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Antes de que mi alma se drene... por Apust

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Notas del capitulo:

Y bueno, aquí el segundo capítulo de esta loca y rara historia ¡Jajajajajaja!

¿Año nuevo? ¿Vida nueva? Ya lo creo, de pasar a vivir en un orfanato a una mansión era un paso muy grande y en pocos días. Quién lo diría, me sentía bien. Era como si todos esos años de soledad en ese lugar dieran su recompensa. ¿Pero por qué estudiar en esa academia? ¿Qué tramaba mi padre? No estoy muy segura... ojalá y no sea alguna estúpida sorpresa para dañarme todo lo que he conseguido en tan poco tiempo. Caminé por la ciudad varias horas, compré la comida necesaria en algunas tiendas y después me fui a relajar a una banca en un parque que daba un hermoso paisaje de atardecer sobre el mar. Es tan hermoso ver como el mar y el cielo se mezclaban en tan solo un breve momento por tal anaranjado sol... nunca lo había visto, de escucharlo sí, pero de verlo jamás.


¡Por cierto! Era verdad que ahora tenía una mascota... una muy rara mascota haciéndome compañia.


-¿Qué opinas, Senketsu? – Le pregunte, como si esa cosa fuera a responderte – Es muy bonito – Volví a mirar hacía el horizonte – Tendrás que decirme que cosas te gustan para poder comprarlas... - ¿Por qué le hablo como si pudiera entenderme? Debo estar loca... ¡LOCA POR EL DINERO! – Creo que no me entiendes, haremos algo, te iré dando distintos tipos de comida y la que más te guste esa te haré seguidamente ¿Te parece?


-Me gustaría poder acostarme sobre esos pechos que tienes...


-¿Eh? – Mi rostro palidecio por un breve instante... ¿esa cosa había hablado?


-Sí... estaría muy cómodo si pudiera andar por ahí entre esos pechos... vaya maravilla... no lo puedo creer, no tenía idea que el viejo tuviera una hija tan atractiva...


-¿Eh...? – Sí, ahora si estaba más que asustada... - ¡ESTÁS HABLANDO! – Grité histérica señalando la jaula donde se encontraba - ¡ESTA RATA ME ANDA HABLANDO! ¡¿PERO QUÉ PUTA MIERDA ERES?! – Volví a apuntarle mientras me levantaba con pánico de la banca.


-¿Puedes escucharme?  - Esa cosa había tirado su cabeza para un lado como si preguntara confundido – Es raro... nadie nunca ha podido escucharme.


-¡PUES YO TE ESCUCHO BIEN Y ERES UNA JODIDA RATA PUERCA! – Me sonroje bastante, había gente en ese lugar que me miraba como si pareciera una maniática.


-Ryuko... primero, cálmate... ¿Sí? – Hablaba tan serio y sereno... ¿De verdad esta pasando esto? ¿Es real? Me golpee con fuerza en la cara y no lo creía, esa rata realmente estaba conversando conmigo – Primero: No soy una rata, soy un hurón y segundo: cálmate ¿Sí? Pareces una loca gritándole a un hurón.


Tenía que aclarar rapidamente todo esto. Una rata me habla... ok, no hay nada que aclarar, tantos años hablando sola me hicieron crear una vocecita sensual a esa rata en mi cabeza que solamente puedo entender yo. Sí, eso debe de ser.


-¿Qué eres? – Volví a sentarme, pero esta vez, más alejada de la jaula de esa rata.


-Sácame de aquí y te lo voy a contar todo...


¿Sacarlo? ¿Era seguro hacerlo? Bueno, no tenía más opciones. Con mis manos temblorosas me acerque al pequeño seguro que traía la jaula y le libere. La rata corrió a atravez rapidamente por mi brazo derecho, se poso sobre mi cuello y se enrollo allí como si fuera una bufanda. Su pelaje era tan suave... y olía bien para ser una rata.


-¡Ah! Por fin, un cuello tierno donde puedo estar – Decía – El cuello del viejo era bastante tosco y ancho, así que no me podía acomodar bien – Explicaba, se le notaba bastante cómodo.


-Muy bien, te cumplí – Respondí sonrojada por la extraña situación - ¿Qué diablos eres? ¿Y por qué hablas?


-Ryuko... Tu padre me llevo donde esos tipos de la notaria una semana antes de morir – Inquiria mientas sentía su suave y felpuda cola rozar con mi espalda – No sé por qué, pero él mantenía el presentimiento de que irían a hacerle algo en algún momento – Explicaba con un leve tono de preocupación. Esperen un segundo, tenía toda la razón... hasta el momento desconozco las causas de la muerte de mi padre, aunque tampoco me he preocupado bastante por conocerlas, pero hasta este preciso momento mi curiosidad comenzó a elevarse a topes jamás explorados por mí – Además de dejarte su mansión y su enorme riqueza también te ha dado una matricula para esa academia – Continuaba - ¿Por qué ahí? – Pregunto de manera curiosa.


-... – Eso realmente puso todo mi cerebro en un lapsus de entera concentración por varios segundos. ¿Por qué en esa academia? ¿Por qué si quería que yo estudiara no me inscribio en otra academia? – Era la academia más cercana... digo yo.. – No tenía más respuestas para tal pregunta.


-Quizás él quería que descubrieras algo, ¿no?


-Descubrir... – Dije entre susurros... – Descubrir... ¿Descubrir quién lo ha asesinado?


-Puede ser...


Muy bien, voy a poner las cosas bien en claro a partir de ahora. A ese señor, “Mi padre” no le tenía nada de seguimiento a su vida como él tampoco la tenía a la mía y decir que de la noche a la mañana le han matado para que me hiciera descurbrir quién lo había hecho me parece una total tontería. No quiero a mi padre, como tampoco puedo decir que lo odio, ninguna de las dos, era más bien una relación tenua, ni pensaba en él y él no pensaba en mí. Aunque quizás solamente empezó a pensar en mí cuando se vio en problemas... pero nada más estoy sacando conclusiones yo sola. ¿Acaso quería que yo lo vengara? ¡Jamás haría tal cosa! Nunca he vengado a nadie y no voy a empezar por él, no vale la pena. Creo que esta rata se ha equivocado de detective, porque yo no seré su Sherlock Holmes ni hoy ni nunca.


-Senketsu. Si lo que quieres es que descubra la muerte de mi padre... no lo haré – Zanje de una buena vez el asunto para no darle más vueltas a esto.


-Era tu padre, Ryuko... – Trataba de aclararme, pero yo le detuve antes de que continuara con su diálogo de moralidad barata.


-¿Qué padre te mete a un orfanato y se olvida de ti por diez años? – Le regañe, este asuntillo ya me estaba comenzando a cansar – Sencillamente no lo voy a hacer, Senketsu...


-Muy bien, entonces haré lo siguiente: la próxima silla plegable que vea por ahí me voy a lanzar y haré que esa cosa me parta el cuello en dos – Amenazaba con una voz más fría y tetrica.


-¿Qué clase de animal estúpido haría tal cosa?


-Mi especie muere principalmente por eso... me daría mucha pena morir y que no te dieran ni un miserable centavo por ser tan jodidamente egoísta.


-¡¿Eh?! – Mi cara de asombro no se hizo esperar. ¿Esa rata me andaba chantajeando? ¡Mierda! Si esa cosa muere ¡Pffffffffff! Adiós fortuna – Muy bien, muy bien – Agregue molesta – Lo haré, lo haré... pero no hoy, hoy quiero descansar en mi nueva casa – Dije a la par que agarraba las bolsas y la jaula y me disponía a encaminar mi rumbo hacía la nueva mansión – Pero aún sigues sin responderme el por qué hablas.


-Esa es historia para otro día, Ryuko... todo a su debido tiempo.


A pesar de que hablar con una rata pegada a mi cuello era bastante raro no era ya tan malo. Al menos tenía con quién hablar, aunque la gente de la calle se me quedaba observando a ratos ¿Nunca han visto a alguien hablar con una mascota? Parece que en esta rara ciudad no y decir rara es poco, pero al menos me voy a mantener alejada de todos ellos hasta que empiecen las clases. El camino hasta allí era bastante largo, quedaba afueras de aquella extraña ciudad. “Qué maldita isla tan grande” pensaba, parecía que jamás habría de llegar. De no ser por las instrucciones de Senketsu jamás sabría orientarme bien en tan raro agujero lleno de laberintos y callejones por todos lados.


Tardamos al rededor de dos horas en llegar, solamente para encontrarme con lo siguiente...


-¿Pero qué...? – Pregunte muy anonadada. La mansión entera... toda... estaba en ruinas - ¿Qué diablos le pasó a la mansión? ¿Seguro que es esta, Senketsu? – Estaba completamente en cenizas y ruinas era todo lo que quedaba, ni siquiera el enorme portón de madera fina que decía en letras grandes “Matoi” se había salvado. ¿Quién haría algo así?


-Pues, eso parece...


Ambos nos adentramos más hacía allí, de entre los escombros pudimos atraversarlos y llegar directamente hacía una puerta ya prácticamente caida. La luz de la luna era nuestra guía por tal tenebroso lugar, ni a Clive Barker se le habría podido ocurrir mejor lugar para detallar sus más tenebrosas historias. Busqué en cada habítación, pero no había nada, el fuego lo había consumido todo dejando solamente polvo y cenizas por doquier. Aún así, cerca a las escaleras había notado algo, algo que la luna había iluminado desde hacía mucho rato, me acerque hasta allá y era una fotografía.


-A ver... – La tomé sin dudar mucho y la observe. La imagen relucía hacía un hombre alto, despeinado y con un traje elegante blanco sosteniendo una bebé en sus brazos y sonriendo tiernamente hacía la cámara - ¿Será él?


-Se parece – Opino Senketsu – Probablemente esa bebé seas tú.


-De todo lo que hay aquí fue lo único que se salvo... – Continuaba mirando aquella fotografía, buscando señales de algo que me pudiera dar una pista acerca de la muerte de mi padre - ¡Espera! – Había notado algo, y es que, en el hombro derecho de aquel joven apuesto había... - ¿UN HURÓN?!


-Sí, es un hurón... – Miraba Senketsu angustiado aquella foto – Pero no soy yo. La foto es vieja, tú tienes 17 años y el viejo me tiene desde hace 10. No puedo ser yo, además – Agrego – Ese hurón tiene los dos ojos funcionables.


No estaba muy convencida por su respuesta, parecía como si me estuviera escondiendo algo. Así como un acto de la nada, volteé la fotografía y en el reverso de ella habían una corta pero precisa oración escrita en marcador que decía: “Sigue al hurón blanco”


-¿Hurón blanco?


-A ver, a ver... ¿Tenía de pequeña un hurón blanco? – Hay cosas que no puedo recordar, menos cuando era una bebé. ¿Por qué la mayoría de cosas que me andan rodeando ultimamente tienen que ver con hurones? Malditos animales tan extraños – Bien, entonces... no tengo opción, ¿verdad? Debo de encontrar quién asesino a mi padre – Di un hondo y largo suspiro de pura pereza de hacer tal cosa - ¡Pero que te quede claro, rata! – Le señale violentamente – No lo voy a vengar, buscaremos quién lo mato y listo, se acaba el problema ¿Entiendes?


Hurones, asesinatos, mucho dinero... ¿En qué se ha convertido mi vida en menos de dos días? ¡Creí que sería sencillo! Por Dios ¿Todo debe de ser tan complicado? A pesar de no tener mucho en el orfanato nada era así. Aunque, por el momento debería es preocuparme mejor en encontrar donde pasar la noche o más bien, donde me iba a quedar mientras tanto, a pesar de contar con la ayuda monetaria de los tipos de la notaria no me era suficiente para alquilarme algo por el momento. Necesitaba un “plan b” y ese plan sería... muy bien, no tengo “Plan b” veamos que puedo hacer si vuelvo a la ciudad.


Y allí me encontraba, divagueando por las calles del estrato más bajo de la isla. Por lo menos tenía compañia, una rara compañia, pero al menos hablaba, con eso podría conformarme. Termine parando en un extraño callejón, andaba caminando tanto por esas estrechas calles que ni siquiera sabía donde estaba parada. Me di cuenta entonces que no solamente me encontraba con Senketsu a solas en esa calle, también había alguien más allí. Di media vuelta y de la nada salio volando un cuerpo hacía mí, iba tan rápido que no pude evitarlo y chocó fuertemente contra mi pecho e hizo que cayera sobre todo mi trasero al suelo.


-¡RYUKO-CHAN! – Conocía esa voz, era la chica de esta mañana en el puerto - ¡¿Qué haces por aquí a estás horas?! ¡Mira! – Señalo directamente con su dedo indice hacía Senketsu - ¡Tienes una rata en el cuello! – Grito de forma muy melodrámatica y acto seguido tomo al pobre hurón por el cuello y lo arrojo lejos de mí - ¡Largo! ¡Chu! ¡Chu! Sucia rata de alcantarilla tuerta! – Agarro entonces un pequeño pedazo de madera para tratar de aniquilarle a golpes.


-¡Espera, Mako! – Tuve que detenerla antes de matarlo. Tomé de su brazo y ella inmediatamente se detuvo – No es una rata... o bueno, sí, parece una rata. Pero esa cosa – Le apunte directamente a Senketsu- Es mi mascota.


-¡Oh! ¡Ryuko-Chan! – Su actitudo violenta cambió por una totalmente tierna así como así – No tenía idea de que te gustaran los animales callejeros. Pero mira que gustarte las ratas, eso es raro. Además ¿Qué haces a estas horas por acá?


-Bueno... – Empecé a reír nerviosamente – Es que vine a la ciudad y pues no tengo en donde quedarme por ahora, así que andaba busc... – No pude terminar mi frase cuando ella ya tenía en mis labios uno de sus dedos, haciendo ademan de que no continuara hablando.


-Ryuko-Chan no se puede quedar en la calle, menos siendo visperas de año nuevo – Dijo alegremente - ¡Ven! ¡Pasa la noche con mi familia y después, si quieres puedes ir a buscar casa!


¿Tenía más opciones? Bueno, yo diría que no, aunque, para ser franca valió la pena haber aceptado su invitación. Su casa no era tan grande, vivía en el barrio pobre de la ciudad, aún así, tenía esa rara esencia que te hacía sentirte agradable desde que entras... claro que al principio me sentí algo rara, el letrero de “Médico Clandestino” en toda la entrada era algo perturbador, después Mako me explicó que su padre era un médico que no había terminado sus estudios, entonces se dedicaba a ayudarle a la gente del barrio con problemas físicos o internos, la mayoría de las veces les salvaba pero creo que son más las muertes causadas por él que su extraña forma de salvarles. Era un tipo amigable, algo pervertido eso sí, no paraba de verme los pechos o examinarme desde que entre, lo mismo de su pequeño hermano, eran tal para cual, aunque su madre si era la excepción, tenía la misma personalidad de Mako, solo que sin llegar a ser extremadamente eufórica, era la voz de la razón en esa casa llena de gente rara y eso que sin contar con la rara mascota que tenían allí, desde el primer momento que pusé un pie en esa casa, el perro o “Guts” como se llamaba, no paraba de ladrarle a Senketsu, es como si le odiara. La comida también era rara, eran pobres, así que la carne que usaban era de muy dudosa procedencia, aún así, estabta todo muy delicioso. Bastante.


Y así, sin querer se me fueron yendo los días en la casa de Mako, de entre pasar cada noche tratando de hacer lo posible para que el padre de Mako y su hermano no me vieran mientras me duchaba y tratar de hablar limitadamente con Senketsu para que no pensaran que era una loca que gustaba de hablarle a las ratas era algo que ya se me había hecho familiar. Cada noche era lo mismo, la misma cena ruidosa pero agradable, la misma carne extraña, los mismos personajes raros, pero estaba plena, era como si hubiera encontrado una familia después de tanto tiempo... una de la cual se me había negado por tanto tiempo, una de la cual añoraba más que nada en el mundo en el orfanato, estaba tan feliz. Pero toda felicidad tiene un precio y ese precio era...


-¡RYUKO-CHAN! ¡RYUKO-CHAN! – Decía Mako gritando por toda la casa mientras iba de un lado a otro con un cepillo de dientes en la boca - ¡VAMOS A LLEGAR TARDE A NUESTRO PRIMER DÍA DE CLASES!


¿Clases? Cierto, la academia me esperaba. ¿Tan rápido se fueron dos semanas? El año nuevo pasó tan rápido que sin darme cuenta ya era el día exacto para entrar a estudiar allí. No me encontraba plenamente preparada ¿Qué espero exactamente encontrar ahí cuando llegué?


-Ryuko – Hablaba tiernamente Sukuyo, la madre de Mako mientras me despertaba – Mako tiene un uniforme viejo de la academia, si deseas te lo puedes medir para ir allá, con esas ropas que traes siempre no creo que te dejen pasar.


El uniforme de Mako me quedaba a la perfección, iba completamente con mi estilo: Era algo así de marinero negro con un pequeño moño rojo en el cuello, perfecto para que Senketsu se posará allí.


-¡RYUKO-CHAN! – Decía Mako exaltada - ¡No puedes ir con tu mascota a la academia! ¡No es permitido!


-Neh, tranquila, Mako – Le dije con una leve sonrisa en mi rostro – Senketsu no modula muchos movimientos, así que se le confunde con una bufanda, no habrán problemas.


-... – Mako se había quedado callada y pensativa, era la primera vez que lo hace desde que vivo con ellos - ¡Muy bien! – Su enorme sonrisa vuelve a aparecer sobre su rostro – Si tú no tienes problemas, entonces creo que la academia tampoco ¡Vamos!


Para llegar a la academia debíamos de ir por una especie de tranvía, era muy concurrido por muchos estudiantes de los barrios bajos, bastante diría yo. Subir por todos los estratos a la academia fue algo raro, ver tan extraña forma arquitéctonica en la isla me causa curiosidad. Tantos lujos para pocos y tan poco que ofrecerles a muchos ¿Qué clase de ciudad era esta en la cual la gente necesitaba saber quién es rico y quién es pobre para aparentar ser mejor?


-Mierda...-Fue lo único que se me vino a la mente al primer momento de divisar la academia por primera vez de cerca, era tan enorme y tan ¿rara? Sí, el patío principal parecía más una especie de arena para gladiadores que cualquier otra cosa, rodeado por una edificación estilo romana blanca pura y en el norte un enorme edificio en punta donde supongo es donde se dan las clases. Creo que es mi tipo de escuela.


-¡Eh! ¡Ah qué es genial! ¿No? –Me codeaba Mako amigablemente mientras no salía todavía de mi asombro. Pero de repente, su amigable gesto cambió rapidamente a una postura de respeto e inclinación al igual que el resto de estudiantes del lugar ¿Qué sucede ahora? - ¡Hey! ¡Ryuko! – Susurraba – Reverencia.


¿Reverenciar? Ella tomó de mi brazo fuertemente y me obligo a hacer lo mismo. ¿Por qué? ¿Quién merece tal señal de respeto así de la nada? Nada más me fije en un extraño brillo que sobresaltaba de la entrada principal de aquel edifico. Salían de allí cinco personas: Al frente iba una mujer de alta estatura, piernas largas y al final de ellas unos enormes tacones colo blanco, su cabello era largo a más no poder y de un tono gris oscuro; parecía ser sedoso a más no poder, su rostro no denotaba ningún sentimiento o emoción alguna, era una expresión totalmente fría e inexpresible y su piel era tan blanca como la nieve misma de invierno. ¿Quién era ella? ¿Sería alguien importante? Yo creo que sí, para ser escoltada por cuatro personas tras de ella supongo: Un sujeto de estatura promedio y buen estado físico, cabello largo castaño y portaba una especie de Bokken en la espalda. A su lado iba un sujeto que no era muy difícil de percibir, tan alto como un demonio y parecía ser tan fuerte como un roble, además de un extraño color trigueño de piel y cabellera rubia. Caminaba junto a él otro tipo, flacucho y más bajito que los dos anteriores, de pelo... ¿Azul? ¿Y cubría la mitad de su rostro con la cuellera de su unifrome? Y estaba acompañado de una enana de cabellos rosados y piel blanca, con una estúpida cara de niña a más no poder... ¿Serán los que mandan aquí? Eso he de suponer...


Pasaban al lado de cada uno de los estudiantes, murmurando cosas entre sí y ríendo de cada estudiante raro que veían. Eso me fastidio un poquito ¿Pero quiénes se creen?


-Ryuko... – Habló Senketsu seriamente – Mira a la chica del frente... – Le hice caso y la observe fijamente. Sí, he de admitir que era bonita, muy bonita... quizás demasiado, pero ese rostro lleno de poca misericordia también me fastidiaba... y esas estúpidas facciones femeninas que poseía y esos penetrantes ojos azules, parecían ver todo a su alrededor y más allá con ellos... eran tan... ¿provocativos? ¡¿Eh?! ¿Qué? ¿Acabo de decir eso? Sí, la chica era muy bonita, pero no para que produciera en mí esa clase de comentarios - ¿Te diste cuenta?


-¿Darme cuenta de qué? – Le susurré.


-Mira a su hombro derecho...


Fije mis ojos hacía su hombro y lo noté enseguida, mis ojos se abrieron como un par de platos al ver que... tenía un jodido hurón... ¡UN JODIDO HURÓN BLANCO! Entonces recordé la fotografía de mi padre: “Sigue al hurón blanco”


-Debes actuar con calma – Proponía Senketsu...


Pero como era tan propio de mí, actuar con calma no era lo mío. Rompí con el humillante protocolo de revenrenciarme ante ellos y salte enseguida a su paso cuando estaban a pocos centímetros de mí. Me hice frente a frente con ella, por unos cuantos segundos estuvimos así, ambas pareciamos matarnos la una de la otra con nuestras miradas, era una sensación bastante desagradable. También sentía como esa cosa sobre su hombro derecho me observaba también. Fue entonces cuando Senketsu abandono mi cuello y se escondio entre mi blusa rapidamente, apenas pude notar cuando hizo esto ¿Por qué? ¡Qué jodido cobarde! y enseguida con voz segura y fuerte le dije.


-¡¿De dónde mierda sacaste ese hurón?! - Ella no se movió ni un milímetro, ni siquiera su rostro cambió de expresión – Dije: ¡¿DE DÓNDE SACASTE ESE HURÓN?! – Una vez más, pero esta vez, con más fuerza que la anterior – Veo que no respondes... – Aprete mi puño con fuerza y estaba dispuesta a golpearla si no me respondía – Muy bien, si no entiendes con palabras.


Cuando estaba estirando mi brazo derecho para golpearla, escuche entonces un grito provenir de atrás de ella:


-¡MEN! – Y después un golpe seco en toda la boca de mi estomago - ¡DO! – Segundo grito, acompañado esta vez de otro golpe, esta vez en mi pecho, más fuerte todavía que el primero - ¡KOTTE! – Último golpe, ahora fue en mi cabeza, sentí que el mundo me dio vueltas al menos unas mil veces antes de caer de rostro contra el suelo - ¡Pero cómo te atrevez a hablarle así a la grandiosa y única Kiryūin Satsuki! – Era el tipo del Bokken, nuevamente golpeando mi cuerpo en la espalda - ¡Jodida basura! ¡No sabes con quién diablos es a la que te diriges con tan poco respeto! – No podía alzar la cabeza, ese sujeto tenía mi cuello apretado con su bota – Señorita Kiryūin, por favor, deme el placer de acabar con esta alimaña.


No pude ver que hacía, no podía apreciar más allá que los zapatos de los demás estudiantes desde mi posición. Fue entonces que la escuche, unas frías y duras palabras acompañadas de una voz fuerte y constante:


-La basura, basura siempre será... no te tomes la molestía de ensuciar tu espada con esa maldita barriobajera - ¿Barriobajera? ¿Pero qué demonios? El tipo aparto su bota y entonces volvía  escucharla – De ahora en adelante, siempre que sientas mi presencia vas a poner tu rostro contra el suelo, basura - ¡¿Qué?! ¿Pero qué mierdas? Tomé algo de aire y fuerza y entonces me dispuse nuevamente a atacarla, esta vez desde la espalda, había pasado de mí como si nada y eso no lo iba a tolerar. Me levanté con algo de esfuerzo y entonces, una vez más, otro golpe... esta vez en el rostro y con mucha, pero mucha fuerza, fue en tan solo un instante, era el sujeto enorme y con una voz fuerte y dura dijo:


-¡Respeta las órdenes de Satsuki-Sama!


Habían pasado de mí como si nada... ¡Los cinco! Malditos sean, ¿cómo pueden humillarme de esa forma y más enfrente de tantos estudiantes? Ya cuando no se pudieron divisar, cada uno de ellos fue tomando diferentes caminos, la única que se quedo allí para ayudarme a levantar fue Mako.


-Ryuko... – Decía Senketsu preocupado mientras salía de entre mis pechos - ¿Estás bien?


-Sí, estoy bien... – Respondí con bastante molestia mientras me quitaba un pequeño rastro de sangre que había comenzado a brotar de mi labio inferior con mi mano – Ella debe de ser, ¿no? – Sonreí con mucha malicia.


-No lo sé. El hurón que llevaba era similar al de la fotografía: Blanco, ojos funcionables e iguales al mío... creo que debe de ser ella.


Muchas preguntas pasaban ahora por mi mente: ¿Quién es ella? ¿Por qué tiene esa otra rata? ¿De dónde la obtuvo? ¿Hablaba con mi padre? ¿Le conocía? Preguntas a respuestas que solamente podía sacar de una sola forma... ¡Con violencia!


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