Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Enredos de oficina por RedGlassesGirl

[Reviews - 46]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Nota:

Carnívoro y herbívoro: son dos maneras en las cuales las mujeres japonesas suelen categorizar a los hombres. Los carnívoros son los muy interesados en el sexo, en tanto los herbívoros están menos interesados en ello.

Enredos de oficina – Capítulo 12

.

.

.

.

.

Camino por el pasillo del hotel ensimismado hacia la recepción a hacer la reserva que acaba de pedirme Tetsu, sino no podremos disfrutar los placeres del onsen al aire libre y seria un completo desperdicio. Para eso vinimos aquí despues de todo, y si tuvieran veinte aguas termales diferentes, entraría a todas y cada una de ellas. Aun ni siquiera he visto los baños, pero las bondades de las termas japonesas son reconocidas en todo el mundo y no pueden ser pasadas por alto.

Solo al voltear en la esquina me doy cuenta que tengo compañía detrás mio. Como un perro callejero que te ha seguido, Matsumoto Keiji se detiene a mis espaldas y solo me mira.

—¿Qué haces aquí? Hasta hace un minuto estabas con el resto —no me ando con rodeos.

Sinceramente no se que es lo que quiere, pero mi espíritu de lucha está listo para encenderse. Aunque es en vano porque él no tiene las mas mínimas intenciones de pelea.

Tu no me gustas. Yo no te gusto. Zanjado el tema, podemos odiarnos en silencio. Esa es la manera más sencilla que pensé para resolverlo.

Pero estoy rotundamente equivocado respecto a la situación.

—Todos tenían un plan menos yo, así que pensé acompañarte. ¿Necesitas algo?

—No —trastabilleo, su mirada no me indica aun que es lo que quiere realmente.

Trato de ignorarlo, pero no se va y mi nueva sombra me acompaña todo el camino hasta la recepción que se encuentra vacía. Mientras intento encontrar a la señora asomándome para todos lados detrás del mostrador, él decide ponerse charlatán.

—Entonces... te gusta el béisbol. A mi también. Bueno, me gustan todos los deportes, por eso estudié algo relacionado con eso. Y a ti solo te gusta ese deporte o...

—Solo me gusta el béisbol.

—Oh, ya veo. ¿Y te gustan todos, o solo sigues a un equipo?

—La Liga del Pacífico.

Desde siempre, desde que era chico. Casi un bebé.

Señora, por favor, salga~

—Toda una liga, genial, esos son muchos equipos. Escuché que a los Halcones les ha estado yendo muy bien desde hace bastante tiempo, van ganando por sobre todos.

—Soy fanático de los Leones.

—Ah.

Mi comentario ha matado los ánimos de un solo batazo. Mantengo mis ojos puestos en otro lugar, aunque reconozco su presencia al lado mio lo estoy ignorando. Pronto empiezo a ponerme incomodo, porque puedo ver en mi campo de visión perimetral que continua observándome insistentemente.

Es obvio que no voy a sacar conversación por mi cuenta. Gracias a dios se da por vencido y pone su atención en algunos adornos de las paredes, tal como lo encontré apenas entramos al hotel hace poco.

¿Señoraa~~?

No se cuanto tiempo ha pasado pero esto ya es ridículo, no quiero estar plantado en este lugar cuando los minutos se me hacen eternos. Y aunque he mirado furtivamente por la puerta donde había desaparecido la otra vez, no hay nadie a la vista en ese pasillo.

De repente mi compañero indeseado rompe el silencio.

—¿Hace cuanto conoces a Wolfram?

¡Ajá! Sabia que tarde o temprano preguntaría algo como eso. Podría parecer una forma de romper el hielo casual pero no lo creo.

—Hace mucho. —No quiero darle demasiada información al respecto...

Pero insiste. —¿Cuanto?

Estoy incomodo, aunque no puedo ser rudo y generar un mal ambiente. —Casi un año.

—Ah, pensé que era mucho mas tiempo —su comentario me hace girar los ojos hacia él, en vez de molestarse por mi mirada penetrante parece complacido, aun amigable—. Se podría decir que es mucho pero también poco al mismo tiempo.

—Puede ser.

Mantengo la mirada y el hace lo mismo. ¿Qué rayos quieres? En serio.

¿Cuanto mas me veré obligado a mantener cara de poker?

—No eres de hablar mucho, ¿cierto? —pareciera que mi silencio es una afirmación, aunque no hay nada mas alejado de la verdad siendo que soy poseedor de la Marcha Turca de la cual todos se quejan—. No está mal ser tímido. Puede ser incluso un punto a favor, algo atractivo-

No tengo tiempo para procesar lo que ha dicho o lo que seguía a continuación. En el momento más oportuno, aunque un poco tarde, aparece la mujer que necesité durante tanto tiempo.

—Huéspedes.

—¡Señora! —se me escapa un comentario con demasiada fuerza y tengo que aclararme la garganta—. Perdón, em, digo, la estaba buscando.

Que bochorno, no ha pasado desapercibido por ninguno que mi emoción es exagerada solo por verla.

—Necesito hacer una reserva. P-por favor.

Luego del papelón y haberme sonrojado, lo que hizo que el tipo que aun me sigue por el lugar se riera de mi, volvemos con el resto.

Entro a la sala de recreación que se encuentra copada por mis amigos aun algo abochornado, espero que no resulte evidente, pero Tetsu me reta al instante. Incluso le gana a Wolf que parecía querer hacerme su típico reclamo.

—¿Qué les tomó tanto tiempo? Suerte que solo les pedí una reserva, sino tal vez hubieran sido años antes de volver a verlos.

—Oh, vamos, la dueña no estaba y tuve que esperar que vuelva.

—Hump.

Incluso si se queja en silencio, Wolf me extiende una lata de cerveza. Es justo lo que estaba necesitando. Con mi bebida en mano busco un lugar para sentarme y encuentro un juego de sillones individuales perfectos.

Ah, esto es lo que buscaba, relajarme. Despues de todo son vacaciones.

Wolfram ocupa el sillón a mi lado al instante, él no tiene una bebida así que le extiendo la mía sin pensarlo. Mm, me pregunto si estos intercambios que son tan normales entre nosotros resultarán demasiado evidentes para mis compatriotas japoneses. Al observar el bonito rostro de Wolfram recuerdo que este seria considerado un caso especial.

Sus ojos verdes me observan fijamente con el ceño fruncido mientras tomo otro sorbo cuando me la devuelve. —¿Qué pasa, tengo espuma en la boca? —me toco instintivamente.

Hay una pausa antes de que responda y su expresión no cambia demasiado. —No, nada.

Sea lo que sea que quería decir, no lo hace. Solo puedo asumir que le ha quedado en el tintero el reclamo sobre lo que he tardado y que otra persona ya ha hecho en su lugar.

Estaba planeando quedarme aquí un rato tras terminar la lata, pero queda muy poco y solo observar como los otros juegan parece aburrir a mi compañero.

—¿Quieres jugar conmigo?

Parece que es la opción correcta del juego de citas porque la sonrisa del que podría ser la de un príncipe es enceguecedora.

—¿Se pueden dobles en el ping pong?

—Por supuesto. Aunque si quieres jugar contra mi también está bien.

—No, prefiero hacerlo juntos. —Y tras su declaración directa no pierde tiempo—. Murata, Yuuri y yo vamos a formar equipo, juega contra nosotros con el tuyo. Testu, ya has estado en demasiados partidos, se el réferi.

Aunque desperdiga ordenes a diestra y siniestra, nuestros compañeros o parecen acostumbrados, en el caso del entrenador Matsumoto, o no les importa, Murata y Tetsu. Solo puedo suspirar por lo bajo y tirar la lata vacía al cesto de aquí al lado mientras veo como su personalidad infantil y alegre se enciende. A veces es adorable.

Mis rivales son mi eterno e inseparable mejor amigo, y el sujeto raro de la sonrisa de zorro. Y a mi lado está el Príncipe del Tenis... o algo así, no estoy seguro de como es realmente ese personaje. Y esto ni siquiera es tenis.

Luego de unas cuantas rondas entre risas por no saber el reglamento, e intentos de hacer trampa fallidos de varios, intercambio con Testu unas rondas más. Todos hemos tomado unas cuantas cervezas, y en lo personal comienzo a estar mas que alegre.

Se me salen fácil las sonrisas, y no puedo evitar tener los ojos pegados a Wolfram. Debería parar con esto, estamos saliendo hace relativamente poco y estoy en esa fase donde todo es color de rosas —obviando nuestra primer pelea— pero no quiero ser tan evidente. No importa lo bien que te lleves con un tipo, no te la pasas mirando embobado a tu mejor amigo.

—Quiero ir a las termas —interrumpo apenas termina este ultimo partido.

—No puedes aguantar, ¿verdad? —ríe Murata—. Una vez entres ahí no saldrás por horas. Es por eso que lo estábamos posponiendo.

—Me gustan las termas, ¿qué tiene de malo? No es mi culpa que te acalores rápido.

—¿A ti también te pasa? —le pregunta Wolfram entre asombrado y entre contento por escucharlo.

—¿Eres débil al calor del agua? Ah, pero también dicen que los chicos lindos tiene la presión baja, o algo así —comenta Tetsu.

—¿No es eso un cliché de lo mangas?

Tetsu encuentra un punto débil y ataca jocoso. —¿Lees coas como esas, Matsumoto? Es verdad eso de no juzgar a un libro por su tapa, eh, no lo aparentas para nada.

Mientras acomodamos las paletas y la pelota donde corresponde, él reacciona tan calmado que me da bronca.

—Solo una vez en secundaria alta —admite sin problemas—, pero el resto es lo que es escuchado de las chicas.

Odio a los tipos populares. Pero la mejor cura a todos mis problemas está justo en frente.

Las termas del interior del edifico para hombres están a la derecha y los paños colgados sobre la puerta son de color verde oscuro. No puedo evitar adelantarme y entro primero a los cambiadores de madera color claro. Me apodero de un cesto y un lugar en la estantería para los objetos personales quitándome la camiseta sin rodeos.

Tal vez me estoy apresurando demasiado, así que no me quito los pantalones mientras espero al resto. Las batas dispuestas para luego del baño están a la derecha, son de un color azul profundo con el mismo diseño estampado de lineas finas verticales en color blanco. La tira para atarlas es roja.

Imagino como se verá ese color oscuro sobre una piel pálida y lisa, especialmente sobre el pecho que me resulta extremadamente blanco. Para con eso, o vas a arrepentirte.

De repente esta situación me trae a la mente un recuerdo antiguo y olvidado, un cambiador de secundaria y las burlas incomodas de mis compañeros al quedarme demasiado tiempo mirando. Pero mis pensamientos se ven interrumpidos al notar las fugaces miradas que lanza una persona hacia el hombre en el que antes estaba pensado.

El tal Keiji observa a Wolfram. Observar no es la definición correcta, es mas bien un checkeo premeditado.

Sutil. Excepto a ojos que saben lo que están buscando. Es decir, yo sabia que esto pasaría, incluso esperaba descubrir estas actitudes mucho antes en él. Me había sentido tranquilo de que no pasara, pero parece que la desnudez de Wolfram lo hace inevitable.

Contengo los sentimientos que se me acumulan dentro y me desvisto atando la toalla a la cintura intentando obviar mis alrededores por completo. Soy el primero en pasar a la habitación siguiente donde se encuentran tres piletas. Enseguida ubico la más caliente a mi izquierda según el orden por tamaño y forma, al meter un pie confirmo que estaba en lo correcto. Pero decido empezar de a poco, así que entro en la segunda primero.

Estoy molesto. Y me molesta aun más no poder evitarlo. Ese tipo Keiji va tras Wolfram y no esto seguro de que demonios hacer con eso.

Discretamente miro a Wolf con insistencia, cuando él me ve le hago una pequeña seña hacia la pileta mas chica que es la menos caliente. Él observa y asiente, pero luego de dar dos paso voltea hacia mi de nuevo.

Él agua me ha aflojado, estoy súper relajado con los codos sobre el borde y las manos colgando. Mi leve embriaguez hace que la sensación de adormecimiento sea placentera. Solo tengo que dejar ir todo el resto, que se disuelva en el agua junto con el estrés y todo lo demás.

Las piernas de mi obstinado compañero aparecen a mi lado de repente cuando abro los ojos, no puedo levantar más la vista o estaré en problemas si obtengo un vistazo bajo esa toalla corta que lleva puesta.

De repente, un pie está dentro del agua. Aunque quiera tocarlo, se bien que no puedo, pero no esperaba esto.

—Wolf, ¿qué haces? —pregunto mientras volteo.

—Acaso no vez, voy a entrar.

—¡¿Que?! ¿Aquí? No, no, no. No puedes.

—¿Qué pasa, no quieres que esté aquí contigo?

No digas esas cosas tan fácilmente, no es un malentendido entre nosotros, pero a ojos ajenos si lo es.

—No es eso. No se por que te obstinas con esto, pero sabes bien por que no puedes. Solo estoy preocupado por ti.

Me aseguro que escuche la ultima parte, pero el volumen de mi voz permite que se mantenga solo entre nosotros.

Su expresión cambia un par de veces, no puede decir mucho al respecto, y con una mueca infantil termina por retirarse, sus movimientos y sus pasos pronto se vuelve indignados mientras se acerca al borde de la única terma a la que es seguro que entre. Se mete al agua sin rodeos y con los brazos cruzados me observa fijamente de lejos. Me da algo de pena que no pueda estar aquí conmigo, pero a su vez es bastante gracioso verlo así.

Mientras pienso en ir a hacerle compañía dentro de un largo rato luego de disfrutar bien esto, mis compañeros hacen tanto ruido que genera eco en la habitación húmeda y vacía. De repente, un cuerpo que aparece tras mi espalda se sumerge en el agua cerca mio.

Nuevamente es la persona que preferiría que no insistiera tanto en acercarse. Pero no tengo tiempo de ponerme molesto.

—Así que béisbol...

Me quedo con la boca abierta a media palabra, aunque no se que era lo que iba a retrucar. Probablemente su cercanía en el agua. Acaba de usar la palabra mágica que me deja aturdido.

No hay pausa, dedos calientes de una mano extraña se cierran sobre mi brazo. —¿Qué clase de rutina haces para tonificar? Tus biceps lucen bien y están duros.

¡¿Qué rayos estás haciendo?! Puedo pensar claramente, pero estoy tan impresionado que no me salen las palabras. El sujeto Keiji no conoce lo que es reprimirse.

—¿Qué tan seguido juegas? ¿En qué gimnasio entrenas? No te ves como un trabajador de oficinas.

—Entreno por mi cuenta —respondo cortante y escapo hacia el otro lado, hacia donde el borde de la pileta no me impide el paso. Son demasiadas preguntas.

Matsumoto está en frente mio, pero mis ojos están puestos a la distancia en una cabeza de cabello rubio. Wolfram no luce para nada contento, pero no tengo tiempo para pensar si es porque es el único que se ha quedado allá solo.

—Eso es genial. Pero nunca pensaste que tal vez podría ser mejor buscar ayuda profesional, incluso los amateur tienen entrenadores.

—No estoy interesado en unirme a ningún gimnasio.

Así que si lo que quieres es reclutar por comisiones o algo así, pues ve a buscar a otro lado.

—También trabajo como personal trainer particular.

Ugh. ¡¿Tu no te rindes con nada acaso?! ¿Es este el espíritu y alma del vendedor?

—Es más fácil comenzar de lo que crees. Solo se necesitas una pequeña encuesta, no, unas simples preguntas para saber por donde empezar. La mas importante es, ¿por qué entrenas?

Frunzo el ceño y respondo por reflejo rápidamente. —Me gusta mantener mi cuerpo en forma.

Matsumoto sonríe y confirma que es mucho más directo de lo que esperaba. —Te gusta verte bien. Eso es bueno, es atractivo, sea para como te ven los demás o por mérito personal. ¿Y qué es lo que te gustaría cambiar más de tu cuerpo? O mejor dicho, ¿qué es lo que encuentras más difícil de tonificar cuando entrenas?

—M-mis pectorales...

Sus ojos bajan hacia mi pecho desnudo y justo cuando comienzo a sentirme incomodo me salva la campana. El agua golpea mi espalda baja mientras uno de mis amigos se acerca y pasa un brazo por detrás de mis hombros.

—¿Sueñas con tener mejores pechos, Yuu-chan? —pregunta Tetsu y me acaricia donde no debería.

—¡WOA! ¡No toques ahí idiota!

—Ah, ¿encontré una de tus zonas secretas? —dice incrédulo y aparentemente inocente. Murata a su espalda ríe mientras entra al agua.

—¡No! ¡Y no vas a encontrar nada así que deja de tocarme! ¡Y Tu tampoco! Ni siquiera te conozco —digo volteando y ladrando al nuevo integrante del grupo.

Pero ponerme iracundo parece en vano porque Tetsu no me hace caso, y Keiji se lleva la mano a la boca sorprendido por mi exabrupto mientras ríe.

—Te enojas muy fácilmente. —Su tono divertido solo hace que me enardezca.

Estoy echando humo mientras siento que me ridiculizan cuando Wolfram se acerca. Un terso pie se hunde entre los cabellos del entrenador y este termina de cara en el agua.

—No te metas donde no te llaman. Si hay solo una persona que puede molestar a Yuuri, ese soy yo.

—Wow, si que es protector con sus amigos —comenta Murata, está tranquilo porque se ha mantenido a cierta distancia para meter púa sin consecuencias.

—Yo también soy tu amigo —se defiende el entrenador.

—No estaría seguro de si quiero replantearme eso. Y ustedes también. —Parece que aquí nadie se salva excepto yo, porque Wolfram posa su mirada esmeralda directo sobre Tetsu e incluso Murata—. No crean que soy idiota y que pueden andar tomándome el pelo todo el tiempo, no quiero ser amigo de gente como ustedes.

—Awwn.

—Ohh.

—Buu.

Hay tres quejas al unisono.

—¿Qué haces, Wolf?

—Voy a entrar, Yuuri, ¿qué no ves?

—¡¿De nuevo?! Te va a dar un golpe de calor. —Aunque le advierta, se que no tiene caso, porque entra de todos modos acomodándose a mi lado de brazos cruzados.

Me gusta tenerlo cerca, y a la vez me molesta que no estemos solos. Keiji Matsumoto, el entrenador zorro, está efectuando un segundo checkeo, como si lo del cambiador no fuera demasiado.

—¿Qué pasa? —pregunto. Ha sonado a un "¿qué estás mirando?" bastante directo.

Y él lo entiende de inmediato, por primera vez mostrando algo de modestia, aunque sonríe y ensancha los ojos.

—Lo siento, es una mala costumbre. Siempre que veo alguien entrenado no puedo contenerme. Soy un personal trainer despues de todo, me interesan los deportistas, o simplemente la gente que se dedica a mantener su cuerpo en forma.

—No entreno particularmente para tonificar mi cuerpo —se queja Wolfram con los ojos cerrados y los brazos cursados. Está sentado muy recto con el agua hasta menos de media cintura, a diferencia de mi que estoy desgarbado y hundido hasta el pecho.

—Lo se, solo vas al gimnasio porque es bueno mantener una vida sana y balanceada, ¿cierto? Pero eso está bien, a veces la gente no necesita preocuparse por los detalles, para eso estamos la gente del staff. Nadie quiere saber en detalle sobre rutinas, cálculos, músculos y eso. Pero a mi siempre me ha gustado desde pequeño, armar rutinas para mi, o incluso para otros...

—Calcular series, probar cual da mejores resultados...

No pude contenerme pensando en mis días de secundaria en el equipo amateur de béisbol.

—¡Lo se, verdad! Vas probando durante una semana y haces tablas de cálculos y nuevas rutinas.

—Si las maquinas son necesarias... o si puedes hacer lo mismo por tu cuenta...

Extrañamente, se ha creado alguna clase de vínculo de repente.

.

.

.

No se necesita más de quince minutos para que el resto de mis amigos comiencen a ignorarme cuando entro en detalles sobre deporte y entrenamiento, pero esta vez tengo un cómplice. El tiempo pasa volando entre tema y tema, y puede que me haya puesto un poco blando y tonto, dando el brazo a torcer con mis prejuicios de antes.

No me malentiendan, aun tengo un problema con esto. De hecho, puede que esté un tanto mas preocupado que antes. El tipo que tiene los ojos puestos en Wolfram es extrañamente similar a mi en algunos aspectos. Estoy pensando si debería estar agradecido de que Wolf encontrara atractivo mi yo de oficina antes que mi yo deportivo... porque estoy perdiendo la batalla contra Keiji en varios aspectos. No soy un pro ni nada parecido.

En medio de nuestra charla sobre tendones y ligamentos, volteo a ver a mi desplomado amigo aquí atrás mio. Su cabello rubio está mojado y las gotas de agua fría caen sobre su rostro, pero por alguna razón ha decidido ponerse la bata aquí dentro. En realidad, lo agradezco, porque está sentado de esa manera con las piernas abiertas que dejaría poco a la imaginación sin eso.

Apiadándome de su falta de energía le doy una palmada sobre la cabeza. Hace bastante que sufrió el primer acaloramiento, así que no puede entrar al agua y solo reposa sobre las baldosas entre algún que otro charco. Nosotros ahora estamos en la tercer pileta, la más caliente.

Lo siento, peor soy de los que les gusta quedarse mucho dentro, y la única razón por la que Wolf no se ha ido con Murata y Tetsu es porque yo sigo aquí.

Incluso si Keiji me resulta de algún modo un buen tipo, no soy amante de sus miradas en secreto. Wolf está demasiado sexy con esa bata y no podría realmente culpar a nadie, pero creo que ya es tiempo de parar con eso.

—¿Quieres ir a la habitación a cambiarnos? Pronto debería ser la hora de la cena.

No espero realmente su respuesta y me levanto sosteniendo la toalla y dejando escurrir el agua sobre mi cuerpo. Wolf me mira descontento, aunque es el primero en darnos la espalda y salir hacia los cambiadores.

Solo encuentro su bata mojada en el cesto, ¿hemos demorado tanto en salir con tanta charla o es que ha desaparecido de repente? Me cambio a una bata seca y me pongo los calzoncillos, emprendiendo camino directo hacia la habitación al dejar a Keiji en el trayecto.

Ah, realmente me gustaría otra cerveza o una botella de leche en este momento. No he visto la maquina expendedora, me pregunto si habrá una en el pasillo más adelante.

Pero lo que me espera no es ninguna bebida fría para revitalizar el alma despues de un buen baño, sino mi compañero de cuarto extranjero con su típico turbante para secar el cabello.

—¿Te divertiste?

—¿Eh?

—Te pregunte si te divertiste. ¡Tu... facilongo!

Oh cielos. No puedo evitar sonreír y eso solo lo ha hecho peor.

—¿Facilongo? ¿Dónde es qué aprendiste esa palabra...? Y además, ¿qué quieres decir con faci-?

Wolf toma el cuello de mi bata enojado y antes de sentirme muy amenazado lo cierra de golpe y aprieta la cinta demasiado arriba en mi cintura. No es adorable para nada.

—¿Puedes siquiera tener algo de modestia, Yuuri? No necesitas seguir desnudo incluso fuera del baño, con eso ya fue suficiente.

—Pero tengo calor... —no parece importar nada de lo que intente decir ahora.

—Deja de tentar todos, y más importante, ¡deja de coquetear con Keij- mfh!

—¡Woa, Wolf! —coloco mi palma sobre su boca y lo suelto al instante por las dudas, pero por suerte se mantiene callado y me mira—. No levantes la voz de esa manera, no es que las paredes sean muy gruesas aquí... Puedes enojarte, pero ya sabes, lo que sea personal dilo en voz baja.

—Hump —al parecer me da la razón. Aunque sus próximas palabras podrían parecer tranquilas, este apuesto hombre aun luce muy enojado—. Escúchame Yuuri, estás conmigo ahora, y mientras lo estés más te vale que ni se te ocurra pensar en intentar nada con otros hombres. Ni mujeres. Ni nadie. Tienes un compromiso conmigo y espero que lo respetes.

—¡Por supuesto que se eso! No tienes que decirlo tan en serio, tus ojos dan un poco de miedo, ¿sabes?... Como sea, ¡no hice nada! ¿Y qué era eso que intentabas decir antes-?

—No te hagas el tonto conmigo, novato. —Ah, ha pasado un tiempo desde que me decía eso, por alguna razón me pone contento—. Primero desapareces por ahí con ese tipo y luego dejas que te manosee en el baño frente a mi.

—Alto, alto. Creo que me estás robando el papel en esta historia. Eres tú al que tienen en la mira. Si desde que llegamos aquí no te ha quitado los ojos de encima, soy yo el que debería preocuparse. Aunque no lo culpo, siempre llamas la atención porque eres muy apuesto y esta ropa tradicional es demasiado sexy...

—N-no trates de adularme con tus palabras bonitas, no está funcionando.

Creo que lo está haciendo, si ha cambiado de actitud ciento ochenta grados, incluso se ha ruborizado. Aunque esa no era mi intención, solo estaba siendo sincero con lo que pensaba.

—Hasta yo me dejé llevar un poco en los cambiadores. Es difícil no mirar, mis ojos iban hacia ti solos... Ah, es embarazoso admitir eso, pero esta bien porque es la verdad. Incluso me hizo recordar algo parecido cuando era chico en los cambiadores masculinos de secundaria...

—¿C-cambiadores masculinos? —Oh, tal vez mencionar eso no fue tan buena idea—. Me dijiste que solo habías tenido novias.

—Ah... bueno ni yo mismo lo recordaba bien, pero... ¿podemos hablar de esto en otro momento? No creo que este sea el lugar-

—¡¿Van a venir a comer o qué?!

El grito del más ruidoso y desconsiderado de nuestros amigos, un auto-proclamado fotógrafo profesional, nos sobresalta y nos encogemos al mismo tiempo. Wolf está tan cerca de mi pecho aun sosteniendo mis solapas que termina pegado a mi y lo abrazo por reflejo. Nos soltamos al instante pensando que alguien nos observa, pero la voz ha llegado a través de la fina pared de la habitación contigua.

.

.

.

El ambiente durante la cena es mejor de lo que esperaba. De hecho, ahora estoy en bastantes buenos términos con todo el mundo aunque no sea perfecto. Wolf aun intenta actuar indignado por momentos pero está pegado a mi lado, y Keiji el entrenador se ha sentado a mi izquierda para continuar con varios temas sobre deportes. De verdad que le gusta hablar.

Las sospechas de Wolf son completamente infundadas. Y aunque no lo fueran, prefiero toda la vida estar yo de por medio a tener que verlo pegado al lado de mi secreta pareja sin poder hacer nada.

Prefiero que mi única preocupación en este momento sea la charla que se me viene encima apenas estemos solos. Por el momento, voy a tratar de sumarme puntos y servirle otra copa de sake caliente a Wolf.

Decido callarme un rato y dejar que el resto hable mientras se me van los ojos sobre la comida. Carne, carne y tal vez un poco más de carne también. ¡Ah, como me gustan los menú de lujo como estos! Aunque es solo sukiyaki me pone contento.

Mientras lleno mi estómago de lo que se me antoja sin que nadie me detenga, Murata golpea la mesa y juguetea con un abanico.

—¡Bien, ¿están listos para nuestra próxima actividad de la noche?!

—¿Ngo gos igamos a gormir?

—¡Yuuri! No hables con la boca llena —dice Wolfram y recibo un un golpe con el dorso de sus dedos a un lado de la cabeza.

—¡Ay, Wolf, eso es violencia domestica! Me golpeaste la oreja...

—Realmente tienes buen apetito para las proteínas —comenta riendo Keiji.

Si, soy lo que las chicas japonesas llaman un carnívoro. Aunque no se si se refiere a eso, el sexo nada tiene que ver en esto. Pero no puedo evitar sonreír al pensar en como mi personalidad casi me mete en problemas en el baño al ver a Wolf...

—Dejen de actuar como una pareja de viejos casados. ¿Y pueden por favor prestar atención al maravilloso plan que hemos armado? —además del abanico, Murata tiene un pequeño block de notas.

—Eso, eso —afirma Tetsu.

Nos inclinamos a ver que es lo que hay escrito. Es un mapa, a juzgar por los dibujitos incluye todo el complejo, incluso parte de la montaña.

—C-cacería de... ¿misterioso?

Lo que Wolfram no puede leer rápidamente es un titulo en letras anchas con demasiados signos de exclamación.

—¡Cacería del tesoro en el templo misterioso! Bakyun~ ¿Incluso tiene efectos de sonido?

—¿Qué tiene de malo mi titulo? —se queja Tetsu.

—Suena como una actividad de viaje escolar de secundaria. De hecho, trabajé un año entrenando equipos deportivos de secundaria e hicimos esto mismo en Okinawa.

—En lo único que puedo pensar es en secundaria baja y formar parejas, pero a mi me tocó un chico en vez de una linda chica.

—¿No era acaso esa chica de pelo corto con la que estabas saliendo? —me pregunta Murata.

—¡Era un chico! Y no estábamos saliendo, era mi compañero del club de béisbol.

—Bueno, pero eso es genial, puedes revivir tu fallida experiencia esta noche.

—Me parece que ya estamos un tanto grande para esto Murata, y ademas... ¡somos todos hombres!

—Por eso dije que puedes revivir tu fallida experiencia. Igualmente, ya sabíamos que serias tú el que pusiera peros.

—Por supuesto, pero lo harás de todos modos.

—¡¿No tengo ni voz ni voto?!

—Nop —me niega Tetsu y procede a explicar—. Somos cinco, de los cuales cuatro tenemos experiencia, y luego está Wolfram que sabemos que no conoce esta clase de actividades porque no estaba aquí durante esa época. Así que por que no aprovechar este lugar y recrear un juego un tanto escalofriante.

—¿E-escalofriante?

—¿Qué pasa Wolfram, eres de los que se asustan fácil? —pregunta Murata.

—¡Por supuesto que no!

Su credibilidad baja dos puntos, y la sonrisa de los dos organizadores se ensancha.

.

.

.

La noche es un poco más fría que el lindo clima de cuando llegamos. Aunque no está bien como para andar en bata, podemos usar ropa ligera deportiva o de veraneo.

El bosque de noche es completamente diferente, aunque los alrededores del hotel están iluminados por varias lamparas en el exterior, apenas te alejas por el sendero lateral que sube la montaña la oscuridad nos devora y lo único que tenemos para alumbrarnos son las linternas en nuestras manos. Hay tres, una para cada equipo, y una para Murata.

—Como nosotros fuimos los de la idea nos hemos rifado quien es el que sobra y será el encargado de ponerle un poco de gracia al asunto. El que persigue es Murata, y las parejas serán por sorteo. ¿Haces los honores?

Tetsu le entrega a Ken el anotador, aunque dudo de si realmente el que peor vista tiene llega a ver algo en esta oscuridad solo alumbrado por una linterna.

Por favor que me toque Muraken o Wolfram, por favor que me toque Muraken o Wolfram.

—A ver, primer elegido, Yuuri.

Por favor...

—Con... Wolfram.

¡SEE!

—Entonces, Yuuri y Wolfram, Yo y Matsumoto —dice Tetsu.

—Matsumoto y yo —corrige Murata.

—Lo que sea.

Estoy muy lleno de comida para esto, pero al menos estoy de acuerdo con el sorteo.

Caminamos todos juntos otro trecho subiendo la ladera en plena oscuridad, hace rato que las luces del hotel ya no surten efecto en este área, los arboles a los lados del camino son demasiado tupidos.

—¿Qué es exactamente lo que hay adelante?

—Este no es el camino que va al mirador —aclara Ken—, sino el que va a un templo que queda un tanto más alejado hacia el otro lado. Por suerte, solo hay un camino de ida y vuelta, no hay manera de perderse.

—Y si pasara, lo cual solo sucede si te metes por el bosque, la señora dijo que hagas lo que hagas solo sales a alguno de los caminos y es solo cuestión de tiempo y dar una que otra vuelta hasta terminar en el hotel de nuevo.

—Es difícil llegar aquí por las rutas principales en auto, pero todas las internas que puedes hacer a pie van en círculos.

—No se si estaría contento de andar dando vueltas a oscuras por la noche en este lugar, por más que tarde o temprano encuentres el camino de vuelta —me quejo.

—Al menos el clima es bueno —comenta Wolfram.

—Creo que es divertido, y tampoco parece fácil perderse, así que no hay problema —asegura Keiji.

—No subestimes a Yuuri, el tiene un don para cagarla donde sea.

—Cierra la boca Tetsu.

—Ok, ok. Igualmente no soy yo el que irá contigo. Pésame, Wolfram.

Con su comentario a modo de despedida, Tetsu acelera el paso y mira a Matsumoto Keiji para que este le siga.

—Esperen aquí un rato, tengo que adelantarlos a ellos, así que los dejo. Denles bastante ventaja porque la idea es que cuanto menos gente esté junta más divertido sea.

—Lo sé, lo sé, ya vete.

—La idea de esto durante secundaria era formar parejas, era una excusa para asustar a las chicas. Aunque no se porqué insisten hacerlo de este modo ahora, ya no somos niños, si quisieran al menos ponernos un poquito nerviosos deberíamos ir solos —le digo a Wolfram para cuando Muraken ya ha desaparecido.

Parados solos en la oscuridad, contamos con una pequeña linterna que más parece un llavero que otra cosa. A pesar de eso, soy capaz de ver bastante bien el rostro de Wolfram.

—Secundaria, eh.

Dejo de sonreír de repente.

Creo que hay algo que no puedo evadir y empiezo a pensar que ganar el sorteo no ha sido tan bueno como pensaba.

—W-Wolf, tu cara así da un poco de miedo... En la oscuridad y eso...

Tomándome de repente por el cuello de mi camiseta se acerca peligrosamente a mi rostro.

—¿Qué era eso de los cambiadores de secundaria? —pregunta sin rodeos cuando no tengo donde escapar—. Me dijiste que solo habías salido con mujeres, ¿y tu amigo menciona esta clase de juego con un chico? Explícate. Ahora. ¿Desde hace cuanto que te gustan los hombres?

—Espera, espera. Todo eso que dijo Muraken es un enorme malentendido, todo lo que te conté sobre secundaria es lo que hay, solo tuve una novia en esa época. Y luego las demás que también he mencionado.

—¿Pero? —presiona sabiendo que hay algo más.

Me cuesta pasar saliva un momento, llevo los ojos hacia la oscuridad un rato y juego con la linterna para cambiar la iluminación que nos envuelve. Ni yo he tenido tiempo de pensar respecto a esto.

—Puede que haya tenido una que otra duda cuando era chico —admito y por un momento Wolf luce aun mas enojado, aunque espera paciente a que agregue algo. —Pero eso fue todo, ni siquiera lo recordaba bien por alguna razón. Es solo que un par de situaciones de hoy me lo trajeron a la mente. La verdad es que cuando empecé a salir con Hashimoto me olvidé de todo.

Wolfram me mira perseverantemente, y tras un momento afloja la tensión de su mirada y de sus dedos. Me relajo, y ese es mi error, apenas mis músculos están flojos él empuja hacia atrás con fuerza.

—¡Woa! —me quejo perdiendo el equilibrio, pero no caigo. A los pocos pasos dejo de trastabillar y me dejo llevar, puedo imaginar que no iremos a parar fuera del camino así que estoy tranquilo. Mi espalda choca contra un grueso tronco y la mano libre de Wolfram termina a un lado de mi cabeza.

—Escucha Yuuri. No me importa que clase de dudas tienes o tuviste, tampoco me interesan tus relaciones pasadas ni voy a estar celoso un algún chiquillo de secundaria. Incluso si hubieras tenido sexo con él, si es que así puedes llamar a las cosas que haces durante esa época, no me interesa. Pero no importa lo que hagas, no me mientas. Eso es algo que no puedo perdonar. ¿Lo entiendes?

—E-entiendo. Nada de mentiras.

—Exacto. Si me mientes no voy a perdonarte. Y si me engañas, voy a prenderte fuego. —Incuso si eso ultimo claramente es una broma, muy a lo Wolfram, no puedo evitar tomarlo un poquito en serio.

—Nunca haría eso, engañar a alguien es traicionarlo, no podría quebrantar tu confianza de ese modo.

—Hump. Parece que lo comprendes.

—Por supuesto. Además, se que tu nunca me harías eso tampoco. Creo que te conozco bien a esta altura, eres demasiado fiel y correcto para siquiera considerar algo así. Y siendo sincero, para el record, no creo que sea posible encontrar alguien que me resulte más atractivo que tu ni aunque visitara otros países... A veces incluso me pregunto por que te molestas en estar conmigo, si hay alguien que fuera a dejar al otro, ese serias tu de seguro.

Ha pasado largo tiempo desde que me he dado el lujo de vomitar tantos pensamientos frente a otra persona. Se siente bien y a la vez da miedo, soy de mantener esta clase de cosas en secreto porque me atemorizan las represalias.

La expresión de Wolf cambia varias veces, nuevamente frunce el ceño algo molesto.

—De verdad eres un adulador. No creas que siempre vas a salirte con la tuya solo por esto.

La mano de Wolfram que se mantenía sobre mi pecho se mueve hasta mi cuello y coloca su cabeza sobre mi hombro. En seguida lo abrazo y acaricio su mejilla con la mía. Cuando hablo lo hago despacio, estoy muy cerca de su oreja.

—No estoy tratando de adularte con palabras bonitas —le retruco con sus propias palabras de antes en la habitación.

Al parecer esto suma puntos a la hora de erradicar diferencias culturales, o lo que sea que pone trabas a nuestra comunicación.

—Hum.

No se si está convencido, solo se que ahora se me permite besarle.

Todos los reclamos de Wolf tienen sentido. Incluso si no esperaba que explotara de este modo en un momento como este, encuentro la lógica a su pedido. Estoy tranquilo de saber que lo único que esperamos el uno del otro es respeto. Estamos en algo serio.

Dejo que me bese despacio, sus manos me acarician el rostro y el pecho. Me dejo ir durante un momento, moviéndome con suavidad, apreciando enteramente el momento. Entonces lo corto con un beso firme seguido de unos cuantos otros, empujándolo lejos de repente.

—Es suficiente. He estado aguantándome desde el baño, y no podemos hacerlo. Tampoco podemos quedarnos aquí por siempre.

Nos están esperando, aunque por la mirada de Wolfram pareciera que quiere proponer algo osado. Luego se contiene.

—Es verdad. ¿Cuanto crees que tardemos en llegar a la meta? —pregunta mirando hacia el oscuro camino que debemos tomar.

—No lo sé, supongo que unos quince o veinte minutos.

Es incierto como será de aquí hasta la cima. Los que deben saberlo realmente son Muraken y Tetsu, los dos con alma de adolescentes que han planeado toda esta pseudo aventura.

.

.

.

.

Continuará...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).