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Ese mayordomo, Endemoniadamente Enamorado. por Fernanda Phantomhive Michaelis

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Notas del capitulo:

Neko, Gato, Cat!!! Muchas cosas pueden pasar!

Ya era de mañana en Londres, el sol aparecía en las ventanas de la  mansión, en la habitación de la cabeza de la familia Phantomhive, se encontraban dos seres, que cuyo amor era verdadero.


Sebastian sintió un leve dolor de cabeza, empezó a tantear a su alrededor, abrió los ojos, y lo primero que vio fue que estaba en la cama de la habitación de su amo, volteo a sus lados y se encontró a Ciel, dormido a un costado suyo, y a él en ropa interior, -¡¿Qué rayos paso anoche?!, lo único que recuerdo es que me sentía mal por lo que me dijo Bocchan, así que robe botellas de vino de la iglesia, “apague el interruptor” de mi poder, me las bebí y lo demás es muy borroso…-, intento parase de la cama, pero una mano lo jalo hacia esta, -¿A dónde crees que vas Sebastian?-, decía Ciel con una sonrisa, robándole un profundo beso al mayor, y este sorprendido, se separa y tartamudea, -¿Bo-Bocchan?, ¿Por qué estoy aquí?, ¿Qué paso anoche?, ¿Por qué estoy en ropa interior?, ¿Y-y por qué me beso?-, preguntaba muy intranquilo el mayordomo,- hee, me gusta esa cara tuya de no entender nada, a y dime Ciel cuando estemos solos, me gusta cómo suena cuando tu lo dices, te bese porque quiero y porque Te Amo, y lo que paso anoche mmmmm no es tan importante, pero si quieres saber, después te lo cuento- ruborizándose un poco y dándole otro pequeño beso, Sebastian insistente le dijo –Bocchan es decir Ciel, es decir, ¡cuénteme todo por favor!, estoy tan confundido-,-Ah! que aguafiestas eres Sebastian, pero está bien te lo diré, ayer a la media noche, irrumpiste en mi cuarto, llegaste borracho, estabas muy deprimido, te desahogaste, te dije te amo, te bese, te quedaste dormido, a y te desvestí y eso fue todo-, mientras le contaba, se acomodaba en su regazo, poniendo las piernas en cada lado, enganchando sus manos en el cuello del mayor, se acerco al oído y le susurro-¿Satisfecho?-, ya sabiendo lo que había pasado, un poco incomodo por lo que había hecho, sonrió y le contesto, -Bastante-, -Bueno entonces ¿me besaras o también tengo que ordenártelo?, decía seductoramente el conde, -No es necesario que lo ordene- Sebastian acerco sus labios a los del menor, sintió su respiración ,ambos cerraron los ojos, sus labios se juntaron, empezaron con un dulce beso que se fue tornando apasionado, el experto demonio jugaba con la inexperta pero tentadora lengua del menor, el pequeño sentía que sus labios ardían en deseo de más contacto y que sentía como su sangre hervía, el mayor sentía como una energía recorría todo su cuerpo, que era una sensación inexplicable, los labios del demonio eran embriagantes, porque aun sabían a vino, se sentían tan exquisitos, que el menor dudo, pero los mordió ligeramente, así sacándole un gemido al mayor, pareciese que nunca querían separarse pero por la falta de aire del menor tuvieron que hacerlo, sus respiraciones tranquilas se volvieron agitadas, se miraron a los ojos, los dos se miraron con amor, con ternura, ambos se dedicaron una sonrisa y cerraron esa dulce escena con otro beso pequeño y rápido.


–Mejor aquí lo dejamos, porque si no jamás me quisiera ir de tu lado, además tú y yo tenemos cosas que hacer por ejemplo, te tengo que preparar el desayuno, bañarte y vestirte, recuerda soy tu amante pero también su endemoniado mayordomo- decía mientras le guiñaba un ojo, -ah tienes razón Sebastian, pero espero con ansias ese baño-, afirmaba con una expresión juguetona, -No más que yo mi señor-, contestaba mientras acariciaba su suave rostro.


El mayor se  vistió, se arreglo y salió del alcoba del noble; Después de un rato el elegante mayordomo llego con el té y el desayuno del conde, desayuno el pequeño, ambos tuvieron una charla muy divertida, antes de que Ciel acabara de desayunar, el mayor fue a preparar la tina de baño con sales y agua a temperatura perfecta, Sebastian cargo a Ciel estilo princesa, y lo lleva al baño, ya ahí, le quito el camisón, y antes de que el chico se metiera a la tina, el mayor se le quedo mirando, -¿Qué tengo Sebastian?- pregunto intrigado el niño, -Nada, solo que tu belleza es todo un pecado, mi hermoso Ciel, tu piel suave y lechosa es una verdadera obra maestra- decía el mayor con una mano en el pecho, avergonzado el niño le contesta, -cállate, no digas tonterías-, -No son tonterías mi Lord, es una simple verdad, lo he dicho muchas veces, que yo no miento-, argumentaba el mayor, -ya olvídalo- decía el pequeño mientras se metía a la tina. Ciel cerró los ojos, y sintió como unos labios rozaban su frente, sus ojos, su nariz, sus mejillas y descendía a su cuello, estos besos le sacaron un suspiro de sus labios, abrió los ojos y se encontró con los del demonio, puso un suave dedo sobre los labios de su mayordomo y dijo- ahora no mi travieso mayordomo, si sigues pasaremos todo el día aquí y tú mismo lo dijiste, tenemos cosas que hacer, así que mejor has tu trabajo, aunque me encanta esa boca tuya, te dejare con las ganas- decía algo ruborizado pero erótico conde, y a Sebastian no le quedo de otra, más que sonreírle y terminarlo de bañar, claro que este trataba que tuviera más contacto su mano que la esponja para así poder rosar esa hermosa tan deseosa piel.


Sebastian y Ciel se fueron a hacer sus deberes que le correspondían, paso el tiempo y ya estaba el atardecer, y Ciel ya estaba cansado de revisar papeles de la compañía así que se dispuso a dar un paseo por el jardín cuando, escucho a lo lejos unos maullidos, se acerco, mas vio algo que le irrito, era Sebastian jugando, mimando y acariciando a un gato negro –Jaja, que cuerpo tan lleno de gracia, y patas tan suaves, Ah… me encantan los gatos-, Ciel recordó que Sebastian siente un amor, casi adoración, hacia los gatos, y más de una vez ha desviado su total atención de Ciel para poder admirar a un gato, lo cual molesta mucho al conde,  mas por el hecho de sentirse menospreciado que por el hecho de ser alérgico a los gatos, y ese era uno de esos momentos.


Como Sebastian no se había percatado de la presencia de Ciel, continuo mimando al gato, esto enfureció más al conde así que corrió a su habitación, ya ahí se puso a pensar, y recordó algo…


(Flashback)


Elizabeth había obligado al conde a hacer un baile, ya que ella había decorado la mansión muy infantil, y vistió a sus sirvientes “adorablemente”, a Meirin no la vistió por que el joven noble le dijo que la dejara en paz,  pero a Tanaka le puso un kimono morado, una peluca negra, una corona y un abanico dorado, a Bard con un vestido rosa estilo marinerita y una peluca roja, a Grell Con un vestido blanco con muchos moños (claro esto antes de saber que era un shinigami) y finalmente a Finnian de Maid con orejas y cola de gato con un collar de cascabel.


(Fin del Flashback)


El conde tenía una idea, rápidamente fue a las habitaciones de los sirvientes, donde dormían Tanaka, Bard y Finnian, y busco un closet donde guardaban algunas prendas sus sirvientes y encontró el disfraz de Finnian, como el disfraz de Maid le quedaría algo grande, solo tomo las orejas, la cola y el collar con el cascabel, regreso a su cuarto, y empezó a vestirse, si pudo colocase adecuadamente los accesorios por que las orejas eran una diadema, la cola solo se enganchaba al pantalón y el collar se cerraba con un broche.


Sin haberse percatado cayó la noche, el conde ya estaba listo por que ya era la hora habitual de que su mayordomo llegaba para prepararlo para dormir, entonces rápidamente se metió al baño, escucho unos leves golpes en la puerta de su cuarto y como el joven no contesto, el mayor entro,-Bocchan, ¿está aquí?-,pregunto el demonio ya sabiendo la respuesta, -si Sebastian, ahora salgo-, armándose de valor, respiro hondamente, pero no podía evitar sonrojarse, finalmente salió del baño, algo avergonzado se fue acercando al mayor que se encontraba a lado de la cama; el demonio se quedo en shock, su amado Ciel estaba vestido de gato, se ruborizaron un poco sus mejillas, sin que se diera cuenta, el mayor  fue empujado asía la cama, quedando boca arriba, Ciel se subió encima de él, sentándose en su abdomen, después de esto, Sebastian reacciono, -Mmmmm Ciel, ¿por qué estas vestido así?, no es que me moleste, al contrario, se te ve magnifico, te queda muy bien por ser tan frágil y pequeño, pero a la vez se ve tan erótico- decía el demonio con una mirada llena de lujuria, el noble le contesto, -Porque al único al que debes mimar y acariciar es a mí, no a esos tontos animales-, decía algo indignado y sonrojado, Sebastian, con una sonrisa sarcástica le dijo -¿acaso estas celoso mi hermoso conde?-, -¿Tu qué crees?- responde dándole un beso posesivo, sus respiraciones aumentaban y se agitaban, mientras que sus ojos se entornaban, el joven se separo de sus labios y descendió al cuello del mayor, -Aaaa!, Ciel detente que hacen que me den ganas de morderte-, el chico hizo caso omiso, se acerco al oído del demonio y ronroneo tan sensualmente que Sebastian ya no soporto mas la excitación, y giro rotundamente al pequeño dejándolo debajo de él, -Siempre me demuestra más de lo que espero,  no esperaba menos de mi alma… no, de mi Bocchan, pero ahora eres mi gatito travieso- susurrándole en el oído mientras besaba este, Sebastian descendió al cuello succionándolo dejándole su marca de que era suyo, desabotono la camisa del menor,  descendiendo a un mas a  uno de los  sensibles botones rosas -hummm!, ¡Sebastian, eres un autentico demonio!- decía entre gemidos el conde, al mayor le excitaba como decía su nombre, lo decía con deseo, sentía que lo provocaba, -Ciel, quiero hacerte suspirar, como si tu corazón estuvie­ra a punto de romperse, y gritar de deseo y, por fin, estallar en mis brazos, así sabré que te he dado placer- le declaraba a su joven señor, con su lengua recorría hasta el abdomen del pequeño, llegando al ombligo, simulando estocadas en este, haciendo que el pequeño se retorciera del placer que este le provocaba; el demonio se quito los guantes utilizando su boca, se desato la corbata, y empezó a desabrocharse la camisa, al segundo botón, el conde lo detiene, -Déjame desvestirte, y rosar tu piel- decía jadeante por la excitación, el demonio se lo permitió, algo torpe desabrochaba los botones de la camisa del mayor, ya abierta, paso sus pequeños dedos sobre el abdomen del ojirojo, y seguida por su lengua, el conde quería probar y saborear a su introvertido amante, con su dedo pulgar descendió a su  hombría donde sus pantalones la estaban aprisionando, -Déjame ayudarte con esto mi querido Sebastian- decía el erótico niño, desabrocho sus pantalones y empezó a masajear su imponente hombría sobre su ropa interior, al demonio esas manos lo volvían loco, y lo cegaban por el placer que estas le daban, el mayor también desabrocho los pantaloncillos del ojiazul con todo y ropa interior, dejando ver su excitado miembro, el demoniaco ser se relamió los labios saboreando lo que pronto probaría, sin más empezó a lamer la hombría del menor asiendo que este se estremeciera, y gimiera, el mayordomo sintió las pequeñas manos de su amo pasearse por su cabeza, empujándolo para sentir más de su traviesa lengua, entendiendo esa indirecta de la nada se metió todo su miembro a la boca sacándole un gemido de placer de su ser, se detuvo antes de que llegara al clímax, y esto al pequeño le molesto, -No te enojes mi pequeño, apenas el juego comienza-, le dio a lamer al noble 3 dedos, los enroscaba con su lengua que el mayor soltó un gemido ahogado; ya bien lubricados los dedos, metió uno en la estrecha entrada del menor, asiendo movimientos circulares, después metió el segundo, abriendo y cerrando como tijeras, y por último el tercer dedo simulando estocadas, con este encontró el punto de placer del pequeño, e hizo que este empezara a mover sus caderas, sacó sus dedos y provocó que Ciel rogara por mas,  -Sebas…tian ¡por favor!-, el ojirojo solo espera ese momento, porque ya no aguantaba más, sentó en su regazo a Ciel, el ojiazul abrazo con sus piernas la cadera del mayor, en esa acción sus miembros hicieron un exquisito roce, haciendo vibrar sus cuerpos, posiciono al conde y de solo una estocada metió su imponente miembro en la entrada ya dilatada del pequeño, robo un jadeo de dolor que pronto se convertiría en placer  de la boca del pequeño, pronto Ciel se acostumbro a él, hizo un ligero movimiento de caderas indicándole que ya podía continuar, el movi­miento que hacía en su  interior era una exquisita tortura, el joven se estremeció y exhaló con un jadeo involuntario, y respiró hondo para sofocar un nuevo gemido, -Ciel, por favor déjame escuchar esa hermosa voz tuya, déjame escuchar mi nombre saliendo de tus labios-, decía mientras subía y bajaba las manos por su espalda y delineaba las caderas del menor, -Aaaaa!, Sebas-tian –gemía entrecortado el pequeño conde sin dejar de abrazar y rasguñar la espalda de su demonio, las manos del chico exploraban con ternura y lentitud, tratando de excitarle más de lo que estaba, le sujetó más cerca y posó la frente en el cuello del mayor. Para que ambos llegaran al clímax, Sebastian acelero el vaivén, -Aaaaa!, ¡sigue así!, ¡más rápido!- pedía el menor, la ultima estocada fue más profunda, y fue ahí cuando ambos se vinieron, uno en el interior del pequeño y el otro en el abdomen de su amante.


-¡Te amo mi pequeño conde!-, -¡Te amo mi travieso mayordomo!-, ambos sellaron su acto de amor con un dulce y profundo beso, se recostaron en la cama, cerrando los ojos en la espera del nuevo mañana.


A la mañana siguiente, Sebastian salió del cuarto de Ciel, se dirigió al jardín con un tazón de leche, y apareció el hermoso gato negro del día anterior, -Lo siento, mi lady,  pero creo que no podre corresponder tus sentimientos como se debe y no te podre ver más, porque mi pequeño minino es muy celoso, pero te digo un secreto, yo aun así lo amo-, acaricio la cabeza del felino por última vez y se dirigió nuevamente a la cama de su Bocchan, para empezar otro nuevo día.

Notas finales:

espero que pronto se me ocurra algo para el prox. capitulo, lean y drisfruten se les quiere C:


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