Era una noche oscura, y tormentosa. Los relámpagos y los rayos rugían por los oscuros y nocturno cielos. En una casa sencilla y humilde, vivía una familia formada por cuatro personas. Uno de los miembros de esa familia andaba por los pasillos temblando de pies a cabeza aquella noche; quien vagaba por aquellos pasillos era nada más y nada menos que: inuyasha. Un niño de apenas 7 años de edad.
Inuyasha era un niño tierno, cariñoso, e inocente. Quien adoraba a su familia y admiraba a su hermano mayor: sesshomaru. Y, hablando de su hermano mayor, inuyasha se dirigía justamente hacia la habitación de esta con mucho miedo.
El temía de las tormentas, cada vez que escuchaba un rayo el pobre saltaba del susto, por eso caminaba a la recámara de su hermano mayor por que sabía que estaría más seguro en ella.
El pequeño niño caminaba a pasos lentos mirando de lado a lado por si veía algún monstruo o algo parecido. Los oscuros pasillos eran iluminados de vez en cuando por algún relámpago dándole a la habitación un tono aterrador. Y, aunque el niño se estaba haciendo el valiente, no podía dejar de anelar estar en la habitación de su hermano como dije desde el principio ese es su lugar seguro ahí se sentía salvo.
Para su suerte después de unos minutos de haber caminando más lento que una tortuga, finalmente había llegado a la habitación de su hermano; y para su fortuna ningún monstruo había aparecido.
Entro en silencio, y en puntitas camino hasta llegar a la cama de su profundamente dormido hermano de 12 años de edad.
- Oni-san.- susurro el pequeño, a lo que su hermano se removió debajo de las sabanas.- Oni-san.- intento una vez más, sólo que está vez con su mano sacudió a su hermano lenta y suavemente.
-¿mmm?.- preguntó el mayor abriendo uno de sus ojos ámbar, muy cansado para abrir ambos, su vista enfocándose en su pequeño hermano.
- sessh, tengo mucho miedo- dijo con la voz más adorable que hubiera podido escuchar alguien, y como si el cruel destino quisiera comprobar su palabra un gran rayo resonó siendo que el niño diera un salto y empezará a temblar.
Mientras sesshomaru, miraba a su hermano con casación, quería sacarlo de su cuarto a patadas por haberlo despertado por aquella estúpida razón. Pero al escuchar la adorable vocecita y verlo saltar y temblar de miedo, se hizo a un lado dejando un espacio a su hermano para acostarse junto a él, además estaba bastante cansado como para siquiera sacarlo a patadas.
-Ven y a acuéstate a dormir conmigo- ofreció, a lo que el pequeño inuyasha rápidamente aceptó, acostándose junto a su hermano mayor.
El primero en dormirse fue sesshomaru, quien estaba demasiado cansado, y después inuyasha, quien ahora podía dormir en paz ya que por fin se sentía seguro.
A la mañana siguiente, el pequeño abrió lentamente sus ojos ámbar, por culpa de los odiosos y terrible rayos del sol que se filtraba por la ventana. Inuyasha volvió a cerrar sus ojos y se giró empezado una búsqueda a ciega, por algo o mejor dicho alguien, debajo de las sábanas; pero al no encontrarlo el pequeño abrió ambos ojos asustado.
- donde esta Oni-san?- se preguntó a sí mismo mientras se sentaba en la cama. Sin esperar se bajó de la cama y salió corriendo de la habitación de su hermano hasta la cocina en donde se encontró con su hermosa madre y su serio y temible padre.
- ¡Buenos días Mama, Papá!- saludo con ánimos.
-Buenos días pequeño- respondió su madre con una sonrisa, mientras su padre solo asentía con la cabeza. Inuyasha se acercó a su madre, quien se encontraba fregando.
- Donde esta Oni-san , Mama?-
La hermosa mujer se detuvo a pensar por un momento, impacientando a su hijo- mmm, ah ya me acuerdo. El salió temprano en la mañana, dijo que tenía trabajo que hacer en su aula- mientras miraba al niño.
- ¡oooh!- entendió rápidamente el niño antes de sonreír- Oni-san sí que es fabuloso- dijo orgulloso antes de caminar a la mesa para comer su sabroso desayuno.
Después de haber comido el niño se fue a arreglar para ir a la escuela- ya, estoy listo- se dijo así mismo- con una pequeña sonrisa, mientras bajaba las escaleras y llegaba a la sala, en eso el teléfono suena.
- ¡Yo voy mamá!- gritó el pequeño, antes de echarse a correr hasta donde estaba el teléfono, y contestar- Hola, casa de los Takahashi, habla Inuyasha- dijo con educación.
- Hola, Inu. Se encuentra tu hermano?- preguntó desde el otro lado, uno de los amigos de sesshomuru.
- El salió temprano de la casa - respondió.
-ah, bueno gracias.-
- a ti también Naraku-san.- con educación.
- Adiós- Naraku se despidió y sin esperar respuestas colgó.
El niño suspiro con pesades, y volvió a poner el aparato en su lugar, después agarro su muchila y salir de su casa en dirección a su escuela.
Continuará....