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Enredos de oficina por RedGlassesGirl

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Enredos de oficina – Capítulo 15

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Hay una maquina expendedora de leche en el pasillo. Toda esta caminada nocturna fue un ejercicio bastante decente después de todo, y ahora mis músculos están relajados por el agua caliente. Vacío la botella de un solo tirón con la mano en la cadera y suspiro contento, debo verme como el perfecto estereotipo del hombre en las termas en este momento.

Me restriego el cabello aun húmedo pensando si debería cortarlo pronto, para el verano se volverá un poco molesto. Camino a mi habitación no puedo evitar pensar que a pesar de estar así de bien y relajado en este momento, Wolf y yo tuvimos muchas peleas el día de hoy. Más de las que pudiéramos acumular en esa época en la que nos odiábamos mutuamente. Bueno, eso probablemente se deba a que nos ignorábamos todo el tiempo.

Pero ahora estamos bien. Al entrar en la habitación lo confirmo cuando Wolfram voltea de buen humor y sonríe al verme, pero vuelve la atención a algo que hace sobre la mesa encorvado en una mala postura moviendo meticulosamente los dedos.

Tiene la bata desparramada en el piso y las largas piernas color crema expuestas por completo, su bello rubio casi transparente me llama la atención como siempre. Es el mismo que se esconde tras la tela sobre su estómago y el poco que tiene en el pecho, que prácticamente también se expone por completo. En palabras simples, está mas desnudo que vestido y me alegro de ser yo el único que podría haber entrado a este lugar.

En vez de reprochar, me intereso mas por lo que está haciendo. —¿Qué es eso?

—Origami —me dice con dificultad muy concentrado en mirar algo pequeño de cerca—. Dejaron unas instrucciones...

Me llevo la mano a la boca y trato de esconder mi risa, pero termino sonando aun más petulante de lo que pensé que podría.

—¿Qué?

—Esa seguro es otra trampa para turistas —le digo divertido, al parecer siempre logran atraparlo.

—Hump. Pues a mi me gusta —me responde en Modo Capricho.

Cuando me acerco a tirarme en el piso de tatami junto a él, deposita en la mesa la grulla más miniatura que he visto a alguien hacer a mano en frente mio. El papel no es vistoso, y los restos de las instrucciones están tirados cerca, cortados con los dedos milimétricamente.

—Guau, de verdad te ha quedado muy bonito.

—Por supuesto —se jacta el artista.

Pensando en eso, aun no he visto mucho de lo que puede llegar a hacer este tipo, pero parece que es verdad que tiene alguna clase de nosequé artístico que yo no tengo.

El dorso de la mano de Wolfram interrumpe mis pensamientos cuando aparta mi cabello mojado e innecesariamente extiende el contacto por mi cuello.

Me mira de una manera que no deja nada a la imaginación con sus penetrantes ojos verdes. —¿Qué hacemos ahora? —pregunta seductor, con una expresión que me gustaría verle siempre.

Mis ojos se desvían desde la comisura de sus finos labios que marcan una picara sonrisa hacia el futon doble improvisado que hemos armando arrimando los dos individuales.

—Las paredes son prácticamente inexistentes —comento preocupado sobre sus planes, la habitación contigua es casi la otra parte de la que nos ha tocado.

—Mmm... —Y a él le importa un bledo.

Con su pseudo ronroneo de tipo sexy, este hombre joven tan deseable como para ganar un par de encuestas en alguna revista para señoritas, se abalanza sobre mi cuerpo. A gatas, puedo ver todo su torso desnudo, justo hasta donde el cinturón apenas sostiene la tela para esconder el resto. Su pierna desnuda se coloca premeditadamente en el hueco de mis piernas cruzadas, justo en el ángulo perfecto para no rozar mis zonas más importantes.

Rayos, eso me puede, es tentador. Que Wolfram no me toque a veces me enciende más que si lo hace directamente.

Me pierdo completamente en su mirada que dice tantas cosas sin palabras y lo dejo acecharme desde arriba como el halcón que calcula como cazar a la presa. Gracias a cielos he sido perdonado de todas mis faltas como para merecer esto. Estoy contento de demostrar que me encanta, llevando mis manos traviesas a su pecho.

El me detiene adivinando mis intenciones, y apenas llego a pasar la yema de mi dedo por una de sus rosadas tetillas. Arrastrando mis palmas el mismo por su cuerpo, las lleva a su cuello, la pose de mis manos se asemeja al estrangulamiento, pero mis dedos flojos y suaves otorgan una caricia que nada tiene que ver con eso. Delineo con ambos pulgares todo el borde de su mandíbula, juntándolos delicadamente en el centro y ascendiendo hasta su barbilla mientras él me sigue el juego, echando la cabeza hacia atrás y estirando el cuello.

Para cuando se separa de mis manos para inclinarse rápidamente sobre mi, ya lo estoy esperando con las mismas ansias y excitación a flor de piel que él me está demostrando. Estaría contento de hacerlo aquí mismo, pero es mas complicado que solo decirlo y hacerlo.

—No podemos hacerlo —aclaro cuando me da un respiro de un ardiente beso, ahora su boca relame la comisura de mi hombro y mi cuello.

—¿Cómo que no? —comenta realmente sin un tono en particular. No parece tener dudas al respecto.

—No hay lubricante... —un beso, o dos—... mm, y no hay otra cosa con que hacerlo.

Ha pasado un tiempo desde que renové los condones en mi billetera. Por no decir que me olvidé completamente de tener uno en ella en todo momento.

—¿O tu trajiste algo? —pregunto curioso.

—No, yo tampoco planee bien esto —admite, pero no aminora su marcha inquieta para nada—. Pero... de ahí a no poder hacerlo, ese es un tema completamente diferente.

Me lo quedo mirando mientras me observa a los ojos divertido y acaricia mi nuca con sus dedos. Sin pedir permiso, Wolf se acomoda con las piernas abiertas sobre mi regazo, obligándome a acomodar mi posición para sostenerlo.

—¿No te gustó la otra vez? —me pregunta. Retoricamente, por supuesto. Él está mas que seguro de que me gusta y que no a estas alturas.

Entierro mi cara entre la tela abierta y acampanada de su bata, apoyando mi nariz y mejilla contra su pecho. El olor a jabón invade mis fosas nasales y cuando suspiro el espacio cerrado rebota el calor de mi aliento.

—Mmm... si me gusta. —Por que molestarme en negarlo, incluso puedo regocijarme en un par de recuerdos—. ¿Es esto sexo de reconciliación? No soy un fan de eso.

Mi comentario casual le sorprende un poco, pero que yo sea directo con lo que pienso no lo espanta para nada. Me gusta eso de Wolfram, es capaz de manejar mi temperamento.

—¿Por qué? —me cuestiona.

Pese a mis palabras, mis manos con vida propia van a su trasero.

—Mi libido depende completamente de mi estado de animo y lo que siento, por lo que no podría hacerlo con alguien que odio, o que en ese momento me tiene enojado por algo. Y luego de que se soluciona eso... Según mis recuerdos, suelo ser un tipo tranquilo que no presiona y hasta ahora parece que no he tenido una pareja a la que le guste hacerlo.

Mis manos, tan sinceras como mis palabras, van y vienen por su espalda mientras le abrazo levemente.

—¿Estás enojado conmigo aun?

—No, ya no.

—Entonces ya no habrá problema en que funcione esto —dice pasando sus dedos desde abajo hacia arriba sobre el bulto en mi ropa interior, se ha entrometido por el borde de mi bata sin pudor y me toma por sorpresa—. Y a mi si me gusta hacerlo.

He estado susurrando en voz baja demasiadas excusas, pero no se puede negar que estoy excitado. Mi erección a media hasta me traiciona bajo las caricias de sus dedos. Me está empezando a preocupar poco el lugar en el que estamos y quienes se encuentran a tan solo unos metros.

Me relamo con exceso de saliva en mi boca mientras me toca, y llevo los labios húmedos cerca del lóbulo de su oreja. Gesticulo las palabras de manera que le llegue el cosquilleo de mi aliento. —No hagas mucho ruido.

—Mira quien habla —me responde en el mismo tono cómplice con una risa y me rodea el cuello.

Su cuerpo firme y caliente se pega a todos mis rincones y lo abrazo con fuerza para contenerlo. No le dejo moverse aun, es divertido hacerse desear. Estoy muy excitado. Deberíamos intentar alguna vez hablar durante el sexo, al parecer ambos somos débiles respecto a eso.

Me olvido rápidamente de la idea que ni siquiera es posible en estas circunstancias cuando comienza a menear el cuerpo. Viene a mi mente el vago recuerdo de sus comentarios sobre montar a caballo en su hogar natal, y me pregunto como se vería haciendo eso. ¿Sería parecido a lo que hacemos durante el sexo? ¿Es parecido a lo que hace ahora? Con su mano apoyada hacia atrás en mi pierna y su cuerpo ladeado, levanta las caderas hacia adelante mientras expone y ostenta su cuerpo.

Me encanta lo que hace, como se ve, como se mueve. Pero pasado un tiempo, Wolfram cambia de posiciones demasiadas veces, tiene el torso inquieto como si estuviera incomodo al mantenerse en la misma posición durante un tiempo. Eso seria normal, si no fuera que se revuelve cada pocos segundos, hasta que por fin se detiene.

La mano sobre me hombro que me sostenía sensualmente se aprieta y frunce el ceño en una mueca. Entonces se tuerce, el dolor plasmado en toda su cara. —Ay... ¡Agh! Rayos, no puedo continuar...

Wolfram se baja, arrodillándose en el piso y se aleja un poco mientras se sostiene el estómago. No parece saber bien que le pasa, pero yo igual hago una pregunta predecible.

—¿Que pasó, estás bien?

—Tengo una puntada en... augh. Ay, ayayay.

No parece ser una punzada de dolor sino varias consecutivas. —¿Te dio un calambre?

—No... No es calambre.

Los ojos verdes entornados gracias a su ceño fruncido observan por la habitación. De un momento a otro, Wolfram se levanta y camina a paso apresurado.

—Oye... ¿dónde vas? —pregunto preocupado y lo observo cerrar la puerta del baño de golpe. Antes de poder siquiera levantarme viene el primer golpe de dolor. —¡Ah...!

Rayos, ¿es esto lo que él sentía? Porque yo también lo estoy sintiendo y es horrible. A sabiendas de que podría ponerse peor a juzgar por las reacciones de mi compañero, me pongo de pie. Que suerte que lo he hecho a tiempo, porque los cólicos me atacan uno tras otros sin piedad dificultando mis movimientos.

Para cuando me doy cuenta cómo va a terminar esto, es demasiado tarde.

—W-Wolf... Dime si crees que vas a tardar mucho o no, porque creo que yo también estaría necesitando entrar...

—¡Ve a buscar otro baño!

La respuesta directa y enojada no da pie a retruques. Sin pensar dos veces en intentar pelear con este testarudo, giro sobre mis talones y salgo al pasillo a golpear la puerta contigua.

—Murata, Mura, Muramura. ¡Murata Ken!

El incesante golpeteo nervioso que hago mientras soporto el dolor de estómago, rodeándome con un brazo y bailando en el lugar, tiene un efecto inmediato.

—¡¿Que rayos quieres?! —abre la puerta de golpe mi mejor amigo enojado.

—¿...Está tu baño libre? —Mi pregunta apenas le llega al pasar volando frente a él y dejarlo solo, además, esta se responde sola cuando veo la puerta abierta y la luz apagada dentro.

Fugazmente veo que Tetsu y Keiji están aun sentados a la mesa con una botella de cerveza entre ellos, pero casi todas las luces están apagadas y una de las camas se encuentra revuelta. Al menos solo he interrumpido el sueño de una persona.

—Hombre, ¿estás bien? Te ves pálido.

La puerta del baño se cierra de un portazo antes de que pueda responder el comentario de Tetsu.

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Enterocolitis aguda.

Este es el diagnostico para nosotros. Todo gracias a haber tomado agua estancada de un charco en vaya a saber dónde en medio de la montaña.

El que peor la sacó ha sido Wolfram, parece que fue más cantidad o que es naturalmente más débil, por los pelos ha evitado un lavaje de estómago o algo parecido. Aun está pálido como una hoja sentado a mi lado en la entrada del edificio donde el personal de emergencias me entrega una caja de pastillas y una receta.

Yo tengo mejor color, pero me cuesta sostenerlas al temblarme las manos, así que es Murata a mi lado el que suspira y me quita todo de las manos. Más atrás en el pasillo, la dueña de la hostería observa preocupada con una mano sobre la mejilla, lleva puesta una chaqueta de entre casa sobre su kimono tradicional para dormir.

Al menos la ambulancia se va sin aspavientos y sin pacientes que trasladar el hospital, pero ha sido una noche agitada. ¡Vaya vacaciones!

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El plan de ver la puesta del sol al día siguiente es ahora solo una bonita idea de esas que dices que seguro vas a hacerlas pero nunca cumples. Aunque tenemos razones más que suficientes para haberlo cancelado.

Wolfram y yo apenas llegamos con vida a un desayuno tardío en la habitación de los chicos. Hubiera esperado que al menos ellos se despertaran más temprano, pero por lo que veo recién han recibido el servicio de mesa. El desayuno va acorde con el lugar, es muy tradicionalista.

—¿Qué pasa, no te gusta el desayuno estilo japonés?

—No, no es eso —niega Wolfram—. Aun no me siento bien del estómago como para comer algo como esto.

De ese modo, Wolf se toma su sopa miso pero el resto queda casi intacto, especialmente el pescado grillado que ni se tomó la molestia en probar. Siendo que me pasé gran parte de la noche acariciando su espalda para consolarlo del malestar y que ha vomitado unas cuantas veces, no voy a reprocharle sus decisiones. Él debe saber bien como funciona su cuerpo.

—¿Y cual es el itinerario para hoy? —pregunto a mis compañeros.

—Tenemos cuarenta y cinco minutos para digerir esto, ir a las termas exteriores un rato y más tarde subir al templo, luego nos quedará un rato más antes de devolver las llaves—me responde Tetsu, aunque no me está prestando mucha atención al manipular su cámara.

—Comienzas a sonar como todo un oficinista Yuuri. ¿Qué tal va lo de ser proyect manager? ¿Y tu nuevo compañero? —me pregunta Murata.

—Ag, ni siquiera lo menciones —dice Wolfram medio derretido ssobre la mesa ratona. Está bajo en energías pero aun sigue siendo muy directo.

—No sabría por donde empezar —me quejo, y para cuando no paro Ken comienza a arrepentirse de haber preguntado.

No tengo muchas cosas positivas que decir sobre el trabajo últimamente si de mi compañero se trata, y no me contengo ya que la gente presente son, en su mayoría, amigos íntimos. Entre un tema y otro, el escaso tiempo de digestión pasa volando.

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Las termas exteriores son hermosas. Luego de dejar nuestras batas en una entrada muy similar a la de ayer, el paisaje al salir es completamente diferente.

La cerca de bambú divide este lugar de otro sector a la izquierda, el resto está delimitado por una piscina artificial construida en piedra. El agua caliente genera vapor que se eleva constante, y esto le da un toque sumamente atractivo en medio del paisaje verde de montaña.

Todo a nuestro alrededor es naturaleza, probablemente no un bosque al aire libre sino parte del patio del hotel, pero igualmente te da esa sensación de estar sumergido en una terma natural.

Me ubico con la espalda hacia la entrada, para que todo frente a mi despliegue una buena vista. Y así como he entrado aquí, así es como me quedo por la próxima hora. De vez en cuando salgo a sentarme o recostarme en las piedras, pero eso es todo.

Murata y Wolfram no soportan ni la mitad de tiempo que yo me quedo dentro la primera vez sin salir, y luego de remojarse una que otra vez más, deciden darse por vencidos y se van juntos a la sala de juegos. Al ser dos, probablemente terminen jugando algunos partidos de ping pong hasta que los demás terminemos.

Tetsu y Keiji siguen aquí, pero están enfrascados en sus conversaciones, y a pesar de que me incluyeron un par de veces, los veo demasiado ocupados y yo tengo ganas de estar un rato solo.

Eso es algo que ha cambiado en mi con la edad, cuando era adolescente no podía soportar no tener con quien hablar, pero tras vivir solo, ahora requiero de cierto tiempo para mi que antes no apreciaba del mismo modo.

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—Ahhh, me siento como nuevo. Es verdad que las termas puede curar cualquier cosa —canturreo mientras me estiro con los brazos hacia el cielo en el patio de entrada.

Ya no siento los músculos adoloridos o entumecidos, aunque si un poco de frío después de estar hirviendo mi cuerpo por mas de una hora en etapas. Si fuera un huevo, ya estaría más que pasado.

Estamos en el segundo paso del itinerario.

Luego de haber disfrutado de un almuerzo con apetito renovado y retozado un poco, nos preparamos para nuestra excursión del día: visitar el mismo templo de ayer pero sin incidentes. Wolfram y Tetsu están en plan fotógrafos con sus cámaras colgando.

El camino de subida de día es muchísimo más evidente, el ancho de este comparado a los otros que se desprenden de él varia lo suficiente como para notarlo. Recuerda un poco a la subida en auto cuando llegamos, pero los arboles no forman un techo sobre nuestras cabezas con sus hojas, aquí los troncos no son tan gruesos y se nota más despejado.

Especulamos entre charlas donde es que nos perdimos cada uno, y avanzamos juntos para evitar cualquier error de ayer en el presente. A pesar de que lo intentamos, no somos capaces de calcular donde esta la casa de la señora de anoche. Y en un parpadeo estamos en la cima, tras solo veinte minutos a paso moderado.

Tomamos una foto grupal con temporizador en el arco de entrada, y luego nos separamos para dar un pequeño paseo por dentro. Le ayudo a Wolf a sacarse una foto para el recuerdo donde a pesar de que viste ropa simple parece un modelo —como siempre—, y él me obliga a tomarme un par a pesar de que estoy sentado con desgano y todo mi intento de pose es levantar dos dedos.

—Oh, ¿son turistas? —nos interrumpe una voz cuando de casualidad nos hemos juntado todos en la entrada. No hay necesidad de ir a tocar la puerta a ver si hay alguien, el monje está frente a nosotros.

Es un hombre menudo y muy viejo, encorvando y lleno de arrugas. Pero a diferencia de la señora de anoche, que debería ser su esposa o ex esposa, él tiene la sonrisa impresa incluso en los ojos. Pinta ser un viejo de lo más bueno.

—Si, nos estamos hospedando en el hotel de abajo señor —aclara Murata—, ¿está el templo abierto?

—Claro, claro, síganme y pasen a verlo.

Aunque el no lo pide, al pasar junto al cajón de las ofrendas todos tiramos una moneda, incluso Wolfram, que no necesita que le aclaren la costumbre. Keiji se queda atrás un momento y se escucha el sonido del cascabel y las palmas, me gustaría saber que es lo que ha pedido.

El pulcro templo impresiona con la limpieza, pero es así en todos ellos. Incluso siendo un lugar viejo, la madera del piso brilla y me pregunto si el encargado tiene alguna clase de ayuda con el mantenimiento. De no ser así, admiro su energía para su edad. Hay una que otra pieza de arte y caligrafía colgando en las paredes de la habitación contigua, que fuera del área de meditación tiene una decoración que parece más a gusto del único habitante del lugar que conocemos hasta ahora.

Justo cuando estoy por hacerle una pregunta un tanto personal al viejo es cuando lo vemos. Todos estábamos avanzando por un pasillo hacia lo que asumo es el ultimo destino donde puedes comprar amuletos o cosas por el estilo. Hay una fotografía antigua junto a una nueva mucho más grande. Me quedo congelado con la boca medio abierta al verla.

—Es...

—De verdad se parece a ti —comenta Tetsu impresionado.

—¿En serio? A mi no me parece, aunque el corte de cabello es bastante similar—dice Wolfram.

Hay tres personas en la fotografía, la chica del medio ciertamente es similar a lo que veo todos los días en el espejo. Tiene la piel tostada por el sol como la mía y su cabello corto y negro es exactamente el mismo, un poco más largo delante y elevado hacia afuera en algunas pequeñas puntas. La gran diferencia es su contextura física y sus facciones femeninas. Las otras dos personas son los orgullosos padres de la estudiante recién graduada.

—Ah, esas son mi hija y mi difunta esposa.

—Si ya sabem-...

Ni siquiera puedo terminar la frase al quedarme pensando. En silencio, continuo mirando la fotografía, pero mis ojos se posan en la mujer de expresión severa. En la foto anterior más antigua en blanco y negro, ella lucia como una adolescente pero tenia esa misma mueca de cejas fruncidas y ojos afilados.

—¿...Dijo difunta? —tarda en preguntar Matsumoto Keiji a mis espaldas. Siento que todos estamos algo silenciosos, pero no volteo a ver que cara tiene el resto.

—Si, falleció ya hace cinco años, ayer fue el aniversario de su muerte. Tuvo una vida muy plena, justo como ella quería, era bastante terca pero buena persona. Es por eso que nunca me permití estar triste por ella. De hecho, ahora que lo pienso, este es el primer aniversario que sueño con ella. También hace mucho que no vienen visitas en esta época. Después de tanto tiempo, fue una alegría volver a verla, incluso si solo era un viejo recuerdo.

Señor... me parece que no era un sueño o un recuerdo.

No hay que pensar, ni lo pienses Shibuya Yuuri, ni siquiera se te ocurra calcular que hora era anoche cuando la encontraste o que la trajiste al templo.

—Ay, pero que cosa, no debería estar hablando de estos temas a los jovenes como ustedes y aburrirlos. ¿Desean algo de té por casualidad?

—Señor, disculpe, pero creo que no tenemos tiempo —interrumpe Tetsu con voz rígida.

—Es verdad, deberíamos ir yendo ahora mismo —le sigue la corriente Murata.

Salimos del lugar como alma que lleva el diablo, aunque para este momento no es una buena metáfora que digamos. Nadie habla cuesta abajo, y yo me debato si haber tomado el té de un fantasma ayudó o empeoró la enterocolitis, pero no creo que haya estudio medico o científico de respaldo.

Solo recién cuando llegamos a la habitación, nadie soporta seguir actuando como si nada.

—L-la llevaste en la espalda —me recuerda Murata—. Era una señora muy solida, incluso si la vi poco con anteojos.

—Por favor no digan nada más al respecto —me quejo.

—Ahora la vas a tener encima para siempre —se mofa Tetsu.

—¡Cierra la boca, no digas eso!

—Ya sabes que es una historia recurrente en el folclore, eso de que se te quede pegado el fantasma...

—¡...Aggghhh! —Si poder evitarlo, me revuelvo y me llevo las manos a los omóplato en un abrazo.

De repente noto como Wolfram toma distancia de mi lentamente. No parece querer admitir que está asustado, pero tiene la mirada rígida y los labios apretados.

—Tú, tsundere, ¡no te alejes así! Tu también tomaste él como todos nosotros, e incluso tienes el parche aun pegado a la espalda —le reclamo.

No te atrevas a dejarme solo en esta cuando a pesar de estar convaleciente igual te he cuidado.

—¡Ah! —Reaccionado tarde, Wolf se lleva la mano a la espalda—. ¡S-sa-saacalo!

Creo que nunca he escuchado una pronunciación tan mala de su japonés como esta.

—Debería ser Yuuri el que lo haga, es el más maldito de todos igualmente —levanta las manos Tetsu haciéndose el desentendido.

—Yo no quiero tocar el parche para dolores embrujado —dice Keiji en voz baja, hay un dejo de duda en su voz, tal vez si Wolfram insistiera lo haría aunque le da miedo.

—Esa mezcla de hiervas olía rara de todos modos.

—¡¿Y eso que tiene que ver, Ken?!

Con amigos como estos...

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Tuve que quitarle yo el estúpido parche a Wolfram. Costo tanto quitarle el pegamento adherido a la piel que ahora tiene un cubo rojo sobre el omóplato izquierdo.

Estas son las peores mini vacaciones de mi vida, no voy a salir nunca más del baño caliente hasta que terminen.

Ojala que las termas también curen los fantasmas, o los desprendan, o los disuelvan.

Intento ser positivo y seguir pensando que fue la buena acción del día, tal vez la señora solo quería despedirse de su marido. Solo eso...

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Luego de que vinieran a buscarme al baño pensando que había muerto de un golpe de calor, me resisto a salir hasta ultimo momento.

—Vamos Yuuri, no te puedes quedar ahí todo el día —me recrimina mi amigo Ken—. Tenemos que dejar la habitación en media hora.

—Esta bieeen~.

Refunfuñando por mi respuesta floja, mi mejor amigo con anteojos murmura cascarrabias al irse "no está bien para nada". No es un problema si disfruto estos últimos diez minutos, después de todo hasta me he dejado la ropa lista con la cual irme en la casetilla.

Con los bolsos ya listos y cargados en el auto, hay una ultima cosa que han planeado hacer.

—Iré a entregar las llaves a la dueña, y luego tomamos ese camino de ahí al mirador. Lleven cambio porque hay una maquina expendedora, conseguiremos un café de seguro.

Mientras esperamos a Tetsu, el otro encargado de los planes mira el reloj.

—Estamos a tiempo, podemos subir despacio y tal vez incluso haya que esperar arriba otros quince minutos más o menos. —Si lo dice una de las mentes mas brillantes de Japón, entonces voy a creerle.

Como fue prometido, tomo el sorbo de mi lata caliente mientras observamos el atardecer. Es realmente bonito, ahora que estoy aquí me alegro de que pudiéramos verlo ya que nos perdimos el amanecer esta mañana.

A pesar de todo lo sucedido, con un final como este, tal vez no hayan sido las peores vacaciones.

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Sentados en la mesa de la cafetería, me inclino un poco hacia adelante. El hielo en el vaso del jugo de naranja frente a mi resuena.

—¿Qué? ¿De que están hablando? —pregunto sintiéndome demasiado inocente.

—Estamos hablando de Tetsu y Keiji.

—Oh, vamos, Yuuri, ¿cuan obtuso puedes ser? No te pongas denso —reniega Wolfram.

—¿Tetsu y Keiji, qué...? —esto solo hace que mis compañeros revoleen los ojos.

—Me doy por vencido.

—Esta bien Wolfram, lo conozco como si fuera mi amigo desde jardín de niños —eso no es verídico Muraken, te conocí en secundaria baja—, yo me encargo. A ver Yuuri, estamos hablando de Tetsu y Keiji, juntos, como el juntos en una pareja.

—Pareja... —Miro hacia donde se ha ido mi viejo amigo que pensé conocía tanto, hace ya media hora que Tetsu se ha ido después de reunirse un rato con nosotros—. ¿...Qué?

—Tetsu es gay, ¿recuerdas? —me dice Murata, entonces mi expresión me delata—. Ah... ¿O es que acaso no lo sabias?

—¡No! ¿Qué? ¡¿Desde cuando?!

Las cejas de Ken se levantan tanto como las mías, pero el mantiene la calma y yo tengo el cerebro en llamas y los ojos de huevo frito.

—Desde siempre. Desde la secundaria. Desde que lo conoces. De hecho, no es que me sienta personalmente orgulloso de esto, pero lo rechacé una vez en esa época. Cada uno de nosotros en el grupo pasó por lo mismo. ¿En serio han pasado veinte años y nunca te enteraste? Ni siquiera se cómo puedes haberte mantenido ajeno a eso, Tetsu se enamoraba de todos. Incluso tuvo su época contigo.

Me quedo con la mano en el aire y la boca abierta, pero por más que quiera, no tengo nada para decir. Solo puedo ver pasar los recuerdo de mi juventud como escenas desperdigadas de una película... ciertamente, Tetsu era excéntrico, aun lo es, pero es verdad que era peor en esa época.

—Es cierto que tuvo una etapa donde me seguía a todos lados, al igual que con cada uno de ustedes, ¡pero no pensé que era por eso!

—Ah, es verdad, ahora lo recuerdo. Tu fuiste el único al cual renuncio rápido y ni siquiera se lo dijo. Como nunca te diste cuenta de lo que pasaba, y básicamente lo ignoraste desde un primer momento, no importa lo bien que lo trataras se dio por vencido al poco tiempo. Él tiende a enamorarse fácilmente después de todo, pero solo le dura si le dan razones para insistir con eso. Además, los rumores sobre ti murieron al año siguiente por completo cuando empezaste a salir con Hashimoto.

—Espera un momento, ¿qué rumores?

—Yo también quiero saber —se mete Wolfram, que solo había estado mirando el intercambio entre nosotros hasta el momento.

—Yuuri, ¿dónde vivías?, ¿dentro de un termo? Ah, no se para que pregunto. Además, probablemente no era un termo sino esa nevera que llevabas a todos los partidos de béisbol. En tus propias palabras, tenias fama de batear para el otro equipo. Nosotros también lo pensamos, porque siempre andabas saliendo con chicas de manera indecisa como si no estuvieras seguro. De hecho, no recuerdo que jamás iniciaras algo por tu cuenta, sino que eran ellas las que te buscaban, pero como la mayoría tampoco se atrevía a confrontarte seriamente, nunca llegaban a nada. Creo que recapitulando ahora, puedo ver por que Hashimoto si logró lo que quería, ella sí era decidida.

—Yo no bateo... ugh.

Nadie me presta atención cuando me trago mis palabras. Por suerte. Aunque a Wolfram no parece importarle. Y yo que me había preocupado de herir sus susceptibilidades.

—¡Así que si eras un mujeriego! ¡Lo sabia! —me dice a la cara, en vez de cualquier otro reclamo.

—De hecho, si, aunque nos resultaba increíble como lo hacia de manera tan inocente. Pero Bielefeld, puedes creer en mi testimonio.

—Te creo. Y tampoco me impresiona lo otro.

—Lo otro.. ¡¿que quieres decir con lo otro, tu...?!

Ambos, cruzados de brazos, asienten inclinados el uno hacia el otro. Me están ignorando completamente mientras hablan de mi en mis propias narices.

—Silencio Yuuri, si incluso has tenido mas novias que yo, y vaya a saber cuantas de las que no me has dicho nada al respecto.

—Ugh.

Me callo la boca porque se que hemos tenido problemas con eso de no decir cosas hace relativamente poco. No ha pasado mas que un fin de semana desde el viaje.

—¿Y sabes que es lo peor de todo, Wolfram? Son esa clase de cosas las que se reprimen y explotan cuando ya eres adulto, apareciendo por sorpresa para morderte en el trasero.

—Claro, claro. Es entendible si te reprimes mucho. Mi madre me ha hablado sobre eso, una vez tuvo un amante que sufrió una crisis nerviosa debido a ese tema. Ella es una mujer muy hermosa y respetable, no había otra razón para que él rompiera su récord, estaba bastante abatida cuando la dejaron.

—Claro, claro. No importa cuantas parejas estables quieras tener, si no eres feliz, simplemente no lo eres. Tarde o temprano querrás liberarte. Los prejuicios no son importantes.

—¿Por quá habría de importar lo que piense el resto? Lo que importa es el amor por sobre todo.

—Así es, ¿verdad? Me gusta como hablas, Bielefeld.

—Ah, Yuuri... ¿que pasa, por qué pones esa cara?

—...

—Ups, se ha hecho tortuga de nuevo.

—Oye, no tienes por que preocuparte tanto, lo que importa no son tus gustos sino que seas feliz con ello.

—Te queremos igual como ere- ¡Gu!

No he podido soportarlo más y mi pie se clava en la espinilla de mi amigo, Murata Ken. O ex amigo, aun lo estoy debatiendo, ya que no para de joderme.

—Oye acabo de recordar otro episodio, ¿te acuerdas del hijo del panadero? ¿Esa tampoco la entendiste? Cielos, es increíble que solo entiendes las cosas cuando te golpean en la cara...

Lo miro tan mal que Ken por fin se calla la boca, pero ahora tengo unas cuantas cosas que pensar al respecto.

Wolfram, sin ser ajeno a la patada pero importándole poco, toma un sorbo de su café con leche. —Entonces, ahora si puedo estar completamente seguro de que no entendías nada de lo que estaba pasado la semana pasada.

—¿Qué quieres decir? —pregunto con algo de miedo, pero esperando curioso la pronta revelación. Han sido demasiadas en muy poco tiempo.

—Ay —suspira Wolfram—, veamos, lo mejor es empezar desde el principio.

Murata, que parece no poder tener su lengua quieta por cinco minutos, se mete. —Así como nos pasó a todos, es Tetsu el que ha estado intentando avance tras avance con Wolfram luego de conocerlo.

—¡¿Cómo?!

—Cómo tenia mi mail, ha estado escribiéndome muy seguido. Dejó bien en claro sus intenciones desde el primer correo, y aunque yo me haya negado o ignorara el tema, por alguna razón no perdía las esperanzas.

—Es por eso que Wolfram me escribió a mi al respecto, es normal que comenzara a sentirse molesto en una situación como esa. Y antes de que preguntes por que no te dijo a ti, cosa que yo también me pregunté siendo ustedes tan cercanos, creo que eso se responde solo ahora que veo que no tenias idea de cómo era tu amigo realmente. Debe ser que Bielefeld tiene un buen instinto.

Bueno Murata, ahí te equivocas. Puede que sea fácil pensar que Wolf supo darse cuenta de que yo no tenia idea de que pasaba con Tetsu, pero no es eso. La verdadera razón es que él debía tener bastante en su propio plato pensando que hacer conmigo en esa época.

—Sea como fuere, a mi no me sorprendió lo que me contaba aunque fuera discreto, como ya lo había vivido se hasta que niveles de insistencia puede llegar Tetsu. Entonces, recordando un poco el pasado decidí proponer la mejor solución que se me pudo ocurrir, presentarle otra persona para que vuelque su interés en otro lado.

—Y entonces... le presentaron al entrenador Matsumoto —digo intentando atar cabos.

—Queríamos ver que pasaba, no era el plan usar las vacaciones para eso, pero como todos los demás rechazaron ir, entonces invité a Keiji y le escribí a Murata para que pensara alguna manera de que interactuen lo suficiente para ver si funcionaba —aclara Wolfram.

—Y salio más o menos bien, porque parece que se han interesado el uno en el otro. Además, según lo que me ha dicho Wolfram, Matsumoto Keiji es muy parecido a Tetsu. Su actual obsesión son varias personas, entre ellos tu. No era justo para Bielefeld tener que estar soportando las dos campanas en busca de pareja, siendo que podían hablar el mismo idioma entre ellos.

—Recién ahora entiendes la cronología completa. Es increíble. Yuuri, tienes que tener cuidado, eres demasiado fácil e ingenuo.

Tengo demasiado para pensar esta noche. Hay varias cosas que quiero preguntarle a Wolfram, pero otras tantas que me gustaría indagar a solas conmigo mismo.

Pero como sea, en este mismo momento solo tengo una duda. Mirando serio a mi amigo y mi actual pareja de la cual nadie está enterado, pregunto:

—¿Qué clase de impresión es la que doy siempre?

Las dos personas frente ami guardan silencio.

Estoy comenzando a arrepentirme de haber preguntado.

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.

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Continuará...

Notas finales:

¡Feliz Halloween! Este capitulo encajó bien con la temática jaja, aunque fue algo cortito respecto a los fantasmas espero que sea suficiente ^^U Con suerte, mañana subo un cap del fic de terror que estaba planeando pero que es más largo y complicado de escribir de lo que pensaba.

Gracias por aun seguir esta historia, que es mi favorita, ¡espero sus comentarios porque me encanta leerlos, no se contengan! Con este capítulo terminamos el arco de aventuras de las termas, la siguiente parte será sobre otra cosa totalmente distinta.

Nos leemos en otra actualización.


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