacia atrás.

Sanji miró a Zoro de reojo, en ese momento suspiró y agachó el rostro, su sangre comenzó a escurrir por el mismo, acentuando un ribete carmesí en el pálido rostro.

Los maleantes menos maltrechos levantaron a ese suertudo y se adentraron en los callejones oscuros, Zoro tomó las bolsas y comenzó a caminar en “dirección” del departamento, más Sanji estaba parado, inmóvil, parecía estar plantado en la banqueta.

El modelo comenzó a pensar por su cuenta, pero no era momento de que sus pensamientos mandaran por él, caminó en dirección del rubio, lo miró y acarició su cabellera.

—Vamos, Manchas nos espera, seguramente tiene hambre, después de todo solo leche ha bebido desde ayer. —Zoro jugueteaba con la dorada cabellera del rubio, una mancha de rojo le mostró el resultado de ese pésimo ataque hecho por mediocres.

—Anda, tenemos que revisar eso. —Aclaraba el peli verde mirando en la cabeza de Sanji.

—No es nada, sanará sola. —Respondía el rubio, mirando de frente a Zoro.

Le quitó una de las bolsas que llevaban y comenzó a caminar hacia su hogar, al llegar y abrir la puerta, Sanji se despojó de la chamarra para comenzar a limpiarla, Zoro por su parte le sirvió a Manchas croquetas y agua, para después atender la herida de Sanji.

El rubio estaba sentado en uno de los bancos de la barra desayunador, con un pedazo de trapo limpiando la sangre que le había caído a la chamarra.

—Que bueno que es de cuero…—Hablaba el rubio.

Zoro llegó con el botiquín y le quitó la chamarra de las manos, comenzó a limpiarle el rostro y después observo la herida.

—Creo que necesitaras puntadas.

—Déjalo marimo, sola sanará, por cierto ¿Dónde aprendiste a usar un tubo de esa manera? Esos son movimientos de kendo y no están nada mal. —Agregaba el rubio mientras ladeaba el rostro conforme Zoro diera la dirección.

—Lo aprendí de mi padre, y tu ¿Dónde aprendiste a pelear de esa manera tan peculiar?—Respondió el modelo.

Sanji se levantó del banco de un brinco y se dirigió al baño, cerró la puerta y puso el seguro por dentro, Zoro lo sitio y comenzó a golpear la puerta.

— ¡Habré cejudo! Esa herida necesita ayuda medica—Gritaba Zoro pateando la puerta  —¡¡¡Si no abres, la tiraré de una patada!!! —Agregaba imponiendo más fuerza a los golpes.

Sanji se dejó caer en la tina del baño, cubrió sus oídos y fingía no escuchar, esos golpes le traían recuerdos muy malos, pero Zoro no mentía; al no ver respuesta por parte del rubio derrumbó la puerta del baño con una patada extra, una vez que la puerta fue derrumbada entró y buscó al rubio.

Al verlo escondiéndose en la tina, supo de inmediato que ese tema no estaba a discusión, caminó tranquilo hasta Sanji, se acuclilló en frente de él y lo tomó por los hombros.

—Vamos, esa herida necesita ser atendida. —Declaraba —Todo se arreglará.

—¡¡¡ ¿Tú como puedes saberlo?!!! ¡¿Acaso sabes si no mate al tipo ese?! ¡¡El que fuera un miserable bastardo no quiere decir que deba morir!!—La ira de Sanji reflejaba al mismo tiempo su dolor.

Zoro se quedó solo viendo, esperando  una reacción negativa.

—Tú no sabes nada…. Nada… —Alegaba Sanji, cubriéndose la cabeza y meciéndose de adelante hacia atrás.

—Y seguiré así, si no quieres que sepa, no lo haré… después de todo, solo soy una persona más en tú vida, pero esa herida debe ser atendida, vamos. —Declaraba el peli verde parándose y tendiéndole la mano a Sanji.

El rubio elevó la vista y lo que miró lo tranquilizó, vio a un chico que sin dudas ni titubeos demostraba estar ahí para él, vio a un joven que en verdad quería ayudar, vio a un chico ofreciendo su “afecto” hacia él sin esperar nada a cambio.

Eso era lo que en verdad buscaba Sanji “cariño” muchas veces lo había buscado en vano, y ahora que no lo hacía, le llegaba en presentación algo atolondrada de verde cabellera.

No pensó más y tomó la mano de Zoro, se puso de pie y salieron del baño, juntos.

—Tú repararás la puerta idiota impulsivo.

—Si seguro, mañana lo hago, imbécil anormal.

— ¿A quien llamas anormal, tarado?

—A cierto cejas rizadas ridículas.

Con esa “discusión” Zoro  se quitó la chamarra y la arrojo en un sillón, terminó por curar la herida justo por encima del rizo en la ceja de Sanji, cuatro véndoletas indicaron lo que él sabia, esa cortada necesitaba puntos pero el terco del rubio no quiso ir al hospital.

La madrugada llegó y con ella el sueño, Zoro quiso dormir de nuevo en el sofá, pero Sanji no lo quiso dejar solo, así fue  que ambos terminaron durmiendo en la sala,  como la noche previa mientras Manchas se posesionaba de la enorme cama en la cual, bien cabían además de él, ambos chicos.

Ya por la mañana un maullido los despertó, Manchas buscaba comida y atención, Zoro fue el primero en levantarse, Sanji solo se giró quedando de lado, sin embargo una gruesa banda roja en su rostro  perturbó al modelo quien  se acerco hasta él, puso su mano en la pálida y sudorosa frente solo para constatar lo que pensó, Sanji tenía fiebre.

Zoro buscó en su móvil un número en específico, lo encontró y marcó, ¿A quien más podría ser? A su manager.

— ¡Mihawk, el estúpido cejudo esta enfermo! …

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Lamento  mucho el haberl@s dejado a medias, pero ya saben como es esto de los retos, ya se me habían agotado las palabras jejejeje trataré de que no se repita.... nos vemos después....


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