Me preguntaba quién era. Estaba realmente confundido y ebrio para saberlo yo mismo. Y pude escuchar a lo lejos una voz familiar, que se tornaba más clara cada vez…
- ¡¿Qué diablos te pasa Richardh?! ¡¿Qué no ves que puedes morir?!- Dijo alguien gritando. Y allí reconocí quien era…
- ¿M-Matt?- Pregunte, mientras veía más claramente. Y allí me encontré con esos lindos ojos azules preocupados. Su pelo color castaño claro y su tez blanca.
Era mi mejor amigo, y vivía conmigo hace ya mucho. Lo había conocido mientras estudiaba medicina en la universidad.
- Sí, soy yo.- Dijo algo más calmado.-Pero estas tan borracho que ni siquiera pudiste reconocerme.- Exclamo enfadado.- Vamos… Te llevare a tu cuarto.- Dijo, y me levanto del piso, ayudándome a caminar.
Cuando entramos a la habitación, me recostó cuidadosamente sobre la cama y luego me dijo:
- Descansa… Te hará bien.- Y después cerró la puerta de mi habitación.
Quede observando el techo, pensando en lo que iba a tener que realizar… Dentro de dos días, debía examinar, o en otros términos “abrir y revisar” el cuerpo de mi difunto y preciado hermano. No quería hacerlo, ya que verlo de nuevo me causaría mucho dolor. Pero tampoco quería que alguien más lo hiciera. Revise muchos cuerpos a lo largo de mi carrera como patólogo forense, pero esta vez se trataba del cuerpo de una persona que significaba mucho para mí. No estaba psicológicamente preparado para eso. Jamás creí tener que lidiar con este tipo de situación, pero a veces, la vida te da sorpresas no deseadas e inesperadas. Lo que me ha afectado mucho en estos días, es el hecho de que no pude despedirme de el.
Si encontraba al asesino, iba a matarlo despiadadamente. No iba a importarme la carcel, o la justicia.
Gire mi cabeza hacia un costado y vi una especie de papel que sobresalía de un mueble. Lo extraño es que era negro. Y parecía un sobre. Pensé para mis adentros “Que extraño. Juro haber limpiado toda mi habitación antes de salir…” Intente levantarme y tomar el papel, pero me fue imposible. Sentí una aguda punzada en mi cabeza y en mi estómago. Mis piernas me estaban fallando, y de nuevo se me borro la visión. Me sentía mareado. Y en medio de todo ese malestar, me deje caer al suelo, adentrándome en un profundo sueño…
* A lo lejos, veía a mi hermano correr hacia mí. Me puse tan feliz al volverlo a ver. Pero de repente, vi que en sus manos traía una… ¿Navaja? No entendía absolutamente nada, pero supuse que estaba en peligro. Trate de correr, pero mis piernas me lo impidieron. No podía moverme. Y entonces, sentí el filo del objeto atravesar mi espalda. Y escuche la voz de mi hermano, susurrándome al oído:
- “Nada es lo que parece… Richardh…”- Y retiro sin piedad la navaja.*
Me desperté sobresaltado, y mientras me levantaba abruptamente de la cama, sentí un líquido subir a mi garganta y pensé: “¡Oh, no!” En ese momento, sentí como todo el alcohol ingerido salía por mi boca, expulsando todo. Me dio mucho asco, y me levante del piso, para no ensuciarme más. Después de eso, sentí un agudo dolor de cabeza. Debía bañarme y tomar algo. Abrí la puerta de mi habitación, me dirigí al baño y prepare el agua para bañarme. Solo me preguntaba porque Matt no estaba allí. Era extraño…