Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cruzando Universos por Reira Verzeihen Danke

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola! De nuevo por aquí con otro capítulo, las actualizaciones serán, si puedo, cada miércoles, o al menos una vez a la semana, todavía estoy con exámenes y se me dificulta escribir, además de que no logro que las palabras tengan algún sentido, y, que no confío en lo que sé que escribí, por eso conseguí una beta-reader, y depende de cuando ella me entregue el capítulo corregido. Bueno, suficiente de palabrería inútil, ¡al condenado fic!

Capítulo 5: Conociéndonos.
BB P.O.V.

Desperté, como todos los días, en el mismo cuarto, a la misma hora y seguí la misma rutina de siempre. Esto se empezaba a volver realmente tedioso. Levantarse, bañarse, vestirse, desayunar… Ver los mismos objetos en perfecto orden.
Necesito un cambio, algo inesperado, algo distinto que me saque de mi aburrida rutina. Hablando de inesperado, debería ir a ver si esos chicos ya despertaron.
Me bañé, me vestí, y salí en dirección a la enfermería. Curiosamente —bueno, no tan curiosamente— me topé con A, Ryuuzaki, Mello, Matt, Linda, Kira y Near.
—Oh, hola BB—saludó Ryuuzaki.
—BB—dijo Mello desinteresadamente.
—¡Hey!—saludé y pregunté—: ¿Ustedes también van a ver a esos chicos?
—Sí, no quiero dejarlo como una incógnita —contestó A.
—Yo tampoco—secundó a ese comentario Near.
Seguí caminando en silencio junto a ellos por el pasillo. Hasta que divisamos a Roger caminando en dirección contraria a nosotros.
—¡Oh!, justo a quiénes quería ver—exclamó mientras se acercaba a nosotros—. Los chicos que encontraron ya despertaron, y van a quedarse por aquí. Así que, como ustedes los encontraron, me pareció buena idea que se hagan cargo de ellos, al menos hasta que se acostumbren al ambiente.
—¿Es obligatorio?—se quejó Mello.
—Eso me temo, pasen a la cafetería para llevarles el desayuno, por el día de hoy se van a estar quedando en la enfermería—contestó Roger con voz neutra—. Si me disculpan, tengo cosas que hacer.
El hombre mayor se alejó de nosotros a paso ligero.
—Y todo por nuestra curiosidad—refunfuño Matt.
—Sí, tu curiosidad y la de Kira—recalqué yo.
—¡Hey! Ryuuzaki fue el primero en salir—se defendió Kira.
—En realidad, todos quisimos salir a ver—señaló Near.
—Near tiene razón—secundó A.
¿Qué? ¿Acaso esos dos se ayudan mutuamente ahora? Al menos supongo que tiene sentido, ambos son muy reservados y taciturnos.
—Bueno, suficiente de discutir—cortó Linda y agregó—: Vamos de una vez a la cafetería para llevarles la comida.
Todos sabíamos que era prácticamente imposible discutir con ella si algo se le metía en la cabeza. Aunque la seguimos como perritos falderos, prácticamente nos arrastró a seguir su propio ritmo. Después de conseguir la comida para ellos y para nosotros, puesto que ninguno había comido nada todavía, llegamos por fin a la enfermería. Donde de nuevo tuvimos una discusión sobre quién abría la puerta.
—Que lo haga el genio de Ryuuzaki—propuse.
— ¿Y por qué no lo haces tú, BB?—se defendió algo ofendido.
—Porque yo soy el más espeluznante de los ocho, mi pobre e ingenuo Ryuuzaki—expliqué con parsimonia, como si hablase con un niño pequeño, para luego mencionar con una sonrisa verdaderamente escalofriante lo siguiente—: Si entro así como así, no me voy a contener y los voy a "matar" del susto.
—Bueno, ¿entonces quién lo va a hacer?—cuestionó Mello.
No tuvimos que decidir, el chico de azul abrió la puerta y junto con ambos chicos de verde, se escondió tras esta infantilmente con los ojos abiertos, los chicos vestidos de negro se estaban golpeando el uno al otro con fiereza. El chico de carmín sólo los miraba con una expresión en blanco, sentado sobre una camilla con las piernas cruzadas y abrazando una almohada. Mientras que la chica y el chico de cabellos grises charlaban y reían como si eso fuese una fiesta de té.
¿Cómo llegaron a eso?

Ciel P.O.V.

—Tenemos problemas que resolver rápido—suspiró Sebastián.
—Ahora que lo noto, Ciel, tus ojos son azules y no tienes el parche—señaló Edward.
—¡Hey! Tienes razón—concordó el Undertaker riendo con esa risa suya que me pone los pelos de punta, quién al parecer, se llama Jack Blackwood. Siempre pensé que tendría un nombre más peculiar.
—Esperen, ¡¿qué?!—pregunté casi gritando, me levanté de un salto y corrí hacia una pared que tenía un espejo colgando, estaba a la par de la camilla de Ronald.
No lo podía creer, el símbolo del contrato ya no estaba en mi ojo derecho.
—¿Eso significa que el contrato ya no es válido?—pregunté con hilo de voz.
Ahora si estaba asustado, sin el contrato, sin Sebastián, no podía arreglármelas solo para hacer que las cosas fueran sobre ruedas en la mansión. Tampoco podría seguir con mi trabajo ni mantener el orden en el submundo de Inglaterra, no tendría mi as en la manga y tendría que usar eso, si pasaba semejante pesadilla. ¿Qué voy a hacer? Aún no quiero tener que usar eso, no es tiempo, no en ese mundo. MÍ mundo.
—No, el símbolo del contrato sólo se ocultó, todavía es válido. Rero mientras estemos aquí, no aparecerá así como así, a no ser que digas una orden, luego volverá a ocultarse—explicó Elena con calma, como si fuese una cosa de todos los días.
—Oh, ya veo—suspiré aliviado.
—Ahora que hablamos de ese tema, ¿nuestras naturalezas siguen siendo las mismas a pesar de nuestro cambio físico?—cuestionó William.
—Sí, efectivamente así es—dijo Elena.
—Entonces, sería como cuando Ronald jugó con ese libro prohibido de los shinigamis, su cuerpo se convirtió en el de un niño de ocho años pero seguía siendo un dios de la muerte—mencioné ausentemente.
William, Grell, Sebastián y Jack volvieron a verme extrañados. Edward parecía no seguir el hilo de la conversación.
—¿Cómo sabes de ese incidente?—preguntó Grell con desconfianza.
—Porque nos conocimos mientras yo buscaba la cura a ese problema—respondió sencillamente Ronald, también ausente.
—Ok, creo que me he estado perdiendo de un par de cosas aquí—dijo Edward un poco molesto.
—Cierto, eres un humano común y corriente. Mmm, tal vez es hora de explicarte como son las cosas, dada la situación—sopesó Sebastián dubitativo.
—Pues yo te lo resumo, William, Ronald, Jack, alias Undertaker, y yo, somos dioses de la muerte o shinigamis, si así lo prefieres. Recolectamos las almas de los humanos y Sebas-chan aquí presente es un demonio, quien tiene un contrato con Ciel, él vendió su alma por venganza en un momento de desesperación realmente inhumana a Sebas-chan, y como todos sabemos, la señorita Search es una bruja—resumió rápida y concisamente Grell.
Edward se quedó mudo por unos momentos. Y palideció un poco.
—Es broma… —empezó vacilante, con voz apenas audible—… ¿cierto?
—No, me temo que lo que dijo es cierto—aseguré.
—Entonces, vendiste tu alma—repitió el rubio titubeante.
—Sí. Créeme si hubieses estado en la misma situación hubieses hecho lo mismo—afirmé fríamente en un susurro.
—Bueno, ya aclaramos eso. Ahora, ¿les molesta explicar cómo es que el conde y el shinigami se conocieron hace más tiempo del que usualmente dicen que lo hicieron?—preguntó Jack con impaciencia pero con una sonrisa que competía con la del gato de Cheshire. Apariencias ante todo supongo.
—Nosotros nunca hemos dicho un tiempo aproximado de cuánto llevamos de conocernos—defendió el rubio pelinegro.
—Y no es asunto suyo—recalqué.
—En realidad, creo que a todos nos gustaría saberlo—dijo William.
—Cierto, así que si no les molesta por favor explíquenlo—concordó Sebastián.
—Ah, si insisten tanto, no quiero discutir—suspiró Ronald, lanzándome una mirada.
Como yo seguía parado cerca de su cama, con un movimiento rápido de su brazo me colocó suavemente en su regazo y me besó, mientras cerraba sus ojos. Me tenía sujeto por la cintura y me acariciaba un poco mi espalda con la punta de sus dedos. Abrí mis ojos desmesuradamente por unos momentos pero luego me relajé, era Ronald, mi Ronny. No era algo nuevo para mí que me besara, así que cerré mis ojos lentamente mientras colocaba mis brazos en un lugar en el que no habían estado hacía años: en su cuello. Acaricié sus cabellos suavemente y correspondí gustoso. Pero después de un rato, como solía pasar en tiempos de antaño, solo nuestros labios no eran suficientes y nuestras lenguas tomaron protagonismo. Estuvimos sumidos en nuestro mundo por un largo rato.
Hasta que alguien carraspeó.
—Creo que eso genera más preguntas que respuestas—dijo Elena amablemente.
Con un pequeño quejido nos separamos y vimos los ojos del contario aun con nuestras frentes juntas. Nos separamos y reímos un poco, como hacía años no lo hacía: con verdadera felicidad. Vimos que todos tenían cara estupefacta, y la mandíbula ligeramente cayéndose al suelo. Menos Elena, que sólo vestía una ligera sorpresa en su rostro.
—Bueno, nos conocimos en una cueva tras un arroyo, me había perdido y lo encontré viendo el agua. Hablamos un poco y decidimos ir a dar un paseo—comencé yo risueñamente.
—Durante el paseo, tomamos un receso y yo le mencioné mi edad pero no me creyó, así que se lo demostré—terminó él, igual de risueño que yo.
—¡Oh! ¡Y vaya forma de hacerlo!—dije pícaro.
—Espera, estoy perdido de nuevo—dijo Edward molesto, pero ahora con más sorpresa que enojo tiñendo su tono de voz.
—Lo que están diciendo es que tuvieron sexo, niño—le contestó sin vergüenza el shinigami pelirrojo.
—Hasta que mi predecesor nos descubrió y nos prohibió vernos—recordé con tristeza.
—Entonces, ¿ustedes realmente eran amantes hace mucho tiempo?—preguntó Jack, con lágrimas amenazando a caer de sus ojos, mientras contenía las ganas de reír a mandíbula suelta.
Elena también sonreía, pero más amable y suave.
—Sí, ¿acaso tienen un problema con eso?—preguntó Ronald fríamente.
—Nope, al menos yo no, sólo me sorprende—comentó Grell.
—Joven amo, me temo que no voy a permitir conductas como esa durante nuestra estancia aquí, especialmente con alguien como él—decidió firmemente Sebastián.
—¿Alguien como él?—preguntó Ronny, un poco ofendido.
—Un dios de la muerte no es buena compañía—declaró sencillamente.
—¿Y un demonio si lo es?—preguntó William, tomándose el comentario como una ofensa personal. Y en cierto modo, lo era.
—Solo digo que es mejor evitar problemas y/o malentendidos durante nuestra estancia aquí—mencionó Sebastián tan calmo como siempre.
Fue entonces que esos dos comenzaron a discutir de verdad, insultándose mutuamente en lenguas desconocidas para cualquiera que no las supiera hablar, nunca vi a Sebastián ni a William perder los estribos de esa manera. Pronto dejaron de discutir y pasaron a los golpes, no era normal para ninguno de los dos el pelear así, sin comentarios inteligentes llenos de escepticismo y burla, ni la elegancia que siempre demostraban. Edward estaba asustándose, así que en un momento dado, debido a que estaba muy cerca de la pelea, corrió en dirección a donde estábamos Ronald y yo. Honestamente, me daba un poco de miedo a mí también. Así que me levanté del regazo de Ronald, lo tomé de la mano y salí afuera, con Ronny y Edward detrás de mí. Me escondí detrás de la puerta como un niño pequeño y los otros me imitaron.

Mello P.O.V.

El chico que me había parecido familiar se escondió detrás de la puerta infantilmente y —debo decir— me pareció realmente adorable. ¡¿Pero qué demonios pienso?! Ni siquiera lo conozco y es un chico, ¡por todos los cielos! Aunque bien podría ser una chica, su rostro se ve engañoso pero, aunque tenía uno que otro buen argumento para decir que era mujer, las posibilidades de que fuera un chico eran más altas debido a la complexión de su cuerpo.
Los chicos de negro se estaban agarrando a golpes, pero sólo los de verde y el azul parecían asustados por esto. Los demás incluso reían mientras ignoraban el hecho de que había una pelea frente de sus ojos.
—Ejem, Tod, Dämon, parece que tenemos compañía—llamó el rojo notando nuestra presencia—. Continúen su pelea luego.
Los de negro, al igual que la chica, el de cabellos grises y los que se escondían infantilmente, volvieron a vernos con sorpresa.
—Umm, buenos días—saludó Linda tímidamente.
—Buenos días, lamento que vieran eso, soy Dämon—saludó el que usaba guantes blancos con una sonrisa, ignorando por completo el hecho de que su nariz sangraba y tenía varios hematomas en su rostro.
—Mis disculpas por eso—se excusó amablemente el otro mientras se colocaba de nuevo sus lentes, que habían terminado en el suelo debido a los golpes—. Soy Tod.
—Yo soy Case, buenos días—saludó amablemente el de azul.
—Präze—dijo el de cabellos rubios y negros inclinando su cabeza.
—Eric, un placer—saludó el rubio.
—Crimson, buenos días—saludó el de color granate.
—¡Hola, yo soy Lena!—exclamó alegremente la chica de negro.
—¡Muy buenos días, soy Dennis!—saludó enérgico y con una sonrisa escalofriante el de cabellos grises.
—Hola, yo soy Ryuuzaki—se introdujo el desgarbado muchacho de cabello negro.
—Mello.
—Near.
Ambos fuimos taciturnos al saludar.
—Muy buen día, soy BB—saludó con una expresión macabra, pero no pareció afectarles en lo más mínimo.
—Linda.
—Kira, buenos días.
—Yo soy A—se presentó tímidamente.
—Matt, ¿cómo les va?—finalizó alegremente el gamer.
—Vinimos a traerles el desayuno—explicó Near.
—Pasen, por favor—invitó la chica, Lena.
Y así lo hicimos, pasamos, al igual que Case, Eric y Präze. Tod y Dämon volvieron a verse con odio por unos momentos para luego volver a sus camillas, así como lo hicieron los otros. Nosotros les tendimos las bandejas, retirando los platillos que eran nuestros y nos sentamos en unas sillas junto a las camillas. Yo junto a Case, A junto a Eric, Kira al lado de Dämon. Near con Tod. Linda próxima a Lena, Ryuuzaki junto a Dennis, BB peligrosamente cerca de Crimson y Matt junto a Präze.
—Así que, ¿cómo llegaron aquí?—preguntó Ryuuzaki sin poder contener su curiosidad más tiempo.
—Sí, Lena, ¿cómo llegamos aquí?—dijo Crimson, con una sonrisa socarrona.
—Eso no lo sé, Crimson. No lo recuerdo—contestó ausentemente.
Aunque me pareció que lo dijo así porque sí sabía, simplemente no lo iba a decir frente a nosotros, probablemente por ser extraños.
—Ninguno recuerda cómo fue que llegamos aquí—informó Dämon.
—Lo último que recuerdo, era tomarme un vaso de refresco—comentó Case, vagamente.
—Yo también—secundó Eric.
Eso sonó a media verdad, o media mentira, depende de quién lo determine.
—Entonces, ¿por cuánto tiempo se van a quedar aquí?—preguntó Near.
—Indefinidamente—contestó Tod.
—Tal vez mucho, tal vez poco, depende—dijo Präze ambiguamente.
—¿Depende de qué?—preguntó Linda dando un mordisco a un sándwich que había tomado.
—De lo que Lena descubra—contestó Eric.
—¿Por qué depende de ella?—cuestionó A.
—Digamos que ella es la que manda por el momento—dijo Dennis.
—Mmm, cambiando de tema, los nombres que nos dieron no son los reales, ¿o sí?—se cercioró Kira, no es costumbre dar tu nombre real aquí.
—Roger nos recomendó que usáramos apodos—contestó Dämon amablemente.
No me gustaba mucho ese chico, se veía a kilómetros de distancia que solo sonreía por hábito.
—Oh, es una pena, hubiese sido interesante saber sus nombres verdaderos—comentó Ryuuzaki—. No es de todos los días que ocho chicos salen de la nada junto con un humo de color violeta.
Esto llamó un poco la atención de los otros.
—¿Humo violeta, dices?—preguntó William.
—Síp, ustedes llegaron a medianoche como por arte de magia junto con un humo de color purpúreo —respondió BB en ese tono que siempre lograba sacarme de mis casillas—. O al menos eso pareció.
—Ah, así que era eso—murmuró Lena.
—Creo que es suficiente de nosotros por el momento, ¿por qué no nos dicen algo de ustedes o de la Wammy´s House?—cambió de tema Präze.
—A ver, básicamente, la Wammy´s House es un orfanato para chicos superdotados, los cuales se disputan el puesto para ser el mejor detective del mundo—resumió A.
—¿Superdotados? ¿Oíste Crimson?, ya te dijeron que no te puedes quedar—se burló Dämon.
Lo que hizo que el aludido le tirase una almohada, con muy buena puntería debo decir pero el otro la esquivó fácilmente.
—No digas cosas tan insultantes Se… Digo, Dämon—reclamó el chico, confundiéndose por un momento. Cosa que hizo que Tod le mirara con reproche.
—Dämon, ese comentario no era necesario. De seguro Crimson tiene las neuronas necesarias para deducir eso por sí solito, y si no, pues es más tonto de que pensé—reprochó Case con burla.
—¿En serio? Case, ¿tú también mocoso?—preguntó ofendido.
—¿Qué? Sólo dije lo que pienso—defendió en un tono de voz inocente e infantil.
—Y tiene cierta parte de razón, no has demostrado ser muy listo que digamos—concordó Präze.
—¡Ah! Ya verán cuando les demuestre lo contrario—amenazó enojado.
—Esperaremos sentados—le aseguró Eric.
Todos nos reímos ante ese comentario, menos Near y Tod, quiénes se mantuvieron inmutables.
—Parece que ustedes son muy cercanos, ¿se conocían antes de llegar?—pregunté.
—Algo así—dijo vagamente Eric.
—Me parece que ustedes tienen muchos secretos—comentó Linda pasajeramente.
—Podría decirse pero todos tenemos secretos, ya sean grandes o pequeños—dijo Dennis.
—¡Wow! Eso es lo más serio que te he escuchado decir en todo el tiempo que te conozco, Dennis—dijo Case fingiendo asombro, o tal vez no lo fingió, era difícil decir.
—Tengo mis momentos—presumió Dennis, volviendo a formar la sonrisa de oreja a oreja de antes.
Creo que Crimson y Dennis, compiten con BB en ser escalofriantes.
—Dime Lena, ¿cuál es tu color favorito?—preguntó Linda animadamente.
—Mmm, ¿verde?—dijo vacilante.
—Eso sonó más como una pregunta que una respuesta—mencionó Matt, quién hasta ahora había estado comiendo muy ausentemente un plato de cereal.
—En realidad no soy buena escogiendo algo así—contestó con sencillez.
—¿No eres buena escogiendo un color que te guste más?—preguntó A.
—Dudo que ninguno de nosotros sea bueno en temas que suenan normales, digamos por el momento que somos gente poco convencional—comentó Tod.
—¿Poco convencional? ¿Que son ustedes, asesinos en serie o algo por el estilo?—preguntó Matt burlescamente.
—Tal vez—dijo Eric, igual de ambiguamente que antes, estos chicos no iban a revelar mucho.
Matt, BB, Ryuuzaki y Kira rieron con eso. Pero los demás nos mostramos serios. Seguimos con la comida, con unas cuantas preguntas más, charla pasajera y uno que otro chiste. Fue una mañana amena.

Elena (Lena) P.O.V.

Pasar el rato con esos chicos no era tan malo, eran divertidos, a su manera. Igual que nosotros.
Comimos bien y lo disfrutamos, era un ambiente distinto al que estaba acostumbrada. Puesto que siempre me la paso sola. Tal vez venir aquí no va a ser una experiencia del todo mala. Habían pasado unas horas, debían ser como las dos de la tarde.
—Entonces BB salió de la nada con una máscara de hockey y un cuchillo en una mano y asustó a más no poder al pobre Matt—terminaba de contar Ryuuzaki, a lo que Matt sólo se puso rojo como el cabello de Crimson y el del propio gamer.
—Fue algo muy aterrador para mí en el momento—se defendía mientras nosotros reíamos, a excepción de Near y Tod, quienes charlaban entre ellos, Gaia sabe de qué. Mejor los llamo por sus apodos, no me parece correcto decir sus nombres, aunque sea solo en mi mente.
—Oh, por favor, casi te mueres y sé que dormiste con la luz encendida por un mes, cachorro—se burlaba Mello.
—No lo hice—decía indignado.
— Sí, sí lo hiciste—secundó BB.
—Que no lo hice—Matt, aún con indignación en sus facciones.
—Sí lo hiciste—terció A.
—¿Van a seguir molestándome así?—se quejó infantilmente.
—Solo te dicen un hecho, Matt—comentó Ryuuzaki.
—¿Saben qué? Al diablo, digan lo que quieran—se rindió.
Y todos nos destornillamos de risa, bueno, no técnicamente, solo Dennis sí se estaba destornillando. Pobre, lo van a volver más loco de lo que está. Mientras reíamos Roger entró a la estancia.
—Veo que se llevan bien, eso es bueno—comentó al entrar—. Verán, hay un pequeño detalle que deben saber.
—¿Qué detalle?—preguntó Kira con desconfianza.
—Tendrán que compartir habitación con estos chicos por un tiempo indefinido, uno que otro problema surgió con ese tema—explicó calmadamente.
—Está bien—accedió Near indiferente como siempre.
—Perfecto, entonces; Case, tú estarás con Mello, Präze con Matt. Crimson con BB, Eric con A. Lena con Linda, Dämon con Kira, Dennis con Ryuuzaki y Tod con Near—decidió el hombre.
—De acuerdo—comenté.
—Bien, en la noche pueden ir allí, debido a que todavía no tienen ropa. Lo recomendable sería que compartan y les daré un tiempo de una semana para que se ambienten, antes de que vayan a clases—declaró con determinación.
—Bien—dijo Linda.
Ahora sí, toda esta situación se tornaría más interesante.

Notas finales:

Como siempre, gracias por leer. Alguna duda, comentario, amenaza de muerte, de tortura, lo ponen en un review, acepto lo que sea.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).