Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Antes de que mi alma se drene... por Apust

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hace como dos meses me terminé de ver Kill la Kill y a pesar de que el anime tenía muchos clichés reciclados, extremas imágenes ecchi y un humor burdo y bizarro, me fue completamente entretenida. No fue un gran anime, pero al menos me mantenía con la mente ocupada por unos emocionantes 24 minutos por capítulo. Aún así, quise hacer una historia a mi forma, claro, sin perder los detalles importantes que habían dentro de la trama y serie original. Por cierto, hay cosas muy raras en este fic, sobretodo con los animales... sé que será extraño por unas líneas, pero espero que se diviertan tanto leyendo como yo me he divertido escribiendo. ¡Muchas gracias!

Hace una semana recibí una carta muy poco motivadora. Era de mi padre... o más bien, de alguien dándome noticias de mi padre:

27 de Diciembre 2013 Ciudad Honnō

Estimada señorita Matoi:

La siguiente es para informarle la lamentable muerte de su señor padre Isshin Matoi. A causa de esta triste situación, se nos ha encargado la tarea a nuestra institución gubernamental de entregarle los bienes estipulados en su testamento a su persona. Tendrá una fecha límite de el presente mes hasta finales del primer mes del próximo año.

Lamentamos su perdida, aún así, le deseamos de todo corazón que tenga un feliz año y felices fiestas.

Atentamente: Organización notarial “Nudist Beach”

 

Director general

 

Aikurō Mikisugi

___________________________________

¿Era de verdad esto? Es decir... ¿Qué clase de pésima organización “gubernamental” puede dar una noticia tan súper “triste” y a la vez desearme feliz año y felices fiestas? ¿Acaso nunca leen lo que envían? ¿O quizás la persona que copio esto sea un idiota? ¡¿NO VEN CUANTO ESTOY SUFRIENDO POR ESTO?!... Muy bien, no, no estoy sufriendo ni nada por el estilo. Es más, ni siquiera me sorprende, sabría que algún día sucedería esto: Una carta diciéndome que mi padre ha muerto o... una carta donde me digan que he acabado de ganarme la loteria. Aunque era más probable la primera, después de más de diez años sin saber cosa alguna de ese señor era más que obvio que llegarían malas noticias de él así como si nada.

-¿Un mes? – Dije para mí misma mientras ojeaba nuevamente la carta – Un mes para saber que me dejo el viejo... – No le di muchas vueltas al asunto, es más, ni siquiera me interesaba aquel testamento. Tenía una vida ahora, no era muy buena, pero era mi vida y saber o tener algo que me ate al pasado de mi padre no era algo que me motivara demasiado de dejar el orfanato en Kantō y hacer un viaje largo hacía Honnō.

-Menuda tontería... – Me quite los zapatos y acto enseguida me lancé sobre mi cama tratando de no pensar mucho en mi situación - ¿Por qué me dejaría algo? – Continuaba hablando sola y peor aún, pensaba sin querer en lo que esta “grave” situación probablemente me habría llegado – No me escribe en diez años y ahora me dicen que murió y que hay cosas que él había dejado para mí – Mi fuerte voluntad de declinar tal oferta comenzaba a desmoronarse poco a poco de la nada... - ¿Y sí me ha dejado un coche? – y más y más... - ¿Y qué tal si me ha dejado dinero? El sujeto era científico, debía de tener mucha plata – Con mucha más fuerza – Es decir, por casi doce años de abandono a un hijo en este país son como... – Empecé a contar con mis dedos en cifras numéricas exorbitantes así como así - ¡Mierda! Es mucho dinero... - ¿Lo leen? Mi fuerte voluntad parecer ser vulnerable ante este tipo de circunstancias – Pero después de cumplir los dieciecho no creo que te den nada... –Y entonces...- ¡TENGO UN JODIDO MES PARA AVERIGUAR QUE ME DEJO!

¡Ah! Al carajo la fuerte voluntad, si mi situación económica habría de mejorar si voy, entonces iré. Necesito el dinero, lo necesito mucho ahora mismo. Me levanté rapidamente sin bacilar de mi cama, fui hacía abajo de ella y saqué una funda gris y vieja de guitarra que había conseguido años atrás en una pelea. Agarré las pocas cosas que tenía y las empaque allí.

-Maldita sea – Decía a la par que iba metiendo cosas - ¿No era qué iba a dejar las cosas así? ¡Mierda! Maldita sea, Ryuko, no tienes ni el más mínimo carácter cuando se trata de herencias – Era algo que apenas acababa de descubrir de mí misma, soy asquerosamente codiciosa por lo que parece.

Me fui de allí esa misma noche, sin avisar, no era necesario. Después de que cumples los 16 años el orfanato no se encuentra en obligación de dejarte allí y creo que no habrían de notar mucho mi ausencia, sobretodo la directora, a quién tantos dolores de cabeza le había causado en años pasados por mis continuas faltas académicas y sociales contra los demás chicos que estaban allí. Tampoco fuera que los iría a extrañar, en más de diez años a duras penas hablaba con uno que otro niño de allí y eso que solamente para preguntar que harían hoy de almorzar o desayunar.

-Honnō ¿Eh? Veamos de que se trata – Salía por los pasillos como si nada, la puerta estaba cerca y mi encierro voluntario terminaría esa misma noche. Después de ir a varios metros de el orfanato no mire hacía atrás, no traía recuerdos gratos, ni mucho menos nada que me apegara ahí – Muy bien... ojalá no quede muy lejos...

15 horas a pie, tres en camión y hora y media en barco después...

Maldita pobreza... ¿Por qué tenía que irme de ahí sin siquiera pedir ayuda con el miserable pasaje en bus? Tuve que prácticamente pedirle a un sujeto bastante desagradable que me llevara atrás de su camión ya que él insistía en que le acompañara al frente como copiloto, fue tan desagradable, tanto bello púbico en su pecho y brazos, tanto sudor saliendo de sus horripilantes axilas y tan poco pelo reluciendo de su cabeza por poco me hacen vomitar y para el colmo, la ciudad Honnō queda en una jodida isla ¿Por qué? ¿Por qué me sucede esto a mí? Me colé en el maletero de un barco que iba hacía allí para poder viajar... ojalá toda esta mierda valga la pena.

Al llegar al puerto lo primero que había notado al posar mis ojos en la ciudad fue que  allí como que si parecían saber como dividir las diferentes clases sociales: Lo primero que alcanzaba a divisar eran un montón de casas pequeñas y rusticas rodeando toda la isla en la base; estaban hechas de madera con tejado de laminas de metal más que todo, tendederos por doquier y pequeños locales comerciales. Alcé la mirada y me fije en un montón de edificios... seguramente vivían allí los de la clase media, me imagino yo. Miré más arriba todavía y a lo lejos se alcanzaban a ver elegantes casas, finas por lo que a mí respecta... ¿La clase alta? No... había más al parecer, en la punta, casi rozando con las nubes había una extraña edificación blanca y enorme...

-Esa es la academía Honnōji. La más prestigiosa, tenaz, audaz, increíble y maravillosa de toda Japón – ¿Escuche una vocecita de la nada? Miré para todos lados y no vi nada. Cerre los ojos por un breve momento y di un enorme suspiro, nuevamente, al abrirlos una chica algo pequeña, de cabello castaño corto, enormes ojos cafés, piel blanca y portando un uniforme escolar estaba frente de mí... muy cerca de mí... tan cerca, que trate de dar unos cuantos pasos hacía atrás para deshacerme de ella pero parecía imposible, con cada paso que daba ella continuaba acercándose más y más hacía mí - ¡Oh! ¡Debes de ser nueva en la ciudad! ¿No? – Y más... - ¿De donde vienes? ¿A qué te dedicas? ¿Eres de otra ciudad? ¡Me gusta tu peinado y tu estilo para vestir! Es todo loco y cool como si le dijeras al mundo: “¡Hey! Soy ruda y sexy o soy sexy y ruda a la vez” – Sin saber... ya me encontraba de espaldas a una pared y esa rara tipa continuaba hablando sin parar - ¿Qué edad tienes? ¿Tienes amigos aquí? Porque si no tienes yo puedo ser tu amiga y así podríamos salir y toda la cosa – Dio unos cuantos pasos hacía atrás y estiro su mano hacía mí en forma de saludo - ¡Mi nombre es Mako Mankanshoku! ¡Mucho gusto!

-¿Eh? – Mostré una mueca un poco rara y perturbada... – Ryuko... – Estiré la mano hacía ella algo insegura y esa rara chica me apreto como un demonio.

-¡Muy bien! ¡Seremos mejores amigas desde ahora! – Acto seguido de esto, ella me dio un abrazo tan fuerte que por poco me hace perder ambos pulmones. Una alarma pequeña de su reloj de muñeca sono y en un acto rápido me solto - ¡Diablos! ¡Ya van a tocar y todavía estoy muy lejos de la academia para matricularme! ¡¿Por qué mi papá tuvo que hacerme venir al puerto a averiguar si el pescado estaba barato hoy?! ¡Nooooooooooooooooooooooooooooo! ¡No tengo tiempo que perder! Me debo de ir, Ryuko-Chan, nos vemos después ¡Bye!

-¿Pero qué...? – Esa mujer había corrido tan veloz que ni Usain Bolt podría alcanzarla - ¿Toda la gente de esta ciudad será así?

Encontrar esa rara notaria no era tan difícil en esa ciudad, debe de ser porque era la única notaria que había ahí. La fachada no era cosa del otro mundo, era una casa normal en la zona “pobre” de la ciudad, creo que era la única normal allí. Al entrar, un sujeto alto, fornido, de piel morena y cresta roja me detuvo poniendo una de sus manos en mi hombro derecho.

-¿Y a dónde vas tú? – Pregunto con voz fuerte y mandona.

-¿Yo? Pues... voy... a... ¡Reclamar una herencia! Sí, eso es...

-Muy bien – Dijo - ¿Y la carta?

-¿La carta? – Pregunte confundida - ¿Qué car... - ¡Mierda! Me olvide de esa estúpida carta que había arrojado al bote de basura de mi habitación en el orfanato. Llevé mi mano hacía mi cabeza y con una sonrisa bobalicona le respondí – Se me olvido, salí tan a la carrera que no la pude tomar...

-Te voy a decir dos cosas interesantes, niña. Primero: Si no tienes la carta, no puedes reclamar tu “herencia”. Y segundo: No nací ayer, así que...

-¿Ya empezaste con tus “dos cosas interesantes” con otro usuario? – Decía una voz que salía de una de los salones de aquel lugar - ¿En qué habíamos quedado la última vez, Tsumugu? – Era un tipo flacucho, de unos extraños lentes de sol ¿morados? Cabello púrpura y portaba una camisa con las mangas arremangadas hasta los brazos y unos pantalones oscuros.

-Bueno... – Me soltaba el fortachón mientras suspiraba – Ella dice que viene por una herencia.

-¿Herencia? – Pregunto el tipo rarito con pésimo estilo para vestir - ¿Cómo te llamas? – Dirigó la mirada hacía mí, sin titubear ni bacilar le respondí.

-Ryuko, Ryuko Matoi, señor.

-¡Ah! La hija de Isshin... claro, claro, siga por acá – Me ofrecio entrar a su oficina mientras a la par yo le hice un total bufo en el rostro a aquel guardia que sin mostrar piedad alguna conmigo me fulmino con una mirada bastante enojada – Realmente no esparaba que llegarás en tan poco tiempo, señorita Matoi – El tipo tomo asiento detrás de su escritorio y empezó a sacar un montón de archivos – La verdad, es que ni siquiera pensamos aquí que vendrías.

-¿Y por qué no? – Pregunté un poquitín molesta – Era mi padre, tenía que venir...

-Pero dijiste que venías por una herencia y no para saber que ocurrio con tu padre – Una gota fría de sudor y vergüenza se denotaba correr por toda mi frente a la par que aquel sujeto se reía -  No te preocupes, Ryuko. La mayoría de personas que pierden un ser querido nada más vienen aquí para saber que les dejaron, así que no eres la única codiciosa miserable de este mundo.

¿Codiciosa miserable? Bueno, eso si fue bastante vergonosozo. Me imagino que él debe de ser el director de este lugar, más exactamente, el tipo que escribió esa estúpida carta tan mal redactada. Entonces, de la nada, saco una pequeña cajita roja, la abrió y se pospuso a sacar una hoja... ¿Era alguna carta?

-¿Te leo lo que te copio antes de morir tu padre o vamos directamente al grano? – Propuso.

-Vamos directamente al grano, ¿sí? – Respondí un poco apenada y sonrojada, no quiero que piense que soy una miserable egoísta sin sentimientos todo el tiempo... ¿o eso es lo que estoy provocando?

-Muy bien, entonces... – De la caja, extrajo una pequeña llave – La llave de la mansión Matoi a las afueras de la ciudad, dijo que podrías vivir en ella después de morir - ¡¿Una mansión?! ¡UNA MANSIÓN! ¿¡Y PARA MÍ SOLA?! No lo podía creer...  Ryuko, mantén la jodida calma, es excitante esto, pero empezamos bastante bien para ser la primera cosa, vamos, sé que puedo mantener la calma, solo por unos instantes - ¿Se encuentra bien, Ryuko? – No lo pude evitar, estaba saltando de alegría sin querer, era algo que no podía estar pasando verdaderamente. Me senté nuevamente y trate de volver a aguantar la compostura – Sí, es muy emocionante recibir una mansión como primera casa ¿No? Bueno, pasemos a la siguiente herencia – Nuevamente, de la caja, saco una tarjeta, parecía de crédito – Los créditos y ahorros de su padre, todos se encuentran en esta tarjeta, son estimadamente... – Hizo cuentas con los dedos – Son muchos Yenes... te lo diré en dólares americanos mejor: Ciento treinta y siete millones.

Después de escuchar tal cifra, el mundo se oscureció, cubriendo todo en tinieblas de la nada.

Mucho dinero...

Tanto para gastar...

Por fin podré tener mi propio gimnasio...

Con todo ese dinero podré comprar todo un país...

Con tanto dinero se es feliz...

Dicen que el dinero no compra la felicidad...

Pero a mí me encantaría llorar en un Ferrari...

Tanta plata...

Tanto dinero...

Tanto para gastar...

-¿Señorita Matoi? – Una voz me guiaba fuera de mi trance, abrí los ojos lentamente y era el dueño de la notaria – Sé que es mucho dinero, pero creo que puede esperar para lo mejor.

¿Lo mejor? ¡¿HAY MÁS?! ¡DIOS! ¡DEBO ESTAR SOÑANDO!

-¡GOLPÉEME! – Le pedí efusivamente mientras cogía con violencia de su camisa.

-No, no estás soñando, Ryuko – Sonrió – Aún así, mira... – Me pasó un extraño papel, lo agarre sin chistar y era ¿una matricula a la academia Honnōji?.

-¿Una matricula? ¿De verdad? - ¡¿Para qué diablos una matricula?! ¡Soy rica! Puedo comprar ese colegio y hacer que me pasén todos los años sin hacer una miserable mierda – Eso se lo puede quedar – Me levanté del suelo y sacudí mi ropa – No necesito eso, se lo puede dar a alguien más si desea.

-¡Oh! Qué pena... – Decía el hombre mientras se arreglaba su camisa y estrujaba sus gafas – Tu padre nos dio esta matricula antes de morir, dijo que si no cursabas tu último año de estudio en la academia no te podías quedar con nada de esto.

-¡¿QUÉ?! - ¿Después de muerto quiere seguirme jodiendo? - ¡¿Por qué?!

-No lo sé, parece que tu padre creía en tu formación personal... ya sabes, antes de que te volvieras en una miserable codiciosa.

-A ver, a ver, a ver... – Detuve su diálogo - ¿Me está diciendo que tengo que estudiar en esa academia todo el año para poder tener la mansión y el dinero?

-No respectivamente – Explico – Puedes vivir en la mansión y nosotros cubriremos tus gastos mensuales mientras tanto. Cuando culmines tus estudios ¡CON EXCELENTES NOTAS! - ¿Por qué tanto enfasis en esa última parte? – te daremos el dinero.

No sonaba tan difícil, no debía de ser tan difícil, me imagino que sería lo mismo que el orfanato, solo que con notas.

-¡Bien! ¡acepto el trato! – Cerramos el trato con un apretón de manos. Me entrego la llave de la mansión y algo de dinero para empezar a vivir en ella, lo necesario... para comprar comida más que todo.

-Las clases comienzan la otra semana, Ryuko – Dijo – Trata de no llegar tarde.... ¡Por cierto! – Corrió hasta atrás de su escritorio y desde allí parleaba – Tu padre también nos confio la tarea de entregarle su más querida mascota.

Saca de uno de sus cajones una jaula, la cual tenía adentro un raro animal... parecía una rata... larga, y de raros colores: negro su pelaje con algunos zanjas rojas que le rodeaban hasta la felpuda cola, además de que no poseía un ojo y el otro tenía una orbe amarilla y su pupila era de rojo intenso...

-¿QUÉ MIERDAS ES ESO? – ¿Me impacto demasiado con cosas raras? Pues parece que sí - ¿Una rata? – Me acerqué a la jaula para mirar mejor a tan raro animal.

-Es un hurón... su nombre es Senketsu. También dijo que si Senketsu moría no tendrías ni una miserable moneda de su parte por descuidada – Reía a la par que decía tan crueles palabras...

Muy bien, veamos mi situación: Podré quedarme con una enorme mansión y mucho dinero si voy a la escuela y cuido de una rara rata... no suena tan difícil.

Y aquí, comienza mi nueva vida... quién lo diría, el destino tiene cosas buenas para todas. Más si has tenido un destino tan cagado y malo como el mío después de tantos años, pero bueno, veamos como me va, no creo que sea tan duro cuidar de una rata e ir al colegio. No lo creo, no lo será. ¡Voy a lograrlo, lo juro por Dios!

Notas finales:

Si llegan a leer esto fue porque llegaron hasta el último renglón de este fic, muchas gracias realmente. Soy nueva en todo esto, así que pues... cualquier crítica o consejo será muy bien recibido. Y disculpen por el primer capítulo, sé que no fue la gran cosa, pero en el segundo veremos la incursión de los demás personajes importantes dentro de esta historia :D Muchas gracias por leer!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).